Paraguay, entre el voto ¡°por la camiseta¡± y el deseo de cambio
Los paraguayos participan con pocas expectativas en las elecciones presidenciales del domingo
El ¨²nico consenso que hay en Asunci¨®n es que las empandas de carne de Ra¨²l son desde hace casi 40 a?os las mejores de la ciudad. Faltan dos d¨ªas para las elecciones presidenciales del domingo en Paraguay y en su puesto callejero se habla de pol¨ªtica. La mayor¨ªa votar¨¢ por el candidato del Partido Colorado, el conservador Santiago Pe?a, pero es evidente la desaz¨®n hacia una agrupaci¨®n que lleva en el poder 76 a?os, solo interrumpidos por el triunfo del exobispo Fernando Lugo en 2008. El liberal Efra¨ªn Alegre, al frente de la Concertaci¨®n, una alianza de 40 partidos que van desde la derecha a la centroizquierda, intentar¨¢ por tercera vez poner fin a la hegemon¨ªa de los colorados.
Es dif¨ªcil predecir lo que pasar¨¢ este domingo en las urnas. Los paraguayos no conf¨ªan en las encuestas desde 2018, cuando dieron al actual presidente, Mario Abdo Ben¨ªtez, un triunfo por casi 30 puntos de ventaja que al final de la jornada se redujeron a tres. Cinco a?os despu¨¦s, todas dan el triunfo a Pe?a, salvo una agencia brasile?a, Atlas Intel, que tiene ganador a Alegre por un pu?ado de votos. ¡°Hay un empate t¨¦cnico y se siente como nunca en la calle la incertidumbre¡±, dice Estela Ruiz D¨ªaz, analista y columnista pol¨ªtica del diario Ultima Hora. ¡°Hay preocupaci¨®n en el Partido Colorado¡±, advierte.
Nilda tiene 53 a?os y trabaja como vendedora en una gran cadena de almacenes. ¡°Yo voto colorado¡±, dice, mientras come su empanada de carne en el puesto callejero de Ra¨²l. ¡°Y la mayor¨ªa de mis compa?eros tambi¨¦n. Mi hijo vota colorado, sin que yo le diga nada¡±, sostiene. Mauricio, un empleado de seguros, discut¨ªa hace un momento de f¨²tbol, pero ahora habla de pol¨ªtica. ¡°Estoy pensando mi voto. Lo ¨²nico que le pido a los candidatos es que garanticen la seguridad, que hagan como Bukele en El Salvador. Hay robos, asesinatos¡±, se queja. ¡°Pero si no hubiese corrupci¨®n estar¨ªamos mucho mejor¡±, asiente un hombre vestido con ropa de trabajo que hasta ahora se manten¨ªa en silencio. Un joven taxista que acaba de llegar votar¨¢ por Alegre, porque est¨¢, dice ¡°harto de la corrupci¨®n¡±. Y asegura que entre la generaci¨®n sub-30 el voto a la Concertaci¨®n es predominante. Cuando interviene Ra¨²l, el anfritri¨®n, todos callan. ¡°Tengo muchos amigos que son empleados p¨²blicos y todos votan colorado¡±, dice. Y acierta en blanco: el voto de los funcionarios es la clave de la perpetuidad del partido en el poder.
El analista pol¨ªtico y escritor Alfredo Boccia Paz dice que ¡°hay cuatro generaciones de paraguayos que para conseguir un empleo en el Estado tienen que afiliarse al Partido Colorado. Por eso es un partido hipertrofiado, con 2,6 millones de afiliados, m¨¢s del doble de los votos que sac¨® Abdo en las elecciones de 2018¡å. En Paraguay hay 338 mil empleados p¨²blicos, para un censo electoral de poco m¨¢s de 4 millones de personas. El d¨ªa de la elecci¨®n, dice Ruiz D¨ªaz, ¡°les acercan una planilla donde anotan los nombres de sus hijos, sus esposas y sus esposos, y el tel¨¦fono para que los operadores los llamen el domingo a ver si fueron todos a votar¡±.
El Partido Colorado se ha refugiado en ese voto duro, amasado durante d¨¦cadas a fuerza de prebendas. Pe?a, el candidato del oficialismo, cerr¨® el jueves la campa?a rodeado de empleados de la salud. Por eso el domingo, dice Boccia Paz, ¡°habr¨¢ un enfrentamiento entre una oposicion multiforme que representa el hartazgo ciudadano frente un partido que aspira a juntar los votos de su estructura partidaria, esperando que la oposici¨®n se disperse¡±.
El secreto del ¨¦xito es que en Paraguay no hay segunda vuelta, es decir que basta un voto para el triunfo definitivo. Si el Partido Colorado nunca alcanza el 50% de los votos puede estar tranquilo de que no habr¨¢ un frente unido en su contra en un segundo turno. ¡°Son tan vivos que lo prohibieron en la Constituci¨®n¡±, agrega Boccia Paz. Ese voto fiel colorado es ¡°como el de un hincha de f¨²tbol¡±, dice Marcelo Lachi, polit¨®logo de la Universidad de Pilar. ¡°No importa lo que haga el equipo, siempre te va a votar por la camiseta¡±, explica.
Con todo, no debe descartarse un giro pol¨ªtico de dimensiones ¨¦picas, a pesar del favoritismo de los sondeos por Pe?a. Ra¨²l, el gur¨² de las empanadas, dice que ¡°unos amigos¡± de su hija hicieron una encuesta ¡°no comercial¡± que daba como ganador al candidato del Gobierno. El joven taxista cree que eso es pura fantas¨ªa, porque la gente ¡°est¨¢ harta¡± de los colorados. Habla, dice, desde la percepci¨®n del que escucha durante horas y horas a todo tipo de gente mientras conduce su taxi por la ciudad. Ruiz D¨ªaz tambi¨¦n da cuenta de ese cansancio hacia el Partido Colorado, pero advierte de que todav¨ªa la gente ¡°no llega a conectar los problemas del pa¨ªs con la administraci¨®n¡± y, mucho menos, ¡°alcanzar una comuni¨®n que pueda ganarle en la cancha¡±. ¡°La constante de todas las elecciones es que la suma de la oposici¨®n siempre supera al Partido Colorado, pero como no hay segunda vuelta no sirve de mucho¡±, dice.
El favorito de la oposici¨®n, Efra¨ªn Alegre, sabe muy bien de qu¨¦ se trata. Va por su tercer intento, tras perder contra Horacio Cartes en 2013 y contra Abdo Ben¨ªtez en 2018. En su primer intento sac¨® el 37% de los votos, contra 45,8% del candidato colorado. En el segundo, obtuvo el 42,7% y qued¨® a menos de cuatro puntos del ganador. Su lastre, dice Ru¨ªz D¨ªaz, ¡°es que carece de carisma¡±. ¡°En Paraguay usamos una palabra, argel, para referirse a alguien que resulta desagradable. Lo que tiene que lograr Alegre es que la gente lo vote aunque no le tenga simpat¨ªa¡±. El liberal tiene enfrente al peor candidato posible: un ¡°ni?o perfecto, muy inteligente, educado en Estados Unidos y que viene del Banco Mundial¡±, como lo describieron los comensales de Ra¨²l. El desaf¨ªo de Alegre es enorme.
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