Yossi Beilin: ¡°La derecha israel¨ª ha hecho todo lo posible para anular ¡®de facto¡¯ los Acuerdos de Oslo¡±
En el 30 aniversario de las negociaciones, su arquitecto israel¨ª rechaza el pesimismo y subraya que los l¨ªderes pueden llevar a la poblaci¨®n ¡°a la paz o a la guerra¡±
Yossi Beilin tiene los mismos a?os que su pa¨ªs, Israel: 75. Naci¨® en Petaj Tikva un mes despu¨¦s que David Ben Guri¨®n leyese la Declaraci¨®n de Independencia. Es decir, ya en guerra, aunque el nombre de Beilin est¨¦ asociado a la b¨²squeda de la paz con los palestinos y, por tanto, al pasado. Como n¨²mero dos de Sim¨®n Peres, entonces ministro de Exteriores de Isaac Rabin (los dos israel¨ªes que, junto al palestino Yasir Arafat, recibir¨ªan en 1994 el Nobel...
Yossi Beilin tiene los mismos a?os que su pa¨ªs, Israel: 75. Naci¨® en Petaj Tikva un mes despu¨¦s que David Ben Guri¨®n leyese la Declaraci¨®n de Independencia. Es decir, ya en guerra, aunque el nombre de Beilin est¨¦ asociado a la b¨²squeda de la paz con los palestinos y, por tanto, al pasado. Como n¨²mero dos de Sim¨®n Peres, entonces ministro de Exteriores de Isaac Rabin (los dos israel¨ªes que, junto al palestino Yasir Arafat, recibir¨ªan en 1994 el Nobel de la Paz), es considerado el arquitecto de los Acuerdos de Oslo, de los que este mi¨¦rcoles se cumplieron 30 a?os.
No solo abri¨® el canal secreto. Luego formul¨® con Mahmud Abbas, hoy presidente palestino, un esbozo de acuerdo definitivo de paz. Ministro de Justicia y de Asuntos Religiosos con Ehud Barak, acab¨® cambiando el laborismo por Meretz, el partido de izquierda pacifista que llegar¨ªa a liderar. Sigue impulsando iniciativas de paz con los palestinos: en 2003 fue la de Ginebra y, hace un a?o, una de confederaci¨®n que ha pasado m¨¢s desapercibida.
Le cuesta hablar de ¡°fracaso¡± de Oslo al tratarse, en cierto modo, de su hijo, si bien admite que su mera existencia lo es: estaba dise?ado para durar cinco a?os y parir un acuerdo de paz, pero sigue vigente. Culpa tanto a israel¨ªes como a palestinos, pero aclara que el colono de Hebr¨®n Baruj Goldstein ¡°abri¨® las puertas del infierno¡± al asesinar a 29 personas en una mezquita y que los asentamientos jud¨ªos son hoy el principal obst¨¢culo. Ante el pesimismo imperante en esta parte de Oriente Pr¨®ximo, insiste en que el campo de la paz israel¨ª no ha desaparecido, sino que ¡°ha bajado los brazos¡±, y recuerda algo que se tiende a olvidar: nada est¨¢ escrito en piedra y ¡°tampoco antes de Oslo hab¨ªa esperanza de paz¡±. ¡°No soy optimista de que vaya a pasar, sino de que puede pasar¡±, sentencia.
Pregunta. ?C¨®mo ve Israel 30 a?os despu¨¦s de los Acuerdos de Oslo?
Respuesta. No hay duda de que es otro Israel. Lo es porque la derecha ha gobernado la mayor¨ªa de este periodo y ha hecho todo lo posible para anular de facto Oslo, sin hacerlo formalmente. Por una parte, hay muchos m¨¢s asentamientos, muchos m¨¢s colonos, lo que por supuesto tiene influencia en una soluci¨®n pol¨ªtica. Hay mucha decepci¨®n, sobre todo en la parte palestina, que no tiene horizonte pol¨ªtico alguno. En Israel, la gente baj¨® los brazos sobre la posibilidad de paz. El campo de la paz est¨¢ a la espera. Apoyar¨ªa cualquier acuerdo de paz en el futuro, pero no ve que sea real.
El acuerdo de Oslo existe. Y ese es su gran fracaso. No deber¨ªa existir despu¨¦s de 30 a?os. Ten¨ªa que haber concluido tras cinco a?os, el 4 de mayo de 1999, y haber dado paso en su lugar a un acuerdo permanente. Cuando lo prepar¨¦, mi pensamiento era que fuese un canal secreto que acercase las posturas entre la delegaci¨®n israel¨ª y la jordana-palestina y del que no se supiese nunca. Pero acab¨® siendo el acuerdo formal.
No hay duda de que la derecha lo explot¨®, porque ya era un acuerdo internacional y se pod¨ªa hacer as¨ª: no hay necesidad de [ocuparse del] d¨ªa a d¨ªa de los palestinos ocupados: su educaci¨®n, su cultura, con polic¨ªa propia¡ Creamos algo as¨ª como una ocupaci¨®n deluxe que no nos cuesta nada. Y no se piensa siquiera en continuar Oslo, en retiradas adicionales [del ej¨¦rcito israel¨ª de territorio palestino]. Casi ni siquiera lo pide ya el mundo. Incluso los palestinos entendieron que no pueden. Y es tr¨¢gico, porque su decepci¨®n tiene consecuencias directas para nosotros, incluido el cisma entre Ham¨¢s y Al Fatah. Ham¨¢s dice [a la gente]: ¡°Visteis, apoyasteis a Fatah, les disteis poder y mirad lo que os han dado. Nada¡±. Aunque no sea verdad, es su argumentaci¨®n.
Y, por nuestra parte, el reloj demogr¨¢fico avanza y los jud¨ªos ya casi no somos mayor¨ªa [contando Israel y Palestina]. Y eso es el fin del sionismo. Garantizar la mayor¨ªa jud¨ªa era mi motor principal, y el de Peres y Rabin.
La situaci¨®n ha cambiado principalmente por el gran n¨²mero de colonos en Cisjordania, pero tambi¨¦n por la p¨¦rdida de entusiasmo israel¨ª por la paz y de esperanza palestina de obtener un Estado. El contexto de sangre y violencia de ambas partes gener¨® una situaci¨®n muy distinta de la que hab¨ªa antes de Oslo. Aunque tambi¨¦n entonces hab¨ªa violencia y, en cierto modo, Oslo proviene de la Primera Intifada.
¡°Creamos algo as¨ª como una ocupaci¨®n ¡®deluxe¡¯ que no nos cuesta nada¡±
P. ?Todas las partes ¨Destadounidenses, israel¨ªes, palestinos...¨D entend¨ªan Oslo como una fase hacia una soluci¨®n final basada en la creaci¨®n de un Estado palestino?
R. No puedo hablar en nombre de todos, aunque s¨ª decir que claramente era mi intenci¨®n, si bien no escribimos nada sobre [c¨®mo deb¨ªa ser] la soluci¨®n final y, por supuesto, no se menciona en Oslo el Estado palestino.
P. ?Por qu¨¦?
R. Por un lado, los propios palestinos no quer¨ªan que el Estado palestino fuese uno de los cinco temas sobre los que debatir en un acuerdo definitivo, porque se daba por sentado. ¡°El Estado es un derecho palestino a la autodeterminaci¨®n y por eso no lo mencion¨¦is en ese punto¡±. Lo que nos result¨® muy c¨®modo, porque a Peres y a Rabin no les entusiasmaba que se mencionase el Estado y quer¨ªan subrayar mucho que era un acuerdo temporal, no definitivo, para explicar a la poblaci¨®n que no era algo revolucionario, sino algo en proceso. Pero s¨ª que era algo revolucionario, por [el reconocimiento de] la OLP [Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina].
P. Hace cinco a?os escribi¨®: ¡®Es dif¨ªcil llamar a Oslo fracaso¡¯. ?A qu¨¦ se refer¨ªa?
R. Porque cuando se habla de fracaso significa que los ingredientes del acuerdo no eran los correctos, que el socio no lo era... As¨ª que no lo veo como un fracaso. Ahora bien, si preguntas si fue un fracaso, es obvio que el fracaso es que no logr¨® su objetivo. No se puede decir, Oslo triunf¨®, pero no logr¨® su objetivo. Es como decir: ¡°La operaci¨®n ha sido un ¨¦xito, pero el enfermo ha fallecido¡±.
P. ?Qui¨¦n tiene la culpa?
R. La culpa es compartida. Comenz¨® con Baruj Goldstein, eso est¨¢ claro. Al acabar los 40 d¨ªas de luto musulm¨¢n, comenzaron los grandes atentados terroristas suicidas. Pronto se lleg¨® a un grado muy alto de violencia, sobre todo por la parte palestina, pero quien abri¨® las puertas del infierno fue Baruj Goldstein. Luego, por supuesto, estuvo el asesinato de Rabin.
No soy juez, soy parte. Y yo veo, por parte israel¨ª, que era dif¨ªcil continuar las negociaciones cuando la gente era asesinada. No es algo natural, ni obvio. Recuerdo el enfado que hab¨ªa en la poblaci¨®n, [que nos preguntaba] ¡®c¨®mo pod¨¦is hablar con gente as¨ª¡¯. Y, por otra parte, Rabin dec¨ªa que no hay fechas sagradas, as¨ª que los palestinos sent¨ªan que no quer¨ªa de verdad cumplir el acuerdo. Los discursos de Arafat... Tampoco eso ayud¨® a la confianza mutua y a la posibilidad de avanzar a cualquier precio. Y en 2000 empez¨® la Segunda Intifada.
¡°Ning¨²n futuro primer ministro israel¨ª estar¨¢ dispuesto a pagar el precio pol¨ªtico de evacuar los asentamientos¡±
P. ?Por qu¨¦, al hablar del pasado, la paz parece ahora tan lejana?
R. Por los asentamientos. Y por la sensaci¨®n de que en el otro lado, sobre todo por el cisma entre Hamas y Al Fatah, no tenemos una ventanilla a la que acudir. No es verdad, pero es la sensaci¨®n. Creo que podemos resolver el tema de los asentamientos con una confederaci¨®n y crear un Estado palestino con fronteras claras bajo el paraguas de una confederaci¨®n. La mayor¨ªa de colonos formar¨¢n parte del intercambio de territorios, pero se permitir¨¢ al resto quedarse en los asentamientos como ciudadanos de Israel y residentes permanentes en el Estado de Palestina, y que el mismo n¨²mero de palestinos pueda ser residente permanente en Israel. No veo primer ministro en Israel que acepte evacuar todos los asentamientos, porque ser¨¢n al menos 100.000 [colonos]. Es un precio pol¨ªtico que ninguno estar¨¢ dispuesto a pagar y no quiero dar esa victoria a los colonos.
P. ?Por qu¨¦ ha cambiado el consenso en torno a la paz y se ha convertido en una palabra que casi no se pronuncia en serio?
R. Antes del acuerdo de paz con Egipto y la retirada del Sina¨ª, hab¨ªa mucha oposici¨®n. Cuando [Menajem] Begin volvi¨® [de firmar los acuerdos, en 1979], ten¨ªa un 70% [de apoyo]. Antes de Oslo, hab¨ªa un porcentaje enorme de gente en contra de hablar con la OLP. Despu¨¦s hubo una mayor¨ªa a favor. Por lo que tiene mucho que ver con el liderazgo. Por supuesto que la poblaci¨®n es un actor. Pero, por lo general, la poblaci¨®n sigue al liderazgo a la paz y a la guerra. As¨ª que si hay l¨ªderes valientes y dispuestos a poner su vida en peligro, como hizo Rabin, la poblaci¨®n lo aceptar¨¢. Tampoco antes de Oslo hab¨ªa esperanza de paz en la calle.
P. ?En qu¨¦ es distinto el Abu Mazen [Abbas] con el que firm¨® el documento y el de ahora?
R. Su compromiso con la paz y su oposici¨®n a la violencia no han cambiado. A mi pesar, por su gran debilidad y el cisma con Ham¨¢s, se encuentra en una posici¨®n de gobernante autoritario. No hay Parlamento, las decisiones se toman con ordenes presidenciales y la situaci¨®n en la Autoridad Palestina es mala: mucha dependencia del resto del mundo, corrupci¨®n, desconfianza en los l¨ªderes¡
Si ma?ana hay en Israel un l¨ªder dispuesto a ir a ello [la paz], lidera el Gobierno y no depende de la derecha, se puede entrar en un di¨¢logo verdadero con Abu Mazen, cuya firma ser¨¢ aceptada por el mundo. Es su gran ventaja. Por cierto, ser¨ªan algo as¨ª como [los dos principales l¨ªderes de la oposici¨®n, Benny] Gantz o [Yair] Lapid. No tiene que aparecer de repente alguien al estilo de Mois¨¦s.
P. ?Qu¨¦ le hace pensar que va a cambiar la tendencia en Israel respecto al resultado reciente de las elecciones?
R. Casi desde que tom¨® posesi¨®n este Gobierno se va en la direcci¨®n opuesta. Todo el tiempo hay mayor¨ªa de la oposici¨®n [en los sondeos]. No es que la gente fuese muy izquierdista y ahora muy de derechas [¡] No creo que se haya acabado la gente buena, ni la gente de paz. Y la poblaci¨®n puede ser influenciada, a veces demasiado.
P. ?Es optimista?
R. No soy optimista de que vaya a pasar, sino de que puede pasar.
P. ?Y c¨®mo hay que actuar hoy para que eso suceda?
R. Cambiaremos este Gobierno. Es un Gobierno que no ir¨¢ hacia la paz con los palestinos porque es incapaz de dividir el territorio. Y esa es la prueba de fuego. Todo el asunto es la divisi¨®n del territorio. En el momento en que la unidad del territorio es central para este Gobierno, no hay de lo que hablar.
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