La resistencia de las mujeres en Afganist¨¢n
Varias activistas del pa¨ªs asi¨¢tico han sido detenidas o asesinadas desde que los talibanes recuperaron el poder
Antes de que Afganist¨¢n fuese tomado por los talibanes, yo era maestra en una escuela de Kabul. Amaba mi trabajo y ante m¨ª se abr¨ªa un brillante futuro laboral. Pero cuando Kabul cay¨®, yo tambi¨¦n ca¨ª. Al igual que millones de mujeres afganas, fui privada de mis derechos humanos fundamentales y me qued¨¦ sin trabajo.
Cada d¨ªa me enfrentaba a nuevas restricciones impuestas por los l¨ªderes talibanes en nombre de la ley isl¨¢mica. No pod¨ªa salir de casa sin un mahram (un pariente var¨®n), las puertas de las escuelas se cerraron para las ni?as, los talibanes fomentaron los matrimonios forzosos e instauraron sus propios tribunales. Las mujeres ya no ten¨ªamos libertad en mi pa¨ªs.
Lejos quedaba la justicia social; una vez m¨¢s el terreno estaba abonado para fomentar la violencia contra nosotras.
Estaba tan decepcionada... No pod¨ªa quedarme mirando por la ventana c¨®mo las mujeres eran privadas de sus derechos. Prefer¨ª ponerme en pie y luchar, sin importar el coste, antes que permanecer en silencio.
Con la participaci¨®n de amigas y conocidas y en paralelo con otras activistas de derechos civiles creamos un movimiento llamado Mujeres afganas en busca de justicia, y salimos a las calles de Kabul a protestar. Nuestro eslogan era ¡°Pan, trabajo y libertad¡±.
Durante varios meses movilizamos a muchas mujeres afganas para que reclamasen lo que era leg¨ªtimamente suyo y planificamos manifestaciones, tanto en Afganist¨¢n como en el extranjero. Ha sido, sin duda, una lucha llena de desaf¨ªos. Yo ya no ten¨ªa una vida despreocupada como la que disfrutaba antes. Ya no era solo una maestra, la madre de dos ni?os peque?os; ahora representaba a una naci¨®n que clamaba contra la injusticia y la tiran¨ªa.
Necesitaba ser la voz de millones de mujeres gritando por su libertad. Me enfrent¨¦ a la oposici¨®n de mi familia y a las amenazas de muerte de los talibanes. Nuestra lucha ha sido violentamente reprimida en las calles. Varias compa?eras han sido arrestadas, desaparecidas y asesinadas por los talibanes, sus cuerpos sin vida dejados en las cunetas. Yo misma fui arrestada y torturada por manifestarme junto a mis dos hijos, de tres y siete a?os.
Pero el ambiente asfixiante y la represi¨®n de los talibanes no nos ha hecho retroceder. No daremos un solo paso atr¨¢s en nuestras posiciones, sabemos que en el camino hacia la libertad y la justicia tendremos que hacer muchos sacrificios y encontraremos muchos retos. Pero, a pesar de toda esta violencia, cientos de mujeres se han unido al movimiento. Juntas luchamos incansablemente para demostrarle al mundo hasta qu¨¦ punto estamos dispuestas a defender lo conseguido en los ¨²ltimos 20 a?os.
Las reivindicaciones de las mujeres no son un proyecto, sino una obstinada realidad. En el actual estado de Afganist¨¢n, la de las mujeres es la ¨²nica voz gritando contra la opresi¨®n y los cr¨ªmenes de los talibanes. Hoy, el mundo entero sabe que si Afganist¨¢n tiene un futuro, este ser¨¢ construido por mujeres luchadoras.
Ha pasado ya un a?o desde el comienzo de la batalla civil que estamos librando las mujeres contra las pr¨¢cticas y la ideolog¨ªa de los talibanes. Durante este tiempo he sido detenida y torturada, mis amigas han sido asesinadas, hemos sufrido amenazas, pero nunca retrocedimos. Cada d¨ªa m¨¢s que pasa, la lucha de las mujeres tiene m¨¢s sentido y se vuelve m¨¢s coherente. Que la sociedad, en nuestro pa¨ªs, y en el resto del mundo, crea en la poderosa resistencia de las afganas es uno de nuestros mayores logros.
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