La ca¨ªda de Mariupol, contada por su alcalde: ¡°Deber¨ªamos haber hecho m¨¢s¡±
Vadim Boichenko eleva los civiles muertos, al menos, a 22.000 y lamenta la facilidad con la que los rusos asediaron y bombardearon la ciudad
El zarpazo ruso a Mariupol, escenario de la batalla m¨¢s sangrienta de esta guerra y principal conquista de Mosc¨², no lo vio venir Ucrania, seg¨²n asegura el alcalde, Vadim Boichenko. Es m¨¢s, esa falta de previsi¨®n y recursos, as¨ª como el exceso de confianza ¡ªtambi¨¦n detectado en la toma de Jers¨®n, se?ala¡ª; es ¡°la gran cuesti¨®n¡± que habr¨¢ que aclarar en el futuro, ¡°despu¨¦s de la guerra¡±, repite en m¨¢s de una ocasi¨®n durante la entrevista concedida a EL PA?S el pasado jueves en Kiev.
Boichenko, de 45 a?os, ejerce desde el exilio tras escapar de Mariupol apenas 48 horas despu¨¦s del comienzo de la invasi¨®n rusa a gran escala el 24 de febrero de 2022. Recuerda muchos detalles de c¨®mo se gest¨® el desastre y los entresijos de las negociaciones a nivel internacional para tratar de evacuar a la poblaci¨®n y frenar los planes del presidente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin. La abuela del alcalde, que no se recuper¨® de las heridas que sufri¨® en uno de los bombardeos, es una de las miles de v¨ªctimas mortales. Al menos, 22.000 civiles, seg¨²n fuentes del Consistorio. Mariupol es hoy una ciudad arrasada donde, seg¨²n el plan de reconstrucci¨®n presentado el mes pasado, y bautizado Renacer, el 41% de los edificios de viviendas est¨¢n destruidos, el 90% de las infraestructuras presentan desperfectos y los da?os econ¨®micos se estiman en 14.500 millones de d¨®lares (unos 13.600 millones de euros).
Las tropas del Kremlin llegaron por sorpresa ¡°como turistas¡± [sin ninguna resistencia] desde la pen¨ªnsula de Crimea, ocupada por Rusia desde 2014 y a unos 400 kil¨®metros de distancia. ¡°Todas nuestras defensas estaban orientadas hacia la parte este de la ciudad, por donde su ej¨¦rcito supuestamente iba a llegar. Uno nunca espera que, cuando va a hacer frente al enemigo, este llegue por la espalda¡±. Por eso, cuando el presidente Vlad¨ªmir Putin lanz¨® a sus tropas, el flanco occidental de esta ciudad industrial a orillas del mar de Azov, que contaba entonces con 540.000 habitantes, se encontraba desguarnecido. Eso permiti¨® a las tropas invasoras rodear en escasas jornadas Mariupol y someterla sin descanso. Cuando, casi tres meses despu¨¦s, cay¨® el 16 de mayo, su poblaci¨®n se hab¨ªa reducido a 90.000, ¡°casi todo eran personas mayores¡± sin apenas acceso al agua, luz o gas.
Desde mayo hasta ahora, esa cifra se ha elevado a unos 150.000, calcula el primer edil. Unos 20.000 de ellos, a?ade, forman parte de una red de resistencia, esencial para pasar informaci¨®n y ayudar desde dentro cuando llegue la contraofensiva. Mientras, unos 120.000 vecinos de Mariupol permanecen fuera de Ucrania y 150.000 en otras regiones del pa¨ªs. Ese escal¨®n de diferencia con aquellos 540.000 es lo que le lleva a ¨¦l a pensar que son muchos m¨¢s de 22.000 los muertos.
¡°Todo pas¨® muy r¨¢pido¡±, se?ala Boichenko antes de enumerar los detalles de un calendario que tiene marcado a fuego en la memoria. Hasta el mismo 24 de febrero no empezaron a fortificar los barrios del oeste; el 27, los rusos empezaron a rodear la ciudad; el 28, estaba totalmente cercada; los d¨ªas 1 y 2 de marzo, intentaron sin ¨¦xito acceder al casco urbano; el 3, las lanzaderas de misiles elevaron su actividad desde las afueras; el 9, tuvo lugar el primer ataque con aviones y fue la jornada que bombardearon la maternidad, cuyas im¨¢genes dieron la vuelta al mundo; y pronto se unieron al ataque los barcos de la flota rusa del mar Negro.
¡°Al recordar aquellos sucesos, tenemos la impresi¨®n de que deber¨ªamos haber hecho m¨¢s. Pero el 24 de febrero, no ¨¦ramos conscientes de lo que pasar¨ªa al d¨ªa siguiente, al otro, y los otros d¨ªas... Yo no sab¨ªa que la frontera con Crimea ya no exist¨ªa realmente, y que los rusos avanzaban hacia nosotros. No fui informado sobre esto¡±, explica. Por eso, reconoce, ¡°no pedimos ayuda a Kiev¡± e ¡°hicimos todo lo que los militares nos pidieron¡±, como fabricar erizos antitanque o facilitarles lo que ped¨ªan. ¡°Solo empezamos a implorar ayuda a gritos cuando la ciudad ya estaba rodeada y cuando la Federaci¨®n Rusa ya hab¨ªa comenzado a destruir Mariupol¡±. ¡°Nadie les par¨®¡±, lamenta todav¨ªa sorprendido de esa gran ¡°ofensiva por tierra, mar y aire¡± puesta en marcha en pocos d¨ªas.
En medio de esos acontecimientos, las autoridades le dan al alcalde la orden de retirarse porque es objetivo de los rusos. ¡°Si no acato y me quedo, soy considerado un traidor [proMosc¨²]¡±, se defiende, aunque en una comparecencia p¨²blica el mismo d¨ªa 24 hab¨ªa anunciado que no abandonar¨ªa la ciudad. Como muchos otros ediles de localidades ocupadas, ejerce su mandato desde la distancia, casi siempre desde Zaporiyia, mientras la nueva autoridad que detenta el poder nombra a su propio equipo municipal a la sombra de Mosc¨².
Dentro de Mariupol se qued¨® el primer adjunto de Boichenko, que no era una figura pol¨ªtica que corriera tanto peligro, con el que estaba constantemente en contacto, pese a que las conexiones casi se hab¨ªan esfumado desde primeros de marzo. ¡°Yo le daba informaci¨®n desde el exterior sobre d¨®nde hab¨ªa combustible, d¨®nde hab¨ªa grano para harina para panader¨ªas o d¨®nde hab¨ªa suministros de alimentos que se pod¨ªan repartir¡±.
Boichenko reconoce que no tiene experiencia militar y que se puso en manos de los que tienen experiencia. Desde el primer d¨ªa nombr¨® un segundo con experiencia para ayudarle a llevar las riendas. Mientras, se suced¨ªan las reuniones presenciales con su equipo y a trav¨¦s de la pantalla con la oficina del presidente Volod¨ªmir Zelenski. Tambi¨¦n se reuni¨® con los l¨ªderes del batall¨®n Azov, que defendieron, en la acer¨ªa Azovstal, el ¨²ltimo reducto por conquistar antes de ser obligados a rendirse. El alcalde tambi¨¦n convoc¨® dos ruedas de prensa e inst¨® a la poblaci¨®n a huir mediante el anuncio del refuerzo del servicio de trenes, que, como en todo el pa¨ªs, eran gratuitos para agilizar las evacuaciones.
Nadie fue capaz en esos momentos de calibrar la dimensi¨®n de la apisonadora que les iba a pasar por encima. ¡°Por eso, desgraciadamente, aquellos trenes salieron medio vac¨ªos¡±. Las palabras del regidor reflejan un ambiente de confianza que les mantuvo enga?ados a todos hasta que ya no hubo tiempo de reaccionar. ¡°?Por qu¨¦ la gente, y yo personalmente, no esperaba algo terrible, no cre¨ªa que Putin ordenar¨ªa la destrucci¨®n de la ciudad y matar¨ªa a miles de personas? Porque, ya en 2014, la ciudad estuvo ocupada por Rusia durante dos meses¡± y ¡°entonces no hubo ej¨¦rcito y no hubo destrucci¨®n¡±.
Sin embargo, esta vez, los rusos estaban dispuestos a someter la ciudad con un grado de perversi¨®n inaudito. A pie de calle se comenta que ha sido una venganza por aquel intento fallido de 2014, un a?o antes de que Boichenko llegara a la alcald¨ªa. Formaba parte de ese plan de 2022 el bombardear la ciudad con su poblaci¨®n dentro, seg¨²n el alcalde, pues calcula que solo hab¨ªan salido antes del cerco unas 100.000 personas y todas las caravanas de ciudadanos fueron rechazadas los primeros d¨ªas en los controles rusos. ¡°Ten¨ªamos 100 autobuses nuevos y modernos, ya llenos de combustible, preparados y con conductores. En tres lugares dentro de la ciudad, reunimos a miles de personas que quer¨ªan irse. Nos dijeron que abrir¨ªan la ciudad y nos dejar¨ªan irnos. Pero, desafortunadamente, esto no sucedi¨®¡±. El n¨²mero dos de Boichenko organizaba las caravanas, que estuvieron previstas para el 5 de marzo, el 6, el 7, el 8, el 9¡ pero los rusos nunca acababan de dar la autorizaci¨®n.
Los contactos y llamamientos en la esfera internacional se multiplicaban para tratar de evitar la matanza de civiles. ¡°El 3 de marzo, el secretario de Estado [de EE UU, Antony] Blinken me contact¨® personalmente y dijo que hab¨ªa que hacer algo¡± y ese mismo d¨ªa, Zelenski ¡°dio la orden de crear un grupo para gestionar la evacuaci¨®n a los civiles¡±. En medio de un ambiente cada vez m¨¢s caldeado, con la maternidad todav¨ªa humeante por el ataque del 9 de marzo, Turqu¨ªa acogi¨® al d¨ªa siguiente el encuentro de m¨¢s alto nivel de esas dos semanas de invasi¨®n. Lo protagonizaron los dos ministros de Exteriores, el ucranio Dmitro Kuleba y el ruso Sergu¨¦i Lavrov, pero acab¨® en fracaso y sin acuerdo para abrir un corredor humanitario en Mariupol.
El alcalde cuenta que estuvo todo el tiempo en contacto con el jefe de la diplomacia de su pa¨ªs, pero que sirvi¨® de poco. ¡°Lavrov dijo que no ten¨ªa autoridad para tomar decisiones sobre Mariupol. Por eso, pens¨¦ yo, es solo Putin el que decide y sobre el que hay que presionar para que abra la ciudad¡± y ¡°estuvimos presionando a Macron, Erdogan o al Papa¡±, enumera Boichenko. Hasta mediados de marzo, y con cuentagotas, no empez¨® a salir la poblaci¨®n a trav¨¦s de los controles rusos. Ese corredor permiti¨® salir a otras 100.000 personas aproximadamente. Pero, al mismo tiempo, los ataques no daban tregua y el 16 de marzo fue bombardeado el edificio del Teatro de Mariupol, donde se refugiaban varios miles de habitantes y donde, seg¨²n una investigaci¨®n de la agencia Associated Press, murieron unas 600 personas. Boichenko cuenta que hasta el d¨ªa anterior su madre era una de las que estaba all¨ª a cubierto.
El alcalde apenas quiere o¨ªr hablar del plan de rehabilitaci¨®n que las autoridades rusas han puesto en marcha. Cree que no es m¨¢s que un intento de borrar el rastro de posibles cr¨ªmenes de guerra. ¡°El precio pagado por Mariupol no lo pagaron otras ciudades. Mariupol contuvo al enemigo, dio tiempo a otras ciudades, dio tiempo para que nuestras Fuerzas Armadas se prepararan. Y lo m¨¢s importante, Mariupol nos dio fe de que podemos vencer a este enemigo¡±. Optimista, asegura que Ucrania prepara una contraofensiva para final de abril o principios de mayo y que entonces podr¨¢ comenzar la reconstrucci¨®n con el proyecto Renacer. ¡°Este a?o Mariupol ser¨¢ liberada; para esto es para lo que nos estamos preparando¡±.
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