El Sahel, una regi¨®n fallida
La fragilidad de los Estados, algunos sometidos a juntas militares o inmersos en guerras civiles, el yihadismo y las disputas por los recursos naturales marcan la situaci¨®n de inestabilidad de la zona
La Comunidad Econ¨®mica de Estados de ?frica Occidental (Cedeao) celebr¨® este jueves una cumbre para abordar la respuesta al golpe de Estado del pasado 26 de julio en N¨ªger. En un lenguaje t¨ªpicamente diplom¨¢tico, declar¨® que ¡°todas las acciones est¨¢n sobre la mesa¡±, incluida la activaci¨®n de la Fuerza de Despliegue R¨¢pido, que, pese a su nombre, llevar¨ªa tiempo activar. El organismo decidi¨® optar en el comunicado final por el di¨¢logo con la junta militar para reconducir la situaci¨®n.
Enfriada de momento la tensi¨®n, toca hacer un breve an¨¢lisis de la situaci¨®n del Sahel. Esta inmensa ¨¢rea ¡ªque va de la costa atl¨¢ntica hasta el mar Rojo e incluye, para algunos analistas, la regi¨®n de los Grandes Lagos y Somalia¡ª importa a Espa?a y Europa por su cercan¨ªa, por ser los vecinos de nuestros vecinos.
La inestabilidad de la regi¨®n se explica en gran medida por la disputa por los escasos recursos h¨ªdricos y el agotamiento de los pastos, factores que agudizan las tensiones entre agricultores sedentarios y etnias trashumantes ganaderas. A esto se une el extraordinario crecimiento demogr¨¢fico y la consiguiente precariedad de sus j¨®venes, sin otra salida que el trabajo informal, la muy peligrosa emigraci¨®n a Europa o la uni¨®n a los grupos yihadistas. En este sentido, el fundamentalismo isl¨¢mico no ser¨ªa el desencadenante principal de esta inestabilidad, sino m¨¢s bien un factor importado.
En este contexto, se a?ade la extrema fragilidad de los Estados del Sahel. Algunos, como Sud¨¢n, Sud¨¢n del Sur o Etiop¨ªa, inmersos en sus propias guerras civiles. Y otros, con las autodenominadas juntas militares de ¡°salvaci¨®n¡±, incapaces de resolver los problemas internos que supuestamente les obligaron a tomar el poder. Este c¨®ctel de factores ofrece las condiciones ideales para un escenario de regi¨®n fallida.
?Y cu¨¢l es la respuesta de los actores no africanos? Francia, la antigua potencia colonial, ni quiere ni puede implicarse m¨¢s en la regi¨®n, m¨¢s all¨¢ de proteger y expatriar a sus ciudadanos o a los europeos. Sobre todo en un momento en el que la guerra de Ucrania hace que su foco de atenci¨®n est¨¦ en Europa. Y mucho menos cuando sabe que no va a obtener ning¨²n beneficio econ¨®mico, sino una sobrecarga y distracci¨®n de recursos en su ya abultado presupuesto de defensa. Como ha dicho el presidente Emmanuel Macron, Francia busca ¡°comunitarizar¡± su compromiso de defensa con los aliados africanos en la regi¨®n.
Otro actor relevante en la regi¨®n es la Uni¨®n Europea, que cuenta con las misiones de crisis EUCAP-Mal¨ª (prorrogada hasta 2025), EUCAP-N¨ªger y la nueva Misi¨®n de Cooperaci¨®n Militar para Apoyar a N¨ªger-EUMPM (prorrogada hasta 2024, de futuro incierto). Inteligentemente, los europeos apuestan por la v¨ªa diplom¨¢tica para la estabilizaci¨®n de la zona. Lo mismo puede decirse de Estados Unidos, que ha escogido un perfil bajo por medio de la negociaci¨®n para intentar reconducir la situaci¨®n en N¨ªger o, al menos, aminorar sus efectos en la regi¨®n.
Queda por discernir el papel de la Federaci¨®n Rusa. En su confrontaci¨®n con Occidente, el presidente Vlad¨ªmir Putin ha encontrado un regalo inesperado: nada menos que la apertura de un segundo frente en el ¡°bajo vientre de Europa¡± (rememorando la terminolog¨ªa de la II Guerra Mundial). Mientras, Europa se ve obligada a destinar recursos econ¨®micos, esfuerzos diplom¨¢ticos e incluso atenci¨®n medi¨¢tica a lo que all¨ª sucede. El vac¨ªo geopol¨ªtico que deja Occidente lo est¨¢ ocupando el Kremlin. Los mercenarios rusos de Wagner se presentan como la punta de lanza de lo que ellos llaman ¡°operaciones militares especiales¡± de estabilizaci¨®n. Pero no son otra cosa que la guardia pretoriana de los nuevos dictadores. Eso s¨ª, enormemente valiosos para estos, ya que se supone que no tienen tentaciones de dar golpes de Estado a quienes les contratan.
Los ¨²ltimos sucesos en el Sahel est¨¢n llevando a una reconfiguraci¨®n de fuerzas en la regi¨®n. Mal¨ª, Burkina Faso y Guinea apoyan a la junta militar de N¨ªger, mientras que Costa de Marfil, Togo, Ben¨ªn y Nigeria, en principio, estar¨ªan m¨¢s cercanos a la intervenci¨®n militar. La divisi¨®n puede llevar al desgarramiento o desaparici¨®n de la Cedeao. El papel hegem¨®nico de Nigeria en esta organizaci¨®n es decisivo, pues para ese pa¨ªs es fundamental continuar siendo la potencia regional tanto en el golfo de Guinea como en el Sahel. Adem¨¢s, su presidente, Bola Tinubu, tiene que lidiar con la contestaci¨®n interna a la intervenci¨®n, por lo que ha declarado que la diplomacia debe ser la prioridad para resolver la crisis en N¨ªger.
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