Pa¨ªses Bajos pide perd¨®n por su pasado esclavista y lo define como un crimen contra la humanidad
El primer ministro holand¨¦s reconoce que las acciones de la ¨¦poca colonial siguen afectando ¡°a las personas aqu¨ª y ahora¡±
El primer ministro holand¨¦s, Mark Rutte, ha pedido perd¨®n este lunes en nombre del Gobierno por ¡°el pasado esclavista de Pa¨ªses Bajos¡± en Surinam (Sudam¨¦rica) y en los territorios de las antiguas Antillas Neerlandesas (en el mar Caribe). En un discurso televisado pronunciado en los Archivos Nacionales, en La Haya, Rutte ha definido por primera vez oficialmente como crimen contra la humanidad ese pasado que, ha dicho, ¡°afecta a las personas aqu¨ª y ahora¡±. Ha sido un momento hist¨®rico en el que el primer ministro tambi¨¦n ha reconocido que ni siquiera puede saberse cu¨¢ntas personas murieron como resultado del tr¨¢fico de esclavos.
Los primeros pasajes del discurso de Rutte han marcado la t¨®nica de una declaraci¨®n en la que el Gabinete holand¨¦s ha querido dejar claro c¨®mo afronta esta parte del pasado nacional. La esclavitud, ha dicho, ¡°fue un sistema criminal que caus¨® un sufrimiento indescriptible a un n¨²mero incalculable de personas¡±. ¡°Es un crimen contra la humanidad, y nosotros, que vivimos en el aqu¨ª y ahora, solo podemos reconocerlo y condenarlo como tal¡±.
El periodo colonial holand¨¦s se prolong¨® desde el siglo XVII hasta el XX, con los diversos procesos de independencia, entre ellos, el de la actual Indonesia. El tr¨¢fico de esclavos dio comienzo en 1621, y corri¨® a cargo de dos empresas que transformaron a la naci¨®n en una potencia econ¨®mica mundial: las compa?¨ªas de las Indias Orientales y Occidentales. La primera operaba, a grandes rasgos, en ?frica del Sur y Asia (en Indonesia). Los historiadores le atribuyen el comercio de entre 600.000 y m¨¢s de un mill¨®n de seres humanos. La segunda negociaba en Surinam, Brasil y el Caribe, e hizo otro tanto con cerca de 600.000 personas. Aquellos esclavos eran utilizados para trabajar las plantaciones de tabaco, caf¨¦, algod¨®n, cacao y az¨²car.
Pa¨ªses Bajos lleva tiempo explorando ese camino de asumir responsabilidades por el pasado colonial, aunque esta declaraci¨®n del primer ministro es la m¨¢s rotunda conocida hasta ahora. En 2020 el rey Guillermo pidi¨® disculpas por la ¡°violencia excesiva¡± en la Indonesia colonial. Y a principios de a?o el banco central holand¨¦s reconoci¨® sus lazos con la esclavitud durante la era colonial.
El mandatario holand¨¦s, licenciado en Historia, ha citado al escritor surinam¨¦s Anton de Kom (1898-1945), que fue un miembro de la resistencia holandesa durante la Segunda Guerra Mundial y activista anticolonial. ¡°Solo hay que abrir su libro Wij slaven van Suriname (Atlast Contact, 2020, Nosotros, los esclavos de Surinam) [donde describe la historia de su pa¨ªs a la luz de la injusticia hist¨®rica] para leer sobre flagelaciones y muerte. Sobre el hecho de que la suerte de una persona es peor que la de la siguiente. Injusticia tras injusticia en cada p¨¢gina. Y tambi¨¦n sucedi¨® en otros lugares, bajo las autoridades holandesas¡±, ha admitido Rutte.
En una sala donde se han reunido los miembros del Ejecutivo y representantes caribe?os y de Surinam, el mandatario holand¨¦s ha contenido su emoci¨®n al admitir que ha cambiado su parecer sobre el enfoque del pa¨ªs acerca del pasado esclavista. Durante mucho tiempo, crey¨® imposible asumir responsabilidades por algo que pertenece al pasado. ¡°Estaba equivocado: siglos de opresi¨®n y explotaci¨®n nos afectan hoy y persisten en los estereotipos racistas, en la discriminaci¨®n que excluye, en la desigualdad social¡±, ha se?alado Rutte.
¡°Compartimos el pasado, pero tambi¨¦n el futuro. Hoy, ponemos una coma, no un punto y aparte¡±, ha asegurado Rutte. En su discurso, Rutte ha aseverado que no se pueden borrar las p¨¢ginas negras de la historia con disculpas, ¡°y la intenci¨®n no es esa; no podemos cambiar el pasado, solo podemos mirarlo de frente¡±.
En una carta remitida este lunes al Parlamento, el Gobierno holand¨¦s promete la creaci¨®n de un fondo de 200 millones de euros para apoyar iniciativas sociales que fomenten la concienciaci¨®n sobre el pasado esclavista. Al mismo tiempo, los descendientes de esclavos que lo deseen podr¨¢n cambiar gratis sus apellidos. Muchos llevan el del due?o de la plantaci¨®n donde fueron explotados sus antepasados. A veces, eran nombres inventados ¨DNooitmeer (nunca m¨¢s) o Kenswil (Wilkens, un apellido real, escrito al rev¨¦s)¨D que suenan holandeses.
El Ministerio de Interior holand¨¦s encarg¨® en 2020 un informe sobre el pasado esclavista nacional, centrado en Surinam y el Caribe. De sus recomendaciones se derivan las disculpas presentadas. Falta completar un trabajo similar para Indonesia, algo que los historiadores llevan tiempo pidiendo.
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