Las familias que todav¨ªa no existen para el Estado peruano
En Per¨², dos mujeres o dos hombres que deciden formar una familia no son reconocidos ante la ley. Esta problem¨¢tica ha quedado expuesta en la primera gran encuesta sobre las familias homoparentales en el pa¨ªs andino
El hombro izquierdo de Carmen Arriola (39) es un recordatorio personal de lo que significa en la vida de Victoria, su hija. Una ni?a de dos a?os que no lleva su apellido ni tampoco se gest¨® en su vientre. ¡°Yo soy tu madre¡±, dice sobre su piel. Debajo de la ic¨®nica frase est¨¢ un rostro con dos caras: la suya y, desde luego, la de Darth Vader, el villano de Star Wars que inspir¨® su tatuaje. En efecto, Carmen ¡ªraya al costado, lentes de marcos gruesos, camisa remangada¡ª es una de las dos mam¨¢s de Victoria, pero no figura en su partida de nacimiento ni en su Documento Nacional de Identidad. Ante la ley es un fantasma, aunque vive con la peque?a y vela su sue?o cada noche.
Carmen lleva doce a?os de relaci¨®n con Natalia Vega (38), una ingeniera forestal que conoci¨® en una mina, en la ciudad de Huaraz, Per¨². Ambas se dedican al sector minero. En el 2020, en medio de la incertidumbre de la pandemia, decidieron que quer¨ªan tener una beb¨¦ y optaron por el m¨¦todo ROPA, aquel donde una aporta el ¨®vulo y la otra alberga el embarazo. En este caso, Natalia. Ese mismo a?o, en noviembre, viajaron a los Estados Unidos y se casaron en Orlando, donde est¨¢ permitido que dos personas del mismo sexo biol¨®gico se unan en matrimonio. Lo hicieron a sabiendas de que en el Per¨² no tendr¨ªa validez.
Natalia dio a luz en febrero de 2021, en Lima. Resolvieron que su primer nombre ser¨ªa Victoria porque su llegada a este mundo fue una ¨¦pica en s¨ª misma y que su tercer nombre ser¨ªa Arriola ante la imposibilidad de Carmen de darle su apellido. En el Per¨² el Matrimonio Igualitario produce una f¨¦rrea resistencia desde los a?os noventa. Si bien los diversos proyectos de ley reavivan el debate p¨²blico, tarde o temprano vuelven a ser encarpetados.
Sin esa garant¨ªa que deber¨ªa otorgar el Estado, las familias homoparentales se enfrentan a escenarios que los vulneran: en el hipot¨¦tico caso que Natalia falleciera, Carmen no podr¨ªa hacerse cargo de Victoria. La peque?a se quedar¨ªa con los pap¨¢s de Natalia, que ya son ancianos, o incluso podr¨ªa ser entregada al INABIF, la instituci¨®n p¨²blica que se preocupa por el bienestar de los ni?os y adolescentes en estado de abandono a nivel nacional. Carmen, adem¨¢s, no podr¨ªa dejarle una herencia, dej¨¢ndola desamparada. Tampoco a la propia Natalia. Es como si fuera una extra?a.
El 12 de mayo, la Asociaci¨®n de Familias Homoparentales del Per¨² present¨® en el Congreso un valioso documento que le encargaron a la encuestadora Ipsos: un informe que expusiera en cifras cada una de las dificultades y afectaciones que padecen las familias diversas no heterosexuales en el pa¨ªs, que seg¨²n estimaciones superan las 175.000. Este trabajo lleva un vac¨ªo de informaci¨®n sobre la poblaci¨®n LGBTIQ+. Algunos de los grandes problemas que all¨ª se develan son: el 56% de familias diversas han sido discriminadas en espacios p¨²blicos, mientras que el 45% lo ha sido por su familia directa. Adem¨¢s, el 7% ha sido desalojado por su identidad de g¨¦nero u orientaci¨®n sexual. Y en cuanto a los ni?os, uno de cada diez ha sido rechazado en los colegios.
Pero no solo se trata de los maltratos, sino tambi¨¦n de los altos costos a los que te conmina el sistema. Siete de cada diez entrevistados ha incurrido en gastos adicionales por el simple hecho de que su familia no encaja en el t¨ªpico modelo que pregona la Iglesia Cat¨®lica. Aquellos gastos son en salud (69%), doble seguro m¨¦dico (46%), matrimonio en el extranjero (36%), tratamientos de gestaci¨®n (28%), educaci¨®n (20%), juicios (18%), entre otros. Tener un hijo para una familia diversa es un privilegio por el que terminan endeud¨¢ndose, y pagando sumas de 15.000 d¨®lares.
Es el caso de Mabel Aguilar y Luisa Morcos: para tener a Noam, un nene de ojos claros que cumplir¨¢ tres a?os en agosto, pidieron un pr¨¦stamo al banco que les tom¨® cuatro a?os en pagar. A pesar de que Mabel es periodista y docente universitaria y Luisa, directora de cuentas en una agencia de publicidad. Dos son los episodios desagradables que contar¨¢n en su departamento, en Magdalena del Mar: cuando quisieron inscribir a Noam en un colegio y uno de los padres de familia les dijo que ¡°buscaran otra escuela m¨¢s alternativa que s¨ª aceptara a este tipo de familias que est¨¢n de moda¡± y lo complejo que fue viajar con su ni?o fuera del pa¨ªs, pues en el ¨¢rea de Migraciones no conceb¨ªan que ¡°no tuviera pap¨¢¡±.
¡°Siempre hemos existido, no somos una moda, solo que ahora tenemos m¨¢s seguridad para visibilizarnos. Hay quienes te hacen sentir como si fueras un leproso. Es una pena¡±, afirma Mabel Aguilar, quien es la mam¨¢ gestante de Noam y la ¨²nica que figura en su Documento Nacional de Identidad. Para casi cualquier tr¨¢mite, ella prefiere decir que es madre soltera antes que someterse a un interrogatorio. Se ve obligada a mentir. En diciembre del a?o pasado, planearon un viaje familiar a Europa, y pr¨¢cticamente fueron puestas bajo sospecha en el aeropuerto. ¡°Te miran como si te estuvieras robando a tu hijo¡±, lamenta Luisa Morcos, quien en la partida de bautizo de Noam aparece como la madrina.
Despu¨¦s de averiguar en unos diez colegios, la pareja por fin encontr¨® uno donde los aceptaron. ¡°All¨ª no puedes mentir. Es con lo que tu hijo se va a criar, es la imagen que le vas a proyectar y yo no quiero que mi hijo tenga que decir que yo soy su t¨ªa. S¨¦ de muchas familias de escasos recursos que lamentablemente tienen que hacerlo, porque el sector p¨²blico es m¨¢s reacio a entender¡±, explica Luisa, quien antes de conocer a Mabel se cas¨® de blanco con el novio con el que llevaba diez a?os. Se divorci¨® a los cinco meses. Eligi¨® ser libre.
En la Asociaci¨®n de Familias Homoparentales consideran tambi¨¦n a parejas que no tienen hijos, pero s¨ª un proyecto de vida como Mart¨ªn Miranda (47), docente de secundaria y Eduardo Quispe (40), pintor. Ambos conviven desde hace ocho a?os. El arte los uni¨® y tambi¨¦n su afici¨®n por los videojuegos, las pel¨ªculas de Marvel y los animes. Casi al borde de los cuarenta, Miranda asumi¨® su sexualidad y sali¨® del cl¨®set. No solo ante su familia, sino en la escuela, donde es abiertamente gay. ¡°Varios alumnos me han dicho que gracias a m¨ª saben que pueden llevar una vida normal en el futuro. Los chicos merecen crecer en mejores condiciones que nosotros que por las presiones tuvimos que ocultar qui¨¦nes ¨¦ramos por mucho tiempo¡±, reflexiona. Sobre la posibilidad de ser padres o casarse, Quispe considera una injusticia tener que marcharse del pa¨ªs para lograr sus sue?os. ¡°Me gustar¨ªa que mis hijos crezcan ac¨¢, donde est¨¢ mi entorno, la gente que quiero. ?Por qu¨¦ tenemos que irnos?¡±, cuestiona.
Adem¨¢s de la encuesta, la asociaci¨®n les pidi¨® a los hijos de sus miembros que dibujaran a sus familias bajo la supervisi¨®n de una psic¨®loga. El resultado: medio centenar de hojas borroneadas con plumones y crayones, mucho color, y ternura. La prueba palpable de que s¨ª existen, aunque el Estado insista en mirarlas de medio lado.
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