Los militares golpistas y la ¨¦lite civil de Sud¨¢n firman un acuerdo para tratar de iniciar una nueva transici¨®n
El pacto, negociado de forma poco transparente, es ampliamente rechazado por el movimiento prodemocr¨¢tico del pa¨ªs, que reclama nuevas protestas
Los generales golpistas de Sud¨¢n y la coalici¨®n de fuerzas civiles apartada del poder en la asonada militar de octubre del a?o pasado han firmado este lunes, junto con otros grupos menores, un vago acuerdo inicial con el objetivo de allanar el camino para iniciar una nueva transici¨®n democr¨¢tica en el pa¨ªs. El pacto, sin embargo, es ampliamente rechazado por los grupos prodemocr¨¢ticos, que han liderado la sostenida movilizaci¨®n social de oposici¨®n a las autoridades golpistas, y que han convocado nuevas protestas.
El acuerdo marco rubricado este lunes ha sido negociado durante semanas en un proceso muy opaco y no aborda las principales demandas de la oposici¨®n civil: la rendici¨®n de cuentas; la reforma del ej¨¦rcito y los servicios de seguridad; el futuro de un acuerdo de paz con varios grupos armados del pa¨ªs; o el desmantelamiento del r¨¦gimen instaurado por el dictador Omar Al Bashir. La resoluci¨®n de estos asuntos se ha dejado para un acuerdo final que se negociar¨ªa de forma inmediata, y que deber¨ªa dar pie a un periodo de transici¨®n que culminar¨ªa en unas elecciones.
El golpe del 25 de octubre de 2021 puso punto y final a la fr¨¢gil transici¨®n democr¨¢tica en Sud¨¢n, iniciada poco despu¨¦s de que Al Bashir fuera derrocado en 2019, tras meses de masivas protestas sociales. La asonada supuso un duro rev¨¦s a las aspiraciones de desmantelar el antiguo r¨¦gimen y sentar las bases de un Gobierno civil y democr¨¢tico.
El comandante del ej¨¦rcito y l¨ªder del golpe, Abdelfat¨¢ Al Burhan, prometi¨® en un primer momento que nombrar¨ªa r¨¢pidamente a un Gobierno tecnocr¨¢tico para dirigir el pa¨ªs hasta unas elecciones en 2023. Pero la amplia oposici¨®n popular con la que se ha encontrado le ha impedido apuntalar a un primer ministro. Al Burhan se ha enfrentado adem¨¢s, con muy pocos apoyos, a una grave crisis econ¨®mica, a niveles alarmantes de violencia interna y a un fuerte aislamiento diplom¨¢tico. En julio, el propio comandante ya se?al¨®, vagamente, que el ej¨¦rcito estaba dispuesto a dar un paso atr¨¢s en la escena pol¨ªtica.
En su discurso en la ceremonia de la firma del acuerdo marco, Al Burhan indic¨® que est¨¢ dispuesto a transformar el ej¨¦rcito en una instituci¨®n que respete una direcci¨®n democr¨¢tica electa, y afirm¨® que son los pol¨ªticos los que deben asumir el liderazgo pol¨ªtico del pa¨ªs. Mohamed Hamdan Dagalo ¡ªcomandante de las Fuerzas de Apoyo R¨¢pido, un poderoso grupo paramilitar que ampar¨® el golpe, pero que mantiene una relaci¨®n tensa con el ej¨¦rcito¡ª asegur¨® que est¨¢ comprometido con el establecimiento de un Gobierno civil.
Las misiones en Sud¨¢n de la ONU, la Uni¨®n Africana y la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), una organizaci¨®n econ¨®mica de ?frica Oriental, han apoyado las negociaciones junto con diplom¨¢ticos de algunas potencias regionales y occidentales. En un comunicado posterior a su firma, estas tres misiones consideraron que el pacto ¡°es un primer paso fundamental hacia el restablecimiento de un periodo de transici¨®n sostenible y la formaci¨®n de un Gobierno civil y democr¨¢tico¡±.
Sin embargo, los descentralizados comit¨¦s de resistencia del pa¨ªs, que han estado al frente de la lucha contra las autoridades golpistas, han rechazado ampliamente el acuerdo. Previo a su firma, estos grupos consideraron, en un comunicado, el pacto un ¡°arreglo entre asesinos y oportunistas¡± y un ¡°compromiso entre las ¨¦lites¡±, y llamaron a intensificar las protestas. Sharif Mohamed Osman, un alto cargo de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio, la coalici¨®n civil que ha firmado el documento, reconoci¨® a EL PA?S semanas antes del acuerdo que la confianza del grupo en los militares es muy escasa.
Adem¨¢s de los grupos prodemocr¨¢ticos, tambi¨¦n se ha opuesto al acuerdo buena parte del movimiento islamista de Sud¨¢n, al que el propio Al Burhan se hab¨ªa acercado despu¨¦s del golpe para tratar de articular una base de apoyo. Algunos de los grupos rebeldes que firmaron en 2020 un acuerdo de paz con las autoridades centrales del pa¨ªs han rechazado asimismo el pacto, ya que temen que pueda traducirse en una p¨¦rdida de poder e influencia.
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