Daniel Ziblatt: ¡°El populismo de derecha es en Europa y EE UU una amenaza mayor para la democracia que el de izquierda¡±
El profesor de Harvard, coautor de ¡®C¨®mo mueren las democracias¡¯, analiza las claves de una ¨¦poca pol¨ªtica turbulenta
Daniel Ziblatt (San Francisco, 50 a?os) es profesor de Ciencias Pol¨ªticas en el Departamento de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard y coautor, con Steve Levitsky, de C¨®mo mueren las democracias (Ariel), un libro publicado en 2018, traducido a una treintena de idiomas, y que se ha convertido en una referencia en la reflexi¨®n pol¨ªtica contempor¨¢nea. Concedi¨® esta entrevista en Madrid el pasado mi¨¦rcoles, en la sede de la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces, donde se encontraba en el marco de la firma de un acuerdo de colaboraci¨®n entre esa instituci¨®n y Harvard. El profesor ofrece su punto de vista sobre las tribulaciones de la democracia en el tiempo moderno, advirtiendo de que, al menos en Estados Unidos y Europa, el populismo de derecha es una amenaza mucho m¨¢s sustancial que el de izquierda.
Pregunta. Los estudios que tratan de evaluar el estado de salud de la democracia en el mundo coinciden en se?alar un deterioro en los ¨²ltimos 10 o 20 a?os. ?Est¨¢ usted de acuerdo con esa evaluaci¨®n? Si es as¨ª, ?a qu¨¦ se debe?
Respuesta. Dir¨ªa que es sin duda correcto considerar que la democracia est¨¦ m¨¢s amenazada hoy que hace, digamos, 20 a?os. Por otro lado, creo que algunas de estas radiograf¨ªas a veces son exageradas. Debemos recordar que ahora hay m¨¢s democracias de las que ha habido en la historia de la humanidad, a excepci¨®n de un periodo muy breve entre 2000 y 2010. Hemos asistido recientemente a una etapa inusual de expansi¨®n democr¨¢tica en el que m¨¢s y m¨¢s pa¨ªses se estaban democratizando. En cierto modo, es casi l¨®gico que ya no haya mucho espacio para que surjan m¨¢s democracias, as¨ª como no es sorprendente que hayamos tenido retrocesos en pa¨ªses que recientemente se convirtieron en democracias. Con esto, no quiero restar importancia a las amenazas. Y creo que lo inusual en este momento es que hay tambi¨¦n democracias que parec¨ªan estables que est¨¢n amenazadas. Pienso en Brasil, la India o EE UU. Hay muchas razones detr¨¢s de esto. Un factor actual importante es el cambio del entorno internacional. Lo que cambi¨®, por ejemplo, entre 2010 y la actualidad es la creciente asertividad de Rusia, el creciente grado en que China se perfila como un modelo alternativo y, luego, los problemas en las grandes democracias, como EE UU. El cambio en el entorno internacional hace que sea mucho m¨¢s f¨¢cil ser un pa¨ªs autocr¨¢tico hoy que hace 10 o 15 a?os.
P. Si ahondamos en las causas de esta tendencia, y nos fijamos en los pa¨ªses occidentales, ?cree que el problema puede proceder al menos en parte de una decepci¨®n acerca de c¨®mo las democracias han gestionado la econom¨ªa, la desigualdad, la globalizaci¨®n, creando un descontento que da alas a populistas antisistema?
R. S¨ª, creo que es absolutamente correcto. Los cambiantes factores internacionales que acabo de describir son una cara de la historia. Sin embargo, no cabe duda de que el mayor impulso para este tipo de movimientos nacionales se produce dentro de los pa¨ªses. Y s¨ª, el hecho de que haya democracias consolidadas que se enfrentan a estos desaf¨ªos significa que hay algo insatisfactorio en la forma en que abordan los crecientes problemas que sufren las sociedades. Creo que hay dos tipos de problemas que proporcionan materias primas ¨²tiles para demagogos y populistas. Uno son los factores materiales y econ¨®micos, vinculados a la desigualdad econ¨®mica, la disminuci¨®n de la movilidad social. El otro tiene que ver con las transformaciones en nuestras sociedades desde el punto de vista demogr¨¢fico, la inmigraci¨®n. Las sociedades est¨¢n cambiando, esto asusta a algunos, y da materia prima a los demagogos. Si una democracia no puede cumplir su promesa econ¨®mica, se vuelve vulnerable a este tipo de ataques.
P. ?Cree que es m¨¢s preocupante hoy la amenaza procedente del populismo de derecha o debe considerarse en pie de igualdad con el populismo de izquierda?
R. Las amenazas a la democracia pueden proceder desde la derecha o desde la izquierda. Depende en gran medida del contexto nacional. Tuvimos a [Hugo] Ch¨¢vez en Venezuela y tenemos a [Viktor] Orb¨¢n en Hungr¨ªa. Sin embargo, parece que, en el contexto de Europa occidental, y en EE UU tambi¨¦n, la amenaza es asim¨¦trica y proviene principalmente de la derecha. No creo que la amenaza de la izquierda sea grave. Quiero decir, hablando de EE UU, la gente a veces equipara la cultura woke de la izquierda con los pol¨ªticos demag¨®gicos de la derecha. Creo que las amenazas no son las mismas. Creo que lo primero puede salirse de control, con ataques a la libertad de expresi¨®n, etc¨¦tera. Sin embargo, la magnitud de la amenaza es simplemente diferente. Y creo que las amenazas son mucho m¨¢s sustanciales en la derecha.
P. La democracia estadounidense afront¨® un grav¨ªsimo desaf¨ªo con el asalto al Capitolio hace dos a?os. Despu¨¦s, ha dado algunas muestras de resiliencia, pero tambi¨¦n persistentes s¨ªntomas problem¨¢ticos. ?C¨®mo ve su estado?
R. Creo que hay buenas y malas noticias. La buena noticia es que hubo un cambio de poder en 2020. Demuestra que las instituciones pol¨ªticas estadounidenses son muy resilientes. Y creo que mucho de eso tiene que ver con la fortaleza no solo de nuestras instituciones, sino tambi¨¦n de la sociedad civil. Tenemos una sociedad muy pluralista en el sentido de que hay grupos bien financiados a la derecha y a la izquierda. Existe un panorama medi¨¢tico pluralista. Lo que significa esto es que, a diferencia de otros casos en los que un aut¨®crata llega al poder y luego puede acabar con la oposici¨®n, hay un rechazo muy fuerte al trumpismo, est¨¢ bien financiado y bien organizado. Y esa es la buena noticia. La mala noticia es que la amenaza que el asalto al Capitolio simboliza no ha desaparecido. La principal amenaza procede de la derecha. Todav¨ªa hoy, en el Partido Republicano hay l¨ªderes pol¨ªticos que b¨¢sicamente no creen que Joe Biden haya sido elegido. Por eso, cuando hay un partido pol¨ªtico importante dominado por un grupo que no acepta los resultados de las elecciones y tolera la violencia pol¨ªtica, aunque no participe en ella, pero la tolera, entonces es dif¨ªcil que una democracia sea estable.
P. Espa?a vive una fase pol¨ªtica muy polarizada, en la que hay mutuas acusaciones de erosi¨®n de la calidad democr¨¢tica. La coalici¨®n gubernamental reprocha a la oposici¨®n el bloqueo en la renovaci¨®n de ¨®rganos fundamentales, especialmente el de gobierno de la justicia. La oposici¨®n acusa al Gobierno de m¨²ltiples acciones que supuestamente debilitan la democracia. El ¨ªndice de Economist Intelligence Unit muestra una valoraci¨®n sustancialmente estable de Espa?a en los ¨²ltimos a?os. ?Qu¨¦ opina de la democracia espa?ola?
R. Puedo decir en una mirada global que recurren con cierta frecuencia situaciones en las que se usan de forma impropia conceptos constitucionales, se aprovecha la letra de la ley para vulnerar el esp¨ªritu de la ley, se estiran los procedimientos legales hasta los l¨ªmites. La cuesti¨®n es que, en una democracia, se requiere que los l¨ªderes pol¨ªticos act¨²en con cierta contenci¨®n. Ambas partes tienen que hacerlo. No es un requisito legal escrito, pero es un requisito informal para que la democracia sea estable. Lo que usted describe parece estar sucediendo cada vez m¨¢s en la pol¨ªtica judicial en el mundo. Los tribunales son tan importantes que cada parte ve la victoria de la otra y la perspectiva de un posible dominio de las instituciones judiciales como una amenaza existencial. Entonces, hay pol¨ªticos dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para controlar este proceso. Esto se ve en grado extremo en Hungr¨ªa o, recientemente, en Israel.
P. A prop¨®sito de Israel, en C¨®mo mueren las democracias ustedes destacan que, a menudo, la erosi¨®n es paulatina, casi imperceptible, y a menudo avanza sin provocar reacciones. Aqu¨ª la ha habido, ?c¨®mo lo explica?
R. Creo que hay dos claves interesantes en el caso de Israel. Una, que ahora existe la experiencia de que esto ha ocurrido en otros lugares. Ahora que hemos empezado a identificar estos patrones, es m¨¢s f¨¢cil para las personas entender lo que est¨¢ sucediendo. As¨ª que eso es una cosa. La otra clave es lo exitoso de la movilizaci¨®n de la sociedad civil en respuesta a esto. Solo porque reconozcas que algo es un problema no significa que puedas sacar a tanta gente a la calle. Ha habido una alianza en todos los sectores de la sociedad israel¨ª, entre las empresas, la sociedad civil y los estudiantes, que es necesaria. Una sociedad civil d¨¦bil y una oposici¨®n fragmentada son un problema. El desaf¨ªo es superar esas divisiones internas, y llegar a la conclusi¨®n de que, si bien hay un desacuerdo en muchas cosas, la amenaza puede ser mayor que esos disensos y requiere formar una coalici¨®n para afrontarla.
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