Ante el negro espejo de la derrota
Si la movilizaci¨®n parcial no sirve y sigue siendo inviable para la estabilidad del r¨¦gimen la movilizaci¨®n total, a Putin solo le quedar¨¢ el dilema entre la aceptaci¨®n de la derrota o el bot¨®n nuclear
Si alguien albergaba alguna duda sobre las derrotas militares pero sobre todo pol¨ªticas que est¨¢ sufriendo Putin, su discurso de esta ma?ana constituye la prueba definitiva. Muy precaria debe ser su posici¨®n para que esgrima el arma nuclear con tanta desenvoltura alguien que se ha codeado hasta hace pocos meses con la ¨¦lite pol¨ªtica mundial como gobernante al que se le supon¨ªa un m¨ªnimo sentido de la responsabilidad. A estas horas, el presidente ruso se parece m¨¢s a Kim Jong-un o al ayatol¨¢ Jamenei que a sus pares m¨¢s o menos autocr¨¢ticos Xi Jinping, Narendra Modi y Erdogan, que le han afeado de forma m¨¢s o menos cruel su guerra y ahora habr¨¢n escuchado horrorizados sus baladronadas sobre el uso de la bomba at¨®mica en caso de que no obtenga ¡°una inminente victoria¡±, tal como hab¨ªa adelantado en la v¨ªspera la truculenta Margarita Symonian, la directora de Russia Today.
Pol¨ªticamente, Putin ha perdido esta guerra. La perdi¨® en el primer envite, cuando quiso derrocar al Gobierno democr¨¢tico de un zarpazo con la esperanza de que la comunidad internacional se conformara, como ya hizo en 2014 cuando se anexion¨® Crimea. Ahora la est¨¢ perdiendo militarmente y a lo grande: con la contraofensiva ucrania la guerra ha llegado ya a la frontera rusa y no se ve todav¨ªa d¨®nde sus desmoralizadas tropas podr¨¢n frenarla. A la p¨¦rdida de material b¨¦lico en grandes cantidades y a las rendiciones de unidades enteras, se unen las pr¨¢cticas b¨¢rbaras, propias de los ej¨¦rcitos mercenarios y forzados, en este caso reclutados en gran parte en las c¨¢rceles, que se van descubriendo a medida que la soldadesca de Putin se retira. Los ataques a objetivos meramente civiles, sin valor militar alguno, como son los dep¨®sitos de agua o los pantanos con los que Rusia ha dado respuesta a los avances ucranios subrayan el car¨¢cter terrorista, meramente vengativo y desesperado de los indignos mandos militares rusos.
Para poco le servir¨¢ a Putin la farsa de los plebiscitos urgentes que est¨¢ organizando en los territorios de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jers¨®n, donde no se cumple ni una sola de las condiciones exigidas por las instituciones internacionales para reconocer sus resultados. Ni quienes m¨¢s se esfuerzan por comprender a Putin podr¨¢n comprar el derecho ruso a decidir en Ucrania ni el ejercicio de la autodeterminaci¨®n organizado en condiciones de guerra. La anexi¨®n servir¨¢ si acaso para exhibir el arma nuclear, de momento como amenaza, pero si fuera necesario para Putin como respuesta en forma de bomba t¨¢ctica, en respuesta al ataque a un territorio que dentro de muy pocos d¨ªas ser¨¢ considerado parte de la sagrada patria soberana rusa seg¨²n la legalidad autocr¨¢tica emanada de la Duma.
Por m¨¢s que el peque?o zar de la disminuida Rusia disfrace su debilidad y su humillaci¨®n de impasibilidad y parsimonia, es mentira que todo le est¨¦ saliendo como deseaba. Sigue sin llamar guerra a la guerra, pero est¨¢ claro que la movilizaci¨®n parcial que convocar¨¢ a 300.000 reservistas es la decisi¨®n que m¨¢s se acerca a un estado de guerra, aun siendo la m¨¢s moderada frente a los duros del r¨¦gimen que quer¨ªan la movilizaci¨®n total propia de la guerra abierta.
Nunca hay que creer a Putin por lo que dice, sino por las intenciones que atribuye a sus enemigos. Son las acusaciones en el espejo, su negro espejo, en las que se reflejan n¨ªtidamente sus prop¨®sitos. Ha acusado a Occidente de querer destruir a Rusia y a Ucrania, a la que birl¨® el arsenal nuclear, de querer atacar con armas nucleares. Si la movilizaci¨®n parcial no sirve y sigue siendo inviable para la estabilidad del r¨¦gimen la movilizaci¨®n total, solo le quedar¨¢ el dilema entre la aceptaci¨®n de la derrota o el bot¨®n nuclear. A menos que alguien le mueva antes la silla.
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