La ira de los manifestantes pone a prueba la resistencia de la nueva presidenta de Per¨²
La calle echa un pulso a Dina Boluarte, que quiere mantenerse en el cargo hasta abril de 2024. Son cinco ya los muertos durante las protestas
La ira de los manifestantes que han tomado las calles de Per¨² pone a prueba estos d¨ªas la resistencia de la presidenta, Dina Boluarte. La muchedumbre ha cortado carreteras, dos aeropuertos y se enfrenta a las autoridades en distintos puntos del pa¨ªs. Sin embargo, la sucesora de Pedro Castillo, el mandatario encarcelado y acusado de rebeli¨®n por fomentar la semana pasada un autogolpe de Estado, se propone seguir en el cargo casi a?o y medio m¨¢s antes de convocar unas elecciones. Los tiempos le parecen excesivos a sus cr¨ªticos, que exigen que llame a las urnas de inmediato para elegir un nuevo Congreso y una Presidencia que trate de sacar a la naci¨®n de la profunda crisis institucional en la que est¨¢ inmersa.
Las protestas crecen por todo Per¨². Algunos comercios del centro de Lima han cerrado por temor a saqueos. El sur se ha declarado en rebeld¨ªa y ha anunciado que no reconoce a Boluarte como l¨ªder de la naci¨®n. El bloqueo de las carreteras del corredor minero afecta a la empresa china MMG, que transporta cobre hacia los puertos de la costa para distribuirlos al resto del mundo. Las instalaciones de una de las principales compa?¨ªas l¨¢cteas ha sido tomada por la fuerza. El caos se ha apoderado de buena parte del pa¨ªs.
En un comunicado, la portavoz para la oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Marta Hurtado, llam¨® a respetar, proteger y garantizar los derechos humanos y pidi¨® a las autoridades que inicien ¡°investigaciones imparciales, transparentes y efectivas¡± para que los responsables de los muertos durante las protestas rindan cuentas. Adem¨¢s, remarc¨® la importancia de escuchar las preocupaciones y quejas de la poblaci¨®n para abordar la situaci¨®n actual. Los medios locales informan de al menos siete v¨ªctimas mortales durante los disturbios de estos d¨ªas.
La presidenta ha tratado de contener la furia de los manifestantes presentando medidas concretas. La madrugada del lunes, cuando medio pa¨ªs dorm¨ªa, anunci¨® una propuesta de elecciones para abril de 2024. Su idea, en un principio, era mantenerse hasta 2026, cuando expiraba el mandato de Castillo, y para ello nombr¨® a ministros de su confianza con la intenci¨®n de agotar la legislatura. El anuncio no devolvi¨® a la gente a sus casas. Es m¨¢s, las protestas aumentaron. Poner fecha a las elecciones tampoco ha calmado a los ¨¢nimos. Una parte importante del pa¨ªs quiere elecciones inmediatas.
Estado de emergencia
Boluarte tambi¨¦n decret¨® el estado de emergencia en el sur, donde m¨¢s resistencia encuentra el nuevo Ejecutivo. Fredy Llaique, vicepresidente del Comit¨¦ de Defensa de Espinar (Cusco), una provincia afectada por la contaminaci¨®n de empresas mineras, ha dicho: ¡°Desconocemos a la se?ora Dina Boluarte como presidenta, ya que esta fue elegida por un Congreso corrupto y disuelto¡±. La emergencia supone que los militares asistan a la polic¨ªa para tratar de controlar el orden p¨²blico y quedan suspendidas la libertad de tr¨¢nsito, de reuni¨®n y la inviolabilidad del domicilio.
Castillo pas¨® 18 meses al frente de un Gobierno atormentado por el Congreso. La vida pol¨ªtica peruana se resume en un pulso continuo entre el presidente y la C¨¢mara, que puede formar mayor¨ªas que lo destituyan sin un motivo concreto. Los congresistas pueden aplicar un mecanismo reservado a mandatarios con problemas mentales que aparece en la Constituci¨®n. Castillo era un hombre humilde que lleg¨® a ser presidente casi por accidente. Nunca lleg¨® a tener control real de su ejecutivo. Viv¨ªa en la improvisaci¨®n y el descontrol. Achacaba todos sus males al Congreso, al que acusaba de no dejar gobernarle por racismo y clasismo. El presidente enarbolaba ese discurso en sus viajes por las regiones donde m¨¢s le votaron y all¨ª el mensaje ha calado.
Las organizaciones ind¨ªgenas de la Amazon¨ªa se han unido a las manifestaciones. ¡°No queremos que regrese la misma clase pol¨ªtica corrupta y discriminatoria. Y hay que cerrar el Congreso por obstruccionista y racista, representa una amenaza a los pueblos ind¨ªgenas¡±, dijo un portavoz. En la periferia cunde la sensaci¨®n de que en Lima, la capital, hay una ¨¦lite blanca que ha gobernado el pa¨ªs durante 200 a?os y se aferra como puede a sus privilegios. De acuerdo a esa forma de ver las cosas, Castillo ha sido v¨ªctima de un sistema creado para rechazar a gente como ¨¦l.
Hay algo de verdad en eso, pero Castillo tambi¨¦n hizo todo lo que pudo para mostrar su incompetencia. Tuvo decenas de ministros, asesores, colaboradores, que se fueron tras comprobar lo ca¨®tico que era su Gobierno. En a?o y medio no logr¨® dar ni un solo paso para impulsar la agenda de cambio con la que lleg¨® al poder. Es m¨¢s, acab¨® rodeado de pol¨ªticos de dudoso prestigio y consejeros conspiranoicos y ultraderechistas. Viv¨ªa atormentado por una posible destituci¨®n que el Congreso tram¨® en dos ocasiones. A la tercera, consigui¨® su prop¨®sito, contando, eso s¨ª, con la inestimable ayuda de Castillo, que en un giro insospechado trat¨® de convertirse en un aut¨®crata. Anunci¨® la disoluci¨®n del Congreso y el toque de queda en el pa¨ªs. Si se hubiera asomado por la ventana en ese momento no habr¨ªa visto ni tanques ni escuadrones de polic¨ªa. Nadie lo apoyaba, y en cuesti¨®n de horas fue detenido y enviado a prisi¨®n.
Desde all¨ª, Castillo escribi¨® este lunes una carta que su abogado difundi¨®. ¡°Les hablo en el trance m¨¢s dif¨ªcil de mi Gobierno: humillado, incomunicado, maltratado y secuestrado, pero, aun as¨ª, revestido de la confianza y la lucha de ustedes, de la majestad del pueblo soberano, pero adem¨¢s infundido por el esp¨ªritu glorioso de nuestros ancestros¡±, dice. ¡°Les hablo para reiterar que soy incondicionalmente fiel al mandato popular y constitucional que ostento como presidente y no renunciar¨¦ ni abandonar¨¦ mis altas y sagradas funciones¡±, lo que da a entender que se considera todav¨ªa presidente leg¨ªtimo de Per¨².
En realidad ya no lo es. El Congreso puls¨® el bot¨®n de la vacancia y Castillo pas¨® tristemente a la historia. La Fiscal¨ªa le investiga a ¨¦l y a su entorno m¨¢s estrecho de asesores como posible organizaci¨®n criminal que quer¨ªa ostentar el poder de forma autoritaria. El maestro rural arrastra otras cinco investigaciones por corrupci¨®n, de las que la Fiscal¨ªa tiene indicios. Las protestas tienen que ver con su destituci¨®n, pero no son necesariamente un movimiento en su apoyo. Los manifestantes consideran que el pa¨ªs ha tocado fondo despu¨¦s de tener seis presidentes en cuatro a?os. Boluarte es una m¨¢s en ese bucle que no lleva a ninguna parte.
Ella quiere permanecer en el poder algo m¨¢s de un a?o. La pregunta es para qu¨¦. La gente lo interpreta como la manera que tiene de atornillarse en la presidencia. La presidenta sostiene que en este tiempo quiere crear un Gobierno de concertaci¨®n que lleve a cargo una reforma pol¨ªtica que cambie algunas reglas del juego para mejorar la gobernabilidad. Algo nada sencillo de ejecutar, porque los que tienen que aprobar ese nuevo mapa pol¨ªtico son los mismos que se encuentran c¨®modos en esta situaci¨®n. Per¨² se ha convertido en un ejemplo mundial de desorden.
Boluarte se juega su permanencia en la pr¨®xima semana. Las protestas han ido en aumento desde que lleg¨® a la presidencia y nada ha logrado calmarlas. El clamor popular determinar¨¢ su tiempo de permanencia en un sill¨®n que parece maldito.
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