Maduro se rodea de militares en su Gobierno
Casi la mitad de los ministros venezolanos son uniformados, lo que lo sit¨²a en uno de los promedios m¨¢s altos de Am¨¦rica Latina
El n¨²mero de militares en activo en el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro va en aumento. La ONG Control Ciudadano ha publicado un estudio en el cual queda asentado que, con el nombramiento del coronel Pedro Tellechea como nuevo ministro de Petr¨®leo, ya el 42% del Ejecutivo tiene presencia castrense, uno de los promedios m¨¢s altos de Am¨¦rica Latina.
En este momento, las carteras de Seguimiento y Gesti¨®n de Gobierno, Comercio, Relaciones Interiores, Defensa, Agricultura, Alimentaci¨®n, Desarrollo Minero, Aguas, Servicios Penitenciarios, Vivienda, Transporte, Obras P¨²blicas, Energ¨ªa El¨¦ctrica, y ahora Petr¨®leo est¨¢n conducidas por generales o coroneles de las Fuerzas Armadas, 10 de ellos retirados y cuatro en activo. Seis provienen del Ej¨¦rcito, tres de la Armada y dos de la aviaci¨®n. En el Gobierno se ha impuesto la disciplina militar y el saludo marcial.
¡°La designaci¨®n de militares frente a ministerios vuelve a llegar a su punto m¨¢ximo en el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro, similar a 2017¡å, asienta Control Ciudadano en este estudio. Adem¨¢s, una proporci¨®n importante de viceministerios, institutos aut¨®nomos y oficinas estatales est¨¢n conducidas por efectivos militares.
Roc¨ªo San Miguel, directora de Control Ciudadano, afirma que ¡°se est¨¢ consolidando una ¨¦lite militar con enorme poder pol¨ªtico, que nunca se ha puesto las botas en cargos operacionales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, ahond¨¢ndose, adem¨¢s, la brecha entre aquellos efectivos que est¨¢n en la c¨²spide, y aquellos que, siendo operacionales, pasan necesidades para mantener a sus familiares¡±.
La entrada masiva de funcionarios militares en activo al Gobierno ha sido un h¨¢bito instaurado desde 1999, en los comienzos de Hugo Ch¨¢vez, a quien, con frecuencia, le gustaba lucir su uniforme de campa?a y su boina calada en determinadas funciones, para gran irritaci¨®n de sus opositores y cr¨ªticos.
La conducta de Ch¨¢vez contraven¨ªa un escr¨²pulo, convertido en tradici¨®n, que ten¨ªan los dirigentes civiles de la democracia venezolana entre 1958 y 1998 con respecto a la presencia de militares activos en la pol¨ªtica, una circunstancia que ocurr¨ªa ocasionalmente, y casi ¨²nicamente, con el Ministerio de la Defensa.
Para hacer posible el desembarco de militares activos en el Gobierno, Hugo Ch¨¢vez se sirvi¨® de una interpretaci¨®n del art¨ªculo 328 de la Constituci¨®n Bolivariana, en el cual se reserva al mundo castrense la misi¨®n de ¡°tener una participaci¨®n activa en el desarrollo nacional¡±. Esta disposici¨®n gener¨® muchas aprensiones en la oposici¨®n venezolana en su momento. Por entonces, se tem¨ªa que la politizaci¨®n produjera trastornos en la interpretaci¨®n de la instituci¨®n castrense del mandato de la Constituci¨®n de 1999, que les exige, como en cualquier democracia, un comportamiento apol¨ªtico y profesional, equidistante de los debates electorales y los intereses partidistas.
¡°La presencia de militares activos de los gobiernos de Ch¨¢vez y Maduro ha sido muy alta, sin dudas, y con varios picos¡±, observa el polit¨®logo Ricardo Sucre, conocedor del mundo militar nacional, quien hace una salvedad importante: ¡°Eso no quiere decir que Venezuela tenga un Gobierno militar, como sucedi¨® en Argentina, Chile o Uruguay. La sociedad no est¨¢ militarizada, ni se transmiten valores militares a la sociedad desde el poder.¡±
Nicol¨¢s Maduro, un civil que ocasionalmente viste el uniforme verde oliva, ha avanzado mucho en el dise?o e imposici¨®n de un pensamiento militar revolucionario, dejado por Hugo Ch¨¢vez como una materia pendiente, para el cual ha tenido asesor¨ªa cubana, y que est¨¢ desgajado de las disposiciones constitucionales. Para ello, su ariete ha sido el general Vladimir Padrino L¨®pez, ministro de la Defensa durante los ¨²ltimos nueve a?os.
La palanca interpretativa para politizar la funci¨®n militar en el Estado ha sido la denominada Uni¨®n C¨ªvico-Militar, un principio organizativo que est¨¢ presente en las primeras proclamas de Hugo Ch¨¢vez, que as¨ª como fomenta la formaci¨®n armada de escuadrones civiles para defender la revoluci¨®n, considera leg¨ªtima la formaci¨®n de militares en la doctrina socialista y bolivariana, destinada a forjar intereses creados en la administraci¨®n del poder y, a la larga, a inhibir la alternabilidad pol¨ªtica.
Los militares venezolanos no declaran abiertamente de pol¨ªtica ni intervienen en el debate p¨²blico, pero las consignas chavistas y revolucionarias son una presencia viva en los cuarteles, y la memoria de Ch¨¢vez, objeto de un culto similar al de los padres de la patria.
¡°Los mandos militares actuales le dan toda una vuelta a las disposiciones constitucionales que proh¨ªben a la Fuerza Armada tener simpat¨ªas partidistas¡±, afirma Sucre. ¡°Lo que suelen argumentar es que ellos son una instancia pol¨ªtica, puesto que son parte del Estado, y que el chavismo no es una parcialidad pol¨ªtica, sino un movimiento nacional, garante de la independencia y la soberan¨ªa nacional.¡±
Sucre piensa que la militarizaci¨®n de los mandos de Gobierno venezolano ¨Duna tendencia que sube y baja, pero que se mantiene en cotas muy altas¨D no se traduce, necesariamente, en radicalizaci¨®n de posturas pol¨ªticas. ¡°Lo que puede haber es un da?o reputacional grande en la instituci¨®n armada. Los militares no lo han hecho nada bien en el Gobierno, no son ni de lejos los militares desarrollistas brasileros. Se ha perdido mucho dinero y hay mucho desorden. En las mediciones actuales de opini¨®n, el rechazo a los militares por parte de la poblaci¨®n y la visi¨®n negativa sobre su desempe?o sobrepasaba el 60% de los consultados. En los tiempos de la democracia del siglo XX, los militares venezolanos eran muy respetados y su aceptaci¨®n en las encuestas de opini¨®n era muy alta¡±.
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