El boicot de la oposici¨®n desluce el nuevo experimento participativo de Macron
El presidente pone en marcha el Consejo Nacional de la Refundaci¨®n, un foro de di¨¢logo pol¨ªtico para preparar Francia ante los desaf¨ªos de los pr¨®ximos a?os
El experimento de democracia participativa que deb¨ªa marcar el reci¨¦n iniciado segundo quinquenio de Emmanuel Macron ha empezado con mal pie. A puerta cerrada y sin presencia de la oposici¨®n parlamentaria, que boicote¨® el acto, el presidente franc¨¦s inaugur¨® el jueves el denominado Consejo Nacional de la Refundaci¨®n (CNR). El nombre se inspira en el Consejo Nacional de la Resistencia que, al final de la Segunda Guerra Mundial, puso los fundamentos de la Francia moderna y de su Estado del bienestar.
El foro, en realidad, se parece m¨¢s a las consultas ciudadanas que en 2019 respondieron a la revuelta de los chalecos amarillos o a la convenci¨®n que en 2020 abord¨® la crisis medioambiental. El CNR debe ayudar a Francia a afrontar las convulsiones del siglo XXI mediante el di¨¢logo entre la clase pol¨ªtica, la sociedad civil y la ciudadan¨ªa. Los cr¨ªticos lo consideran un artefacto propagand¨ªstico destinado a soslayar a un Parlamento en el que el presidente ya no ostenta la mayor¨ªa absoluta.
Macron anunci¨® el proyecto a principios de junio, unas semanas despu¨¦s de salir reelegido en las elecciones presidenciales para un segundo y ¨²ltimo mandato, y en plena campa?a para las legislativas. El CNR estaba llamado a ilustrar el ¡°nuevo m¨¦todo¡± del presidente para gobernar.
Durante el primer mandato, se le acus¨® de gobernar de un modo excesivamente vertical: las decisiones concentradas en un solo hombre y en un lugar, el palacio del El¨ªseo. Se le reprochaba que despreciase a la oposici¨®n y a los agentes sociales. El ¡°nuevo m¨¦todo¡± iba a alumbrar un estilo m¨¢s horizontal, a la escucha del franc¨¦s de a pie. En tiempos de abstenci¨®n r¨¦cord, de desconfianza generalizada en la clase pol¨ªtica y de erupciones de c¨®lera popular como los chalecos amarillos, la respuesta era m¨¢s participaci¨®n y deliberaci¨®n.
La realidad resulta m¨¢s complicada. Macron invit¨® a lo que llama ¡°las fuerzas vivas¡± para la jornada inaugural del CNR, en el Centro Nacional del Rugby en Marcoussis, cerca de Par¨ªs. Envi¨® 52 invitaciones: 12 declinaron. Eran negativas de peso: los principales partidos opositores (insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas a la izquierda; Los Republicanos y el Reagrupamiento Nacional a la derecha), los sindicatos CGT y Force Ouvri¨¨re y el conservador G¨¦rard Larcher, presidente del Senado y segunda autoridad del Estado.
¡°Comparto el diagn¨®stico sobre la crisis de la democracia, pero no es el Consejo Nacional de la Refundaci¨®n lo que dar¨¢ la respuesta¡±, justific¨® Larcher en la cadena France Inter. ¡°El Parlamento es el Parlamento. Es el que vota la ley y controla al Gobierno.¡±
Antes de entrar en la reuni¨®n, Macron declar¨® a la prensa: ¡°Quien no est¨¦ aqu¨ª no podr¨¢ ir explicando despu¨¦s que no se le ha consultado, que si demasiado vertical y que si esto o si aquello¡±. El CNR abordar¨¢ asuntos que definir¨¢n la Francia futura como la escuela, la salud, la transici¨®n medioambiental, el envejecimiento de la poblaci¨®n o el pleno empleo.
Los objetivos
El presidente fij¨® tres objetivos. Primero, ¡°construir consensos sobre la situaci¨®n de Francia y su futuro¡±. Segundo, ¡°volver a colocar a las francesas y a los franceses en el coraz¨®n de estas grandes decisiones¡±. Y tercero, ¡°la acci¨®n¡±. El CNR, que se abrir¨¢ a la ciudadan¨ªa con consultas en l¨ªnea y reuniones por todo el pa¨ªs, tiene que desembocar en planes concretos y adecuados a cada territorio. ?Un refer¨¦ndum? ¡°No excluyo nada¡±, respondi¨® Macron.
Le Figaro habla en un editorial de ¡°un simulacro de democracia directa¡± y opina que ¡°lo m¨¢s inquietante¡± es que ¡°este nuevo m¨¦todo de gobernanza esconde no tanto una voluntad de di¨¢logo para hallar soluciones como una ausencia de objetivos¡±. Le Monde cree que el boicot de la oposici¨®n ¡°equivale a negar la gravedad de la crisis democr¨¢tica¡±.
Los antecedentes en el primer quinquenio (el gran debate nacional por los chalecos amarillos y la Convenci¨®n Ciudadana por el Clima) terminaron con un balance ambivalente. Con el gran debate, Macron demostr¨® que era capaz de debatir horas y horas con alcaldes y ciudadanos por el territorio y le ayud¨® a calmar los ¨¢nimos tras la revuelta. La convenci¨®n por el clima alumbr¨®, tras meses de reuniones de ciudadanos, un paquete de propuestas que el presidente solo retom¨® parcialmente.
Ninguno de los dos experimentos de democracia participativa disip¨® la imagen, extendida entre parte de la ciudadan¨ªa, de un jefe del Estado arrogante y desconectado de las realidades del pa¨ªs. Pero entonces gobernaba con mayor¨ªa absoluta; ahora, con mayor¨ªa relativa, lo que le obliga a pactar con la oposici¨®n. El Parlamento ha recobrado la relevancia que perdi¨® en los ¨²ltimos cinco a?os. El d¨¦ficit democr¨¢tico franc¨¦s, al que debe responder el CNR, se ha atenuado. Hoy Macron ya no podr¨ªa gobernar solo y con el ordeno y mando. Aunque quisiera.
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