Brasil celebra el primer juicio contra los bolsonaristas que intentaron dar un golpe a Lula
La fiscal¨ªa, que pide 30 a?os para cuatro acusados, busca condenas ejemplares para neutralizar a los posibles imitadores
El segundo domingo de 2023 el Tribunal Supremo de Brasil, un bello edificio acristalado, fue invadido y depredado por una turba violenta de bolsonaristas que, enarbolando la bandera nacional, tom¨® tambi¨¦n el Congreso y la Presidencia, en Brasilia, en el ataque m¨¢s grave contra la democracia brasile?a desde la dictadura. La m¨¢xima corte se ha reunido este mi¨¦rcoles con la solemnidad de las ocasiones importantes para celebrar el primer juicio contra los golpistas. Han empezado por cuatro acusados detenidos in fraganti el 8 de enero, parte de la tropa de choque. La fiscal¨ªa los acusa de intento de golpe de Estado contra el izquierdista Luiz In¨¢cio Lula da Silva, que aquel d¨ªa cumpl¨ªa una semana en el poder. ¡°Intentaron deponer a un Gobierno leg¨ªtimamente elegido con el pretexto de un fraude electoral¡±, ha recordado el n¨²mero dos de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica, Carlos Federico Santos, en su alegato. Los cuatros acusados afrontan penas que suman 30 a?os de c¨¢rcel y una indemnizaci¨®n por da?os morales de 100 millones de reales (19 millones de euros).
Unas 1.300 personas m¨¢s est¨¢n imputadas en este megacaso que est¨¢ en manos del Supremo y que avanza a enorme velocidad. En un pa¨ªs muy garantista hacia los acusados, casi 130 personas llevan ocho meses encarceladas por un ataque cuyas im¨¢genes dieron la vuelta al mundo.
La Fiscal¨ªa y el juez instructor del caso, Alexandre de Moraes, han dejado claro que pretenden imponer a los m¨¢s violentos entre la turba condenas ejemplares con la vista puesta en disuadir a cualquiera que ose emular a los bolsonaristas que imitaron a los trumpistas. ¡°Queremos mostrar al mundo que Brasil dej¨® de ser una rep¨²blica bananera, que es un Estado de derecho serio, que los golpes de Estado son una p¨¢gina ya cerrada de nuestra historia¡±, ha dicho el representante de la Fiscal¨ªa tras advertir de que ¡°las noticias falsas siguen circulando y tenemos que aclarar [lo ocurrido] de una vez por todas¡±.
No estaban en la sala los acusados en este primer juicio (un inform¨¢tico que era funcionario, un ingeniero forestal y dos repartidores). Tienen entre 24 y 52 a?os y proceden en ciudades de S?o Paulo y de Paran¨¢. Los delitos que se les imputan, como a cientos de los procesados, son abolici¨®n violenta del estado de derecho, golpe de Estado, asociaci¨®n criminal armada y da?os contra el patrimonio. Tres de ellos lo han seguido por videoconferencia desde la c¨¢rcel; el primero pidi¨® estar presente en el juicio pero no fue autorizado. El cuarto est¨¢ en libertad condicional.
El expresidente Bolsonaro, que aquel d¨ªa estaba en EEUU, es investigado como instigador. Aquel domingo culmin¨® una campa?a sistem¨¢tica del bolsonarismo para deslegitimar a las instituciones, cuestionar el proceso electoral y sembrar dudas sobre la victoria de Lula.
Durante el juicio se han exhibido los v¨ªdeos que el acusado se grab¨® aquel d¨ªa, vestido con una camiseta con el lema ¡°intervenci¨®n militar federal¡± y anunciando de que defecar¨ªa en el Congreso. Hab¨ªa llegado hasta all¨ª desde S?o Paulo en bus con un grupo denominado patriotas. Durante la vista tambi¨¦n se han mostrado otras im¨¢genes del asalto, incluidas algunas grabadas en esa misma sala el d¨ªa de autos, cuando una multitud de bolsonaristas arras¨® con el sitio donde los togados tienen la ¨²ltima palabra sobre la justicia en Brasil. El Supremo es el edificio que con m¨¢s sa?a atacaron, donde m¨¢s caras han salido las reparaciones.
La primera jornada no ha bastado para concluir ni siquiera el juicio al primer acusado. La sesi¨®n ha estado marcada por el cuerpo a cuerpo dial¨¦ctico entre el juez Moraes y el abogado defensor de A¨¦cio Lucio Costa Pereira, de 51 a?os. Desde la tribuna, el letrado ha proclamado que este ¡°es un juicio pol¨ªtico¡± y ¡°la corte, ileg¨ªtima¡±. Y, perfectamente consciente de que la vista se retransmite en directo por televisi¨®n, ha recalcado que su cliente lleva ocho meses preso sin poder ver a su esposa e hijos porque las normas carcelarias exigen la cartilla de vacunaci¨®n y han decidido no inmunizarse. ¡°Lo considero tortura psicol¨®gica¡±, ha dicho.
Moraes ha echado mano de la iron¨ªa para contrarrestar el relato de que el acusado iba en son de paz a defender su libertad. ¡°Hablamos de golpistas¡±, ha recalcado el juez. ¡°Porque en ese relato negacionista, parece que el 8 de enero tuvimos un domingo en el parque de una multitud que de repente dijo: ¡®?Hala, vamos a invadir un poco!¡±. Famoso por los superpoderes que le han sido otorgados en nombre de la defensa de la democracia y por sus m¨¦todos de sh¨¦rif, Moraes quiere asegurarse de neutralizar el riesgo de que la democracia brasile?a sufra un nuevo ataque.
Como las deliberaciones de la m¨¢xima corte tambi¨¦n son p¨²blicas, el voto de los dos primeros magistrados ha puesto en evidencia que no existe unanimidad en el tribunal sobre la dureza de la condena. Moraes pide para el primero 17 a?os, mientras uno de sus colegas solicita 2,5 a?os porque solo lo castiga por da?ar el patrimonio y lo absuelve de los delitos golpistas. La sesi¨®n contin¨²a este jueves con los votos restantes.
Los juicios por los actos antidemocr¨¢ticos han empezado con cuatro acusados de ejecutarlos. Ciudadanos de a pie que, intoxicados por una sobredosis de falsedades, muchas agitadas machaconamente por el ultraderechista Jair Bolsonaro desde la Presidencia. La idea es que, m¨¢s adelante, se sienten en el banquillo los que contribuyeron a la asonada, pero sin mancharse las manos: los autores intelectuales, los financiadores y las autoridades que hicieron dejaci¨®n de funciones. Recientemente, toda la c¨²pula de la polic¨ªa militar de Brasilia fue detenida y encarcelada. Y su jefe inmediato, Anderson Torres, que fue ministro de Justicia de Bolsonaro, est¨¢ en libertad condicional.
Oficializado el triunfo de Lula el 30 de octubre, miles de seguidores del derrotado presidente ultra acamparon ante cuarteles por todo Brasil reclamando a los militares que impidieran un tercer mandato de Lula. Ya en enero, asaltantes llegaron a la plaza de los Tres Poderes en Brasilia a pie, escoltados por uniformados, desde el Cuartel General del Ej¨¦rcito.
Durante los tensos meses de la campa?a electoral, los comicios y la fallida asonada, el juez Alexandre de Morares, el miembro del Supremo que presidi¨® el Tribunal Electoral, goz¨® de unos enormes poderes para atar en corto al bolsonarismo m¨¢s extremo en nombre de la defensa de la democracia. Es el instructor de la megacausa contra los golpistas. Su trayectoria recuerda a la de otro juez, Sergio Moro, instructor del caso contra la corrupci¨®n Lava Jato, que fue considerado el salvador de la patria antes de caer en desgracia; ahora se refugia en un esca?o del Senado.
El juez Moraes y la Fiscal¨ªa han intentado rebatir a las defensas, que sostienen que los escritos de acusaci¨®n no individualizan qu¨¦ hizo exactamente cada uno de los cientos de implicados. ¡°Fue un delito multitudinario. Lo importante no es saber qui¨¦n rompi¨® una ventana, una puerta o una obra de arte, sino el resultado de aquellos actos multitudinarios¡±, ha dicho el fiscal.
En la sala bastantes asientos del p¨²blico estaban vac¨ªos pese a que varios de los jueces calificaron la ocasi¨®n de hist¨®rica. Entre el p¨²blico asistente, hubo abogados de otros de los cientos de procesados para ver personalmente c¨®mo transcurre la primera de las vistas, porque sospechan que marcar¨¢ el camino, y estudiantes de derecho.
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