La herida abierta del sur de Italia
El proyecto del viaducto sobre el estrecho de Messina, que unir¨ªa Sicilia con la pen¨ªnsula, emerge en cada elecci¨®n para tapar la falta de propuestas para superar la brecha entre el sur y el norte m¨¢s profunda de un pa¨ªs de la Uni¨®n Europea
Un centenar de arancini, esas deliciosas pir¨¢mides rebozadas de arroz y rag¨² de carne sicilianas, se evaporan del mostrador del bar del ferry que cruza el estrecho de Messina. Demasiado buenos para sobrevivir a un trayecto de escasos 20 minutos. La ruta, cubierta por varias empresas y una decena de barcos cargados de camiones y pasajeros que cruzan de un lado a otro del canal, une Calabria con Sicilia. Durante siglos fue el puente imaginario que cos¨ªa el Reino de las dos Sicilias. Pero tambi¨¦n la manera m¨¢s r¨¢pida de acceder a servicios o necesidades olvidados todav¨ªa en el sur de Italia. Hoy en este ferry ¨Dla compa?¨ªa se llama Caronte, como el barquero de las almas muertas en la Divina Comedia¨D viajan m¨¦dicos, turistas, comerciantes, transportistas, feriantes. Una probeta humana que contiene muchos de los problemas que castigan el sur de Italia y que la derecha quiere resolver ahora recuperando la vieja idea de construir un gigantesco puente.
Los 3,3 kil¨®metros que separan la punta de Sicilia en Messina del peque?o y castigado pueblo de Villa San Giovanni (Calabria) son tambi¨¦n la l¨ªnea m¨¢s corta entre la realidad de Italia y la propaganda pol¨ªtica que emerge cada vez que hay elecciones. Sucede desde hace 30 a?os, cuando Silvio Berlusconi, l¨ªder entonces de una emergente Forza Italia, prometi¨® por primera vez que construir¨ªa un puente que unir¨ªa la isla con el continente. Un monumental proyecto que deber¨ªa coser la herida abierta durante d¨¦cadas entre el norte y el sur de Italia, donde conviven dos realidades econ¨®micas equiparables al PIB de Alemania y Albania. Una infraestructura de la que, en realidad, se hablaba desde hac¨ªa un siglo, pero que nadie hab¨ªa tomado en serio hasta que aquel tah¨²r de la pol¨ªtica volvi¨® a ponerla sobre la mesa. Ahora, en una campa?a electoral en la que la parte meridional del pa¨ªs volver¨¢ a ser decisiva, la derecha ha desempolvado un proyecto que dif¨ªcilmente terminar¨ªa con la mayor brecha entre norte y sur de un pa¨ªs europeo.
Las ¨²ltimas bazas de las elecciones de este domingo se juegan de Roma hacia abajo. Los partidos lo saben y cerraron ah¨ª sus campa?as. Pero casi ninguno ha sido capaz de aportar propuestas alejadas de la propaganda. No hay soluciones al empleo, a la falta de escolarizaci¨®n, a una monstruosa tasa de desocupaci¨®n femenina, a la falta de infraestructuras de transporte o al calvario de la emigraci¨®n sanitaria que los ciudadanos del sur se ven obligados a emprender cuando enferman. La izquierda aparece hoy como un bloque elitista. El Movimiento 5 Estrellas se aferra a su propuesta de Renta Ciudadana. Y para la derecha, la soluci¨®n pasa por construir un puente sobre el estrecho de Messina que una Sicilia con el continente. ¡°Esto es como si no tienes nada para comer y te compras un anillo de oro. Es una tonter¨ªa soberana. Adem¨¢s, ese proyecto ya fue descartado. Es una locura medioambiental y no ser¨ªa seguro¡±, apunta el exalcalde de Messina Renato Accorinti, una de las personas que m¨¢s ha batallado contra el puente.
A un lado y otro del estrecho hay dos enormes torres met¨¢licas rojas y blancas de 386 metros de altura que un d¨ªa sirvieron como pilones para el cableado el¨¦ctrico que un¨ªa Messina con Reggio Calabria. M¨¢s o menos por esa l¨ªnea imaginaria deber¨ªa pasar el trazado del monumental viaducto (seis carriles de tr¨¢fico rodado y dos de tren). Hasta la cima de una de esas torres, convertidas hoy en la cicatriz de la propaganda pol¨ªtica, se subi¨® Accorinti hace unos a?os para protestar contra el puente. Desde entonces no ha cejado en su batalla. ¡°No sirve construir tres kil¨®metros para unir Sicilia si luego hay que recorrer 800 kil¨®metros con trenes que van lent¨ªsimos y funcionan a gas¨®leo. O te cuesta cuatro horas llegar a Palermo. M¨¢s vale invertir el dinero en eso. Los aeropuertos no est¨¢n bien comunicados; los puertos no est¨¢n a la altura para el nivel de log¨ªstica que podr¨ªamos tener. Mire, para llegar al centro de Sicilia tardo ocho horas, lo mismo que a Bombay¡±, apunta Accorinti, enfundado en una camiseta roja contra el puente.
La ¨²ltima intentona, hace 10 a?os, se cifr¨® en unos 10.000 millones de euros y se descart¨® por su impacto medioambiental, pero tambi¨¦n por las dudas de seguridad que plantea. Justo por debajo del estrecho atraviesa la falla Messina-Taormina, una de las m¨¢s grandes del continente. En 2019, los investigadores de la Universidad de Londres Birkbeck la identificaron como la responsable del terremoto m¨¢s destructivo de la Europa moderna, que en 1908 termin¨® con la vida de casi 100.000 personas a un lado y otro del estrecho. El movimiento s¨ªsmico provoc¨® tambi¨¦n un maremoto que arras¨® las dos costas. Esa brecha entre las placas tect¨®nicas, a m¨¢s de 300 metros de profundidad, no es la que m¨¢s preocupa ahora en el pa¨ªs.
Italia es el pa¨ªs europeo con la grieta socioecon¨®mica m¨¢s pronunciada entre sus dos extremos. La previsi¨®n lanzada por Svimez, el instituto que estudia el desarrollo de la parte meridional del pa¨ªs, adelanta que el PIB ser¨¢ de un punto porcentual m¨¢s bajo en 2022. La esperanza de vida es ya tres a?os menor en Calabria que en ciudades como Trento; las tasas de abandono escolar se disparan a medida que se recorre el pa¨ªs hacia el extremo sur. Italia decidi¨® cortar el cord¨®n umbilical con el sur ¨Dentonces mucho m¨¢s rico que hoy¨D nada m¨¢s comenzar su unificaci¨®n en 1847. En todos los sentidos. De hecho, la alta velocidad termina hoy en N¨¢poles. A partir de ah¨ª, toca buscarse la vida.
Luca Bianchi, presidente de Svimez, subraya que ¡°desde el punto de vista econ¨®mico la grieta abierta es la misma que despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial: 40 puntos porcentuales de renta per c¨¢pita¡±. Bianchi, adem¨¢s, no cree en el proyecto del puente. ¡°Me suscita irritaci¨®n. Es una manera de afrontar y reducir el tema del sur a la tradici¨®n. Es una obra que tiene sentido si est¨¢ conectada con la alta velocidad hacia el sur. El tema central del sur es mejorar la oferta de servicios p¨²blicos: una sanidad como la del norte, reducir el abandono escolar, tener guarder¨ªas¡ El puente es la manera tradicional de no hacer nada. Pero no hay recursos, ni siquiera en el PNRR [plan europeo de recuperaci¨®n]. Aquel proyecto se anul¨®. Cuando uno no tiene propuestas en el sur, siempre acaba sacando lo del puente¡±.
El puente sobre el estrecho funciona tambi¨¦n como met¨¢fora de muchos de los males del sur de Italia. Tambi¨¦n del problema de las mafias. A una y otra orilla del estrecho, las dos principales organizaciones criminales del pa¨ªs, la Cosa Nostra (Sicilia) y la ¡®Ndrangheta (Calabria), ten¨ªan planes a comienzos de siglo para hacerse con el control de la construcci¨®n y la explotaci¨®n de la infraestructura. Niko Rozzuto, un italo-canadiense emparentado con las familias de Palermo, ya hab¨ªa proyectado invertir 5.000 millones de d¨®lares [unos 5.160 millones de euros] procedentes del tr¨¢fico de droga en la construcci¨®n del puente. Eran tiempos de Silvio Berlusconi, el gran promotor del puente, pero tambi¨¦n del sistema pol¨ªtico clientelar en el sur de Italia.
La situaci¨®n no se ve igual en las filas de la derecha, que abogan por la abolici¨®n de la Renta Ciudadana ¨DGiorgia Meloni, l¨ªder de Hermanos de Italia, cerr¨® el viernes su campa?a en Bagnoli, un barrio obrero de N¨¢poles altamente dependiente de ese subsidio¨D y apuestan por soluciones de impacto como el puente. No hay nada: ni proyecto, ni cobertura econ¨®mica. Ni siquiera se ha logrado incluirlo en los proyectos que podr¨ªa financiar el Plan de Recuperaci¨®n pospandemia. Marco Falcone, consejero de Transportes de la regi¨®n de Sicilia, es un firme partidario de construirlo. ¡°El puente sobre el estrecho es hoy una exigencia de toda Italia y el continente europeo. Representa la infraestructura que unir¨ªa el Mediterr¨¢neo con el resto de Europa. Ya ten¨ªamos un proyecto. Pero, lamentablemente, el Gobierno de Mario Monti decidi¨® anularlo y revocar cualquier financiaci¨®n suprimiendo la sociedad del estrecho que era el ente delegado de realizarla¡±.
La mayor¨ªa de los vecinos afectados no lo quiere, claro. Muchas viviendas ser¨ªan demolidas y la mayor¨ªa de los parajes naturales por donde anidan las aves en la zona quedar¨ªan arrasados. Pero tampoco los pescadores de una zona rica en fauna marina, donde las temporadas alternan la pesca del at¨²n y del pez espada. Giovanni Andr¨° termina de amarrar su barca en una de las lagunas naturales de Messina. ¡°No tiene ning¨²n sentido. Esto deber¨ªa ser un lugar protegido, y no un espacio para construir un mastodonte de este tipo. Esto es una isla, ?no? Pues es normal que no est¨¦ conectada con el continente. No hay m¨¢s¡±. El problema, claro, no es la condici¨®n isle?a de Sicilia; sino el aislamiento al que ha sido sometido el resto del sur de Italia.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.