El padre de una v¨ªctima de un tiroteo interrumpe a un Biden en sus horas m¨¢s bajas
Manuel Oliver exige durante un discurso en la Casa Blanca que la Administraci¨®n que ¡°haga m¨¢s¡±. El 64% de los votantes dem¨®cratas preferir¨ªa que el presidente no se presentara en 2024
Lo que deb¨ªa ser un acto para celebrar ¡°el logro hist¨®rico¡± de la aprobaci¨®n de una t¨ªmida legislaci¨®n sobre el control de armas en Estados Unidos, se convirti¨® en otra prueba de que Joe Biden es, m¨¢s que nunca, un presidente en apuros. Manuel Oliver, padre de un muchacho de 17 a?os que perdi¨® la vida en el tiroteo masivo de 2018 en el instituto de Parkland, Florida, interrumpi¨® el discurso que Biden estaba dando este lunes en el jard¨ªn meridional de la Casa Blanca, ante una audiencia que inclu¨ªa a congresistas de ambos partidos y familiares y supervivientes de otras c¨¦lebres tragedias, de Columbine a Colorado, y de Virginia Tech a B¨²ffalo o, la ¨²ltima, la matanza en el desfile del 4 de julio en Highland Park, Illinois.
¡°[Este acto] significa mucho. Es una prueba de que, a pesar de los detractores, somos capaces de lograr avances en la violencia armada¡±, estaba diciendo Biden cuando Oliver, vestido con una camiseta en memoria de su hijo, Joaqu¨ªn, en la que se pod¨ªa leer ¡°Exigimos justicia¡±, ha gritado: ¡°?Tenemos que hacer m¨¢s que eso!¡±. Entonces, Biden, visiblemente enojado, ha pedido al tipo que se callara, y que lo dejara terminar, a lo que ha seguido un confuso intercambio en el que b¨¢sicamente Oliver ha expresado su cansancio y desesperaci¨®n por el hecho de que cuatro a?os y medio despu¨¦s de su ¨ªntima tragedia ¡°poco o nada haya cambiado¡± y ha exigido entre aplausos de los asistentes la creaci¨®n de ¡°una oficina en la Casa Blanca¡± para gestionar la epidemia de violencia. Despu¨¦s, lo han escoltado a la salida. Despu¨¦s, Biden ha seguido a lo suyo, leyendo su texto: ¡°No se equivoquen al respecto: esta legislaci¨®n es un progreso real, pero se debe hacer m¨¢s. Va a salvar vidas. Y es una prueba de que es posible sumar ambos partidos para las cosas importantes, incluso en un tema tan dif¨ªcil como las armas¡±.
El episodio se ha antojado la escenificaci¨®n perfecta del momento en el que se encuentra el presidente, acosado por las cr¨ªticas, propias y ajenas, por una falta de liderazgo decidido desde la Casa Blanca en algunos de los temas m¨¢s urgentes de la agenda progresista, como la protecci¨®n del voto de las minor¨ªas, la lucha contra el cambio clim¨¢tico, el control de armas (donde, pese a todo, los dem¨®cratas han arrancado lo impensable: el voto de 13 republicanos) o el aborto. Este ¨²ltimo es uno de los casos m¨¢s desconcertantes: ha pillado a su Administraci¨®n con el pie cambiado, pese a que se sab¨ªa hace meses que la sentencia del Tribunal Supremo que ha derogado su protecci¨®n constitucional estaba por llegar y cu¨¢l ser¨ªa su contenido. La t¨ªmida reacci¨®n lleg¨® el viernes con un decreto para proteger la salud reproductiva de las mujeres a todas luces insuficiente para solucionar una crisis que ha dividido a¨²n m¨¢s al pa¨ªs.
¡°Nuestros corazones est¨¢n con Manuel Oliver, que ha sufrido una p¨¦rdida muy, muy profunda¡±, dijo por la tarde la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en su conferencia de prensa diaria. Jean-Pierre desvel¨® que Oliver se hab¨ªa visto con Biden este a?o, y a?adi¨®: ¡°Estamos de acuerdo con ¨¦l. Necesitamos hacer m¨¢s.¡±
Este lunes tambi¨¦n se ha publicado una encuesta conjunta de The New York Times y el Siena College que dice que un 64% de los votantes dem¨®cratas no quieren que Biden sea el candidato a las presidenciales de 2024 (frente a un 26% que s¨ª, y un 10% que no sabe o no contesta), por m¨¢s que este se empe?e en asegurar que sus planes siguen intactos (y los de su vicepresidenta de acompa?arlo en la papeleta, tambi¨¦n, seg¨²n aclar¨® en una entrevista emitida durante el fin de semana). ¡°Las preocupaciones generalizadas sobre la econom¨ªa y la inflaci¨®n han ayudado a oscurecer el estado de ¨¢nimo nacional, tanto sobre Biden como sobre la direcci¨®n que lleva el pa¨ªs¡±, explica el Times en el an¨¢lisis que acompa?a el sondeo. ¡°M¨¢s de las tres cuartas partes de los votantes registrados ven a Estados Unidos yendo en la direcci¨®n equivocada, un sentido generalizado de pesimismo que se extiende por todos los rincones del pa¨ªs, cada rango de edad y grupo racial, por las ciudades, los suburbios y por las ¨¢reas rurales¡±.
Los datos de la encuesta son especialmente preocupantes para el presidente entre los votantes menores de 30 a?os: el 94% preferir¨ªa que el partido presentara otro candidato, m¨¢s joven, para 2024. Ser¨ªa f¨¢cil: con 79 a?os, Biden fue el presidente de m¨¢s edad en tomar posesi¨®n del cargo en la historia de Estados Unidos. En la lista, lo sigue Donald Trump, de momento, su m¨¢s probable adversario en la pr¨®xima carrera hacia la Casa Blanca. Hay otra cifra en la que los dos contrincantes comparten el podio: ambos llegaron al primer a?o y medio de su mandato con los peores ¨ªndices de aprobaci¨®n desde que hay registro. En el caso del actual presidente, est¨¢n estancados en torno al 40% desde el oto?o pasado. La edad es la raz¨®n m¨¢s aducida por los encuestados (33%) para desear un reemplazo (seguida por el desempe?o en su trabajo, con un 32%).
La primera consecuencia de todo ello se espera en las elecciones legislativas de medio mandato, convocadas en noviembre, en la que est¨¢ el juego el control del Senado y de un tercio de los asientos de la C¨¢mara de Representantes. Los dem¨®cratas se est¨¢n preparando para un sonado batacazo que implicar¨ªa que la era Biden, sin control de su partido sobre el poder legislativo, quedar¨¢ poco menos que amortizada.
La encuesta de The New York Times se hizo durante la semana pasada, un momento en el que los medios progresistas parecen haber aparcado al un¨ªsono las reservas de hablar abiertamente de los problemas de Biden para ejercer el cargo y para ser reelegido. Para la prensa conservadora hace tiempo que es todo un deporte ridiculizar los lapsos del presidente en p¨²blico. Tropiezos como el que sufri¨® la semana pasada, cuando pareci¨® leer de la pantalla en la que le proyectan los discursos una indicaci¨®n para que repitiera una frase, que no estaba escrita para ser le¨ªda.
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