Sunak en Londres, Yousaf en Edimburgo: ?qu¨¦ hay detr¨¢s de la diversidad ¨¦tnica y racial en la pol¨ªtica del Reino Unido?
Una nueva generaci¨®n de cargos p¨²blicos conecta el pasado colonial brit¨¢nico con su presente, pero el racismo institucional pervive en la sociedad
En 1968, un pol¨ªtico conservador brit¨¢nico que ya ha pasado a la historia de la infamia, Enoch Powell, pronunci¨® en Birmingham el discurso conocido como rivers of blood (r¨ªos de sangre), en contra de la llegada masiva al Reino Unido de inmigrantes procedentes de la Comunidad de Naciones (la entidad pol¨ªtica que mantuvo el v¨ªnculo entre Gran Breta?a y sus antiguas colonias). El personaje envenen¨® y dividi¨® al pa¨ªs, pero su popularidad revel¨® el racismo existente. 55 a?os m¨¢s tarde, un pol¨ªtico de origen indio, Rishi Sunak, tambi¨¦n del Partido Conservador, se convert¨ªa en primer ministro del pa¨ªs. Y un pol¨ªtico musulm¨¢n de ascendencia paquistan¨ª, Humza Yousaf, era elegido l¨ªder del Partido Nacional Escoc¨¦s y ministro principal del Gobierno Aut¨®nomo de esa naci¨®n.
Lo asombroso, sin embargo, es que hechos de tal relevancia hist¨®rica llamen m¨¢s la atenci¨®n fuera del Reino Unido que en el propio pa¨ªs, que parece asimilar tanto su diversidad como incomodarse ante los pecados que arrastra. ¡°Creo que todo esto resulta muy relevante a la hora de mostrar que las minor¨ªas raciales y ¨¦tnicas quieren participar en la construcci¨®n futura de la sociedad tanto como las mayor¨ªas blancas. Que son capaces de integrarse a pesar del racismo continuado. Y que la larga historia del imperialismo brit¨¢nico est¨¢ muy conectada con su identidad presente. Tanto la historia familiar de Rishi Sunak como la de Humza Yousaf se extiende en sus or¨ªgenes por el sur de Asia y por ?frica. Y el padre de Sadiq Khan [alcalde de Londres] form¨® parte de una generaci¨®n reclutada para viajar a la madre patria y trabajar en el transporte p¨²blico¡±, explica a EL PA?S Nasar Meer, profesor de Sociolog¨ªa en la Escuela de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la Universidad de Edimburgo. ¡°Pero la mayor¨ªa de los principales pol¨ªticos del Partido Conservador, sin embargo, se niegan a admitir las formas de racismo institucional que arruinan las vidas de negros y otras minor¨ªas ¨¦tnicas en el Reino Unido¡±, matiza.
Un exhaustivo informe independiente acaba de se?alar el profundo racismo institucional que pervive en la Polic¨ªa Metropolitana de Londres, la famosa Scotland Yard, cuyos agentes pertenecientes a una minor¨ªa racial sufren abusos y discriminaciones internas, mientras es evidente el trato discriminatorio hacia la poblaci¨®n negra a la hora de aplicar la ley. Y el Gobierno de Sunak prepara una nueva ley de inmigraci¨®n, duramente criticada por las organizaciones de ayuda a los refugiados, que pretende deportar a Ruanda y arrebatar el derecho a solicitar asilo a todas las personas que lleguen en patera a las costas inglesas.
Ambos asuntos est¨¢n bajo el mandato de Suella Braverman, la ministra del Interior nacida en Londres, pero hija de inmigrantes de etnia india procedentes de isla Mauricio y Kenia. Descendiente de la mano de obra que el imperio mov¨ªa entre sus colonias para cubrir necesidades. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n Sunak, Yousaf, Braverman, pero tambi¨¦n la ministra de Comercio, Kemi Badenoch ¡ªlondinense hija de nigerianos de la etnia Yoruba¡ª, el fallido ministro de Econom¨ªa, Kwasi Kwarteng ¡ªhijo de inmigrantes ghaneses¡ª, o el alcalde musulm¨¢n de Londres, descendiente de paquistan¨ªes, Sadiq Khan? La lista podr¨ªa ser mucho m¨¢s larga. De hecho, el Gobierno del ex primer ministro, Boris Johnson, tiene el r¨¦cord de inclusi¨®n de minor¨ªas ¨¦tnicas entre sus ministros y altos cargos.
¡°Yo presid¨ª el proceso de selecci¨®n como candidatos tanto de Kwasi Kwarteng como de Suella Braverman. En ambos casos, no recuerdo ni un solo rostro entre los presentes que no fuera blanco¡±, recuerda Robert Hayward, exdiputado conservador, hoy con el t¨ªtulo de bar¨®n y miembro de la C¨¢mara de los Lores. Pero sobre todo uno de los analistas de encuestas y tendencias pol¨ªticas m¨¢s finos que hay en el Reino Unido. ¡°Y en el caso de Kwarteng, que se ech¨® a llorar al conocer su elecci¨®n, hab¨ªa cerca de 550 afiliados congregados. No existen ya esos prejuicios. Ya no aparecen ni en forma de conversaciones privadas, como ocurr¨ªa hace 10 o 15 a?os, cuando te dec¨ªan frases del estilo ¡®no estoy seguro de que sea representativo de esta circunscripci¨®n¡¯, que era el modo se?alar que no era de raza blanca¡±, explica Hayward.
La pregunta sigue pendiente de respuesta. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n todos ellos? Y el hilo de su biograf¨ªa lleva a una vida y una educaci¨®n perfectamente adecuadas a las tradiciones y cultura brit¨¢nicas. En el caso de muchos de ellos, como Sunak o Kwarteng, con asistencia a colegios y universidades de ¨¦lite.
¡°Creo que somos m¨¢s internacionales que otros pa¨ªses, pero claramente, no vas a ascender si no has sido educado en el Reino Unido. De ese modo, tienes un acento brit¨¢nico y evitas esa barrera que todav¨ªa echa atr¨¢s a mucha gente¡±, concluye Hayward.
Muchos brit¨¢nicos se resisten a ver muestras de racismo en sus actuales instituciones y no est¨¢n dispuestos a realizar esa tarea de introspecci¨®n en su pasado y en su alma para comprobar si realmente han cambiado tanto como presuponen. Pero tambi¨¦n es cierto que el Reino Unido ha aceptado en mayor medida que otros pa¨ªses su multiculturalidad. ¡°Dir¨ªa que hemos demostrado un mayor ¨¦xito a la hora de integrar minor¨ªas raciales que, por ejemplo, Francia, un pa¨ªs que conozco bien, y cuya pol¨ªtica consiste en negarse a reconocer que puede haber diferencias de estatus y de perspectivas vitales entre las minor¨ªas ¨¦tnicas y el resto de la poblaci¨®n. Por eso mismo, le resulta complicado hacer algo al respecto. La discriminaci¨®n laboral, por ejemplo, parece ser all¨ª un problema mayor que aqu¨ª¡±, reflexiona Jonathan Sumption, historiador, uno de los abogados brit¨¢nicos m¨¢s brillantes y exitosos, exmagistrado del Tribunal Supremo, y con una profunda intuici¨®n para definir el alma conservadora de muchos ingleses. ¡°Claro que hay prejuicios, pero creo que nos hemos adaptado relativamente bien para los est¨¢ndares internacionales. Los prejuicios se basan sobre todo en la pertenencia a una clase determinada o al tipo de educaci¨®n recibida, pero no al origen ¨¦tnico¡±, admite Sumption.
Hasta los m¨¢s cr¨ªticos con el sistema ponen pocos reparos en admitir el cambio hist¨®rico: Sukak, Khan, Yousaf, Javid, Kwarteng, Kemi Badenoch, Zahawi... el paisaje pol¨ªtico se ha llenado de nombres que definen una nueva identidad brit¨¢nica, pero advierten de que esta apertura se ha realizado, hasta ahora, de arriba abajo. ¡°Resulta interesante que ni Yousaf ni Sunak hayan sido elegidos por los ciudadanos brit¨¢nicos a trav¨¦s de las urnas. Han llegado a sus puestos a trav¨¦s de un proceso cerrado de selecci¨®n en sus respectivos partidos. A¨²n debemos comprobar si el electorado se muestra c¨®modo con tal diversidad en la pol¨ªtica. La prueba de fuego llegar¨¢ con las pr¨®ximas elecciones generales¡±, pone en guardia Parveen Akhtar, subdirectora del Departamento de Pol¨ªtica, Historia y Relaciones Internacionales de la Universidad de Aston (Birmingham).
Londres sigue siendo laboratorio de un nuevo Reino Unido cosmopolita, progresista y multicultural, donde el 55% de sus habitantes no ha nacido en suelo brit¨¢nico. Pero sigue existiendo otra Inglaterra, una m¨¢s proclive a escuchar a los Enoch Powell que crea cada ¨¦poca, donde el 70% de la poblaci¨®n es blanca. 5,4 millones de asi¨¢ticos se han integrado en el pa¨ªs. 2,5 millones de negros han hecho lo mismo. Pero los iraqu¨ªes, sirios, afganos o albaneses que llegan hoy al Reino Unido siguen siendo todav¨ªa, a ojos de muchos ciudadanos, la imagen de una amenaza.
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