Singapur ahorca a un preso condenado por traficar con un kilo de cannabis
La ciudad-Estado asi¨¢tica ejecut¨® en 2022 a 11 narcotraficantes, tras dos a?os de moratoria a causa de la pandemia
Singapur ha ejecutado este mi¨¦rcoles en la horca a Tangaraju Suppiah, un singapurense de origen tamil y de 46 a?os, condenado a la pena capital en 2018 por ser c¨®mplice en el tr¨¢fico de un kilo de cannabis. El caso ha acaparado la atenci¨®n internacional por tratarse de un delito relacionado con una droga cuyo uso medicinal est¨¢ legalizado total o parcialmente en m¨¢s de 40 pa¨ªses (entre ellos, Tailandia), adem¨¢s de por las supuestas irregularidades en el proceso que la familia hab¨ªa denunciado en reiteradas ocasiones. Las autoridades han ignorado, no obstante, las peticiones internacionales de clemencia, entre ellas, de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU para Singapur, que hab¨ªa solicitado que se ¡°reconsiderara urgentemente¡± el fallo.
Un portavoz del servicio de prisiones de Singapur inform¨® de que la ejecuci¨®n se produjo alrededor de las 06.00 (medianoche, en la Espa?a peninsular) en el complejo penitenciario de Changi, ubicado en el extremo oriental de la isla. La familia ha recibido el certificado de defunci¨®n, seg¨²n ha comunicado a trav¨¦s de Twitter la activista contra la pena de muerte Kirsten Han, quien hab¨ªa estado siguiendo el caso.
Tangaraju hab¨ªa sido condenado en 2017 por ¡°participar en una conspiraci¨®n de tr¨¢fico¡± de 1.017,9 gramos de cannabis en 2013. Un juez dictamin¨® que Appu, como le llamaban sus allegados, utilizaba un n¨²mero de tel¨¦fono al que contactaban los traficantes que intentaban introducir de contrabando la marihuana en Singapur desde Malasia. Tanto ¨¦l como sus abogados siempre defendieron que nunca vio o toc¨® dichas drogas y que fue involucrado por terceros. La sentencia a muerte fue dictada en 2018 y refrendada por otra corte a finales de 2022, tras la ¨²ltima apelaci¨®n posible. Su familia y organizaciones defensoras de los derechos humanos aseguran que no se le proporcion¨® asesoramiento jur¨ªdico adecuado, que se le neg¨® el acceso a un int¨¦rprete de tamil mientras la polic¨ªa le interrogaba y que la Fiscal¨ªa no revel¨® en ning¨²n momento pruebas clave para el caso.
El centro financiero asi¨¢tico tiene una de las leyes antidrogas m¨¢s estrictas del mundo, y contempla la pena de muerte para un m¨ªnimo de 500 gramos de tr¨¢fico de marihuana. A pesar de las enormes presiones que reciben por parte de activistas para abolir esta pr¨¢ctica, las autoridades insisten en que la pena capital es un elemento disuasorio eficaz contra el narcotr¨¢fico, una creencia que la ONU tacha de ¡°mito¡±.
Desde que Singapur logr¨® la independencia de Malasia en 1965, esta peque?a naci¨®n insular de apenas 5,6 millones de habitantes ha estado gobernada por la familia del actual primer ministro, Lee Hsien Loong, quien ocupa el cargo desde 2004. Su padre, Lee Kuan Yew, fue el art¨ªfice de que la ciudad-Estado saliera de la miseria y se erigiese en uno de los principales centros financieros del mundo. Si bien Singapur es considerada una pr¨®spera democracia con cierto pluralismo pol¨ªtico, las sombras autoritarias la persiguen. La libertad de prensa se ha visto coartada en los ¨²ltimos a?os por diversas leyes de seguridad nacional y las presiones del Gobierno han provocado la autocensura por parte de los periodistas, seg¨²n vienen denunciando varias ONG.
Seg¨²n informa la agencia EFE, Tangaraju hab¨ªa sido consumidor de marihuana desde la adolescencia. Creci¨® en el seno de una familia humilde y pas¨® su juventud entrando y saliendo de centros de menores y de la c¨¢rcel. Cuando se le implic¨® en este caso se encontraba en libertad condicional y hab¨ªa sido detenido por no presentarse a la polic¨ªa para un control de drogas.
Ejecutado un preso con discapacidad intelectual
El de Tangaraju marca el primer ajusticiamiento que se produce en la ciudad-Estado en seis meses. Singapur reanud¨® las ejecuciones en marzo de 2022 tras una moratoria de m¨¢s de dos a?os por la pandemia de covid-19, sin embargo, el a?o pasado bati¨® el r¨¦cord al llevar a cabo 11 ejecuciones de narcotraficantes, entre ellas la de un preso malasio con discapacidad intelectual, Nagaenthran K. Dharmalingam, condenado por llevar 43 gramos de hero¨ªna. Dicho caso provoc¨® una oleada de protestas e incluso la ONU se pronunci¨® al respecto.
El director adjunto para Asia de Human Rights Watch, Phil Robertson, ha aseverado que las pruebas contra Tangaraju estaban ¡°lejos de ser claras¡±. Por su parte, Amnist¨ªa Internacional (AI) ha calificado la ejecuci¨®n de ¡°arbitraria e ilegal¡±. El director regional adjunto de AI, Ming Yu Hah, ha declarado que ¡°demuestra una vez m¨¢s el estrepitoso fracaso que supone la obstinada adopci¨®n de la pena de muerte en Singapur¡±. El Ministerio de Interior del pa¨ªs afirm¨® el martes que la culpabilidad del reo hab¨ªa sido demostrada ¡°m¨¢s all¨¢ de cualquier duda razonable¡± y se?al¨® que dos tel¨¦fonos m¨®viles, que seg¨²n la fiscal¨ªa pertenec¨ªan a Tangaraju, fueron usados para coordinar la entrega de los narc¨®ticos.
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