Una masacre de 131 civiles revela el horror de la guerra del Congo
La ofensiva lanzada en marzo por el grupo armado M23 provoca la huida de unas 400.000 personas
La ofensiva lanzada desde marzo de este a?o por el grupo armado Movimiento 23 de Marzo (M23), que ha logrado ocupar una parte del territorio de Kivu del Norte, en el noreste de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), ha devuelto a este pa¨ªs a los peores a?os de un conflicto que dura ya m¨¢s de 25 a?os, pero que nunca se extingui¨® del todo. Matanzas como la ocurrida entre el 29 y 30 de noviembre en Kishishe y Bambo, que cost¨® la vida a 131 personas, seg¨²n Naciones Unidas, y la huida de unas 400.000 personas ante el avance de los milicianos, que llegaron a las puertas de Goma, capital regional, han provocado una grave crisis entre los Gobiernos de la RDC y Ruanda, a quien el presidente congole?o, F¨¦lix Tshisekedi, acusa directamente de estar detr¨¢s del M23.
No es la primera masacre que sufre esta regi¨®n, particularmente castigada por la violencia y la presencia de decenas de grupos armados de diferente signo, pero s¨ª una de las peores de las que se tiene constancia en los ¨²ltimos a?os. El M23, de mayor¨ªa tutsi, asesin¨® a 102 hombres, 17 mujeres y 12 ni?os en Kishishe y Bambo en los dos d¨ªas de noviembre mencionados, seg¨²n una investigaci¨®n preliminar de Naciones Unidas, que asegura que todos ellos fueron ¡°ejecutados arbitrariamente por disparos o por arma blanca¡±. Otras 60 personas fueron secuestradas y 22 mujeres y cinco ni?as violadas. Posteriormente, los propios milicianos enterraron los cuerpos en fosas comunes cavadas por los vecinos a punta de fusil.
El informe de la ONU fue elaborado a partir de los testimonios de personas que lograron escapar hasta Rwindi, donde hay una base de la Monusco, la misi¨®n de Naciones Unidas en el Congo. El M23 niega los hechos y asegura que solo ocho civiles fallecieron por ¡°balas perdidas¡±. Sin embargo, el Gobierno congole?o eleva la cifra de muertos a 272. El Ej¨¦rcito, as¨ª como milicianos mai mai y las Fuerzas Democr¨¢ticas de Liberaci¨®n de Ruanda (FDLR), de mayor¨ªa hutu, se enfrentan desde marzo al M23, pero no lograron impedir su entrada en Kishise y Bambo. En todo caso, esta matanza es una nueva llamada de atenci¨®n hacia un conflicto que ha provocado m¨¢s de cinco millones de muertos desde 1996, seg¨²n un estudio de la ONG International Rescue Committee, y se ha reactivado este a?o.
¡°El olvido de este conflicto por parte del resto del mundo es muy doloroso¡±, asegura Justin Kashara, activista congole?o procedente de Goma, ¡°y estos d¨ªas lo hemos visto especialmente con la invasi¨®n del M23 de nuestro territorio. El inmovilismo es total, hay unos derechos para blancos y otros para negros. Tenemos miedo, estoy buscando c¨®mo puedo sacar a mi familia de all¨ª, pero al mismo tiempo se ha producido una reacci¨®n popular incre¨ªble; en esta ocasi¨®n hay muchas personas dispuestas a luchar para evitar la balcanizaci¨®n del Congo¡±. A principios de noviembre, el presidente congole?o, F¨¦lix Tshisekedi, hizo un llamamiento a alistarse en el Ej¨¦rcito y miles de j¨®venes respondieron positivamente.
Integraci¨®n de milicianos
La reactivaci¨®n del conflicto del Congo comenz¨® a finales del a?o pasado tras el proceso fallido de integraci¨®n de los miembros del M23 en las fuerzas de defensa y seguridad del pa¨ªs, pero se intensific¨® a partir de marzo de 2022, cuando este grupo armado, bajo las ¨®rdenes del coronel Sultani Makenga, atac¨® varias aldeas en la zona de Rutshuru, pr¨®xima a las fronteras con Ruanda y Uganda. Las Fuerzas Armadas congole?as reaccionaron, pero no pudieron impedir el avance del M23, que a finales de mayo logr¨® llegar a las afueras de Goma, donde fueron repelidos por la Monusco y las Fuerzas Armadas. Sin embargo, los rebeldes extendieron los combates hasta el Parque Nacional de Virunga, el m¨ªtico hogar de los gorilas de monta?a, y a mediados de junio se apoderaron de la ciudad de Bunagana, clave en la comunicaci¨®n de Goma con Uganda, lo que activ¨® una respuesta de la comunidad internacional.
El presidente de la RDC ha acusado en reiteradas ocasiones a Ruanda de apoyar al M23, afirmaci¨®n corroborada por informes de Naciones Unidas, lo que su hom¨®logo Paul Kagame y el propio grupo armado insisten en negar. Este pasado s¨¢bado, durante su discurso anual del estado de la naci¨®n, Tshisekedi habl¨® de las ¡°tendencias expansionistas¡± de su vecino y calific¨® la ofensiva de ¡°una cobarde agresi¨®n a la RDC al amparo del M23¡å.
Kinshasa ha comenzado a reunir pruebas con la intenci¨®n de pedir la creaci¨®n de un tribunal especial para juzgar a Ruanda. En concreto, se acusa al Gobierno de Kagame de desplegar soldados ruandeses en territorio congole?o y de entregar armas, uniformes, cascos, chalecos antibalas y equipamiento militar al M23, ¡°hasta tal punto que ahora es dif¨ªcil distinguir a ambas fuerzas¡±, dijo Patrick Muyaya, portavoz del Gobierno de la RDC.
Ante la escalada del conflicto y tras una ola de manifestaciones este verano contra la Monusco, a la que se acusa de inacci¨®n, la Comunidad Africana Oriental (CAO) decidi¨® la creaci¨®n de una fuerza militar regional y el env¨ªo de tropas para apoyar a la RDC, lo que se concret¨® con la llegada de tropas burundesas en agosto y kenianas en noviembre. Uhuru Kenyatta, expresidente de Kenia, es el mediador designado por la CAO para este conflicto.
El pasado 25 de noviembre, cinco d¨ªas antes de la masacre, Tshisekedi y Vincent Biruta, ministro ruand¨¦s de Asuntos Exteriores en representaci¨®n de Kagame, alcanzaban un acuerdo de alto el fuego que inclu¨ªa la retirada del M23 del territorio congole?o ocupado y permit¨ªa el uso de la fuerza por parte de las tropas de la CAO en el caso de que los rebeldes no aceptaran estos t¨¦rminos. Aunque los enfrentamientos han continuado, el M23 expres¨® el pasado 6 de diciembre su intenci¨®n de iniciar el repliegue.
Las secuelas del genocidio de Ruanda de 1994, la disputa por el control de la inmensa riqueza mineral de esta regi¨®n y la debilidad del Estado para controlar una zona muy alejada de la capital, Kinshasa, est¨¢n detr¨¢s del largo conflicto de Congo. Colt¨¢n, cobalto, cobre, casiterita, uranio, oro o diamantes cruzan a diario las fronteras hacia otros pa¨ªses, que obtienen un enorme beneficio de ello. Ruanda, por ejemplo, es el principal exportador mundial de colt¨¢n, fundamental para la fabricaci¨®n de smartphones, tablets y ordenadores port¨¢tiles, pero este pa¨ªs no tiene grandes yacimientos, frente al 80% de las reservas mundiales que se concentran en la RDC.
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