El Vaticano ha anunciado esta ma?ana, poco despu¨¦s de las 10.30, la muerte de Joseph Ratzinger. Ten¨ªa 95 a?os y llevaba a?os apag¨¢ndose, como advirti¨® en una carta p¨²blica en 2016. Pero Benedicto XVI, el pont¨ªfice que acometi¨® la mayor revoluci¨®n formal de la Iglesia en la era moderna, ya se hab¨ªa ido una vez. El primer papa em¨¦rito de la historia moderna viv¨ªa desde 2013 en el convento de monjas Mater Ecclesiae, a escasos centenares de metros del papa Francisco. Ambos vest¨ªan pr¨¢cticamente igual y ostentaron el mismo t¨ªtulo, pero ¨¦l lo hac¨ªa retirado de la vida p¨²blica, en silencio y solo visible cuando sal¨ªa a dar un paseo por los jardines del Vaticano. As¨ª lo hab¨ªa prometido el 11 de febrero de 2013, al dar el paso a un lado m¨¢s trascendente que se recuerda en la historia de la Santa Sede (hab¨ªan pasado siete siglos desde la ¨²ltima decisi¨®n parecida). Una revuelta cultural y teol¨®gica, pese a su merecida fama de conservador, que conformar¨¢ su gran legado a la historia de la Iglesia y marcar¨¢ definitivamente la manera en que los papas deber¨¢n concebir ya sus pontificados.
Los avisos sobre su estado de salud hab¨ªan llegado por cap¨ªtulos en los ¨²ltimos a?os. Esta vez, el primero en advertir del agravamiento de las condiciones de salud de Benedicto XVI fue el papa Francisco. Al final de la audiencia p¨²blica de los mi¨¦rcoles, el pont¨ªfice cogi¨® aire, mir¨® al cielo y anunci¨® que su predecesor estaba ¡°muy enfermo¡±. ¡°Querr¨ªa pediros a todos vosotros una oraci¨®n especial para el papa em¨¦rito Benedicto XVI, que en silencio est¨¢ sosteniendo la Iglesia: recordadlo, est¨¢ muy enfermo, pedimos al Se?or que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final¡±. Ratzinger recibi¨® la extremaunci¨®n ese mismo d¨ªa. No fue la forma m¨¢s ortodoxa, pero t¨ªpicamente bergogliana. Tanto que, como siempre, cogi¨® a contrapi¨¦ a gran parte de la Santa Sede. Benedicto XVI hab¨ªa empeorado desde hac¨ªa una semana, pero la noticia, pese a su avanzada edad, no estaba prevista. Una imprevisibilidad, sin embargo, habitual durante toda la vida de Ratzinger. La capilla ardiente de Ratzinger se abrir¨¢ a partir del d¨ªa 2 de enero en la bas¨ªlica de San Pedro.
El pontificado de Benedicto XVI dur¨® solo 8 a?os. Menos incluso que su tiempo como em¨¦rito (casi 10). Pero fue mucho m¨¢s convulso de lo que nunca hubiera imaginado cuando el Esp¨ªritu Santo ¡ªy un nutrido grupo de cardenales¡ª le colocaron en la silla de San Pedro. Comenz¨® con fuerza y termin¨® muy debilitado y acorralado por los esc¨¢ndalos del caso Vatileaks, cuando se descubri¨® que su propio mayordomo rob¨® y vendi¨® documentos privados. ¡°Las aguas bajaban agitadas, el viento soplaba en contra y Dios parec¨ªa dormido¡±, advirti¨® ¨¦l mismo en su despedida acudiendo al Evangelio. Joseph Ratzinger (Marktl am Inn, 1927-Ciudad del Vaticano 2022) afront¨® la ¨²ltima etapa de su vida con absoluta discreci¨®n. Sus fuerzas hab¨ªan menguado y llevaba tiempo prepar¨¢ndose para este momento. El ejemplo de su predecesor, Juan Pablo II, languideciendo en el cargo, forj¨® a fuego su decisi¨®n. ?l mismo advirti¨® en una carta en Il Corriere de la Sera de su situaci¨®n. ¡°En el lento debilitamiento de mi fuerza f¨ªsica, interiormente estoy en peregrinaci¨®n hacia la Casa¡±.
Joseph Aloysius Ratzinger nace el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, en la Alta Baviera (Alemania), muy cerca de la frontera con Austria, en una familia profundamente cat¨®lica. Debido a la profesi¨®n de su padre, polic¨ªa, Ratzinger vivi¨® lo que ¨¦l llam¨® ¡°un peregrinaje constante¡±. En 1929, la familia se estableci¨® en Tittmoning, localidad que tuvieron que abandonar en 1932 porque, seg¨²n cuenta el futuro Papa en su autobiograf¨ªa, su padre se hab¨ªa ¡°arriesgado demasiado contra los nazis¡±, a los que consideraba unos criminales. La familia se va a vivir a Aschau am Inn. Joseph Ratzinger cuenta en su autobiograf¨ªa 'Mi vida' que, junto a la vivienda, hab¨ªa un estanque con carpas, donde estuvo a punto de ahogarse mientras jugaba. En 1937, se establecieron en Hufschlag, junto a Traunstein, en una vieja casa desvencijada que el Papa recordar¨¢ como su ¡°verdadero hogar¡±.Cordon PressJoseph Ratzinger, en M¨²nich, con 16 a?os, vestido con el uniforme militar. En 1941, con 14 a?os, ingresa en las juventudes hitlerianas (algo obligatorio en ese momento) cuando estaba en el seminario. En 1943 es movilizado y destinado a una bater¨ªa antia¨¦rea (que le llevar¨¢ a M¨²nich, Innsbruck y Gilching). En 1944, aun sabiendo que los desertores eran fusilados, abandona su puesto y regresa a casa, donde es detenido por los estadounidenses y enviado a un campo de prisioneros hasta su liberaci¨®n, el 19 de junio de 1945. Su hermano, movilizado tambi¨¦n y del que no ten¨ªa noticias, regresa un mes despu¨¦s. Tras ser elegido Papa, su paso por las Hitlerjugend fue objeto de pol¨¦mica. Para atajarla, Ratzinger impuls¨® una investigaci¨®n que determinar¨ªa que su paso por el ej¨¦rcito nazi no fue voluntario.Cordon PressEl futuro papa Benedicto XVI, a la izquierda, con su familia en 1938, un a?o antes de ingresar en el seminario. Junto a ¨¦l, su hermano, Georg, nacido en 1923, quien tambi¨¦n ser¨ªa sacerdote; su madre, Maria Rieger (1884-1963), que trabaj¨® como cocinera hasta su matrimonio; su hermana, Maria, nacida en 1921, que nunca se cas¨® y que administr¨® la casa del cardenal Ratzinger hasta su muerte en 1991, y su padre, Joseph Ratzinger (1877-1959), polic¨ªa. Cuenta Ratzinger en su autobiograf¨ªa que su padre, lejos de espiar a los sacerdotes considerados hostiles al Reich, como exig¨ªa el r¨¦gimen nazi, ayudaba a aquellos que corr¨ªan peligro, lo que le puso a ¨¦l mismo frente a los nazis.Cordon PressJoseph Ratzinger es ordenado sacerdote por el cardenal Michael von Faulhaber, el 29 de junio de 1951 en la catedral de Frisinga, Alemania. Entre 1946 y 1951 estudia Filosof¨ªa y Teolog¨ªa en Frisinga y en la refundada Facultad de Teolog¨ªa de M¨²nich, que hab¨ªa sido cerrada por los nazis en 1938. Tras su ordenaci¨®n, es destinado a la parroquia de la Preciosa Sangre de M¨²nich. En 1953 se doctora en Teolog¨ªa. La habilitaci¨®n para la ense?anza se convierte, en sus propias palabras, en el ¡°drama de la libre docencia¡± al tener que rehacer su tema por discrepancias con el tribunal. Tras superar el lance, en 1958 se convierte en profesor de teolog¨ªa dogm¨¢tica y fundamental en la Escuela Superior de Teolog¨ªa de Frisinga. Ser¨¢ profesor en varias universidades: en 1959, en la de Bonn; en 1963, en la de M¨¹nster, y en 1966, en la de Tubinga.Cordon PressJoseph Frings, cardenal de Colonia (Alemania), charla con Ratzinger, en una imagen sin datar. ?l es el responsable de que el camino del joven profesor reformista llegue hasta Roma, como asesor del Concilio Vaticano II, la reforma impulsada por el papa Juan XXIII. All¨ª recibe el nombramiento oficial como te¨®logo del Concilio, donde defiende la descentralizaci¨®n de la Iglesia y la independencia de las conferencias episcopales. Dos a?os m¨¢s tarde ser¨¢ el m¨¢ximo enemigo de esta autonom¨ªa.Joseph Ratzinger, en M¨²nich (Alemania), en una imagen sin datar. Las protestas estudiantiles de 1968 le sorprenden como profesor en Tubinga, universidad en la que sus te¨®logos se hab¨ªan convertido, seg¨²n su opini¨®n, "en el centro ideol¨®gico¡± del marxismo. Ratzinger decide en 1969 abandonar esta universidad por ¡°la destrucci¨®n de la teolog¨ªa por su politizaci¨®n¡±, porque "Dios hab¨ªa sido reemplazado por el partido" y por ¡°el modo blasfemo con que se ridiculizaba la cruz como sadomasoquismo¡±. Se traslada a la Universidad de Ratisbona, donde llega a ocupar el cargo de vicerrector.Getty ImagesRatzinger saluda a los fieles en mayo de 1977 tras ser consagrado arzobispo en la catedral de M¨²nich. El papa Pablo VI, que ya lo hab¨ªa llamado para formar parte de la Pontificia Comisi¨®n Teol¨®gica Internacional, le hab¨ªa hecho llegar en mano, por medio del nuncio Del Mestri, una carta con su nombramiento. Tras muchas dudas y la consulta a su confesor, escribe la respuesta en un papel de carta del hotel donde se alojaba De Mestri, ¡°ante su atenta mirada¡±. En junio de ese a?o fue proclamado cardenal.Getty Images; Claus HampelEl cardenal Joseph Ratzinger acompa?a al papa Juan Pablo II en el 'papam¨®vil' durante su visita a M¨²nich (Alemania) el 19 de noviembre de 1980. Aunque hab¨ªan coincidido en el Concilio Vaticano II, no se conocieron personalmente hasta 1978, en el c¨®nclave para la elecci¨®n de Juan Pablo I. Tras la prematura muerte de Albino Luciani (un papado de 33 d¨ªas), trabaja, seg¨²n reconocer¨ªa ¨¦l mismo m¨¢s tarde, activamente en favor de la elecci¨®n de Wojtyla. En 1981, Juan Pablo II lo nombra prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (sucesora de la antigua Sagrada Congregaci¨®n de la Romana y Universal Inquisici¨®n). Un a?o m¨¢s tarde, en 1982, renuncia a la archidi¨®cesis de M¨²nich y Frisinga.Cordon Press; Klaus HaagJoseph Ratzinger, en una conferencia en Madrid el 20 de febrero de 1990.
Apodado ¡®el Panzerkardinal¡¯ por su origen alem¨¢n y su capacidad teol¨®gica, durante sus a?os como guardi¨¢n del dogma de la Iglesia cat¨®lica procesa a la flor y nata de los te¨®logos cr¨ªticos (como Leonardo Boff y Hans K¨¹ng), combate la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, se opone con todas sus fuerzas al sacerdocio femenino, condena la homosexualidad, niega el car¨¢cter pleno de Iglesia a las confesiones protestantes, proh¨ªbe la comuni¨®n a los divorciados que se hubieran vuelto a casar y rechaza el papel activo de los laicos en la gu¨ªa de la comunidad de fieles.
Bernardo P¨¦rezEl cardenal Ratzinger, en los tejados de los edificios anejos de la columnata de Bernini en el Vaticano, el 26 de abril de 1993. Dos a?os antes, en 1991, sufri¨® un derrame cerebral que le afect¨® a la vista.gammaEl papa Juan Pablo II coge la cruz que le ofrece el cardenal Joseph Ratzinger en la celebraci¨®n del Viernes Santo en la bas¨ªlica de San Pedro del Vaticano, el 9 de abril de 2004.Maurizio Brambatti Ratzinger, ante el ata¨²d de madera que contiene el cad¨¢ver de Juan Pablo II, durante sus funerales en la plaza de San Pedro, el 8 de abril de 2005, que presidi¨® como cardenal decano del c¨®nclave cardenalicio. Elegido por la revista ¡®Time¡¯ como una de las 100 personalidades m¨¢s influyentes del mundo, se le consideraba candidato a un papado de transici¨®n, sobre todo por su edad: 78 a?os. Entr¨® en el c¨®nclave como favorito, pero el rechazo de los sectores reformistas hacia ¨¦l hizo pensar en una sorpresa con la elecci¨®n de otro candidato con un perfil menos conservador.Associated PressLa no sorpresa fue la sorpresa: el candidato que part¨ªa como favorito, Joseph Ratzinger, sale como Papa al balc¨®n de San Pedro, el 19 de abril de 2005. Tras dos d¨ªas de c¨®nclave y cuatro rondas de votaciones, Ratzinger se convert¨ªa en el 265? Papa de la Iglesia cat¨®lica, con el nombre de Benedicto XVI. ¡°Queridos hermanos y hermanas, despu¨¦s del gran papa Juan Pablo II, los se?ores cardenales me han elegido a m¨ª, un simple y humilde obrero en la vi?a del Se?or¡±.
Getty ImagesBenedicto XVI ante la catedral de Colonia (Alemania), en su primer viaje papal fuera de Italia, el 18 de agosto de 2005, donde se reuni¨® con unos 400.000 peregrinos, en su mayor¨ªa j¨®venes. La Jornada Mundial de la Juventud de 2005 hab¨ªa sido convocada por su antecesor, Juan Pablo II. "Nunca se me habr¨ªa ocurrido elegir Alemania como destino de mi primer viaje", hab¨ªa comentado unos d¨ªas antes. Su visita tuvo una carga simb¨®lica: visit¨® la sinagoga de la ciudad, destruida por los nazis, donde conden¨® la ¡°demencial ideolog¨ªa racista".Patrick Hertzog (POOL)Fue un momento. El Papa se coloca un tricornio en la audiencia general en la plaza de San Pedro, el 7 de diciembre de 2005. Ignacio Mar¨ªa Do?oro de los R¨ªos, capell¨¢n de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil de Aranjuez (Madrid), le hab¨ªa tendido el sombrero de charol. El Papa se lo puso unos instantes y se lo qued¨®. Unos minutos antes, los militares italianos le ofrecieron un birrete con pluma. Se lo puso al rev¨¦s, pero luego lo hizo de manera correcta. Con el tricornio acert¨® a la primera.Domenico Stinellis"?Por qu¨¦, Se?or, has tolerado esto?", se preguntaba el papa Benedicto XVI en su viaje, el 28 de mayo de 2006, al campo de concentraci¨®n de Auschwitz (Polonia), el mayor de los construidos por los nazis. El pueblo alem¨¢n, dijo, fue enga?ado "por un grupo de criminales que logr¨® el poder mediante promesas mentirosas, que hablaban de un futuro de grandeza, de recuperaci¨®n del honor de la raz¨®n y de su importancia". En la imagen, el Papa atraviesa la entrada al campo, bajo el tristemente famoso lema: "El trabajo os har¨¢ libres".El papa Benedicto XVI visita la estaci¨®n de la calle de Jes¨²s del metro de Valencia, el 7 de julio de 2006, donde cuatro d¨ªas antes, 43 personas murieron y 47 resultaron heridas en un grav¨ªsimo accidente. Carles FrancescNo eran Prada. Despu¨¦s de a?os de especulaciones sobre si los zapatos rojos eran de la marca de lujo o no, 'L'Osservatore Romano' desminti¨® que el Papa calzara de Prada. En la imagen, Benedicto XVI lee la prensa a bordo del vuelo que le lleva a Australia, el 12 de julio de 2008.Vicenzo PinzoBenedicto XVI, el 9 de mayo de 2009, en el monte Nebo, en Jordania, donde seg¨²n la Biblia, Mois¨¦s mostr¨® a su pueblo "la tierra prometida". En su visita a Jordania, defendi¨® la fe y las religiones, la raz¨®n y la educaci¨®n, conden¨® la violencia y los prejuicios y sugiri¨® que la culpa de las tensiones que se viven en Tierra Santa no est¨¢ en las creencias sino en la "manipulaci¨®n ideol¨®gica" de la religi¨®n.Carsten Koall Benedicto XVI pasa junto al muro que separa Israel y Cisjordania, en su visita al campo de refugiados de Aida, cerca de Bel¨¦n, el 13 de mayo de 2009. El Papa conden¨® la pol¨ªtica de Israel contra los palestinos. "En un mundo donde cada vez m¨¢s fronteras se abren al comercio, los viajes, los movimientos de personas y el intercambio cultural, es tr¨¢gico ver como se alzan todav¨ªa muros", dijo. El Pont¨ªfice reivindic¨® para el pueblo palestino el derecho "a una patria soberana en la tierra de sus antepasados, segura, en paz con sus vecinos y con fronteras reconocidas internacionalmente".David Furst Benedicto XVI saluda a los fieles, en marzo de 2010 en el Vaticano. Sin duda, los esc¨¢ndalos por los abusos sexuales de sacerdotes a menores son la mayor mancha sobre su papado. Aunque ¨¦l ha sido el primer Papa en pedir perd¨®n a las v¨ªctimas y en enfrentarse al grave problema que sus antecesores (especialmente Juan Pablo II) hab¨ªan silenciado durante d¨¦cadas. Un c¨¢ncer del que era conocedor antes de ser elegido Papa, ya que durante 20 a?os dirigi¨® la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe, e incluso antes. El resultado de un informe, realizado por un bufete alem¨¢n contratado por la di¨®cesis de M¨²nich-Frisinga, cifraba en 497 las v¨ªctimas de abusos sexuales cometidos por 235 religiosos entre 1945 y 2019 solo en ese obispado. El punto m¨¢s relevante fue que se?alaba el presunto encubrimiento de algunos casos por parte de Benedicto XVI, en su paso por la di¨®cesis.Gregorio Borgia (AP)La reina Isabel II, cabeza de la Iglesia de Inglaterra (de blanco, color no muy habitual en ella), recibe a Benedicto XVI en el palacio de Holyroodhouse, la residencia real oficial en Edimburgo, en la visita papal a Escocia, el 16 de septiembre de 2010, la primera de Estado de un papa al Reino Unido.Dan Kitwood (Pool)La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, besa la mano del Papa en el aeropuerto de Barajas, en presencia del rey Juan Carlos I, el 18 de agosto de 2011, dentro de la Jornada Mundial de la Juventud.crist¨®bal manuelEl papa Benedicto XVI es ayudado por su secretario personal, Georg G?nswein, durante la audiencia semanal en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el 26 de septiembre de 2012. Secretario de Ratzinger desde 2003 (dos a?os antes de ser Papa), fue apodado ¡®Georg Clooney¡¯ por la prensa por su apuesta figura, que hasta inspir¨® una colecci¨®n de moda de la dise?adora Donatella Versace. Aficionado al tenis, trabaj¨® de cartero y profesor de esqu¨ª, hasta ser ordenado sacerdote en 1984. Muchos vaticanistas apostaron que se ver¨ªa afectado por el ¡®Vatileaks¡¯, el robo de papeles personales de Benedicto XVI. Pero no fue as¨ª, el Papa le nombr¨® prefecto de la Casa Pontificia y le orden¨® arzobispo.Franco OrigliaReunido con Paolo Gabriele, su infiel mayordomo, el 22 de diciembre de 2012 en el Vaticano para perdonarle el robo de sus documentos personales. En octubre hab¨ªa sido condenado a tres a?os de prisi¨®n (reducida a un a?o y medio) por apropiarse de una ingente cantidad de documentos privados del Papa, donde se desvelaban las luchas internas del Vaticano. La filtraci¨®n a la prensa y la publicaci¨®n del libro ¡®Su Santidad, los papeles secretos de Benedicto XVI¡¯ desencadenaron el ¡®caso Vatileaks¡¯. ¡°Un pastor rodeado por lobos¡± lleg¨® a decir ¡®L¡¯Osservatore Romano¡¯.MaurixEl papa Benedicto XVI es ayudado a bajar las escaleras en la celebraci¨®n de la misa del Mi¨¦rcoles de Ceniza en el Vaticano, el 13 de febrero de 2013, su ¨²ltimo acto lit¨²rgico antes de su renuncia. Sin avisar, en lat¨ªn, dos d¨ªas antes, en una reuni¨®n en la que iba a informar sobre varias canonizaciones, anunciaba su adi¨®s al papado. "Para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio es necesario el vigor tanto del cuerpo como del esp¨ªritu, vigor que en los ¨²ltimos meses ha disminuido en m¨ª de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado¡±.Alessandro Bianchi (Pool)Benedicto XVI, ya como papa em¨¦rito, a la izquierda, charla con su sucesor, Francisco, en Castel Gandolfo, el 23 de marzo de 2013. Durante 45 minutos, a solas, tiene lugar una cita sin precedentes desde 1418, cuando tuvo lugar la renuncia de Gregorio XII. La relaci¨®n entre estos dos hombres llegar¨ªa al cine de la mano del director brasile?o Fernando Meirelles en la pel¨ªcula ¡®Los dos papas¡¯, con Anthony Hopkins y Jonathan Pryce encarnando al papa Benedicto XVI y al cardenal Jorge Mar¨ªa Bergoglio, respectivamente.L'Osservatore Romano
Hasta hace poco m¨¢s de un a?o, continuaba en ese discreto tr¨¢nsito saliendo a pasear con su secretario personal y mano derecha, Georg G?nswein, por los alrededores del monasterio Mater Ecclesiae, escondido en los jardines vaticanos a apenas tres minutos de la puerta de Santa Ana, la entrada que los turistas fotograf¨ªan y por donde se accede al Banco Vaticano o al Archivo Secreto. Ratzinger le¨ªa libros, contestaba cartas y, cuando las manos no le traicionaban todav¨ªa, se sentaba al piano a tocar algunas piezas. Sus ¨²ltimos d¨ªas los pas¨® en silencio, encerrado con G?nswein y cuatro monjas de Comuni¨®n y Liberaci¨®n. Una tranquilidad que contrasta con los convulsos ¨²ltimos d¨ªas que sacudieron dram¨¢ticamente su pontificado, sumieron al Vaticano en una de sus mayores crisis y condujeron a los cardenales a elegir a un sucesor que pusiera patas arriba la Santa Sede y la Iglesia entera.
Pero Ratzinger, que vivi¨® una extra?a evoluci¨®n teol¨®gica que le llev¨® de una moderna postura, como firmar contra el celibato obligatorio y criticar la enc¨ªclica que condenaba la p¨ªldora anticonceptiva, a convertirse en un inquisidor de te¨®logos, dio la sensaci¨®n siempre de ser un incomprendido. Cuando el 19 de abril de 2005 fue elegido papa con 78 a?os, recuerda el historiador de la Iglesia Giovanni Maria Vian, muchos se sorprendieron. Durante sus 26 a?os de papado, Juan Pablo II hab¨ªa nombrado a 113 de los cardenales elegibles. Pero la divina providencia dictamin¨® que la silla de Pedro deb¨ªa ser para uno de los otros dos, los ¨²nicos creados por Pablo VI. Fue el c¨®nclave m¨¢s numeroso de la historia y el humo blanco asom¨® por la chimenea de la capilla Sixtina en apenas un d¨ªa. El nuevo papa era alem¨¢n ¡ªel primero de la historia y el segundo no italiano desde el siglo XVI¡ª y ten¨ªa fama de conservador. Tambi¨¦n de ser un extraordinario te¨®logo, pero algo r¨ªgido y ortodoxo. De hecho, hab¨ªa sido durante 23 a?os el jefe de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, antes conocida como Santo Oficio de la Inquisici¨®n. Un perfil perfecto para un papa de transici¨®n, no el de un pont¨ªfice que trat¨® sin ¨¦xito de introducir cambios que jam¨¢s fueron aceptados.
Benedicto XVI, a menudo m¨¢s preocupado por cuestiones celestiales que terrenales, se encontr¨® en el ¨²ltimo tramo de su gobierno acosado por los esc¨¢ndalos de pederastia y una incesante cascada de indiscreciones que emanaban del caso Vatileaks ¡ªpropiciadas por la dolorosa traici¨®n de Paolo Gabriele, su mayordomo personal¡ª. ¡°Un pastor rodeado por lobos¡±, le defini¨® el siempre contenido L¡¯Osservatore Romano. Agotado f¨ªsicamente desde hac¨ªa meses, Ratzinger tom¨® de forma silenciosa la decisi¨®n m¨¢s mundana que nadie pod¨ªa imaginar. ¡°Mi momento hab¨ªa pasado, di todo lo que pod¨ªa dar¡±, revel¨® a Peter Seewald en las charlas que dieron pie en 2016 al libro/testamento ?ltimas conversaciones.
Dej¨® escritas decenas de obras de extraordinario valor teol¨®gico y metaf¨ªsico. Eso permanecer¨¢. Porque su silencio se impondr¨¢ tambi¨¦n sobre los diarios con reflexiones personales que ha escrito durante estos a?os de retiro y que, seg¨²n cont¨®, pedir¨ªa destruir antes de su muerte y con los que podr¨ªan perderse algunas de las claves de su renuncia.
El papa em¨¦rito Benedicto XVI asiste a una ceremonia consistorial en la bas¨ªlica de San Pedro en el Vaticano el 22 de febrero de 2014.Foto: Reuters | V¨ªdeo: EPV
Un paso inesperado
El paso a un lado de Ratzinger en 2013 fue del todo inesperado. La ma?ana del 11 de febrero, ante un grupo de cardenales, comunic¨® su decisi¨®n en lat¨ªn. Es posible que ni siquiera algunos de los purpurados se percatasen de la dimensi¨®n del suceso en ese momento. La periodista Giovanna Chirri, de la agencia estatal Ansa, era la ¨²nica que conoc¨ªa el idioma entre sus colegas y corri¨® a dar la noticia ante la incredulidad de sus jefes. No hay duda de que el reloj biogr¨¢fico tuvo su peso en aquella decisi¨®n. Ratzinger hab¨ªa asistido al penoso declive de Juan Pablo II, sin fuerzas ya en sus ¨²ltimos d¨ªas para resistir las presiones internas y los manejos de un importante sector de la curia. El temor a convertirse en un mu?eco en medio de la tormenta le empuj¨® a tomar una iniciativa sin precedentes modernos. Pero la renuncia, que apenas conoc¨ªan cuatro personas, se fragu¨® en agosto de 2012.
El papa Francisco y Benedicto XVI en el Vaticano en 2016.Gamma Rapho (Getty)
M¨¢s all¨¢ del agotamiento f¨ªsico evidente, se apunt¨® entonces a innegables presiones internas, de ¡°cuervos¡± acechando y de un cierto acorralamiento. El padre Federico Lombardi, presidente de la Fundaci¨®n Vaticana Joseph Ratzinger y portavoz del Vaticano durante el papado de Benedicto XVI y parte del de Francisco, rechazaba de plano esa idea en la ¨²ltima conversaci¨®n que tuvo con este peri¨®dico. ¡°Lo de las presiones no tiene ning¨²n fundamento. Tom¨® libremente la decisi¨®n, delante de Dios, pero con consideraciones muy evidentes y razonables. Se sent¨ªa cansado para hacer viajes, celebraciones, audiencias. Y eso se ha ido confirmando con el paso del tiempo. Fue una decisi¨®n del todo razonable, y el tiempo no hace m¨¢s que confirmarlo¡±, insist¨ªa Lombardi, buen conocedor del periodo de transici¨®n entre ambos papas.
La coexistencia de ambos papas fue motivo de leyendas y hasta de fantasiosas pel¨ªculas (Los dos papas, de Fernando Meirelles) que edulcoraron la realidad. Nunca antes dos papas hab¨ªan convivido a tan pocos metros. Esa es la violenta realidad. Y su perfil, adem¨¢s, era antag¨®nico: uno cultivaba una compleja ret¨®rica teol¨®gica, el otro se expresa como lo har¨ªa un cura de barrio. Sus figuras se convirtieron en bandos que alimentaron los sectores progresistas y tradicionalistas de la Iglesia para librar una violent¨ªsima guerra cultural. En algunos momentos, los ultras de cada lado llegaron a poner en riesgo la estabilidad de aquel proceso hist¨®rico, llegando a acusar a Francisco de hereje y a pedir su renuncia. Pero ambos papas evitaron siempre cualquier conflicto. De hecho, Bergoglio le ped¨ªa a menudo que rezase por ¨¦l e, incluso, le mostraba importantes documentos como la controvertida y avanzada exhortaci¨®n apost¨®lica Amoris Laetitia. Ratzinger, mucho m¨¢s inclinado a la ortodoxia que su sucesor, nunca ha opinado p¨²blicamente sobre ninguno de los avances recibidos por Francisco, aunque es posible que en algunos momentos arquease una ceja.
Los puntos negros del legado de Benedicto XVI quedaron n¨ªtidamente expuestos con su renuncia. La galopante corrupci¨®n de su entorno, la falta de atenci¨®n a las cuestiones sociales o la ineficaz lucha contra la pederastia, pese a que fue un precursor legislando contra esta lacra, le empujaron a tomar la decisi¨®n. Y a primera vista, podr¨ªa parecer que Benedicto XVI fue un papa de transici¨®n entre un coloso como Juan Pablo II y la revoluci¨®n social de Francisco. Pero su legado, el de un papa que pudo irse dos veces, obligar¨¢ de ahora en adelante a cualquier pont¨ªfice a plantearse los l¨ªmites de su poder y la caducidad de su mandato. Tambi¨¦n le suceder¨¢ al propio Bergoglio, que asegur¨® a su llegada que tomaba buena nota de aquel gesto y que, ahora, sin otro papa a su lado, ser¨¢ libre de abrir el camino m¨¢s adecuado.
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Naci¨® en Barcelona pero aprendi¨® el oficio en la secci¨®n de Madrid de EL PA?S. Pas¨® por Cultura y Reportajes, cubri¨® atentados islamistas en Francia y la cat¨¢strofe de Fukushima. Fue corresponsal siete a?os en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en Par¨ªs. Los martes firma una columna en Deportes