Un error de c¨¢lculo de Pedro Castillo incendia Per¨²
Tras el fallido estado de alarma, el presidente enfrenta m¨¢s presi¨®n en las calles y llamados a convocar nuevas elecciones
El asunto no estaba en el orden del d¨ªa. Por eso los ministros se quedaron sorprendidos cuando, sin previo aviso, Pedro Castillo les anunci¨® que en unos instantes iba a decretar el estado de alarma en Lima. Los ciudadanos no podr¨ªan salir a la calle en las siguientes 24 horas. Era extra?o porque el grueso de las movilizaciones por el alza de precios se estaba produciendo en las regiones m¨¢s alejadas de la capital. ?Qu¨¦ le llev¨® a hacerlo? Hasta palacio, donde este profesor de escuela rural no se encuentra del todo c¨®modo por estar acostumbrado a vivir en el campo, frente a grandes extensiones al aire libre, hab¨ªa llegado el rumor de que se producir¨ªan saqueos. Al d¨ªa siguiente, un congresista dir¨ªa que iba cundiendo la idea ¡ªquiz¨¢ solo en su cabeza¡ª de que hordas de delincuentes bajar¨ªan de los cerros para saquear comercios. Precisamente en uno de esos lugares, donde viven los m¨¢s pobres, Castillo arrastr¨® un carrito de helados durante su ¨¦poca universitaria para pagarse los estudios.
En realidad, se trataba solo de un rumor. No exist¨ªa ninguna amenaza real. Que los pobres bajen de los cerros es una de las pesadillas m¨¢s recurrentes de la ¨¦lite blanca lime?a. El presidente viene de los Andes, al igual que la mayor¨ªa de gente que vive en las chabolas. Les dicen cholos a los que tienen esta identidad mixta, urbana y andina. Han sufrido d¨¦cadas de discriminaci¨®n. Castillo, un l¨ªder sindical concienciado en la lucha de clases, no parec¨ªa, en principio, una persona propicia a creerse un bulo de ese tipo. Pero lo hizo, en parte influido por un grupo de conspiranoicos que le asesora en estos momentos. Rodeado de amenazas fantasmas, tuvo un reflejo autoritario. El decreto lo firmaron cuatro de los hombres m¨¢s fuertes del Gabinete que, visto el poco entusiasmo con el que lo defendieron despu¨¦s, no deb¨ªan estar muy convencidos. Castillo cometi¨® un error de c¨¢lculo que ha incendiado Per¨².
Las protestas, desde ese momento, se han multiplicado. Miles de personas incumplieron la orden de quedarse en casa y se manifestaron por las calles de Lima. Hubo caceroladas en las ventanas. Enfrentamientos con la polic¨ªa. Intentos de asalto a instituciones judiciales y electorales. La furia se sigui¨® extendiendo en el resto del pa¨ªs. Al descontento general de la gente contra los pol¨ªticos se le suma ahora la desilusi¨®n de las clases pobres contra un presidente que ven¨ªa a gobernar en su beneficio. Las protestas de agricultores y transportistas por los precios del combustible, el fertilizante y los alimentos continuaron este mi¨¦rcoles en dos regiones. Las carreteras quedaron cortadas. En una de ellas, en Ica, un manifestante muri¨® por disparos de la polic¨ªa. Son ya cuatro las personas que han perdido la vida desde que empezara el paro hace 10 d¨ªas.
El Gabinete ha enviado se?ales contradictorias. En Blu Radio, una emisora colombiana, le preguntaron al primer ministro An¨ªbal Torres si los d¨ªas del Gobierno estaban contados. ¡°En el Per¨² todo es posible¡±, contest¨®. ¡°Eso no es una novedad. Esto viene del quinquenio anterior. Hemos tenido cinco presidentes, tres congresos en cinco a?os y esa situaci¨®n no se ha superado¡±. Torres como analista pol¨ªtico tiene toda la raz¨®n, pero como n¨²mero dos del Estado confirma una crisis que pone en el disparadero a Castillo. M¨¢s tarde, en una conferencia de prensa, dijo lo contrario, que el Gobierno se encuentra ¡°muy s¨®lido¡± y cuestion¨® a los sectores que quieren derribarlo desde que el presidente fuera investido en julio del a?o pasado. Eso tiene mucho de verdad, aunque no es una verdad que explique por s¨ª sola la crisis actual. Los l¨ªderes de opini¨®n creen que su cuenta atr¨¢s ya ha comenzado. Los gremios que se han echado a la calle exigen un golpe de tim¨®n de Castillo, el primer presidente campesino de la historia de Per¨².
El presidente vive los momentos m¨¢s dif¨ªciles desde que se enfund¨® la banda presidencial. Una afirmaci¨®n arriesgada para un pol¨ªtico que vive una crisis perpetua. Sin embargo, estos d¨ªas se han organizado en Lima las manifestaciones m¨¢s grandes en su contra, desde todos los sectores sociales. Los ricos le piden la dimisi¨®n; la clase media, enderezar el rumbo de la econom¨ªa y levantar los bloqueos de las carreteras; y los sectores m¨¢s desfavorecidos, bajar los precios de los productos de primera necesidad para esquivar el hambre.
Todos parece hab¨¦rsele vuelto en contra. En el horizonte se avistan nubarrones, pero no queda claro si se trata de la tormenta perfecta que lo tumbe al presidente de una vez. En otras ocasiones, ha demostrado habilidad pol¨ªtica y capacidad negociadora con grupos muy diversos en el Congreso para sortear su destituci¨®n. Ahora es la calle la que se le ha revirado. Para este jueves, las tres confederaciones sindicales de obreros y de la educaci¨®n han llamado a una movilizaci¨®n en la capital contra ¡°la ineptitud del Gobierno de Castillo¡±. Aclararon que no piden la destituci¨®n del presidente ni un golpe de Estado, el fantasma que siempre sobrevuela las crisis pol¨ªticas locales. ¡°Exigimos que se gobierne con responsabilidad¡±, tuite¨® el Sutep, el principal gremio magisterial.
?El Gobierno todav¨ªa puede sostenerse? La polit¨®loga Adriana Urrutia contesta que el Ejecutivo est¨¢ frente a una agenda compleja porque hay m¨²ltiples demandas y tiene que plantear mecanismos de di¨¢logo para hallar una salida a la crisis. ¡°Parece que (el Gobierno) no tiene capacidad de dialogar y recurre a mecanismos m¨¢s pretorianos, militares. Esto pone en cuesti¨®n los recursos que maneja y las capacidades para plantear salidas. En ese sentido, se cuestiona c¨®mo va a permanecer en el poder un Gobierno que no cuenta con las capacidades para responder a las demandas de los ciudadanos¡±, agrega la presidenta de la Asociaci¨®n Civil Transparencia, la m¨¢s antigua organizaci¨®n de observaci¨®n electoral en Per¨².
Urrutia conf¨ªa en que se d¨¦ una negociaci¨®n pol¨ªtica entre las fuerzas pol¨ªticas del Ejecutivo y el Congreso para que asuman su responsabilidad y encuentren una agenda que resuelva las demandas de los sectores sociales. Mientras las primeras planas de los peri¨®dicos claman por unas elecciones generales y piden la dimisi¨®n de Castillo, el futuro inmediato no resulta claro. Al final de la conferencia de prensa del consejo de ministros de este mi¨¦rcoles, cuando la vicepresidenta Dina Boluarte se acercaba a una puerta cercana a los periodistas, algunos de ellos se despidieron de ella como futur¨®logos profesionales: ¡°Hasta luego, presidenta¡±. Boluarte sonri¨® y levant¨® la mano para despedirse.
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