Benedicto XVI: una d¨¦cada de retiro perturbado por la sombra de los esc¨¢ndalos de abusos
El papa em¨¦rito pas¨® sus ¨²ltimos a?os rezando y estudiando pero los casos de pedofilia le obligaron a pedir perd¨®n en el ocaso de su vida
Aquel febrero de 2013 en el que se convirti¨® en el primer papa de la modernidad en renunciar a su pontificado, Benedicto XVI abandon¨® los muros del Vaticano a bordo de un helic¨®ptero. Con aquellas im¨¢genes para la historia sobrevolando la Ciudad Eterna cerr¨® casi ocho a?os de pontificado. Se trasladaba a la localidad de Castel Gandolfo, tradicional residencia estival de los papas, para pasar all¨ª el tiempo del c¨®nclave, con la intenci¨®n de no interferir de ning¨²n modo en la elecci¨®n de su sucesor. Tras la fumata blanca con la que la Iglesia present¨® al papa Francisco como su nuevo l¨ªder, Joseph Ratzinger regres¨® al Vaticano. Desde ese momento vivi¨® en el convento Mater Ecclesiae, un peque?o edificio rodeado de jardines en el interior de la Ciudad del Vaticano, en el que ha muerto este s¨¢bado.
En sus a?os en el convento estuvo acompa?ado por su secretario personal Georg G?nswein y un grupo de cuatro laicas consagradas pertenecientes a la asociaci¨®n religiosa Memores Domini que le asist¨ªan en la vida cotidiana. En este tiempo su salud, debido a su avanzada edad, ha sido fr¨¢gil pero su mente siempre ha funcionado bien, como ha demostrado en varias ocasiones y como ha explicado G?nswein. Su secretario ha se?alado en diferentes intervenciones que el papa em¨¦rito pas¨® sus a?os de retiro rezando, escuchando m¨²sica, estudiando y leyendo.
¡°El Se?or me llama a ¡®subir a la monta?a¡¯, a dedicarme a¨²n m¨¢s a la oraci¨®n y a la meditaci¨®n¡±, dijo al poco tiempo de anunciar su renuncia. ¡°Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, al contrario, si Dios me lo pide es precisamente para que pueda seguir sirvi¨¦ndola con la misma dedicaci¨®n y amor con que he tratado de hacerlo hasta ahora, pero de una manera m¨¢s adecuada a mi edad y a mis fuerzas¡±, agreg¨®.
En los ¨²ltimos a?os Ratzinger sigui¨® recibiendo visitas. Una de las m¨¢s recientes fue el pasado 1 de diciembre, cuando se entrevist¨® con los dos galardonados con el Premio Ratzinger de este a?o, que les hab¨ªa entregado antes el papa Francisco. En las fotos publicadas en la p¨¢gina web de la fundaci¨®n vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI se ve al papa em¨¦rito, sentado en un sill¨®n, en compa?¨ªa de los dos premiados, el biblista franc¨¦s Michel F¨¦dou y el jurista jud¨ªo Joseph Halevi Horowitz Weiler, junto al presidente de la fundaci¨®n, el antiguo portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, y G?nswein.
Las declaraciones del papa Francisco en las que ped¨ªa rezar por el em¨¦rito inmediatamente hicieron pensar en un agravamiento de las condiciones de salud de Ratzinger. La convivencia entre los dos pont¨ªfices, desde que Benedicto XVI dio un paso al lado, fue muy buena.
Francisco ha confesado en varias entrevistas que visitaba a Ratzinger con frecuencia. En una de ellas, el pont¨ªfice explic¨® c¨®mo Benedicto XVI pasaba los d¨ªas: ¡°Vive en contemplaci¨®n¡ Tiene buen humor, est¨¢ l¨²cido, muy vivo, habla bajito pero te sigue la conversaci¨®n. Me admira su inteligencia. Es un grande¡±. En otra charla con el canal Televisa-Univisi¨®n del pasado verano, el pont¨ªfice argentino tambi¨¦n alab¨® al papa em¨¦rito: ¡°Cuando voy a verlo, me mira con esos ojos brillantes, sonriendo siempre. Habla muy bajito y no es f¨¢cil entenderlo, a veces tiene que venir Georg G?nswein, quien lo entiende bien. Est¨¢ sosteniendo a la Iglesia con su bondad desde su retiro¡±.
Que se sepa, Benedicto XVI abandon¨® su refugio en el Vaticano en contad¨ªsimas ocasiones. La ¨²ltima conocida fue en 2020, cuando viaj¨® unos d¨ªas a Alemania para visitar a su hermano, Georg Ratzinger, que en aquel momento estaba gravemente enfermo y que falleci¨® poco despu¨¦s.
Un perfil discreto
Sin embargo, el retiro de Ratzinger no fue todo lo tranquilo que cabr¨ªa esperar. Aunque siempre mantuvo un perfil discreto, la alargada sombra de los conocidos como ¡°cuervos¡± ¡ªlos miembros o colaboradores de la curia implicados en los esc¨¢ndalos y luchas de poder en el Vaticano¡ª y los casos de abusos que rodearon su pontificado lo persiguieron tambi¨¦n incluso despu¨¦s de haber renunciado.
Esta espinosa cuesti¨®n acab¨® salpic¨¢ndole y se vio obligado a pedir perd¨®n en el ocaso de su vida. A principios de este a?o la archidi¨®cesis de M¨²nich y Frisinga hizo p¨²blico un contundente informe de 1.700 p¨¢ginas en el que se recopilaban pruebas de 497 casos de abusos cometidos entre 1945 y 2019 por al menos 235 perpetradores, entre ellos 173 sacerdotes. Los investigadores acusaron al papa em¨¦rito de haber tenido conocimiento y no haber actuado en cuatro de esos casos mientras era arzobispo de esa archidi¨®cesis, entre 1977 y 1982, ya que los supuestos abusadores, como muchos otros, tan solo fueron trasladados a otras di¨®cesis. Incluso el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Georg B?tzing, le anim¨® a pedir perd¨®n y a aceptar el encubrimiento de los casos.
Ratzinger neg¨® categ¨®ricamente estas acusaciones en una carta en la tambi¨¦n ped¨ªa perd¨®n a las v¨ªctimas de abusos sexuales en la Iglesia, por los que dijo sentir ¡°profunda verg¨¹enza y dolor¡±. Tambi¨¦n record¨® sus numerosos encuentros con v¨ªctimas de abusos en sus viajes por el mundo como pont¨ªfice.
Benedicto XVI fue el primer papa que afront¨® abiertamente la cuesti¨®n de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia cat¨®lica. Y dej¨® una m¨¢xima para la historia que Francisco ha recogido como gu¨ªa: ¡°El perd¨®n no sustituye a la justicia¡±. Ya en sus tiempos al frente de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, el importante organismo vaticano que gestiona lo relacionado con estos casos, desde 1981 hasta 2005, cuando apenas se hablaba de la cuesti¨®n fuera de los muros vaticanos, Ratzinger trat¨® de reformar el derecho can¨®nico para castigar con mayor dureza estos cr¨ªmenes. En 2001, durante los ¨²ltimos a?os del pontificado de Wojtyla, lo logr¨®, con el documento De delictis gravioribus, acerca de los delitos m¨¢s graves contra la moral. En 2010, ya como pont¨ªfice, reforz¨® este documento, incluyendo, entre otras, disposiciones para asistir a las v¨ªctimas y para formar a los cl¨¦rigos para actuar ante estos casos protegiendo a los afectados y aplicando el derecho can¨®nico.
Hace unos a?os, en 2019, Ratzinger rompi¨® el silencio que hab¨ªa marcado su retiro, con un documento publicado por sorpresa en una revista del clero alem¨¢n titulado Las Iglesias y los abusos sexuales. En el texto, el pont¨ªfice em¨¦rito vinculaba esta lacra a un supuesto colapso moral de las sociedades, sobre todo a partir de la d¨¦cada de los sesenta del siglo pasado. Apunt¨®, de hecho, al Mayo de 1968, algo que despert¨® gran revuelo, ya que se?al¨® que entre las causas por las que se pele¨® en ese momento hist¨®rico se encontraban ¡°una libertad sexual total, una que ya no tuviera normas¡±. Y relacion¨® este hecho con ¡°ese colapso mental¡±.
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