¡®Ian¡¯: historia de dos huracanes
Tras el paso de la tormenta, preocupan las inundaciones de los r¨ªos del interior de Florida, cuyos habitantes carecen en muchos casos de seguro. Biden viajar¨¢ a la zona el mi¨¦rcoles
En la US-41, carretera que atraviesa Florida de norte a sur, los coches que transitan la zona que arras¨® el pasado mi¨¦rcoles el hurac¨¢n Ian llevan todo el fin de semana jugando a ser anfibios. La crecida del r¨ªo Myakka ha inundado algunos tramos hasta hacer desaparecer sus contornos bajo el agua, y los conductores manejaban concentrados para evitar perder el control de sus veh¨ªculos. La peor parte es la que conecta Sarasota, al norte, donde est¨¢n los hoteles abiertos y hay electricidad y gasolina, con North Port, una localidad de unos 70.000 habitantes con muy poco que ofrecer al visitante.
Este municipio ha estado lejos de los focos de las zonas m¨¢s afectadas por Ian, un devastador hurac¨¢n de categor¨ªa 4 cuyos vientos de 250 kil¨®metros por hora se han cobrado la vida de al menos 66 personas y han provocado la evacuaci¨®n de un millar. Los peores problemas no llegaron para North Port por el aire, que tambi¨¦n hizo de las suyas, sino del agua. En las localidades costeras, Fort Myers y Fort Myers Beach, as¨ª como en las islas de Captiva y Sanibel ¡ªdonde este domingo continuaba la b¨²squeda en las barriadas m¨¢s azotadas de vecinos, vivos o muertos, con la ayuda de perros rastreadores¡ª, Ian empuj¨® el mar hacia el interior. Una vez retrocedieron esas aguas, llegaron otras igual de temibles: la lluvia que trajo el hurac¨¢n provoc¨® el desbordamiento de r¨ªos como el Myakka o el Peace, en el interior del Estado.
Mientras la zona se prepara para recibir la visita de Joe y Jill Biden el mi¨¦rcoles, despu¨¦s de que el presidente y la primera dame viajen el lunes a Puerto Rico para comprobar los efectos del hurac¨¢n Fiona, las autoridades temen que la cosa empeore en North Port en los pr¨®ximos d¨ªas. ¡°La tormenta masiva ha dejado a su paso una hist¨®rica cantidad de agua. Lo que, en cierto modo, ha provocado un problema m¨¢s dif¨ªcil de solucionar que el causado por el viento¡±, dijo el gobernador republicano, Ron DeSantis, durante una visita a la zona este domingo para subrayar que hay secuelas de Ian m¨¢s all¨¢ de la costa. Esta calamidad en diferido coge a sus supervivientes exhaustos, a¨²n sin electricidad y con problemas de suministros, faltos de comida y de agua potable.
Las inundaciones, que han partido literalmente algunas carreteras en dos, ocasionaron el viernes el corte de unos 20 kil¨®metros de la interestatal 75, autopista que organiza la vida de los habitantes de esta parte de Florida. Tras una noche y una ma?ana de pesadilla, con atascos de hasta ocho horas, el tr¨¢fico se reabri¨® finalmente el s¨¢bado al final del d¨ªa. A¨²n est¨¢ cortado el acceso desde North Port a la autopista al final de un bulevar donde se suceden las urbanizaciones a¨²n anegadas cuatro d¨ªas despu¨¦s. El agua supera en algunas zonas los tres metros de altura y las vistas a¨¦reas dejan im¨¢genes m¨¢s propias de Venecia que del interior de Florida (parad¨®jicamente, uno de los municipios afectados es el de Venice).
Vecinos como el matrimonio formado por Mike y Kimberley Colella accedieron en una sofocante ma?ana de domingo a sus viviendas inundadas en sendos kayaks, que ¡°un alma caritativa¡± les hab¨ªa prestado. Al otro lado de la carretera, los bomberos patrullaban otra urbanizaci¨®n con una aerolancha de esas que propulsa una enorme h¨¦lice desde la parte trasera. Esta vez no hubo que rescatar a ning¨²n vecino; no porque no los hubiera, sino porque los que a¨²n est¨¢n ah¨ª dentro prefieren quedarse en sus casas en mitad del agua. La ronda era solo para saber que todo segu¨ªa en orden con ese pu?ado de obstinados. DeSantis tambi¨¦n se mont¨® en una de esas embarcaciones para comprobar personalmente los destrozos y hablar con los resistentes.
A la entrada de otra urbanizaci¨®n bautizada pomposamente como Country Club Estates ¡ªno hay para tanto, esas propiedades tienen en el portal inmobiliario Zillow un valor de entre 200.000 y 300.000 d¨®lares¡ª, Wendy Bowman esperaba en el coche a que su marido regresara de su excursi¨®n por las aguas para rescatar m¨¢s cosas de la casa familiar, mientras Dave Heyman mov¨ªa la cabeza desconsolado: ¡°Lo he perdido todo. Ah¨ª dentro¡±, dec¨ªa, se?alando las calles convertidas en r¨ªos, ¡°ya no me queda nada¡±. En este vecindario la cosa la agrav¨® el canal que lo atraviesa, que se desbord¨® enseguida. ¡°Al menos, ha aflorado la solidaridad de los vecinos¡±, explic¨® Bowman. Tiene ¡°la casa asegurada, pero no contra inundaciones¡±. Dadas las circunstancias, ?tal vez hagan la excepci¨®n? ¡°No lo creo. Esa gente nunca las hace¡±.
60.000 millones en p¨¦rdidas para las aseguradoras
El de los seguros es uno de los grandes temas de conversaci¨®n tras el paso de la tormenta. Se calcula que a las compa?¨ªas el hurac¨¢n les ocasionar¨¢ 60.000 millones de d¨®lares en p¨¦rdidas solo en Florida, lo que har¨¢ de Ian el ¡°segundo evento de p¨¦rdida catastr¨®fica m¨¢s grande registrado¡± despu¨¦s del Katrina en 2005, seg¨²n su patronal. Otros c¨¢lculos hablan de 47.000 millones. Sea cual sea la cifra final, es seguro que ya es la tormenta m¨¢s costosa de la historia del Estado. DeSantis prometi¨® presionar tras su visita a North Port a las aseguradoras y a los gestores de los fondos federales de ayuda para que act¨²en con rapidez.
Se da la circunstancia de que en las zonas de rentas m¨¢s bajas la gente tiende menos a asegurar sus cosas que en los barrios ricos. Gente como Lisa Artiaga, que vive en un parque de caravanas a las afueras de North Port. Este domingo explicaba en la parte trasera de su tr¨¢iler que las compa?¨ªas no responden en esta zona por estructuras prefabricadas como la suya.
En cambio, a unos 100 kil¨®metros al sur, las cuadrillas de empleados han trabajado sin descanso todo el fin de semana en Naples, la sexta ciudad m¨¢s rica de Estados Unidos, donde la tormenta golpe¨® una zona de mansiones cercana al pintoresco muelle de la playa, tambi¨¦n afectado por el hurac¨¢n. Los efectos de Ian eran este domingo mucho menos descorazonadores que en North Port. ¡°Los vientos fueron aqu¨ª lo peor¡ se llevaron la playa cinco calles hacia el interior de la ciudad¡±, recordaron Laura y Anna, dos vecinas, al final de su paseo matutino.
Por contrastes como ese, la de Ian es tambi¨¦n, echando mano de Dickens, ese comod¨ªn para periodistas, la historia de dos huracanes.
Los vecinos de North Port han criticado que los esfuerzos de rescate se centraran casi exclusivamente en los primeros d¨ªas en las zonas costeras, ciertamente m¨¢s afectadas, pero que tambi¨¦n se encuentran entre las de mayor renta per c¨¢pita del Estado, especialmente las islas, donde sus adinerados habitantes han pagado un alto precio por habitar el para¨ªso. Lugares tan expuestos a la naturaleza como Fort Myers Beach, cuyo acceso sigue restringido a los vecinos y a los trabajadores esenciales, est¨¢n hoy completamente arrasados.
Tal vez por las quejas, durante el d¨ªa llegaron a North Port, adem¨¢s de DeSantis y su esposa, dotaciones de bomberos de todo el Estado para sumarse a los destacamentos de militares, que est¨¢n desplegados desde el martes. En la comisar¨ªa, lugar de encuentro para unos y otros, la agente Madison Heid, portavoz de la polic¨ªa local, dijo a EL PA?S que confiaba en que las inundaciones no vayan a peor. ¡°Aunque no estoy segura. Todo esto carece de precedentes¡±.
M¨¢s all¨¢ de la afortunada Naples, donde el domingo tambi¨¦n se pudo ver a DeSantis repartir comidas, las cosas est¨¢n un poco mejor cada d¨ªa que pasa. La electricidad solo falta a unos 780.000 clientes (llegaron a ser 2,6 millones, seg¨²n datos de PowerOutage.us). Los restaurantes van abriendo con cartas reducidas a la m¨ªnima expresi¨®n y algunas tiendas ofrecen solo parte de su mercanc¨ªa habitual, pero algo es algo. El gobernador prometi¨® que habr¨ªa para los vecinos a¨²n sin electricidad repetidores de wifi, cortes¨ªa de su ¡°amigo Elon [Musk]¡±, inventor de la tecnolog¨ªa StarLink, que emplea sat¨¦lites para servir internet de banda ancha.
Los sem¨¢foros siguen sin funcionar y el orden del tr¨¢fico a¨²n depende de la bondad de los extra?os. En cuanto a la gasolina, esencial para los coches y para los generadores, sigue siendo un problema. El domingo a primera hora en North Port, decenas de personas hicieron una cola de dos horas para comprobar cuando les lleg¨® el turno que solo quedaban tres galones, y que tendr¨ªan que buscarse la vida en otra parte hasta que el lunes por la noche llegara el suministro. El propietario del establecimiento solicit¨® la ayuda de una patrulla de la polic¨ªa para dar la mala noticia a los clientes. Comprensiblemente, el hurac¨¢n Ian tambi¨¦n ha causado estragos en la paciencia de los habitantes del sudoeste de Florida.
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