Las bombas de Putin disparan el uso del idioma ucranio: ¡°El ruso es mi lengua materna, pero no pienso hablarlo m¨¢s¡±
La animadversi¨®n por las tropas invasoras lleva a muchos ciudadanos a cambiar de idioma en plena oleada de reafirmaci¨®n nacional mientras que otros alertan de la p¨¦rdida cultural para el pa¨ªs
Tatiana Kolbayenkova se llev¨® una sorpresa may¨²scula el pasado 7 de marzo. Hab¨ªan pasado dos semanas desde el momento en el que Vlad¨ªmir Putin despleg¨® toda su furia contra Ucrania. Ese d¨ªa, la Universidad de Odesa retomaba las clases por primera vez tras el estallido de la guerra. Pero algo hab¨ªa cambiado. Tres de las 15 alumnas de esta profesora de Filolog¨ªa Hisp¨¢nica hicieron algo in¨¦dito. En una ciudad de habla mayoritariamente rusa, las estudiantes decidieron no volver a usar la lengua de Tolst¨®i y comunicarse ¨²nicamente en ucranio. ¡°Hac¨ªa tiempo que lo llevaba pensando, pero la guerra termin¨® por convencerme. Quiero contribuir a mejorar Ucrania. Y pens¨¦: ¡®?Por qu¨¦ no usar el idioma de mi pa¨ªs en todos los aspectos de mi vida?¡¯ S¨ª, el ruso es mi lengua materna, pero no pienso volver a usarlo¡±, asegura Paulina Degtiarova, una de las tres protagonistas del golpe ling¨¹¨ªstico.
Resulta dif¨ªcil minimizar la magnitud del paso de Degtiarova. En sus 18 a?os, se ha comunicado con familia y amigos ¨²nicamente en ruso. Sus recuerdos, apelativos cari?osos y bromas est¨¢n ligados a ese idioma. Pero ha decidido que la suya ser¨¢ la ¨²ltima generaci¨®n que mantenga esa forma de hablar, escribir y pensar. Si tiene un hijo, asegura, emplear¨¢ solo el ucranio. Y eso que, aunque se maneja bien en esta lengua, confiesa que a veces le cuesta encontrar la palabra adecuada. ?Qu¨¦ hace en esos momentos? ¡°Al principio recurr¨ªa al ruso. Pero estoy muy contenta, porque cada vez me va saliendo con m¨¢s facilidad¡±, explica desde un c¨¦ntrico jard¨ªn de Odesa, a pocos pasos de la famosa ¨®pera, que estos d¨ªas combina los espect¨¢culos de ballet con los sacos terreros en su fachada por si hay que luchar contra el invasor.
Nadie sabe cu¨¢ntas personas, empujadas por los cuatro meses de dur¨ªsima guerra, han dado el salto al ucranio. Pero es un tema que est¨¢ en el aire. Muchos a lo largo del pa¨ªs hablan de dar un corte de mangas al idioma que Putin supuestamente buscaba proteger. Al igual que con otros asuntos que quer¨ªa impedir ¡ªcomo fortalecer la OTAN o la identidad nacional ucrania¡ª, el jefe del Kremlin se ha convertido en el mayor impulsor de las causas que m¨¢s odia.
El fen¨®meno no es nuevo. La anexi¨®n de Crimea y posterior guerra de Donb¨¢s de 2014 ya insufl¨® los ¨¢nimos nacionalistas. En 2017, el entonces presidente Petro Poroshenko firm¨® una ley que establec¨ªa el ucranio ¡ªel ¨²nico idioma nacional que reconoce la Constituci¨®n¡ª como la lengua de ense?anza en todos los niveles educativos y de uso obligado en establecimientos p¨²blicos. Tambi¨¦n se ha restringido por ley la importaci¨®n de libros en ruso o la difusi¨®n de medios de comunicaci¨®n que usan la lengua del gigantesco vecino. Esto ocurre en un pa¨ªs con grand¨ªsimas diferencias regionales: el ucranio es ampliamente usado en la parte occidental, mientras que el ruso predomina en el este, el sur y en muchas partes de la capital.
Un 67% de los ciudadanos declararon en el censo de 2001 tener el ucranio como lengua materna frente al 30% del ruso. Seg¨²n un estudio realizado en 2012 por la encuestadora Rating, un 50% de los adultos consultados consideraban el ucranio como su lengua habitual, frente a casi un 30% del ruso. El 20% restante empleaba tanto uno como otro. El propio presidente, Volod¨ªmir Zelenski, procedente de una zona rus¨®fona, ha tenido que aprender a marchas forzadas el ucranio desde que lleg¨® al poder.
La invasi¨®n que comenz¨® el 24 de febrero ha supuesto un espaldarazo que muchos ve como el definitivo para construir un pa¨ªs no monoling¨¹e, pero s¨ª con una presencia mayor del ucranio. Desde Kiev, el exministro de Asuntos Exteriores Pavlo Klimkin tambi¨¦n cree que el cambio es ya imparable. ¡°Esta ciudad, hasta ahora de habla mayoritaria rusa, va a ser totalmente distinta en 20 a?os. Los j¨®venes que han estudiado en ucranio van a cambiarla¡±, asegura el diplom¨¢tico.
Discriminaci¨®n
Pero no todos est¨¢n de acuerdo con el retroceso del ruso en aulas, bibliotecas y calles. El periodista Leonid Sht¨¦kel alerta de la p¨¦rdida cultural que supone para el pa¨ªs, as¨ª como de la discriminaci¨®n que percibe en los rusohablantes, con un sistema educativo ¨ªntegramente en ucranio y con crecientes dificultades para encontrar en su lengua obras de teatro o libros nuevos en las bibliotecas. ¡°La guerra ha provocado una histeria colectiva que acaba perjudicando a una cultura que no tiene nada que ver con las bombas de Putin¡±, afirma. Sht¨¦kel ve en el impulso al ucranio, adem¨¢s, una cierta deriva autoritaria en la que se quita a los padres el derecho a elegir en qu¨¦ idioma estudian sus hijos. Y recuerda la llegada al poder de los bolcheviques en 1917. ¡°Lenin dijo que se ve¨ªa obligado a reducir las libertades temporalmente. Es cierto que fue temporalmente. Dur¨® 70 a?os¡±, dice con una sonrisa.
A la profesora Kolbayenkova ¡ªtambi¨¦n hablante habitual de ruso, y que admite bordear la ilegalidad en sus clases al usar este idioma cuando la explicaci¨®n lo requiere¡ª no le preocupa tanto que las siguientes generaciones sean incapaces de leer las obras originales de Pushkin o Dostoievski. Considera que esa p¨¦rdida ling¨¹¨ªstica significar¨ªa que Ucrania al fin se ha quitado la larga sombra del Kremlin. ¡°Mosc¨² usa su cultura para imponer todo lo que viene detr¨¢s, su visi¨®n del Russki Mir [el Mundo Ruso, un concepto que aboga por recuperar territorios m¨¢s all¨¢ de las fronteras del pa¨ªs]. Estoy dispuesta a ceder gustosa mi idioma si a cambio se olvidan de nosotros. Es un mal menor¡±, asegura, sin ocultar el desprecio que siente por un pa¨ªs con el que comparte idioma y v¨ªnculos familiares.
Irina Medushevskaya ilustra como pocas las contradicciones de una ciudad como Odesa, con una aplastante mayor¨ªa rus¨®fona. Ella se ha convertido en una celebridad local con sus publicaciones en Facebook, que siguen m¨¢s de 43.000 personas, en los que carga contra Rusia... pero siempre en ruso. ¡°No voy a cambiar de idioma a estas alturas. He encontrado mi estilo y adem¨¢s me leen muchas personas fuera de Ucrania¡±, se justifica en la terraza de un club que en esta ¨¦poca del a?o sol¨ªa estar lleno de turistas, pero que ahora languidece con ella como una de las escasas clientas. Medushevskaya est¨¢ convencida de que ser¨¢n las nuevas generaciones las que terminen de cambiar el panorama ling¨¹¨ªstico del pa¨ªs, ya que los mayores est¨¢n demasiado apegados a sus recuerdos. ¡°Relacionan el ruso con su juventud. Para ellos, un helado en ruso sabe mucho mejor que un helado en ucranio¡±, explica.
La estudiante Degtiarova forma parte de esas nuevas generaciones que se han propuesto transformar Ucrania. Admite la dificultad de mantener sus planes con su padre, al que le cuesta mucho entender el idioma nacional. Pero asegura estar decidida a mantenerse en su elecci¨®n. Alexander Cherniega, peque?o empresario reconvertido en conductor por culpa de la guerra, no lo ve tan claro: ¡°Si vinieran aqu¨ª los rusos, los matar¨ªa con mis propias manos para defender a mi pa¨ªs. Pero el ruso tambi¨¦n es mi idioma. No veo por qu¨¦ tengo que abandonarlo¡±.
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