¡°?No me lo creo, lo conseguimos!¡±; la avenida Paulista estalla de alegr¨ªa tras la victoria de Lula
Al ritmo de funky y con l¨¢grimas en los ojos, los lulistas celebran la vuelta del izquierdista al poder y respiran con alivio tras la derrota de Bolsonaro, que a¨²n no ha hecho declaraciones
La avenida Paulista estall¨® de alegr¨ªa. Una marea roja que empezaba a llegar con el cierre de urnas fue inundando la arteria principal de S?o Paulo y explot¨® con l¨¢grimas, gritos y mucho funky carioca cuando se dieron a conocer los resultados finales. Luiz In¨¢cio Lula da Silva, el candidato del Partido de los Trabajadores, ser¨¢ el pr¨®ximo presidente de Brasil. La ansiada victoria lleg¨® por los pelos. ¡°Estaba sudando fr¨ªo¡±, dice una mujer con el m¨®vil en una mano y la cerveza en otra. Lleva desde las cinco de la tarde sin atreverse a celebrar junto a sus compa?eros quienes, como la mayor¨ªa, festejaron anticipadamente. ¡°?No me lo creo; lo conseguimos! ?Al fin nos lo quitamos de encima!¡±.
Adem¨¢s de mucha ilusi¨®n y entusiasmo, en la calle se respira alivio. Para el Brasil progresista, estos han sido cuatro a?os de infierno. Un se?or solloza en una videollamada con su hija, un grupo de mujeres se abraza, una pareja gay llora mientras se besa. ¡°Ganamos, mi amor¡±, le dice uno al otro, ¡°ganamos¡±. Durante las ¨²ltimas horas, los votos ca¨ªan con cuentagotas en los celulares de miles de brasile?os que presenciaban una de las elecciones m¨¢s re?idas de la democracia brasile?a. A las siete y media de la tarde ya no hab¨ªa dudas, vuelve al Gobierno un icono de la izquierda latinoamericana. Un h¨¦roe para muchos en Brasil. En un pa¨ªs dividido en dos, la mitad lulista parece que amanecer¨¢ ronca.
Un pa¨ªs dividido por los colores
Esta ma?ana, los colegios electorales auguraban lo dif¨ªcil que iba a estar el duelo definitivo. Brasil se divid¨ªa entre los colores que identifican a Lula da Silva y a Jair Bolsonaro. ¡°Hoy el pueblo est¨¢ definiendo el modelo de Brasil que desea¡±, apuntaba esperanzado Lula, vestido de blanco, despu¨¦s de votar muy temprano en S?o Bernardo, su ciudad adoptiva cerca de S?o Paulo, el lugar donde creci¨® el movimiento sindical que us¨® como plataforma para convertirse, hace ya 20 a?os, en el primer presidente obrero. Bolsonaro, por su parte, apel¨® a Dios al acercarse a las urnas de amarillo y verde, como acostumbra y pide a sus seguidores. Tanto esos tonos como el rojo del Partido de los Trabajadores abundaban entre los electores que decid¨ªan si quer¨ªan dar al l¨ªder de izquierdas un nuevo mandato o reelegir al presidente de ultraderecha.
¡°Vamos a recuperar nuestra bandera¡±, dec¨ªa Bruna Alves, una analista de sistemas de 32 a?os que confiaba en este desenlace. ¡°Nuestro pa¨ªs se tiene que reconstruir. Necesitamos una sociedad m¨¢s justa¡±, afirmaba tras votar por el candidato del PT, enfundada en una camiseta roja en la que se le¨ªa ¡®La gente est¨¢ mejor con Lula¡¯. Los vecinos en el colegio Conselheiro Antonio Prado la deten¨ªan para elogiar la prenda en este puesto de votaci¨®n, una escuela centenaria de techos altos en el centro de S?o Paulo, que se parece m¨¢s al Lulaverso que promueve la campa?a del l¨ªder de izquierdas que a la marea verde y amarilla con la que sue?a Bolsonaro, cuyos seguidores se han apropiado de los colores de la bandera de Brasil.
La acompa?aba su pareja, Amanda Silva, nordestina, de 31 a?os. ¡°Tengo una memoria de una sociedad m¨¢s igualitaria en la ¨¦poca en que Lula fue presidente¡±, explicaba sobre los avances de la poblaci¨®n m¨¢s pobre, el mayor acceso a la educaci¨®n e incluso al consumo, como suele recordar el exmandatario al apelar a la nostalgia de mejores tiempos. ¡°Quiero eso de nuevo¡±, afirmaba Silva, que lleva trenzas rojas para comunicar sus preferencias. Ambas confiaban en las encuestas, que situaban a Lula como favorito y que tanto ha fustigado el bolsonarismo. ¡°En la primera vuelta acertaron con nuestro candidato, solo fallaron con Bolsonaro¡±, argumentaba Alves sobre el resultado del 2 de octubre, cuando Lula obtuvo el 48% de los apoyos frente al 43% del actual mandatario.
Doble plebiscito
La segunda vuelta tambi¨¦n se ha vivido como un doble plebiscito sobre Lula y Bolsonaro. Ricardo Zerbinato, fil¨®sofo de 51 a?os, vest¨ªa una camiseta roja con el lema ¡°el voto es secreto¡±. Es una forma ir¨®nica de mostrar sus simpat¨ªas, a pesar de que manifestarlas da miedo, no es un momento para esconderse, dijo. ¡°Sin querer entrar en una discusi¨®n polarizante de izquierda o derecha, todos los indicadores de pol¨ªtica p¨²blica mejoraron mucho en los dos mandatos de Lula, no tengo duda de su calificaci¨®n en relaci¨®n con Bolsonaro¡±, asegur¨®.
¡°Yo nunca vot¨¦ por Lula; no es que no me guste, es que no conf¨ªo en ¨¦l¡±, dijo Vera Heloisa, una secretaria jubilada de 65 a?os, que llevaba una camiseta con la bandera. ¡°No muero de amor por Bolsonaro, pero conf¨ªo en ¨¦l¡±, aseguraba esta votante desencantada del Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB), el centroderecha tradicional que el bolsonarismo ha fulminado. ¡°Me enga?aron, me hicieron creer que eran distintos al PT y no lo son¡±, se?alaba al criticar que sus figuras hist¨®ricas respalden ahora a su otrora adversario.
Coincidiendo con las presidenciales, en 12 de los 26 Estados de este pa¨ªs de dimensiones continentales se han renovado los gobernadores. S?o Paulo, que sol¨ªa ser un fort¨ªn del PSDB, es por mucho el principal colegio electoral, donde los candidatos de Lula y Bolsonaro, Fernando Haddad y Tarc¨ªcio de Freitas, tambi¨¦n se disputan la gobernaci¨®n en una segunda vuelta.
En el Estado m¨¢s rico y poblado, otros puestos de votaci¨®n lucen bastante menos te?idos de rojo. El 30 de octubre est¨¢ marcado en el calendario de Violeta Becerra Coelho desde hace meses. Este domingo cumpl¨ªa 66 a?os y sab¨ªa bien qu¨¦ quer¨ªa de regalo: ¡°Ojal¨¢ gane Bolsonaro¡±. Y matiza: ¡°Ojal¨¢ le dejen ganar, porque t¨² sabes, ?no?¡±. Esta sanitaria del interior de S?o Paulo repite las mismas insinuaciones de su presidente, quien lleva meses poniendo en duda la transparencia del proceso electoral. ¡°?No te pareci¨® raro que quedaran tan empatados en la primera vuelta? Esa curva era demasiado perfecta¡±, a?ade desde la Universidade Presbiteriana Mackenzie, en un barrio adinerado muy cerca del centro de la ciudad; espejo de un pa¨ªs en el que conviven dos tendencias pol¨ªticas antag¨®nicas.
Becerra dice haber sido una fiel votante de izquierdas, ¡°hasta que empezaron a robar¡±. Los seguidores de Bolsonaro son los m¨¢s f¨¢ciles de reconocer. Llevan la bandera nacional en todos sus formatos: camisetas, gorras, pegatinas... Cualquier indicativo patri¨®tico entre electores es un gui?o que despierta la complicidad. Ni los seguidores de uno ni de otro dicen con la boca muy abierta que ganar¨¢ su candidato. Estas elecciones son las m¨¢s re?idas que se recuerdan y saben que todo puede pasar. Lo que m¨¢s temen los votantes de la zona es que sea una jornada violenta. ¡°Tememos que Bolsonaro haga lo que Trump el 6 de enero [el asalto al Capitolio]¡±, dicen preocupados Ilzeane Silva y Carlos Silveira. ¡°Esperamos celebrar, pero en Brasil puede pasar de todo¡±, concluyen.
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