Un jurado militar condena las torturas de la CIA a un terrorista de Al Qaeda: ¡°Es una verg¨¹enza para EE UU¡±
Majid Khan, preso en Guant¨¢namo, narr¨® al tribunal los brutales abusos f¨ªsicos y psicol¨®gicos a los que fue sometido. ¡°Mientras m¨¢s cooperaba, m¨¢s me torturaban¡±
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
El paquistan¨ª Majid Khan fue uno de los terroristas que Estados Unidos busc¨® borrar del mapa despu¨¦s de los atentados del 11-S de 2001. La CIA lo retuvo durante tres a?os (de 2003 a 2006) en prisiones secretas creadas por la agencia de inteligencia en diferentes pa¨ªses para obtener informaci¨®n sobre las operaciones de Al Qaeda. El pasado jueves por la noche, Khan, ahora de 41 a?os, se convirti¨® en el primer recluso de lo que se conoce como black sites en narrar p¨²blicamente los brutales m¨¦todos de interrogaci¨®n a los que fue sometido. ¡°Mientras m¨¢s cooperaba, m¨¢s me torturaban¡±, dijo ante un jurado militar en la base estadounidense de Guant¨¢namo. La vista acab¨® con una condena a 26 a?os de prisi¨®n. Pero siete de los ocho miembros del jurado militar, a petici¨®n de la defensa del acusado, pidieron al Pent¨¢gono el indulto por los abusos cometidos por los agentes sobre el preso: ¡°Es una mancha en la fibra moral de EE UU¡±, dice la carta de los militares obtenida el pasado domingo por The New York Times.
La carta tiene sobre todo una carga simb¨®lica; un informe del Senado de 2014 tras una larga investigaci¨®n ya constat¨® que decenas de presos sufrieron brutales t¨¦cnicas de interrogatorio o torturas en instalaciones secretas. Khan, adem¨¢s, acaricia la libertad en febrero pr¨®ximo o en 2025 a m¨¢s tardar, ya que hace a?os se convirti¨® en colaborador del Gobierno estadounidense y confes¨® varios delitos, lo que llev¨® a un acuerdo del Pent¨¢gono con el equipo legal del pakistan¨ª. Este pacto no era conocido por el jurado militar, que en cualquier caso, deb¨ªa o¨ªr el caso.
Khan lleg¨® a Estados Unidos junto a su familia cuando ten¨ªa 16 a?os. Se gradu¨® en un instituto de la ciudad de Baltimore y trabajaba para una empresa de telecomunicaciones cuando se produjeron los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pent¨¢gono. Ya en 2002 viaj¨® a Pakist¨¢n, donde se encontr¨® con varios miembros de su familia vinculados al grupo terrorista Al Qaeda, responsable de los ataques. Lo invitaron a unirse a la organizaci¨®n terrorista. Su madre hab¨ªa muerto recientemente y se sent¨ªa ¡°perdido y vulnerable¡±, dijo ante el jurado. ¡°Fui est¨²pido, incre¨ªblemente est¨²pido. Pero prometieron aliviar mi dolor y purificar mis pecados. Prometieron redimirme y yo les cre¨ª¡±, a?adi¨®.
A partir de entonces, particip¨® en varios planes de ataque de Al Qaeda. En 2003 entreg¨® 50.000 d¨®lares [unos 43.165 euros) a una filial del grupo terrorista, dinero que se utiliz¨® en un atentado que dej¨® 11 muertos y decenas de heridos en un hotel Marriott en Yakarta (Indonesia) en agosto de ese a?o, cinco meses despu¨¦s de su captura por parte de la CIA. Para entonces, el Ej¨¦rcito norteamericano y la agencia de inteligencia ya estaban utilizando las llamadas ¡°t¨¦cnicas de interrogatorio reforzadas¡± como la asfixia simulada por agua (waterboarding) en instalaciones secretas para obtener confesiones que sirvieran a la guerra contra el terrorismo iniciada por la Administraci¨®n del presidente George W. Bush tras el 11-S.
Cuando Khan se neg¨® a beber agua, los agentes de la CIA le colocaron una manguera en el recto. ¡°Conectaron un extremo al grifo, me pusieron el otro en el recto y abrieron el agua¡±, narr¨® al jurado. La tortura le provoc¨® la p¨¦rdida de control de sus intestinos y a¨²n hoy tiene hemorroides. Cuando se neg¨® a comer le metieron pur¨¦ en lugar de agua. Tambi¨¦n le insertaron tubos de alimentaci¨®n por la nariz y la garganta. Recibi¨® palizas mientras estaba desnudo y encadenado, a veces a una pared y otras a una viga con los brazos en alto.
Lo trataron ¡°como a un perro¡±, y lo mantuvieron durante largos periodos en una oscuridad absoluta. Cuando lo trasladaban en avi¨®n de una prisi¨®n a otra, le pon¨ªan pa?ales y cinta adhesiva en los ojos. Seg¨²n su relato, confes¨® todo lo que sab¨ªa, pero los agentes siempre quer¨ªan m¨¢s y comenz¨® a inventar informaci¨®n.
¡°Este abuso no tuvo ning¨²n valor pr¨¢ctico en t¨¦rminos de inteligencia, o cualquier otro beneficio tangible para los intereses de Estados Unidos¡±, dice la carta de los miembros del jurado militar. ¡°El trato al se?or Khan en manos del personal estadounidense deber¨ªa ser una fuente de verg¨¹enza para el Gobierno de EE UU¡±, agregaron. El programa de interrogatorios violentos para minar la moral de los prisioneros finaliz¨® en 2009, durante la Administraci¨®n de Barack Obama, pero la oscura mancha en la reputaci¨®n de la CIA prevalece.
En 2006, Khan fue trasladado a la prisi¨®n de Guant¨¢namo, donde finalmente pudo acceder a un abogado. Durante nueve a?os estuvo preso sin cargos. En 2012 se declar¨® culpable de cuatro delitos de terrorismo. Al no tener la ciudadan¨ªa estadounidense, fue tratado como un ¡°enemigo beligerante extranjero sin privilegios¡±. Por eso ha sido juzgado por una comisi¨®n militar, y ¡°t¨¦cnicamente no se le concedieron los derechos de los ciudadanos estadounidenses¡±, como describieron los siete jurados de la carta, en la que destacaban que por haberse declarado culpable y mostrar remordimiento por el dolor causado a las v¨ªctimas y sus familiares, merec¨ªa el perd¨®n.
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