Trump y Biden miden ya sus fuerzas para las elecciones de 2024

Hasta en Estados Unidos, un pa¨ªs en perpetua campa?a, es demasiado pronto para hablar de las elecciones presidenciales de 2024. Claro que tampoco es normal que todav¨ªa coleen las de noviembre de 2020, tal vez la resaca de una fiesta de la democracia m¨¢s larga y pesada de la historia. Mientras la comisi¨®n del 6 de enero vuelve una y otra vez sobre las semanas que mediaron entre la derrota electoral, de la que, seg¨²n las encuestas, dos tercios de los votantes republicanos a¨²n no han pasado la p¨¢gina de las sospechas de fraude, y el ataque al Capitolio, los dos viejos contrincantes, Donald Trump y Joe Biden, deshojan la margarita con la vista puesta en la pr¨®xima cita como si no quedaran dos a?os y medio.

En una esquina est¨¢ Trump, cuyo entorno lleva d¨ªas deslizando que el expresidente est¨¢ decidido a volver a la carrera, y que solo es cuesti¨®n de cu¨¢ndo piensa hacer p¨²blicas sus intenciones. En la otra, el presidente Biden, que se toma como una ofensa y una deslealtad las insinuaciones de que no estar¨¢ preparado para presentarse y ganar en las urnas llegado el momento (un momento en el que tendr¨¢ 81 a?os, frente a los 78 que habr¨¢ cumplido su potencial adversario).

Sobre las razones de Trump para adelantarse tanto tiempo en su anuncio (nada se lo impide, pero es una norma no escrita de Washington esperar al menos a que pasen las elecciones legislativas, previstas para el pr¨®ximo mes de noviembre) hay una suma de motivos confesables e inconfesables. Entre los primeros: el deseo del magnate de aprovechar la tormenta perfecta que azota a Biden. Con la inflaci¨®n y la gasolina por las nubes, sus ¨ªndices de popularidad andan por los suelos: un sondeo desvel¨® el martes que el 88% de los estadounidenses considera que el pa¨ªs va por mal camino, lo que marca un m¨¢ximo hist¨®rico. Sus principales iniciativas legislativas est¨¢n paralizadas en un Senado con s¨ªntomas de gangrena; el Supremo, moldeado a imagen de su predecesor, est¨¢ imponiendo una agenda conservadora en temas como el aborto, el cambio clim¨¢tico o las armas; e incluso en los asuntos en los que aparentemente van mejor las cosas abundan los baches en el camino, como en la crisis, colateral de la guerra de Ucrania, desatada por la detenci¨®n en Mosc¨² de la jugadora de baloncesto Brittney Griner, que pidi¨® auxilio personalmente al presidente en una desesperada carta manuscrita recibida el lunes en la Casa Blanca.

?Y cu¨¢les son los motivos inconfesables de Trump? Sobre todo, uno: si lanza ahora su carrera eso podr¨ªa alejar la posibilidad de una imputaci¨®n por las revelaciones que la comisi¨®n bipartidista que investiga el ataque al Capitolio est¨¢ sirviendo desde el Congreso al Departamento de Justicia, de momento, lento en tomar nota. Y no solo por esas investigaciones: un gran jurado de Fulton County, condado al que pertenece Atlanta, ha citado esta semana a seis de sus colaboradores m¨¢s cercanos (entre ellos, sus abogados Rudy Giuliani y John Eastman, as¨ª como el senador Lindsey Graham, que ha anunciado que impugnar¨¢ esa citaci¨®n) como parte de la instrucci¨®n del caso por las presiones que Trump ejerci¨® sobre los funcionarios electorales del Estado de Georgia, y en particular, sobre el secretario de Estado Brad Raffensperger. El a¨²n presidente le pidi¨® en enero de 2021 en una famosa grabaci¨®n que buscara ¡°11.780 votos¡± para poder certificar una victoria que nunca existi¨®. El anuncio procesal supone que se estrecha el cerco sobre Trump.

En mitad de ese panorama, Biden celebra cada gesto de lealtad como un triunfo: hace un par de semanas festej¨® el anuncio del senador dem¨®crata Bernie Sanders (su m¨¢s serio contrincante en las primarias en 2020, que llegar¨ªa a 2024 con 83 a?os) invit¨¢ndolo a cenar en la Casa Blanca. Parece claro que necesita muestras de apoyo en un ambiente cada vez m¨¢s inc¨®modo. El mes pasado, The New York Times habl¨® con medio centenar de miembros en activo del Partido Dem¨®crata que coincidieron, la mayor parte de ellos al abrigo del anonimato, en que mejor har¨ªa Biden en no presentarse de nuevo. Este mi¨¦rcoles, la CNN public¨® otro reportaje en la misma direcci¨®n, que describ¨ªa un ¡°sentimiento abrumador de frustraci¨®n¡± entre los suyos en el Congreso sobre el modo en el que est¨¢ gestionando las m¨²ltiples crisis que se le amontonan. Una fuente an¨®nima defin¨ªa la Casa Blanca como un barco que surca ¡°sin tim¨®n, sin rumbo y sin esperanza¡± las procelosas aguas de asuntos como el aborto o el control de la violencia armada.

Cunde la sensaci¨®n en Washington de que deber¨ªa hacerse a un lado para dejar paso a un pol¨ªtico m¨¢s joven y ¨¢gil. Y tambi¨¦n m¨¢s all¨¢: el gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, dijo la semana pasada que ve ¡°ciertamente posible¡± que Biden tenga que enfrentarse a un contrincante en las primarias de 2024. El pol¨ªtico y emprendedor, de 57 a?os, tal vez se estuviera refiriendo a ¨¦l mismo, o a un rosario de otros gobernadores de lugares que van de Nueva Jersey (Phil Murphy) a M¨ªchigan (Gretchen Whitmer) o California, la patria del que parece el mejor posicionado: Gavin Newsom.

Newsom ha protagonizado estos d¨ªas una jugada que ha sido interpretada como una prueba de sus ambiciones presidenciales. El pol¨ªtico ha pagado una campa?a publicitaria bajo el lema ¡°La libertad est¨¢ bajo ataque en su Estado¡± en las filiales de Fox News en Florida, para atacar en casa a Ron DeSantis. DeSantis es gobernador all¨ª, y uno de los republicanos mejor colocados para plantar cara a Trump. A su favor juega que si el expresidente se presentara a las elecciones solo podr¨ªa disfrutar por ley de una legislatura m¨¢s en la Casa Blanca. Es costumbre que los votantes apoyen a sus presidentes con la idea de que puedan completar dos ciclos completos, ocho a?os en total.

Una encuesta de intenci¨®n de voto en New Hampshire, Estado que tradicionalmente madruga en el proceso de las primarias, le ha dado esta semana a De Santis (37%) un empate t¨¦cnico con Trump (39%).

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