La juventud de derechas marca el rumbo de Israel
Los jud¨ªos de entre 18 y 24 a?os son m¨¢s conservadores y religiosos que la media del pa¨ªs. Detr¨¢s del fen¨®meno est¨¢n la demograf¨ªa, la educaci¨®n y un discurso que presenta a los palestino como enemigos
Siete israel¨ªes jud¨ªos de 18 a?os, amigos desde la infancia, juegan en l¨ªnea en el m¨®vil y fuman a escondidas sobre la hierba artificial de un centro social. Est¨¢n y son de Rejovot, la ciudad de 150.000 habitantes al sudeste de Tel Aviv en la que se fijan los encuestadores porque sus resultados electorales suelen coincidir con el voto jud¨ªo a nivel estatal. Los siete se definen de derechas, y la pregunta les resulta rara, como si no hubiese otra respuesta posible. En este barrio, Kiriat Moshe, el 89% de las papeletas fue a partidos de derechas, la mitad al Likud de Benjam¨ªn Netanyahu, en los comicios del pasado martes.
Lior fue uno de los 209.000 nuevos votantes que decidieron cinco de los 120 esca?os del Parlamento, donde 82 diputados est¨¢n ahora entre el centroderecha y su extremo m¨¢s radical. Opt¨® por Sionismo Religioso, la formaci¨®n de discurso ultranacionalista anti¨¢rabe que negocia este domingo, como tercera fuerza de la Kneset, su entrada en la coalici¨®n que devolver¨¢ al poder a Netanyahu. No la llama por su nombre, sino por el de su famoso n¨²mero dos, Itamar Ben Gvir, el colono radical que pide la pena capital para quien lance un c¨®ctel molotov y la deportaci¨®n de los ciudadanos ¡°desleales¡±, como varios diputados ¨¢rabes.
¨D ?Por qu¨¦ lo votaste?
¨D Porque quiere matar a los terroristas. Y porque si hay l¨ªo en Nablus, manda a Kfir, a Duvdevan o a quien haga falta ¨Ddice en referencia a una brigada y una unidad militar en el territorio ocupado de Cisjordania¨D. Y para que eche al ¨¢rabe ese¡ ?c¨®mo se llama?
¨D Um El Fahem [una ciudad ¨¢rabe de Israel] ¨Dresponde un amigo que vot¨® al partido conservador de Netanyahu, Likud.
¨D Ahmed Tibi ¨Dcorrige otro, llamado Ofir.
¨D ?Ese! El que quiere dividir Jerusal¨¦n para que no solo sea nuestra.
Ofir no ha votado. ¡°La pol¨ªtica es lo ¨²ltimo que me importa en la vida¡±, justifica. De hacerlo, se habr¨ªa inclinado tambi¨¦n por Ben Gvir porque ¡°es el ¨²nico que habla claro y no dice tonter¨ªas como el resto de pol¨ªticos¡±.
Lior, Ofir y sus amigos no son ninguna excepci¨®n, sino la norma. El 70% de los israel¨ªes jud¨ªos de entre 18 y 24 a?os se define de derechas, por encima de la media nacional, en la que esas posiciones llevan dos d¨¦cadas creciendo. A finales de los noventa, los israel¨ªes jud¨ªos que se defin¨ªan de derechas y los que lo hac¨ªan de izquierdas estaban empatados en un 40%. Hoy, son el 62% y el 12%.
Tampoco Kiriat Moshe es una excepci¨®n. No es un asentamiento ideol¨®gico en Cisjordania, punta de lanza del nacionalismo religioso que nutre a figuras como Ben Gvir, sino un barrio pobre y asociado a la delincuencia lleno de edificios desconchados pendientes de demolici¨®n. El 55% de sus 10.000 habitantes son jud¨ªos et¨ªopes fletados a Israel en los ochenta. Como si fuese una matrioshka de la historia de Israel, fue edificado sobre el lugar que alberg¨® en los cincuenta un campamento de tr¨¢nsito para jud¨ªos originarios del norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo y supervivientes del Holocausto, levantado sobre las ruinas de Zarnuqa, uno de los m¨¢s de 500 pueblos palestinos destruidos en la Nakba (El Desastre, como ha pasado a la historia para ellos la creaci¨®n del Estado de Israel).
Aqu¨ª, parece que el centro y la izquierda dieron directamente la batalla por perdida. Solo se ven carteles, pegatinas y papeletas tiradas en el suelo de partidos de derecha, como el ultraortodoxo sefard¨ª Shas (¡°Orgullosos de ser jud¨ªos¡±), el Likud (¡°Una derecha fuerte para cuatro a?os¡±) o Sionismo Religioso (¡°Tu seguridad est¨¢ en la derecha¡±).
Los mensajes muestran c¨®mo en Israel el voto tiene un claro elemento identitario y la divisi¨®n izquierda-derecha difiere de la habitual. Aqu¨ª depende principalmente de la postura hacia los palestinos, con la derecha m¨¢s partidaria de la mano dura, de mantener la ocupaci¨®n militar y de promover los asentamientos. Otros elementos, como las pol¨ªticas econ¨®micas o la relaci¨®n entre Estado y religi¨®n, tienen menos peso.
La ecuaci¨®n religi¨®n-derecha es casi autom¨¢tica, aunque la derecha trasciende divisiones de origen y creencia para incluir tambi¨¦n un tercio de los seculares, como desencantados de la izquierda u originarios de la extinta URSS tan partidarios de la fuerza hacia los palestinos como de los alimentos no kosher. Y, en esta nueva generaci¨®n, los principales graneros de voto conservador ¨Dultraortodoxos, nacionalistas religiosos y tradicionalistas¨D est¨¢n sobrerrepresentados porque tienen bastantes m¨¢s hijos que las familias de centro o izquierda.
Ultraortodoxos y nacionalistas religiosos, por ejemplo, son un cuarto de la poblaci¨®n, pero casi la mitad en la franja de 18 a 25 a?os, explica por tel¨¦fono Dahlia Scheindlin, analista pol¨ªtica experta en opini¨®n p¨²blica. Y, por pura estad¨ªstica, cada vez lo ser¨¢n m¨¢s. Los ultraortodoxos, que tienen casi siete hijos de media y votan derecha en un 99%, pasar¨¢n de casi el 13% de la poblaci¨®n al 32% en 2065, seg¨²n los c¨¢lculos de la Oficina Central de Estad¨ªsticas. Incluso sin ellos, como comprob¨® el pasado julio la empresa de an¨¢lisis de datos Midgam, un 46% de j¨®venes de 18 a 25 a?os se define de derechas y un 16%, de centro-derecha.
Socializaci¨®n
La demograf¨ªa solo explica parte del fen¨®meno. Scheindlin recuerda que la juventud jud¨ªa lleva a la derecha de la media desde el nacimiento de Israel en 1948, por el ¡°entusiasmo por el nacionalismo rom¨¢ntico de un pa¨ªs permanentemente en guerra¡±, y que la tendencia se ha profundizado este siglo no solo por la estructura poblacional, sino tambi¨¦n por el discurso. ¡°Quienes hoy tienen 25 a?os han sido socializados en la idea de que los palestinos solo quieren matar jud¨ªos y que hay que dejar actuar al Ej¨¦rcito, es decir, solo en soluciones militares al conflicto¡±, subraya.
Or Anabi, investigador del Instituto Israel¨ª para la Democracia que sigue el crecimiento de la derecha, apunta a una mezcla de influencias que confluye en la misma direcci¨®n. Por un lado, el hogar, donde el sentido del voto suele mantenerse generaci¨®n tras generaci¨®n. Por otro, la educaci¨®n. Israel cuenta con tres modelos paralelos para la poblaci¨®n jud¨ªa: el ultraortodoxo, el estatal-secular y el estatal-religioso. Y este ¨²ltimo ¡°ha invertido en el tema ideol¨®gico mucho m¨¢s que el estatal-secular, que se ha preocupado menos de defender los valores democr¨¢ticos¡±.
Al acabar Secundaria, llega adem¨¢s el servicio militar, de tres a?os para ellos y de dos para ellas. Como es obligatorio, salvo para la minor¨ªa palestina y los ultraortodoxos, expone a los nuevos adultos a sensibilidades pol¨ªticas distintas a las de su entorno, pero refuerza ¡°la visi¨®n del ¨¢rabe como enemigo¡±, se?ala Anabi. Scheindlin apunta que no hay ¡°pruebas significativas¡± de que genere un cambio ideol¨®gico.
Anabi se?ala, adem¨¢s, una paradoja. La l¨®gica dictar¨ªa que la generaci¨®n que no se ha tenido que movilizar contra la creaci¨®n de un Estado palestino (porque el tema casi ni figura en el debate p¨²blico) ni vivido los atentados suicidas en autobuses y cafeter¨ªas de la Segunda Intifada (2000-2005) tuviese hoy posturas m¨¢s centradas. ¡°Sin embargo, que no se hable de la paz ha reforzado el statu quo entre los m¨¢s j¨®venes y derivado el odio hacia los ciudadanos ¨¢rabes [de Israel]¡±, no solo hacia los de Gaza y Cisjordania, se?ala.
Shlomo Fischer, soci¨®logo del Instituto de Pol¨ªticas del Pueblo Jud¨ªo, un centro de an¨¢lisis con sede en Jerusal¨¦n, ofrece otra visi¨®n. Describe el voto derechista juvenil como un pu?etazo en la mesa contra una izquierda a¨²n percibida como la ¨¦lite que controla el discurso acad¨¦mico y medi¨¢tico, pese a que la derecha ha gobernado buena parte de las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas. Y se?ala como principal motivo el ¡°fracaso de Oslo¡±, en referencia a los acuerdos de paz firmados por israel¨ªes y palestinos en 1993. ¡°Es una generaci¨®n que no ha crecido con esperanza de paz, sino que ha visto c¨®mo el proceso ha fallado. Ha crecido en la creencia general de que no existe un socio para la paz¡±, se?ala. Un buen ejemplo es la retirada de los soldados y colonos de Gaza en 2005. La sesgada narrativa que impera hoy entre la juventud israel¨ª es que el premio por abandonar la Franja han sido miles de cohetes contra el pa¨ªs, por lo que irse tambi¨¦n de Cisjordania equivaldr¨ªa a un suicidio nacional.
La desaparici¨®n de Meretz, s¨ªmbolo de la debacle de la izquierda
El mayor símbolo de la derrota de la izquierda en estas elecciones es la desaparición del Parlamento, por primera vez desde su nacimiento en 1992, de Meretz, el partido sionista de izquierdas que abandera la paz con los palestinos, la separación entre Estado y religión, la defensa del medio ambiente y los derechos LGTBI. “Es un desastre para Meretz, para el país y un desastre personal para mí”, admitió su veterana líder, Zehava Gal-On, en un vídeo a sus seguidores tras confirmar que el partido se quedaba en el 3,14% de los votos, a 3.800 papeletas del 3,25% que abre las puertas de la Kneset.
Meretz, que entró en 2021 en el Ejecutivo tras dos décadas en la oposición, llegó a tener 12 escaños. Fue un socio de gobierno clave para que el primer ministro laborista Isaac Rabin sacase adelante los Acuerdos de Oslo. Ridiculizado por la derecha como el partido de una élite blanca secular que toma café en Tel Aviv en sabat mientras lee el diario Haaretz, Meretz ha contado con nombres de peso como Yossi Beilin, Shulamit Aloni, Amnon Rubinstein o Yossi Sarid.
El laborismo, que ha perdido tres diputados y se queda en el mínimo (cuatro), es ya la única formación judía en el Parlamento a la izquierda del centrista Yesh Atid.
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