La chica de la Garbatella roza el poder en Italia
En el barrio romano de la l¨ªder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, tradicionalmente de izquierdas, reina la decepci¨®n con el Partido Democr¨¢tico y ya nadie est¨¢ seguro de nada ante las elecciones generales
El barrio romano de Garbatella se ha hecho famoso. No ha llegado el turismo masivo, de momento, pero s¨ª los periodistas: buscan las ra¨ªces de Giorgia Meloni, el nuevo fen¨®meno de la pol¨ªtica italiana, el nuevo t¨®tem de la ultraderecha europea, la candidata que llega en cabeza a las elecciones de este domingo. Meloni suele hablar de la Garbatella para subrayar sus or¨ªgenes obreros. Que son ciertos. Aunque tambi¨¦n cabe subrayar que la Garbatella es uno de los barrios obreros m¨¢s hermosos del mundo. Y que se construy¨® en la ¨¦poca fascista de Benito Mussolini.
En su libro Soy Giorgia, una autobiograf¨ªa temprana pero bien escrita (se desconoce el nombre del aut¨¦ntico redactor) e inusualmente sincera, la candidata de Hermanos de Italia a la presidencia del Gobierno narra una infancia dura y bastante desdichada. Naci¨® en una casa de la Camilluccia, una zona elegante situada tras el Vaticano, pero entre ella y su hermana Arianna provocaron accidentalmente un incendio que destruy¨® el edificio. La familia se traslad¨® entonces a la Garbatella, donde viv¨ªan los abuelos. Poco despu¨¦s, el padre se march¨® a las islas Canarias, donde mont¨® un restaurante.
¡°A los nueve a?os pesaba 65 kilos¡±, cuenta Meloni. Era, seg¨²n admite, una ni?a gorda y antip¨¢tica, acosada en el colegio y con carencias afectivas. Alessandro, un hombre en la sesentena, viv¨ªa casi al lado de Giorgia Meloni. La recuerda como una chica neofascista, rellenita y ¡°no muy inteligente¡±, que sol¨ªa pegar carteles en muros donde estaba prohibido y a la que m¨¢s de una vez hab¨ªa rega?ado por ello.
La hoy candidata entr¨® a los 15 a?os en un local del Movimiento Social Italiano, partido heredero del ideario fascista, y se inscribi¨® en su Frente de la Juventud. La sede, en via Guendalina Borghese, a pocos metros de donde viv¨ªa Meloni, lleva a?os cerrada. ¡°Los j¨®venes de esa sede eran posiblemente los m¨¢s tranquilos y pac¨ªficos del movimiento neofascista; les conven¨ªa no buscar pelea porque eran pocos y estaban rodeados de centros sociales comunistas¡±, cuenta Alessandro. ¡°Los violentos de verdad, los de las porras, estaban en Piazza del Navigatori, del otro lado de la v¨ªa Cristoforo Colombo¡±, a?ade. Un dato que quiz¨¢ ayude a entender la mentalidad resistencialista de Meloni: su sede del MSI sufri¨® varios intentos de incendio por parte de militantes de izquierda.
Corr¨ªan los a?os noventa. La Primera Rep¨²blica se hund¨ªa en un pantano de corrupci¨®n. Apareci¨® entonces como salvador de la patria un hombre que hab¨ªa contribuido con su dinero a pudrir los partidos tradicionales: Silvio Berlusconi. La Garbatella atravesaba una mala ¨¦poca. El Palladium, uno de sus edificios emblem¨¢ticos, ya no era el bullicioso centro social de los setenta y, tras a?os de abandono, se convirti¨® en un cine porno. (Ahora, rehabilitado, es un teatro de la Universidad Roma-3). La crisis se percib¨ªa por todas partes.
Sin embargo, la Garbatella era (y es) un oasis de paz cerca del centro de Roma. Nanni Moretti exhibi¨® su belleza, montado sobre una Vespa, en la pel¨ªcula Caro diario. Pese a tratarse de un barrio encerrado entre dos v¨ªas de mucho tr¨¢fico (Ostiense y Colombo), cuenta con rincones deliciosos como la plaza Brin o varios tramos de la Via delle Sette Chiese. La propia casa donde creci¨® Meloni, un edificio rojizo de apartamentos construido hacia 1940, cuenta con un amplio jard¨ªn lleno de abetos, pinos y palmeras que no desentonar¨ªa en la zona m¨¢s lujosa.
Casi todo el barrio surgi¨® en los a?os veinte y treinta del siglo XX y fue uno de los grandes proyectos romanos de Benito Mussolini. Los desalojados del Borgo que rodeaba el Vaticano, cuando se traz¨® la Via de la Conciliazione, recibieron alojamientos en la Garbatella. Pero la mayor¨ªa de aquellos primeros residentes eran ferroviarios y obreros que trabajaban en la zona industrial contigua al Gas¨®metro y al antiguo puerto sobre el T¨ªber. A veces se olvida el prestigio que lleg¨® a tener la dictadura de Mussolini entre la clase trabajadora. Las viviendas de la Garbatella son una de las muchas explicaciones.
En la Garbatella siempre ha ganado la izquierda. El ¡°fen¨®meno Meloni¡± no emociona a sus vecinos. Normalmente, en el barrio la derecha deber¨ªa ser derrotada de nuevo en estas elecciones. Pero la decepci¨®n con el Partido Democr¨¢tico (la izquierda institucional, hecha de los restos del naufragio de la Primera Rep¨²blica) es tan grande que nadie est¨¢ seguro de nada.
Annamaria, esposa de Alessandro, es funcionaria y trabaj¨® con Meloni en la ¨¦poca (2008-2011) en que esta fue ministra de la Juventud. ¡°Era una chica normal, muy trabajadora, un poco arrogante y siempre iba acompa?ada por un guardaespaldas enorme que, la verdad, me parec¨ªa m¨¢s listo que ella¡±, cuenta.
Lo que pocos discuten, en la Garbatella y fuera de ella, es que Meloni no enga?a. Es lo que aparenta ser. No se ha inventado t¨ªtulos ni m¨¢steres, tiene un carn¨¦ de periodista pero, salvo alg¨²n empleo ocasional en la adolescencia, siempre ha vivido de la pol¨ªtica, y no le importa hablar de sus complejos (se pasa la vida sometida a una dieta), sus insuficiencias y sus meteduras de pata.
Y luego est¨¢ el acento, ese romano popular (en otro tiempo encarnado por el gran Alberto Sordi, otro nost¨¢lgico del fascismo) con el que muchos simpatizan instintivamente. El acento dulcifica su voz chillona. E incluso su mensaje, cuya radicalidad espanta a veces incluso a sus correligionarios: recu¨¦rdese su hist¨¦rico discurso en un mitin de Vox en Marbella, el 15 de junio.
Una de las ¨²ltimas frases de su autobiograf¨ªa es la siguiente: ¡°Seguir¨¦ combatiendo para que Italia tenga alg¨²n d¨ªa un presidente de la Rep¨²blica elegido directamente por los italianos y un Gobierno que responda directamente al pueblo. S¨¦ que eso es lo que m¨¢s atemoriza al actual sistema de poder en Italia y en Europa; por eso s¨¦ que es lo que tenemos que hacer¡±.
La chica de la Garbatella, con este tipo de discurso, roza con los dedos la presidencia del Gobierno.
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