El goteo de nuevas dimisiones pone a Boris Johnson contra las cuerdas

Un error com¨²n al apostar sobre el futuro pol¨ªtico de Boris Johnson est¨¢ en calcular sus posibilidades como si fuera un purasangre en las carreras de Ascot, y no como la ruleta rusa que es el pol¨ªtico conservador m¨¢s sorprendente e imprevisible de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y aun as¨ª, la empresa de apuestas Betfair no va este mi¨¦rcoles m¨¢s all¨¢ del 1,8 en lo que pagar¨ªa a los que ponen su dinero a que el primer ministro no sobrevivir¨¢ hasta el final de a?o. Es un pron¨®stico que, aparentemente, resulta una obviedad. En apenas 24 horas, 38 altos cargos han sumado sus dimisiones a las de los ministros de Econom¨ªa y Sanidad. Una catarata de abandonos que ha puesto al primer ministro contra las cuerdas.

Lo primero que sugiri¨® Johnson al grupo de diputados con el que estaba reunido cuando Rishi Sunak, su hasta entonces ministro de Econom¨ªa, anunci¨® su dimisi¨®n, fue que ahora ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil bajar impuestos. A nadie se le oculta que, durante los ¨²ltimos meses, era constante la tensi¨®n entre ambos pol¨ªticos: el primer ministro aspiraba a salir de sus enredos pol¨ªticos con m¨¢s promesas de gasto; Sunak ve¨ªa el horizonte de la inflaci¨®n e intentaba mantener cierta disciplina fiscal. Y el hombre elegido en las ¨²ltimas horas para dirigir las cuentas del pa¨ªs, Nadhim Zahawi, ya ha dicho, en sus primeras entrevistas a los medios brit¨¢nicos, que ¡°nada est¨¢ descartado¡± cuando se trata de rebajas fiscales.

¡°Lo m¨¢s importante es reconstruir la econom¨ªa en este periodo pospandemia, y lograr que crezcamos de nuevo. Y con bajada de impuestos¡±, ha dicho a Sky News la nueva estrella ascendente de los conservadores brit¨¢nicos. De momento, Zahawi ya ha indicado que podr¨ªa echar atr¨¢s la subida planeada para el pr¨®ximo abril del Impuesto de Sociedades, que iba a pasar del 19% al 25%. Todo un gui?o a los empresarios, en busca de su apoyo.

¡±?Y cuando quede vacante el puesto de primer ministro, aspirar¨¢ usted a ocuparlo?¡±, le ha preguntado la periodista de la cadena. ¡°Ese puesto no est¨¢ vacante¡±, ha intentado zanjar Zahawi, aunque el nombre de este empresario de ¨¦xito, brit¨¢nico de origen iraqu¨ª, y el pol¨ªtico responsable del programa de vacunaci¨®n ¨Duno de los pocos ¨¦xitos del Gobierno de Johnson¨D est¨¢ desde hace meses en las quinielas.

En el escalaf¨®n gubernamental brit¨¢nico, los llamados secretarios parlamentarios privados son aquellos diputados que act¨²an de enlace entre el Parlamento y un ministro. Son el rango ¨²ltimo (llamados despectivamente bag carriers, los que le llevan el malet¨ªn al ministro), pero sus dimisiones a?aden ruido y tensi¨®n a la crisis. En las ¨²ltimas horas han dimitido cinco de ellos, junto con algunos enviados comerciales a pa¨ªses como Marruecos o Kenia. En total, las dimisiones de conservadores que, de uno u otro modo, est¨¢n a las ¨®rdenes del Gobierno, llegan a sumar casi 40 (38, y sumando). El ex primer ministro conservador David Cameron no lleg¨® a tener en seis a?os de mandato ese n¨²mero de abandonos en cargos del Gobierno que Johnson ha provocado en apenas 24 horas.

Caso diferente es el de Will Quince, vicesecretario de Estado de Familias (tercero en el escalaf¨®n, despu¨¦s del ministro y el secretario de Estado), que ha dimitido este mi¨¦rcoles. Quince fue uno de los pol¨ªticos a lo que el Gobierno de Johnson envi¨® por los medios de comunicaci¨®n a defender el papel del primer ministro en el caso Pincher con una informaci¨®n falsa suministrada por Downing Street. El esc¨¢ndalo sexual en torno a este diputado, y el modo en que Johnson ha mentido sobre lo que sab¨ªa antes de decidir nombrarle n¨²mero dos del grupo parlamentario conservador, ha contribuido a irritar todav¨ªa m¨¢s el ¨¢nimo de muchos cr¨ªticos de sus cr¨ªticos en el partido.

Este mi¨¦rcoles, el primer ministro brit¨¢nico se ha enfrentado a una oposici¨®n laborista que reclamaba ya abiertamente nuevas elecciones y extend¨ªa sobre todo el Partido Conservador la sombra de la corrupci¨®n. Lo m¨¢s relevante, sin embargo era el grado de respaldo, de jaleo, de gritos de apoyo, en la bancada de los suyos. Salvo tres diputados conservadores que han pedido la palabra para criticar abiertamente a Johnson, el resto ha optado por un silencio revelador de su des¨¢nimo. ¡°El trabajo de un primer ministro, en circunstancias dif¨ªciles, cuando ha recibido de las urnas un mandato colosal [en referencia a su amplia victoria de 2019] es seguir adelante, y eso es lo que voy a hacer¡±, ha dicho Johnson, para intentar dejar claro que no contempla una dimisi¨®n.

Pocas horas antes de su intervenci¨®n en el Parlamento, el primer ministro tuvo que escuchar con Michael Gove, el ministro de Vivienda ¡ªpero, sobre todo, el pol¨ªtico m¨¢s astuto y hombre para todo del Gobierno¡ª, le dec¨ªa en una tensa reuni¨®n que ¡°el juego hab¨ªa llegado a su fin¡± y le recomendaba que dimitiera. Segunda pu?alada de Gove a Johnson. Cuando en 2016 ambos participaron en el refer¨¦ndum del Brexit, y vencieron, Gove se comprometi¨® a colaborar con Johnson en su aspiraci¨®n a reemplazar al frente del Gobierno al primer ministro, David Cameron, que acababa de presentar su dimisi¨®n. Horas antes de lanzar la campa?a, Gove anunci¨® p¨²blicamente que no consideraba a su amigo capacitado para el puesto, y anunci¨® su propia candidatura. Poco despu¨¦s, Johnson se retiraba.

Durante la sesi¨®n del Parlamento, el ya exministro Sajid Javid ha intervenido para explicar las razones personales de su dimisi¨®n. ¡°Me temo que el bot¨®n de ¡®resetear¡¯ solo funciona unas pocas veces. Solo puedes apagar y encender la m¨¢quina un limitado n¨²mero de veces hasta darte cuenta de que algo va mal. Tenemos el problema en la c¨²spide, y ha llegado el momento de decir basta¡±, ha asegurado Javid ante el silencio de sus compa?eros y el rostro contrariado de Johnson, al que acusaba de haber mentido en numerosas ocasiones y faltado a la integridad debida. Ecos hist¨®ricos del famoso discurso en la C¨¢mara de los Comunes de Geoffrey Howe, el pol¨ªtico leal a Margaret Thatcher que, con su abandono del Gobierno, clav¨® el ¨²ltimo clavo en el ata¨²d de la Dama de Hierro. Pero Javid solo ha sido leal a s¨ª mismo durante a?os, y muchos cr¨ªticos ven en su maniobra una jugada personal de autopromoci¨®n.

Mucho m¨¢s complicada est¨¢ siendo su comparecencia ante la Comisi¨®n de Interrelaciones de la C¨¢mara de los Comunes, que ha comenzado a las dos y media de la tarde (tres y media, horario peninsular espa?ol). El ¨®rgano que re¨²ne a los presidentes de las distintas comisiones parlamentarias convoca dos veces al a?o al primer ministro para supervisar la tarea del Gobierno. La sesi¨®n estaba dedicada a Ucrania, pero los diputados presentes son pesos pesados, y entre ellos hay varios conservadores que no han dudado en poner a Johnson en m¨¢s de un aprieto, por la delicada situaci¨®n que atraviesa.

Los esca?os traseros de los conservadores en Westminster (los backbenchers, sin responsabilidad ni puesto el Gobierno) comienzan a llenarse de figuras de gran peso ¨Dlos ministros dimitidos, Sunak y Javid; pero tambi¨¦n el rival hist¨®rico de Johnson, Jeremy Hunt¨D con tiempo de sobra, y contactos para conspirar y preparar el golpe definitivo. Seg¨²n las reglas del grupo parlamentario conservador, no puede celebrarse una nueva moci¨®n de censura interna para intentar desbancar al primer ministro hasta que pase un a?o de la anterior, que fue a principios de junio. Pero las reglas pueden cambiarse con una mayor¨ªa simple, o con un cambio de direcci¨®n del grupo. De hecho, los miembros de la ejecutiva del llamado Comit¨¦ 1922 (el grupo que re¨²ne a los diputados sin cargo gubernamental, y que organiza las mociones internas o las primarias) han sido convocados a ¨²ltima hora del d¨ªa, y todo indica que el principal asunto a tratar ser¨¢ el modo de forzar una nueva votaci¨®n.

Johnson endureci¨® su posici¨®n respecto al Protocolo de Irlanda del Norte y al Brexit para lograr entonces el apoyo de los euroesc¨¦pticos y salvar su cuello. Ahora conf¨ªa en que la promesa de una rebaja fiscal anime a los diputados conservadores m¨¢s liberales, que ven llegar la nueva recesi¨®n y necesitan ofrecer resultados concretos a sus votantes. Pero con una perspectiva econ¨®mica tan sombr¨ªa, y el enorme grado de irritaci¨®n en las filas conservadoras, resulta dif¨ªcil incluso pronosticar si el primer ministro podr¨¢ aguantar en pie las dos semanas que quedan hasta el receso veraniego del Parlamento brit¨¢nico.

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