La balada ¡®country¡¯ de la Am¨¦rica rural contra las ¨¦lites de Washington
Los ¨¦xitos del desconocido Oliver Anthony, voz de la clase trabajadora que se resiste a ser instrumentalizado por los republicanos, y de la estrella ¡®trumpista¡¯ Jason Aldean instigan un debate pol¨ªtico y cultural en Estados Unidos
La ¨²ltima vuelta de tuerca al mito, tan estadounidense, del hombre corriente que, harto de que su voz no sea escuchada, la alza contra el sistema, es un muchachote de barba pelirroja armado con una guitarra, un cantante country-folk de escasa fortuna llamado Oliver Anthony. Esa vida entre muchas otras, marcada por los problemas mentales y el alcoholismo, cambi¨® con la publicaci¨®n en internet el 11 de agosto de un video en el que, en mitad del bosque y acompa?ado p...
La ¨²ltima vuelta de tuerca al mito, tan estadounidense, del hombre corriente que, harto de que su voz no sea escuchada, la alza contra el sistema, es un muchachote de barba pelirroja armado con una guitarra, un cantante country-folk de escasa fortuna llamado Oliver Anthony. Esa vida entre muchas otras, marcada por los problemas mentales y el alcoholismo, cambi¨® con la publicaci¨®n en internet el 11 de agosto de un video en el que, en mitad del bosque y acompa?ado por dos de sus tres perros, entonaba una balada cuyo t¨ªtulo, Rich Men North of Richmond, juega con las palabras para responsabilizar de la ¡°maldita verg¨¹enza¡± de mundo que est¨¢n dej¨¢ndole a ¨¦l y a los que son como ¨¦l los hombres ricos m¨¢s all¨¢ de la capital de Virginia. Una ciudad que tambi¨¦n lo fue de la Confederaci¨®n durante la Guerra Civil.
Al norte de Richmond, baliza en la frontera mental con el Sur de Estados Unidos, est¨¢n, a unos 175 kil¨®metros, Washington, capital de la Uni¨®n, y sus ¨¦lites. A ellas responsabiliza en la letra Anthony de tener que ¡°vender su alma y trabajar todo el d¨ªa¡±, de la asfixia de la inflaci¨®n y los impuestos, y les acusa de hacer cualquier cosa por controlar a la gente. La canci¨®n habr¨ªa gustado a Ronald Reagan ¡ªautor de la frase ¡°El Gobierno no es la soluci¨®n, es el problema¡±¡ª, tambi¨¦n por sus cr¨ªticas a quienes se benefician del sistema de bienestar social, que motivaron al gran cantautor izquierdista brit¨¢nico Billy Bragg a contestar despu¨¦s con un art¨ªculo (titulado ¡°Esa canci¨®n que reivindica solidaridad con los trabajadores s¨®lo beneficia a los ricos que los explotan¡±) y con una composici¨®n en la que reprochaba a Anthony su desconcertante conciencia de clase y que enfrentara a unos oprimidos contra otros. Tambi¨¦n le ofrec¨ªa una vieja soluci¨®n a sus problemas: ¡°Afiliate a un sindicato¡±.
Himno para los republicanos
Destacados miembros de la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica corrieron a apropiarse del mensaje de autenticidad (o, al menos, de la ilusi¨®n de esta que transmite el video) de Rich Men... Creyeron haber dado con el himno perfecto de la Am¨¦rica trabajadora, olvidada por el ¡°r¨¦gimen socialista de Joe Biden¡±. Y as¨ª fue c¨®mo Anthony, adem¨¢s de convertirse en un inesperado n¨²mero uno y de acumular 60 millones de visitas en YouTube y 50 millones de escuchas en Spotify, se coloc¨® en el centro de una guerra cultural que registr¨® su m¨¢s desagradable escaramuza en el reciente debate de los candidatos republicanos en Milwaukee, cuyos organizadores, la cadena Fox News, abrieron con el v¨ªdeo de la canci¨®n. Acto seguido, pidieron una opini¨®n a los participantes sobre por qu¨¦ cre¨ªan que esta hab¨ªa tocado nervio en la sociedad estadounidense. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo: ¡°Nuestro pa¨ªs est¨¢ en declive. (...) Esos hombres ricos al norte de Richmond nos han colocado en esta situaci¨®n¡±.
Al d¨ªa siguiente ¡ªtal vez en otra demostraci¨®n de que el mundo se ha conjurado para llevar la contraria a DeSantis, cuya hace no tanto prometedora carrera hacia la Casa Blanca languidece, calamitosa¨D, el m¨²sico respondi¨® con otro v¨ªdeo, en el que durante 10 minutos dec¨ªa que ¨¦l tambi¨¦n considera al gobernador y los dem¨¢s tras los atriles de Milwaukee como hombres ricos al norte de Richmond. ¡°Esto no va de Joe Biden¡±, a?adi¨®. ¡°Es mucho m¨¢s grande que ¨¦l¡±. Y lo cierto es que su embrujo ha ido m¨¢s all¨¢ de la audiencia conservadora: la canci¨®n ha calado en este, otro verano del descontento, en oyentes de todo el espectro, que empatizan con la idea del hombre corriente y su lista de quejas al poder.
El ¨¦xito de Anthony ha llegado en mitad de una fenomenal temporada para la m¨²sica country en Estados Unidos, gracias a otro hit de Jason Aldean, trovador trumpista de la Am¨¦rica rural natural de Macon (Georgia). M¨¢s c¨®modo con el maridaje entre m¨²sica y valores conservadores, Aldean es autor de Try That in a Small Town, una defensa de la vida y las costumbres de los peque?os pueblos, frente a la depravaci¨®n liberal y la criminalidad de las ciudades.
El v¨ªdeo de la canci¨®n fue el motivo para la controversia, en gran parte, porque est¨¢ rodado en el juzgado de un condado de Tennessee donde en 1927 lincharon a un muchacho negro. La cadena Country Music Television prohibi¨® la emisi¨®n del clip, que reproduce im¨¢genes de disturbios durante las protestas de Black Lives Matter y de c¨¢maras de seguridad de tiendas mientras son atracadas, por considerar que difunde mensajes racistas y que contiene versos que glorifican la violencia armada y el ojo por ojo. Aldean no oculta su simpat¨ªa por Donald Trump y promociona la marca de su esposa de camisetas con mensajes dirigidos a la Administraci¨®n de Biden ¡ª¡°Cierra la puta frontera¡±¡ª o lemas como ¡°No es conservadurismo, es sentido com¨²n¡±. Se ha defendido diciendo que han confundido su apolog¨ªa de la vida en una peque?a comunidad con otra cosa.
A lomos de la controversia, el cantante, ganador de cinco grammies, tambi¨¦n conquist¨® por primera vez en su carrera el n¨²mero uno de la lista Billboard, que, dicho sea de paso, el consumo digital ha convertido en un asunto bastante an¨¢rquico e impredecible. Y lo hizo en una semana en la que se dio un hito hist¨®rico: los tres puestos en cabeza (el segundo fue Last Night, de Morgan Wallen, y el tercero, Fast Car, una versi¨®n del cl¨¢sico de Tracy Chapman a cargo de Luke Combs) los coparon por primera vez canciones countries. ¡°Los tres temas, pero sobre todo el de Aldean y el de Wallen, son ¨¦xitos alentados no tanto por fans del g¨¦nero, sino por gente interesada en promocionar una determinada agenda pol¨ªtica¡±, considera David Cantwell, autor de The Running Kind: Listening to Merle Haggard, un interesante ensayo sobre la leyenda del country forajido. Esa estrategia denunciada por Cantwell explicar¨ªa por qu¨¦ la canci¨®n de Aldean se desplom¨® a la semana siguiente al puesto 21 de Billboard.
Una visi¨®n un tanto esquem¨¢tica del asunto ha asociado tradicionalmente el country ¡ªcon permiso de la equilibrista Dolly Parton, a cuya equidistancia pol¨ªtica parece aspirar Anthony¡ª con el conservadurismo en Estados Unidos. ¡°En los ¨²ltimos dos a?os, parec¨ªa que se estaba abriendo a otras realidades, artistas negros o queer, pero los ¨²ltimos ¨¦xitos vuelven a un viejo patr¨®n: est¨¢n protagonizados por hombres blancos cabreados¡±, opin¨® en la cadena p¨²blica de radio NPR el profesor Charles Hughes, del Rhodes College de Memphis.
Aunque, como ¨¦l mismo m¨²sico defiende, no haya motivaci¨®n pol¨ªtica en el ¨¢nimo de Anthony, lo cierto es que hace tiempo que el Partido Republicano ha encontrado la f¨®rmula para canalizar ese cabreo blanco y el resentimiento contra las ¨¦lites de los que quedan atr¨¢s que retrata Rich Men..., cuya letra, que incluye una referencia al ped¨®filo Jeffrey Epstein, ha sido analizada minuciosamente, como lo es casi todo ahora, a derecha e izquierda. De momento, su golpe de suerte lo ha convertido en un unicornio dif¨ªcil de atrapar no solo para los partidos; tambi¨¦n para los medios (ha concedido una ¨²nica entrevista, en el p¨®dcast del libertario Joe Rogan) y los ejecutivos de la industria discogr¨¢fica: el tipo asegura que ha rechazado una oferta de una multinacional por ocho millones de d¨®lares (7,5 millones de euros).
Es adem¨¢s escurridizo para los amantes del directo. Aunque su agenda ya se va llenando con citas en festivales repartidos por el centro del pa¨ªs, de Kentucky a Misuri, hasta ahora solo hab¨ªa aparecido en un par de ocasiones en garitos de Carolina del Norte, y en un concierto que se agot¨® en seguida en Farmville (Virginia), su pueblo. Un pueblo a una hora al sur de Richmond.
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