El Reino Unido olvida por cuatro d¨ªas todas las crisis para celebrar el Jubileo de Platino de Isabel II

El lunes llegar¨¢ la resaca de las fiestas al Reino Unido. Despu¨¦s de cuatro d¨ªas de tregua, con los fastos y celebraciones del Jubileo de Platino, que en un largo fin de semana van a conmemorar los 70 a?os de reinado de Isabel II (de 96 a?os), reaparecer¨¢ la crisis pol¨ªtica que martillea al Gobierno de Boris Johnson, y por extensi¨®n, a todos los brit¨¢nicos, desde principios de a?o. El domingo habr¨¢ 16.000 celebraciones callejeras en honor a la ¨²nica figura p¨²blica que hoy suscita el consenso de los ciudadanos. A la semana siguiente, cuando la C¨¢mara de los Comunes reanude su actividad, sonar¨¢n de nuevo tambores de rebeli¨®n en el grupo parlamentario conservador. Ser¨¢ la resaca interminable de las fiestas. Las de Downing Street. Las del confinamiento. Las celebradas la noche antes de que la reina se sentara sola, embozada en el luto y la mascarilla, a despedir a su esposo Felipe de Edimburgo en la capilla del Castillo de Windsor.

¡°Su actitud, durante estas siete d¨¦cadas, ha sido de una gran dignidad. Y para los que piensen que esto no es importante, no hay m¨¢s que ver la indignaci¨®n provocada por el Gobierno de Boris Johnson¡±, afirma el historiador Anthony Seldon, cofundador del Instituto de Historia Contempor¨¢nea Brit¨¢nica. ¡°La gente quiere que sus rabinos, sus imanes, sus p¨¢rrocos y sus pol¨ªticos se comporten mejor de lo que se comporta ella misma. No quiere que se comporten mal. Y la reina, hay que decirlo, ha sabido comportarse bien¡±, defiende el acad¨¦mico.

Casi tan veterana como la propia reina (comenz¨® a publicarse a los nueve a?os de que Isabel II ascendiera al trono), la revista sat¨ªrica e irreverente Private Eye ha sintentizado mejor que nadie el actual estado del pa¨ªs en su edici¨®n especial del Jubileo. ¡°No me puedo creer que haya sobrevivido tanto tiempo¡±, le dice la reina a Johnson, en una de las fotos m¨¢s recientes de sus encuentros semanales en el Palacio de Buckingham. ¡°Disfrute sus cuatro d¨ªas de fiestas¡±, responde el primer ministro. ¡°No son fiestas. Son eventos de trabajo¡±, zanja la monarca en la conversaci¨®n imaginaria.

Y como ya es habitual en los ¨²ltimos a?os, mucho m¨¢s despu¨¦s de la larga pandemia, Isabel II har¨¢ lo posible por dejarse ver en la mayor¨ªa de esos eventos, aunque los crecientes ¡°problemas de movilidad¡± de los que viene advirtiendo el Palacio de Buckingham restrinjan su agenda. Este jueves, durante la celebraci¨®n del Trooping The Colour, el multitudinario desfile militar con que se celebra a principios de junio el cumplea?os oficial de la monarca, ser¨¢ el segundo en la l¨ªnea de sucesi¨®n, Guillermo de Inglaterra, quien pase revista a 1.500 oficiales y 250 caballos de las caballerizas reales.

Pero la imagen m¨¢s ic¨®nica de la Casa de Windsor, el saludo desde el balc¨®n del palacio despu¨¦s de observar el vuelo rasante de los Red Arrows o los Spitfire, con su estela de colores de la bandera brit¨¢nica, la Union Jack, seguir¨¢ teniendo en su centro a Isabel II. Flanqueada por su hijo Carlos de Inglaterra (73 a?os) y su esposa, Camilla Parker-Bowles, y por los duques de Cambridge, Guillermo y Kate. Una familia real m¨¢s restringida y funcional. La que lleva dise?ando pacientemente el heredero desde que la monarca ha ido delegando en ¨¦l la mayor parte de su labor de representaci¨®n. La mano del pr¨ªncipe de Gales est¨¢ detr¨¢s de la decisi¨®n de apartar de las tareas p¨²blicas a su hermano, el pr¨ªncipe Andr¨¦s, y a su hijo, el pr¨ªncipe Enrique. El primero, por sus turbias relaciones con el millonario pederasta estadounidense, Jeffrey Epstein. El segundo, por haber pretendido, junto a su esposa Meghan Markle, gestionar su propia imagen como miembro de la realeza, fuera de la supervisi¨®n de The Firm (La Empresa, como llaman los diarios tabloides a la familia real).

La BBC, el mayor instrumento de promoci¨®n y prestigio de la cultura brit¨¢nica, ha preparado una cobertura excepcional los cuatro d¨ªas del Jubileo, que incluir¨¢n la gran ceremonia religiosa del viernes en la Abad¨ªa de Westminster, el concierto y espect¨¢culo en honor a Isabel II del s¨¢bado, y las miles de celebraciones callejeras por todo el pa¨ªs del domingo, que rematar¨¢ un glorioso desfile. Poco ox¨ªgeno para el sentimiento republicano del Reino Unido, que existir existe, pero se mueve en m¨¢rgenes poco amenazadores para el establishment. Un 54% de los brit¨¢nicos cree que la monarqu¨ªa es buena para su pa¨ªs. Apenas un 13% opina lo contrario. Y uno de cada cuatro no tiene una idea al respecto, con la resignaci¨®n ante un paisaje que se considera inamovible y tan ingl¨¦s como el pudin de Yorkshire.

¡°Siempre habr¨¢ un nicho republicano, pero es muy peque?o. La reina ha demostrado muy buenas habilidades en lo que sus relaciones p¨²blicas se refiere, y aunque deja una estela complicada de seguir, creo que el futuro est¨¢ muy asegurado en la figura de Kate Middleton, que ha demostrado un instinto muy astuto a la hora de detectar qu¨¦ funciona y qu¨¦ no con los ciudadanos brit¨¢nicos¡±, suger¨ªa hace unos d¨ªas a EL PA?S el exmagistrado del Tribunal Supremo del Reino Unido, Jonathan Sumption.

A?os de divisi¨®n en torno al Brexit se han convertido en a?os de enfrentamiento en torno a un personaje tan pol¨¦mico como Johnson. El Reino Unido se adentra en una descomunal crisis, agravada por la guerra de Ucrania y la inflaci¨®n galopante. Y el Palacio de Westminster, sede del Parlamento, vive congelado en un debate agotador e interminable sobre el partygate, las fiestas prohibidas de Downing Street durante el confinamiento. Con cerca de 28 diputados conservadores que ya han admitido p¨²blicamente haber enviado una carta de retirada de confianza contra el primer ministro a la direcci¨®n del grupo parlamentario, la votaci¨®n interna para decidir si Johnson sigue adelante ¡ªse necesitan 54 cartas para activarla¡ª es ya solo una cuesti¨®n de tiempo. Los brit¨¢nicos han decidido darse una tregua de cuatro d¨ªas para celebrar a Isabel II, la ¨²nica figura p¨²blica en la que se reconocen, aun desde la nostalgia, antes de volver al barro pol¨ªtico de los ¨²ltimos meses.

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