Estados Unidos mata con un dron al l¨ªder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, en Kabul
Biden asegura que el ataque, sin ¡°v¨ªctimas civiles¡±, se prepar¨® durante meses: ¡°Se ha hecho justicia. Quienes amenacen EE UU deben saber que los encontraremos y los liquidaremos¡±
Estados Unidos mat¨® en un ataque con drones en la madrugada del domingo en Kabul a Ayman al Zawahiri, l¨ªder de Al Qaeda, organizaci¨®n en la que sucedi¨® a Osama Bin Laden tras su muerte en 2011. El egipcio era uno de los terroristas m¨¢s buscados. As¨ª lo confirm¨® el lunes por la tarde el presidente, Joe Biden, en una comparecencia televisiva. La operaci¨®n ¡°no caus¨® m¨¢s v¨ªctimas civiles¡±, a?adi¨®. Biden, que est¨¢ confinado de nuevo desde el s¨¢bado por una reca¨ªda por covid, habl¨® desde la Casa Blanca: ¡°Se ha hecho justicia¡±, sentenci¨® en un mensaje de siete minutos emitido desde una de las terrazas del complejo, con los monumentos de Washington y Jefferson de fondo. ¡°Este terrorista ya no podr¨¢ volver a actuar. No importa cu¨¢nto tiempo pase, ni lo mucho que traten de esconderse. Quienes amenacen Estados Unidos deben saber que los encontraremos y los liquidaremos¡±.
El ataque se plane¨® durante meses. El momento que los servicios de inteligencia estaban esperando lleg¨® a las 21.48 del s¨¢bado, hora de la Costa Este, cuando eran las 6.18 del domingo en Kabul. Biden dirigi¨® personalmente la ¡°operaci¨®n antiterrorista de precisi¨®n¡±, seg¨²n ha desvelado un alto funcionario de la Casa Blanca que habl¨® con la prensa protegido por el anonimato.
Cuando le lleg¨® su hora, Al Zawahiri estaba en uno de los balcones de la casa de un barrio acomodado de Kabul en la que, seg¨²n les constaba a los servicios de inteligencia estadounidenses, viv¨ªa desde principios de este a?o junto a su mujer, su hija y sus nietos, confiado en que era un lugar seguro para uno de los hombres m¨¢s buscados del planeta. Lo alcanzaron dos misiles Hellfire de alta precisi¨®n, que no afectaron a la estructura de la vivienda. Un alto funcionario de la Casa Blanca explic¨® en una llamada con periodistas que construyeron un modelo del edificio que le mostraron a Biden en la Sala de Situaci¨®n, lugar reservado para abordar las operaciones de alto riesgo. El presidente se interes¨® por el tiempo en Kabul, por la estructura de la casa y por la probabilidad de que se produjeran bajas civiles antes de autorizar que dispararan, siempre seg¨²n el alto funcionario.
Biden aprob¨® el ataque la semana pasada. ¡°La operaci¨®n se plane¨® cuidadosamente para minimizar el riesgo para la vida de otros civiles¡±, dijo el mandatario, que repas¨® todas las cuentas pendientes del l¨ªder de Al Qaeda con Estados Unidos: ¡°Estuvo profundamente implicado en los ataques del 11-S, en los que murieron 2.977 de nuestros compatriotas¡±, record¨®. ¡°Tambi¨¦n fue el cerebro de varios ataques contra estadounidenses, incluidos el ataque al portaviones USS Cole [en Yemen], que acab¨® con la vida de 17 marinos, y desempe?¨® un papel fundamental en los atentados contra las embajadas de Kenia y Tanzania, que se llevaron por delante a 224 personas y dejaron 4.500 heridos¡±, continu¨®. ¡°Cuando supimos que las condiciones eran las ¨®ptimas, decidimos actuar¡±, a?adi¨®. ¡°Ninguno de sus familiares result¨® herido¡±.
El anuncio de este ¨¦xito en la lucha antiterrorista se produce dos semanas antes de que se cumpla un a?o de la ca¨®tica retirada de las fuerzas estadounidenses de Afganist¨¢n, salida que permiti¨® el verano pasado a los talibanes recuperar el control del pa¨ªs 20 a?os despu¨¦s de su derrocamiento en una invasi¨®n lanzada por el entonces presidente, George Bush hijo, como respuesta a los atentados del 11-S. Aquella decisi¨®n que pareci¨® improvisada marc¨® el pasado agosto el punto m¨¢s bajo de la presidencia de Biden hasta la fecha, un golpe del que en cierto modo a¨²n no ha conseguido levantarse en t¨¦rminos de reputaci¨®n y de valoraci¨®n ciudadana. La operaci¨®n de este fin de semana demuestra que Estados Unidos tiene capacidad para efectuar operaciones antiterroristas de gran impacto pese a no tener presencia sobre el terreno.
Biden ha aprovechado la ocasi¨®n para defender su criticada actuaci¨®n del pasado verano: ¡°Tom¨¦ la decisi¨®n de que, tras 20 a?os de guerra, Estados Unidos ya no necesitaba miles de soldados sobre el terreno en Afganist¨¢n para proteger a Estados Unidos de los terroristas que buscan hacernos da?o. Promet¨ª al pueblo estadounidense que continuar¨ªamos realizando operaciones antiterroristas efectivas en Afganist¨¢n y m¨¢s all¨¢. Y eso es lo que hemos hecho¡±. El presidente ha recordado otros dos asesinatos llevados a cabo en Siria en febrero y en julio pasados contra dos destacados miembros del Estado Isl¨¢mico, la otra gran amenaza terrorista para Washington.
Al Zawahiri asumi¨® el liderazgo de Al Qaeda despu¨¦s de la muerte de Osama Bin Laden, liquidado en mayo de 2011 en la localidad de Abottabad (en el norte de Pakist¨¢n) por un comando especial del Ej¨¦rcito estadounidense, y ante la atenta mirada en directo desde la Casa Blanca del entonces presidente, Barack Obama, y de Biden, entonces su vicepresidente. Hasta su muerte el domingo, Al Zawahiri estaba en lo m¨¢s alto de las listas de los terroristas buscados por Washington. El Departamento de Estado ofrec¨ªa una recompensa de hasta 25 millones de d¨®lares por informaci¨®n que condujera a su captura. Funcionarios del Pent¨¢gono han asegurado que el ataque de este fin de semana no lo llevaron a cabo militares, por lo que todo indica que fue cosa de la CIA. Fuentes de la agencia se negaron a confirmar ese extremo inmediatamente. Para el Pent¨¢gono era un objetivo prioritario volver a descabezar a Al Qaeda.
Al Zawahiri, de 71 a?os, hab¨ªa evitado regresar a Afganist¨¢n durante a?os por motivos de seguridad. Su reaparici¨®n en Kabul, la capital de Afganist¨¢n, sugiere que hab¨ªa relajado sus prevenciones y que los talibanes no est¨¢n manteniendo su compromiso de mantener a Al Qaeda fuera del pa¨ªs centroasi¨¢tico. Su Gobierno ha reaccionado con un comunicado que confirmaba que el ataque se llev¨® a cabo en una casa en el ¨¢rea de Sherpur, un c¨¦ntrico barrio de alta sociedad frecuentado por funcionarios talibanes. En una serie de tuits, el portavoz, Zabihullah Mujahid, dijo el lunes: ¡°La naturaleza de lo sucedido no estuvo clara desde el principio. Los servicios de seguridad e inteligencia del Emirato Isl¨¢mico investigaron el incidente y los hallazgos iniciales determinaron que el ataque fue llevado a cabo por un dron estadounidense¡±.
Condena en¨¦rgica de los talibanes
Mujahid a?adi¨® que Afganist¨¢n ¡°condena en¨¦rgicamente este ataque con cualquier pretexto y lo considera una clara violaci¨®n de los principios internacionales y de los acuerdos de Doha¡±. Para los talibanes, esos acuerdos excluyen la legitimidad para conducir un ataque con drones en Kabul, de ah¨ª que, seg¨²n indican los expertos en seguridad en Washington, la operaci¨®n se haya atribuido a la CIA, para evitarse los problemas que pudiera conllevar admitir una implicaci¨®n del Ej¨¦rcito.
El terrorista ca¨ªdo, m¨¦dico de profesi¨®n y con un pasado de poeta, proviene de una distinguida familia egipcia con pedigr¨ª pol¨ªtico e intelectual. Su abuelo Rabia¡¯a al Zawahiri era im¨¢n en la Universidad de Al Azhar en El Cairo. Su t¨ªo abuelo, Abdel Rahman Azzam, fue el primer secretario de la Liga ?rabe.
Nacido en Guiza, en El Cairo, en 1951, alcanz¨® fama internacional tras los ataques del 11-S. ¡°Esos 19 hermanos salieron y entregaron sus almas a Al¨¢ todopoderoso, y el Dios todopoderoso les ha concedido la victoria que estamos disfrutando ahora¡±, dijo Al Zawahiri en un mensaje grabado en video y publicado en abril de 2002. Se refer¨ªa, claro, a los 19 terroristas que participaron en los ataques con aviones comerciales llenos de pasajeros que impactaron en las Torres Gemelas, en Nueva York, y en el Pent¨¢gono, a las afueras de Washington. Aquel fue el primero de los mensajes que el cabecilla envi¨® a lo largo de los a?os desde lugares remotos, sin identificar, desde los que desafiaba a las autoridades estadounidenses, siempre tocado con un turbante blanco y con una caracter¨ªstica marca en la frente que delata, para algunos musulmanes, la piedad de quien reza con el mayor ah¨ªnco.
Para cuando lleg¨® el 11-S, Al Zawahiri, a quien algunos expertos en la yihad le otorgan incluso mayor responsabilidad que la de Bin Laden, ya era un veterano militante. Egipto lo acus¨® en 1981 de participar en la conspiraci¨®n para asesinar al presidente Anuar el Sadat. Pas¨® tres a?os en la c¨¢rcel, un tiempo en el que, seg¨²n denunci¨®, sufri¨® torturas. Tras salir de prisi¨®n, se mud¨® a Pakist¨¢n, donde us¨® sus conocimientos m¨¦dicos para tratar a combatientes muyahidines heridos en la lucha contra la ocupaci¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n. All¨ª conoci¨® a Bin Laden. Le llevaba cinco a?os y fue fundamental en su proceso de radicalizaci¨®n. Ambos se hicieron inseparables a partir de los a?os noventa en la fan¨¢tica misi¨®n com¨²n: ¡°Matar y luchar contra los estadounidenses y sus aliados, ya sean civiles o militares, una obligaci¨®n para todos los musulmanes¡±. A eso se dedic¨® en los a?os siguientes en escenarios donde sembr¨® el terror, desde Nairobi a Dar es Salaam, y desde el puerto de Ad¨¦n a Nueva York.
A partir de 2001, vivi¨® permanentemente en fuga. Poco despu¨¦s de la invasi¨®n de Afganist¨¢n por parte de Estados Unidos sobrevivi¨® a una batalla en la escarpada y monta?osa regi¨®n de Tora Bora en Afganist¨¢n. En aquella operaci¨®n murieron varios de sus familiares. Pese a que ha sido esencial en preservar la cohesi¨®n de Al Qaeda en momentos cr¨ªticos para su supervivencia como la Primavera ?rabe o la emergencia del Estado Isl¨¢mico, que present¨® una enorme amenaza a su influencia en la regi¨®n en el movimiento yihadista, es previsible que su muerte tenga escasas consecuencias pr¨¢cticas, seg¨²n los expertos antiterroristas, sobre el d¨ªa a d¨ªa de la organizaci¨®n.
El ataque que ha acabado con su vida dos d¨¦cadas despu¨¦s de que Washington lo pusiera en el punto de mira supone un triunfo para la Administraci¨®n de Biden en materia antiterrorista. El presidente cuenta con los niveles de popularidad m¨¢s bajos que se recuerdan para un l¨ªder con tan poco tiempo en la Casa Blanca. Pero en las ¨²ltimas semanas ha encadenado varios golpes de efecto, como el acuerdo con su senador rebelde, el dem¨®crata Joe Manchin, para impulsar su agenda pol¨ªtica y econ¨®mica, que se espera que tenga un importante efecto en los esfuerzos para combatir el cambio clim¨¢tico, o la aprobaci¨®n en el Senado de una ley que incentiva la fabricaci¨®n de microchips estadounidenses ante la feroz competencia china.
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