La ola que se trag¨® a Tejer¨ªas: vivir en medio de la amenaza en Venezuela
Se cumplen dos semanas del deslave que dej¨® m¨¢s de 50 v¨ªctimas en dos pueblos. El Gobierno acelera las obras para intentar reconstruir el lugar, mientras los sobrevivientes dicen que no quieren volver
Alfredo Blanco se acerc¨® dos veces a mirar el nivel de la quebrada Los Patos ese domingo que llovi¨® much¨ªsimo, lo suficiente para casi acabar con el pueblo Las Tejer¨ªas, en el Estado central de Aragua, en Venezuela. A la tercera inspecci¨®n del cauce una ola lo alcanz¨® y sigui¨® tras su esposa y una vecina con las que tomaba caf¨¦ minutos antes. Alfredo logr¨® agarrarse de unos palos y salir. Volvi¨® a entrar al lodo para intentar buscarlas. Con heridas en los pies se hizo de noche y no supo m¨¢s de Mar¨ªa y la vecina hasta la ma?ana siguiente, cuando encontraron sus cuerpos a varios metros del lugar, en el centro del pueblo, frente a una panader¨ªa. ¡°De un solo envi¨®n la ola se llev¨® cuatro casas y a mi esposa¡±, cuenta por tel¨¦fono Alfredo, 10 d¨ªas despu¨¦s de que perdi¨® todo, mientras ayuda a sacar el barro de las viviendas que quedaron en pie.
Mar¨ªa Guerra, de 64 a?os, la esposa de Alfredo, es una de los 54 v¨ªctimas del deslave en Las Tejer¨ªas, del que hasta esta semana todav¨ªa estaban desaparecidas ocho personas, seg¨²n el Gobierno. A este saldo se suma el de otro alud en El Casta?o, a 40 minutos de Tejer¨ªas, que dej¨® cuatro muertos y varias p¨¦rdidas en inundaciones y derrumbes en todo el pa¨ªs tras una intensa temporada de lluvias exacerbada este a?o por el fen¨®meno de La Ni?a y por m¨¢s de 40 ondas tropicales que se han formado en el Caribe.
Alfredo viv¨ªa en el barrio Bol¨ªvar, parte del sector El B¨¦isbol, asentado justo en la garganta de la cuenca. Asegura que en los 21 a?os que ha vivido ah¨ª nunca se hab¨ªa comportado de esa manera. Una semana antes la quebrada hab¨ªa crecido mucho, pero hizo lo que siempre hac¨ªa, seg¨²n Alfredo: romper las tuber¨ªas y llenar de lodo la calle. Por casi 40 a?os Adri¨¢n vivi¨® con Mar¨ªa en Las Tejer¨ªas, un pueblo de unos 50.000 habitantes fundado a principios de 1900. Primero estuvieron alquilados y luego compraron un terreno, a siete metros del margen de la quebrada, donde construyeron su casa. Como en la mayor¨ªa de los barrios informales, la familia se fue haciendo un vecindario. Elizabeth Corona, la nuera de Alfredo, estaba m¨¢s arriba cuando vio c¨®mo el lodo se trag¨® su vivienda, contigua a la de sus suegros. Esa tarde los llam¨® varias veces para decirles que ¡°la quebrada llevaba agua¡±, que salieran, que ven¨ªa la ola. Dice que las 6.17 de la tarde del domingo 9 de octubre vio cuando la ola de fango, rocas y ¨¢rboles alcanz¨® a Alfredo. ¡°Cuando mi suegro se da la vuelta, es que viene la ola y lo arrastra, pero logra agarrarse de una orilla. Luego vi como un volc¨¢n de agua que se mont¨® en el techo de las casas¡±.
Elizabeth no sabe c¨®mo logr¨® saltar hacia un cerro y salvarse. A otra vecina, Vicenta Galindez, le toc¨® abrir un hueco en el techo antes de que el agua los cubriera a ella y dos familiares en un cuarto. Yelitza Rivas cuenta paso a paso todo lo que hizo para sacar a su madre y su hermano de una planta baja que termin¨® anegada. Busc¨® una segueta para romper una reja y pidi¨® auxilio hasta que el agua los cubri¨® y tom¨® la decisi¨®n de buscar una escalera para saltar a un techo y salvarse ella. Lo cuenta esta semana, todav¨ªa afectada, desde lo que era su casa y a la que dice que no regresar¨¢. ¡°Yo no quiero llevarme los corotos (enseres), yo solo quiero fortaleza para soportar ese momento tan fuerte que viv¨ª, de ver la p¨¦rdida de mi mam¨¢ y mi hermano¡±. Como Elizabeth y su familia, quiere reconstruir su vida en otro lado.
Lecciones pasadas
Los aludes torrenciales han sido un evento cr¨®nico y recurrente en la cordillera norte de Venezuela, donde se concentra el 80% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. La ocupaci¨®n de los cauces y de las gargantas de las monta?as, como pas¨® en el barrio donde viv¨ªan Alfredo, Mar¨ªa, Elizabeth, Vicenta y Yelitza, son una bomba de tiempo en muchas poblaciones venezolanas. Monta?as abruptas, abundancia de sedimentos, rocas fracturadas por la actividad tect¨®nica de esta zona hacen un ambiente propicio para generar aludes torrenciales. Una ocupaci¨®n inadecuada del territorio, justo en la garganta del torrente, y la inexistencia de medidas de mitigaci¨®n y de sistemas de alerta temprana de lluvia, aumentan la vulnerabilidad en la ecuaci¨®n del riesgo, explica Jos¨¦ Luis L¨®pez, investigador del Instituto de Mec¨¢nica de Fluidos de la Facultad de Ingenier¨ªa de la Universidad Central de Venezuela.
¡°Vivimos en zonas de alta amenaza¡±, dice el especialista en deslaves, quien visit¨® la zona del desastre hace unos d¨ªas. ¡°El detonante de estos eventos es una lluvia de 10 d¨ªas que va saturando los suelos, colapsa las laderas y genera aludes torrenciales¡±. L¨®pez usa el s¨ªmil de un ¨¢rbol para explicar el funcionamiento de las cuencas y de estos fen¨®menos. ¡°Las ramas del ¨¢rbol se unen y salen por el tronco. Aqu¨ª es lo mismo: en lo alto de la cuenca los r¨ªos tributarios se unen por lo que es ah¨ª donde se concentra el flujo que sale por la garganta de la quebrada que ha sido ocupada por viviendas. Esa fue una de las causas por la cual se produjo este desastre¡±.
Adem¨¢s de la poblaci¨®n ocupando el cauce y las planicies de inundaci¨®n, tres puentes mal dise?ados, con pilas centrales y estrechas, opina L¨®pez, hicieron que los flujos se represaran y pudieran haber provocado esas violentas olas que describen los que sobrevivieron al deslave del 9 de octubre de 2022 en Las Tejer¨ªas. Por otro lado, el r¨ªo Tuy, donde desemboca la quebrada Los Patos, tambi¨¦n estaba crecido, por lo que tambi¨¦n pudo haber represado del flujo, agrega el especialista.
Un diciembre, hace 23 a?os, en medio de las votaciones por la nueva Constituci¨®n que impulsaba Hugo Ch¨¢vez, Venezuela vivi¨® el mayor desastre de su historia en Vargas, un extenso litoral ubicado a unos minutos de Caracas. Fue una versi¨®n amplificada de lo ocurrido en Las Tejer¨ªas. Varios d¨ªas de lluvias desencadenaron aludes en las monta?as y arrasaron la costa de la ciudad donde est¨¢n los principales aeropuertos y puerto del pa¨ªs y dejaron centenares de muertos y desaparecidos. ¡°En estos 20 a?os se aprobaron una cantidad de leyes, se hicieron planes de ordenamiento para Vargas, se crearon instituciones dedicadas al riesgo pero no ha habido voluntad pol¨ªtica para hacer cumplir las normas¡±, dice L¨®pez. Luego de Vargas se construyeron 63 presas de retenci¨®n de s¨®lidos en esa monta?a, que salvaron vidas en eventos lluviosos posteriores, apunta. Pero es necesario limpiarlas o construir nuevas en el lugar y donde haya poblaciones en riesgo, en los llamados abanicos aluviales donde se explayan los deslaves, para poder decir que se ha aprendido la lecci¨®n.
Con el deslave Vargas comenz¨® la investigaci¨®n cient¨ªfica de estos fen¨®menos en el pa¨ªs, que han sido documentados tanto en el tiempo hist¨®rico como en el geol¨®gico. Pero L¨®pez advierte sobre algunas aproximaciones al problema como los que atribuyen las causas ¨²nicamente al cambio clim¨¢tico. ¡°Este ha sido un a?o lluvioso y el cambio clim¨¢tico es indudable que va incrementar la frecuencia de los eventos extremos, pero en nuestro pa¨ªs se est¨¢ usando el cambio clim¨¢tico para evadir responsabilidades en la ausencia de medidas para mitigar los riesgos¡±.
La lluvia cr¨ªtica
Tampoco se han creado sistemas de alerta de lluvia cr¨ªtica, como los que funcionan en Jap¨®n y Brasil, con ciudades signadas por los flujos que vienen de las monta?as. Y este es un punto clave. Cuando Adri¨¢n se asomaba a ver si la quebrada estaba crecida, no iba encontrar ah¨ª las se?ales que esperaba para correr a tiempo. ¡°Los sistemas de alerta temprana no se pueden basar en el nivel del r¨ªo, sino en el monitoreo continuo de la lluvia, con estaciones pluviom¨¦tricas que transmitan en tiempo real¡±. Una relaci¨®n entre la cantidad de precipitaciones ca¨ªdas en los 20 d¨ªas previos, que son las que saturan los suelos, y las lluvias de corto plazo acumuladas en 10 horas, permite establecer los umbrales cr¨ªticos que rigen las alertas. ¡°En 2006 el Ministerio de Ambiente ten¨ªa 630 estaciones operativas, pero hoy no creo que haya m¨¢s de 80 funcionado. La mayor¨ªa han sido vandalizadas o quedaron sin repuestos para hacerles mantenimiento¡±, denuncia.
Adem¨¢s del seguimiento hidrometeorol¨®gico, en pa¨ªses con preparaci¨®n para este tipo de eventos se han instalado sensores de movimiento, inclin¨®metros y guayas que permiten saber cu¨¢ndo ha comenzado un movimiento de tierra. ¡°Con algunos minutos la gente es capaz de correr 200 o 300 metros para cruzar la l¨ªnea entre la vida y la muerte¡±, agrega el ingeniero Jos¨¦ Mar¨ªa De Viana, que en los a?os 80 particip¨® en la instalaci¨®n de un sistema de este tipo en la cuenca de r¨ªo El Lim¨®n, cerca de El Casta?o y Las Tejer¨ªas, donde hace dos a?os tambi¨¦n hubo destrozos. ¡°La frecuencia de deslaves o de flujos de barro es alta en muchas partes del mundo, y debido a los da?os econ¨®micos que generan, pero muy especialmente por las fatalidades, es un fen¨®meno investigado de manera permanente por una comunidad cient¨ªfica que se encarga de intercambiar informaci¨®n. En Venezuela no estamos preparados y hay varias cuencas donde con toda seguridad esto va a volver a ocurrir¡±.
Nicol¨¢s Maduro, por su parte, ha dado una respuesta desde el terreno, una presencia inusual del mandatario en emergencias. ¡°Todo esto viene del cambio clim¨¢tico¡±, ha dicho esta semana sobre lo ocurrido. Otros miembros de su gabinete se han remontado a la colonizaci¨®n, en la que los esclavos supuestamente fueron obligados a asentarse en las zonas de riesgo. El Gobierno ha desplegado m¨¢s de 2.000 soldados y maquinarias para labores de limpieza y ha designado autoridades ¨²nicas militares para las dos zonas, a las que est¨¢n subordinados alcaldes y gobernadores de la zona. Maduro ha prometido una reconstrucci¨®n en tiempo r¨¦cord. Pero a Las Tejer¨ªas, muchos no quieren volver.
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