Una activista de 84 a?os trepa a la azotea de la Casa de los Derechos Humanos de Bolivia para recuperarla
¡°Voy a morir aqu¨ª, no me mover¨¦¡±, advierte Amparo Carvajal desde la terraza de la entidad, donde vive hace tres d¨ªas sin acceso a sanitarios y con signos de deshidrataci¨®n. La disputa por la titularidad tiene tintes pol¨ªticos
La hispano boliviana Amparo Carvajal, hist¨®rica defensora de los derechos humanos en Bolivia, lleva m¨¢s de 40 d¨ªas de vigilia ante la Casa de los Derechos Humanos de La Paz, que fuera su oficina durante varias d¨¦cadas, para exigir que se la devuelvan. Los tres ¨²ltimos d¨ªas, la mujer de 84 a?os est¨¢ viviendo en la terraza de la casa, a la que trep¨® por una escalera. Duerme en una carpa, carece de acceso a sanitarios y presenta un cuadro de deshidrataci¨®n. No puede entrar a la oficina porque esta se encuentra ocupada por otro grupo de activistas de derechos humanos que no reconoce el liderazgo de Carvajal. Esta declar¨® a la prensa: ¡°voy a morir aqu¨ª. No me mover¨¦¡±.
El lugar est¨¢ rodeado de polic¨ªas y por los adherentes de la veterana luchadora, entre ellos varios diputados de oposici¨®n. El Gobierno lo consider¨® ¡°un problema entre privados¡±, pero tiene claras connotaciones pol¨ªticas. Carvajal recibi¨® el apoyo de la iglesia cat¨®lica, organizaciones no gubernamentales, las asociaciones de periodistas y otras instituciones. Tambi¨¦n de varios l¨ªderes de la oposici¨®n, que denunciaron que el desconocimiento de la directiva de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDHB) que lidera la ex religiosa busca silenciar las cr¨ªticas de esta ong al Gobierno, ya que la otra directiva que disputa la entidad, encabezada por Edgar Salazar, supuestamente es cercana al oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
Por su parte, Salazar afirma que tan solo se opone a la ¡°presidenta vitalicia¡± de Carvajal en la APDHB y asegura que esta fue destituida por un congreso institucional en diciembre de 2021. Desde este sector, se critica a Carvajal porque supuestamente sigue una agenda opositora y no defendi¨® a las v¨ªctimas de las masacres de Sacaba y Senkata, sucedidas bajo el Gobierno de Jeanine ??ez, en noviembre de 2019.
Carvajal naci¨® en 1939 en Ria?o (Le¨®n, Espa?a) en una familia muy cat¨®lica que ten¨ªa 14 hijos. Lleg¨® a Bolivia en 1971 como monja mercedaria de B¨¦rritz. En 1980, cuando la orden dej¨® el pa¨ªs, decidi¨® abandonarla para poder quedarse. Antes hab¨ªa apoyado al sacerdote Gregorio Iriarte en la fundaci¨®n de la APDHB, que sustituy¨® a la Comisi¨®n Episcopal de Justicia y Paz, dependiente de la iglesia cat¨®lica, tras su desmantelamiento por la dictadura del general Hugo Banzer.
La nueva organizaci¨®n, ecum¨¦nica, cumpli¨® un papel de primera importancia en la denuncia de la represi¨®n de las dictaduras militares y sus dirigentes tuvieron que exiliarse m¨¢s de una vez. La APDHB impuls¨® luchas como la huelga de hambre que arranc¨® a Banzer la amnist¨ªa general e irrestricta de los presos pol¨ªticos en 1978. Durante la democracia, fue un importante centro de protesta contra las pol¨ªticas neoliberales, lo que ocasion¨® resquebrajamientos internos que terminar¨ªan, ya durante los gobiernos del MAS, en su divisi¨®n por razones pol¨ªticas. Esta se hizo completamente abierta despu¨¦s de la crisis que caus¨® la ca¨ªda de Evo Morales en 2019.
Carvajal es considerada una hero¨ªna por las plataformas ciudadanas que lucharon contra la tercera reelecci¨®n de Morales a la presidencia. Uno de estos grupos hizo una campa?a para postularla como candidata al premio Nobel de La Paz. Carvajal estuvo muy presente en las protestas contra el encarcelamiento de la expresidenta Jeanine A?ez, acusada de haber conspirado para derrocar a Morales. Simult¨¢neamente, se convirti¨® en una figura rechazada por el oficialismo, que considera que perdi¨® su antiguo compromiso con las causas progresistas y hoy es ¡°usada por la derecha¡±.
Los dos grupos que aspiran a quedarse con la APDHB han apelado a los tribunales. La facci¨®n de Salazar ha contado con resguardo policial desde que ocup¨® la oficina, considerada un s¨ªmbolo de los derechos humanos en el pa¨ªs, el 2 de junio. Carvajal gan¨® una ¡°acci¨®n de libertad¡± que obliga al grupo rival a dejar de amedrentarla. Los jueces no han querido responder, por falta de elementos concluyentes, a la pregunta m¨¢s importante: qui¨¦n tiene la titularidad de la instituci¨®n. Sin esperar a que eso finalmente ocurra, Carvajal est¨¢ librando su en¨¦sima lucha por lograr justicia tal como ella la entiende.
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