Rusia, entre la ¡°larga noche¡± de Putin y el ¡°fen¨®meno fugaz de la guerra civil¡±
La principal inc¨®gnita por despejar en el intento de golpe de Wagner es si la sublevaci¨®n de Prigozhin supone un acto aislado de un golpista desafiante, el mascar¨®n de proa de una (o varias) familias del Kremlin o ambas cosas a la vez
El choque frontal ¡ªcon peligro de deriva hacia la guerra civil¡ª entre Yevgueni Prigozhin y su ej¨¦rcito particular Wagner, por un lado, y el Ministerio de Defensa de Rusia y la jerarqu¨ªa institucional del Estado, por la otra, era un desenlace anunciado y reiterado por analistas e implicados de distintas tendencias. Sin embargo, nadie sab¨ªa cu¨¢ndo se producir¨ªa, con qu¨¦ consecuencias, con qu¨¦ profundidad ni a qu¨¦ precio. La primera inc¨®gnita ya ha sido despejada.
La rebeli¨®n se ha visto aparentemente adelantada porque Prigozhin hab¨ªa sido acosado y conducido hasta un callej¨®n sin salida por el intento sistem¨¢tico del presidente Putin y el Ministerio de Defensa de cortar las alas al hombre cuyas tropas eran glorificadas hasta hace poco por sus victorias clave en la guerra en Ucrania y ensalzadas por los propagandistas del Kremlin.
El acoso se intensific¨® en las ¨²ltimas semanas. Este mes la Duma estatal de Rusia ha aprobado legislaci¨®n destinada a devolver al Estado el monopolio de la violencia y, a tenor de esta legislaci¨®n, todos los combatientes, movilizados, voluntarios o presidiarios, deben someterse a la jerarqu¨ªa del Ministerio de Defensa. El ej¨¦rcito del dirigente checheno, Ramz¨¢n Kad¨ªrov, se ha sometido disciplinadamente a la medida. Wagner, no. La C¨¢mara baja del Parlamento ruso ha aprobado tambi¨¦n normativa para contratar para el frente (y tambi¨¦n para indultar) a delincuentes en proceso de cumplimiento de sus penas.
Esas dos medidas significaban que Wagner se queda sin la posibilidad de constituir un ej¨¦rcito privado de mercenarios aprovechando el opaco terreno no reglamentado que Putin mantiene (en muchos ¨¢mbitos) con el fin de facilitar la acci¨®n a aquellos sujetos ¡ªaliados o coyunturalmente ¨²tiles para ¨¦l¡ª que no podr¨ªan actuar en el marco de la ley de la Federaci¨®n Rusa. Los mercenarios est¨¢n prohibidos en Rusia y todos los intentos de regular en el Parlamento el estatus y las facultades de Wagner y de las compa?¨ªas militares privadas han sido en vano hasta ahora.
En ese espacio gris, fuera de la legalidad, operaba Wagner mientras fue ¨²til a las autoridades rusas, y ah¨ª estuvo hasta que dej¨® de serlo, cuando Prigozhin emprendi¨® una escalada de acusaciones e imprecaciones contra el Ministerio de Defensa, la ¨¦lite dirigente de Rusia y los fundamentos y explicaciones oficiales sobre la causa de la guerra.
Desde que el Kremlin cont¨® con el apoyo de Wagner para la invasi¨®n de Ucrania hasta que se ha alarmado por el envalentonamiento de Prigozhin, el que fuera llamado ¡°el cocinero del Kremlin¡± ha formado un ej¨¦rcito propio con varias decenas de miles de hombres y miles de exreclusos han vuelto del frente y han sido indultados gracias a ¨¦l.
Desde fuera del escenario en el que act¨²an Prigozhin, el Kremlin y las instituciones estatales de Rusia no se puede a¨²n discernir si la sublevaci¨®n de este deslenguado populista es el acto puntual de un golpista desafiante, el mascar¨®n de proa de una (o varias) familias del Kremlin o ambas cosas a la vez. En este ¨²ltimo caso, habr¨ªa que saber cu¨¢l fue el elemento que desequilibr¨® la balanza entre los intereses personales de Prigozhin y su vinculaci¨®n a la ¨¦lite. En su breve alocuci¨®n, el presidente Vlad¨ªmir Putin se refiri¨® al mot¨ªn como una traici¨®n, y solo comete traici¨®n aquel en quien se ha confiado. Putin no mencion¨® el nombre de Prigozhin ni tampoco el del ministro de Defensa, Sergu¨¦i Shoig¨².
En la tarde del s¨¢bado Prigozhin hizo un esfuerzo para disminuir la tensi¨®n, se congratul¨® de no haber derramado sangre y, en nombre del sentido de la responsabilidad, afirm¨® haber desconvocado la ¡°marcha por la justicia¡± destinada a llevar a sus hombres hasta Mosc¨². Sin embargo, cualquiera que sea el desenlace de la pugna que se manifiesta en toda su crudeza, la situaci¨®n ya no ser¨¢ la misma en Rusia, pues si hasta este 23 de junio el epicentro de la historia estaba en la guerra contra Ucrania, ahora la perspectiva se centra en el fantasma de la guerra civil entre rusos. El hecho de que la marcha haya encontrado tan poca resistencia en su avance hacia la capital suscita dudas sobre el nivel de defensa del territorio del Estado y puede debilitar al presidente Putin, se?alan medios period¨ªsticos rusos en Mosc¨².
Si Prigozhin es el ap¨¦ndice de una de las familias del Kremlin, cabe preguntarse si esas familias podr¨ªan ponerse de acuerdo a costa de sacrificar al inc¨®modo amotinado (y tal vez barajar diferentes escenarios para el fin de la contienda). O tal vez una de esas familias se impondr¨ªa a las otras.
Junto a estas hip¨®tesis te¨®ricas, cabe preguntarse c¨®mo afectar¨¢ la retirada de Wagner del frente de Ucrania a la capacidad de combate de las tropas rusas y tambi¨¦n a la moral, ya de por s¨ª deca¨ªda, de esos hombres enviados a combatir en nombre de los delirios de sus jefes. ?Se producir¨¢n escisiones en las Fuerzas Armadas de Rusia o, por el contrario, las tropas se mantendr¨¢n unidas?
Impacto en la situaci¨®n en Ucrania
Cabe tambi¨¦n preguntarse c¨®mo (o si) aprovechar¨¢ (o sabr¨¢ aprovechar) Ucrania la situaci¨®n actual en Rusia. Otro punto a dilucidar ¡ªy esto afecta a los procesos que puedan desarrollarse entre bastidores en Rusia¡ª son los eventuales intentos de forjar alianzas entre oligarcas exiliados, deseosos de recuperar el dinero que el r¨¦gimen de Putin les quit¨®, y sectores de la Administraci¨®n rusa que querr¨ªan colaborar con ellos y volver a una vida m¨¢s placentera y menos beligerante con el mundo. Interesante resulta la reacci¨®n del oligarca Mija¨ªl Jodorkovski, el exjefe del imperio petrolero Yukos, exiliado tras 10 a?os en prisi¨®n en Rusia. Jodorkovski hab¨ªa apoyado la marcha, desconvocada ahora, de los Wagner desde Rostov del Don a Mosc¨². En el caso de que Prigozhin marchara sobre Mosc¨², Jodorkovski recomendaba ¡°impedir que lo paren¡±, ayudar con combustible y ¡°convencer a quienes manden a detenerlo de que el enemigo ahora es com¨²n¡±.
La alocuci¨®n de Putin tras el mot¨ªn deber¨ªa servir de gu¨ªa y orientaci¨®n para las administraciones regionales de Rusia y determinar el comportamiento de sus dirigentes. La vida cotidiana de Mosc¨² y San Petersburgo ha sido ya alterada y en la capital de Rusia, cuya seguridad comenz¨® a ser incrementada visiblemente hace ya varios d¨ªas, quitan precipitadamente los carteles y las pancartas callejeras con las que Wagner invitaba al reclutamiento. En cambio, en provincias como Rostov del Don, Vor¨®nezh y Lipetsk las cosas de entrada parec¨ªan no estar tan claras. Y para la poblaci¨®n rusa, puede ser dif¨ªcil asimilar que los h¨¦roes de las batallas de Bajmut o Soledar desaparezcan ahora como por arte de magia de la memoria oficial.
¡°La guerra civil en Rusia es una norma y puede prolongarse durante d¨¦cadas de forma latente y altern¨¢ndose con fases agudas¡±, escribe el analista Vlad¨ªmir Pastujov, seg¨²n el cual el ¨²ltimo ciclo de agudizaci¨®n de esta guerra civil comenz¨® en 1989 y a¨²n no ha acabado. ¡°El mot¨ªn de Prigozhin es solo uno de los episodios de esta guerra civil que dura casi medio siglo¡±, escribe Pastujov. Y recuerda el polit¨®logo que cuando hay guerra civil, no existen matices ni t¨¦rminos medios y uno ¡°o bien est¨¢ con los rojos o bien con los blancos¡±. La elecci¨®n es dolorosa. ¡°Entre Putin y la larga noche de Rusia¡± y ¡°el fen¨®meno fugaz de la guerra civil de Prigozhin¡±, afirma.
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