Israel no debe reaccionar de manera est¨²pida
Con la experiencia del 11-S, lo m¨¢s ¨²til que pueden decir los estadounidenses a los israel¨ªes es que su furia justificada no sustituya a la raz¨®n
Si el 7-O fue el 11-S de Israel, como han afirmado muchos dirigentes del pa¨ªs, el significado de la comparaci¨®n no est¨¢ tan claro. Sus implicaciones est¨¢n a¨²n por dilucidar, y podr¨ªan conducir a lugares inesperados.
El horror es comparable, pero la escala no lo es. Los 1.000 o m¨¢s civiles masacrados el s¨¢bado por Ham¨¢s son, en relaci¨®n con la poblaci¨®n de Israel, muchos m¨¢s que los 3.000 asesinados en Estados Unidos por Al Qaeda; una cifra proporcional de muertos en el 11-S se habr¨ªa acercado a los 40.000. Al Qaeda, un grupo transnacional arraigado en los desiertos y monta?as de Afganist¨¢n, ten¨ªa la capacidad y la voluntad de sembrar el terror en cualquier parte del mundo, pero no pod¨ªa destruir Estados Unidos. Ham¨¢s amenaza la existencia misma de Israel, tanto por principio, conforme a los objetivos genocidas expuestos en su manifiesto fundacional y en declaraciones posteriores, como en la pr¨¢ctica, como brazo o aliado de las entidades m¨¢s poderosas de la regi¨®n que comparten sus objetivos: Hezbol¨¢, Siria y la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n. Hechos como estos dan a entender que la analog¨ªa no tiene m¨¢s valor que la mayor¨ªa de las comparaciones hist¨®ricas.
Y, sin embargo, algo hace que los israel¨ªes se remonten al 11 de septiembre de 2001. Los hechos son diferentes, pero los sentimientos son los mismos: profunda consternaci¨®n, pena insoportable, humillaci¨®n, rabia y solidaridad. Consternaci¨®n porque nunca hab¨ªa pasado algo tan terrible, ni siquiera a Israel. Parece que el Gobierno del primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu, al igual que el de George W. Bush, subestim¨® las pruebas de un ataque inminente; un fallo de los servicios secretos y un error en el grado de preparaci¨®n que, en el fondo, quiz¨¢s fuera un problema de imaginaci¨®n. La solidaridad qued¨® de manifiesto en el esfuerzo espont¨¢neo de los israel¨ªes de a pie, sin esperar a las directrices oficiales, independientemente de las diferencias ideol¨®gicas, para salvarse y consolarse unos a otros. La de Estados Unidos no dur¨® mucho; la suya tampoco lo har¨¢. Ojal¨¢ que el recuerdo perdure como reproche a la estupidez y el tribalismo que plagan la pol¨ªtica israel¨ª y la estadounidense.
¡°Que no quepa duda: Estados Unidos respalda a Israel¡±, afirmaba el presidente Joe Biden el martes en la Casa Blanca. Habl¨® de lo que acababa de decirle a Netanyahu por tel¨¦fono: ¡°Si Estados Unidos experimentara lo que Israel est¨¢ experimentando, nuestra respuesta ser¨ªa r¨¢pida, decisiva y abrumadora.¡± Sonaba a apoyo incondicional, la luz verde para que Israel respondiera tan violentamente como lo hizo Estados Unidos tras el 11-S. Pero Biden tambi¨¦n le dijo a Netanyahu: ¡°Los terroristas atacan a civiles a prop¨®sito, los matan. Nosotros respetamos las leyes de la guerra. Es importante. Hay una diferencia¡±. Esto sonaba a advertencia en forma de halago: ¡°Los pa¨ªses democr¨¢ticos como el nuestro no matan a civiles, as¨ª que no lo hag¨¢is¡±. NBC News informaba m¨¢s tarde: ¡°Biden fue m¨¢s directo que en anteriores llamamientos a que el ej¨¦rcito israel¨ª se esforzara por evitar v¨ªctimas civiles¡±.
Aproximadamente en el mismo momento en que ten¨ªa lugar la llamada telef¨®nica entre los l¨ªderes, el ministro de Defensa israel¨ª, Yoav Gallant, comunicaba a las tropas concentradas para una ofensiva en la frontera de Gaza: ¡°He desbloqueado todas las trabas¡±. Mientras profer¨ªa los relatos de asesinatos y decapitaciones de ni?os, mujeres y ancianos supervivientes del Holocausto, el rostro de Gallant estaba tenso por la rabia. Ya hab¨ªa ordenado ¡°un asedio completo¡± de Gaza que interrumpir¨ªa el suministro de combustible, electricidad, agua y alimentos. ¡°Luchamos contra animales humanos y actuamos en consecuencia¡±, afirmaba el ministro de Defensa. Hasta el mi¨¦rcoles, seg¨²n fuentes palestinas e internacionales, m¨¢s de 1.000 personas hab¨ªan muerto en Gaza, la mayor¨ªa civiles, incluidas familias enteras sepultadas bajo los escombros de los ataques a¨¦reos.
Tras el 11-S, los israel¨ªes dijeron a los estadounidenses: ¡°Ahora ya lo sab¨¦is¡±. De hecho, la mayor¨ªa de nosotros no sab¨ªamos casi nada y tuvimos que pasar a?os aprendiendo de la dolorosa experiencia. Si los estadounidenses tienen ahora algo ¨²til que decir a los israel¨ªes, ser¨ªa: ¡°No lo hag¨¢is¡±. No dej¨¦is que vuestra furia justificada sustituya a la raz¨®n. Dad rienda suelta a vuestra rabia, pero pensad fr¨ªamente: evitar v¨ªctimas civiles redunda en vuestro beneficio. No irrump¨¢is en Gaza sin un plan para despu¨¦s. No imagin¨¦is que una fuerza militar abrumadora puede resolver un problema hist¨®rico y pol¨ªtico inmensamente complejo. No sig¨¢is haciendo caso omiso o exacerbando las quejas palestinas en Cisjordania, aunque las planteen personas que han aplaudido las muertes israel¨ªes.
No envenen¨¦is vuestra unidad nacional, como hizo Bush con la nuestra, utilizando la crisis para obtener ventajas partidistas; el nuevo Gobierno de unidad de Israel es una buena se?al. No desaprovech¨¦is vuestro momento de legitimidad mundial, ni asum¨¢is que el apoyo del mundo durar¨¢ un solo d¨ªa m¨¢s si surgen noticias de muertes masivas de civiles en Gaza, ni cre¨¢is que su p¨¦rdida carece de importancia. Tiene importancia que los pa¨ªses democr¨¢ticos, que han criticado al Estado jud¨ªo, pero conocen la diferencia entre Israel y Ham¨¢s, expresen ahora su indignaci¨®n, igual que tuvo importancia el apoyo de esos mismos pa¨ªses cuando Ucrania fue brutalmente invadida por Rusia. ¡°Fue muy importante no estar solo¡±, declaraba el pasado mi¨¦rcoles el presidente Volod¨ªmir Zelenski, extendiendo su solidaridad a Israel. Esto es m¨¢s de lo que el Gobierno de Netanyahu, que se ha mantenido cuidadosamente neutral ante la agresi¨®n rusa, merece por parte de Ucrania. Vlad¨ªmir Putin mantiene muy en secreto sus intenciones respecto a Israel y Ham¨¢s. Zelenski comprendi¨®, como todav¨ªa no ha comprendido Netanyahu, que Rusia, Ir¨¢n y Ham¨¢s caer¨¢n de un lado, y Ucrania e Israel del otro.
Estados Unidos debe cubrir las espaldas de su amigo Israel y tambi¨¦n transmitirle verdades desagradables a la cara. Despu¨¦s del s¨¢bado est¨¢ claro que hay que aceptar dos cosas, aparentemente contradictorias, al mismo tiempo: que el grupo que busca la destrucci¨®n de Israel debe ser destruido, y que el cruel trato que Israel dispensa a los palestinos en los territorios ocupados no hace sino reforzar la causa de ese grupo.
Es imposible que Israel viva en paz con unos palestinos que nunca aceptar¨¢n su derecho a existir, y es imposible que los palestinos acepten un destino de subordinaci¨®n permanente. Abordar estos problemas conjuntamente exigir¨¢ un cambio profundo por ambas partes. Es algo que sobrepasa la capacidad y la voluntad del actual Gobierno israel¨ª; y, en Cisjordania, un Gobierno palestino escler¨®tico, debilitado por su propia corrupci¨®n y por la continua dominaci¨®n israel¨ª, es igual de in¨²til. Quiz¨¢s surjan de este horror alternativas mejores.
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