La crisis de Gaza agita el tablero de Oriente Pr¨®ximo
El ataque de Ham¨¢s y la ofensiva sobre la Franja est¨¢n alterando las reglas del juego en la regi¨®n, ponen en apuros a algunos de sus reg¨ªmenes y frenan la normalizaci¨®n de Israel
A finales de septiembre, el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, subi¨® al estrado de la Asamblea General de la ONU con la intenci¨®n de pronunciar ante los asistentes otro de sus singulares discursos en Nueva York. En esta ocasi¨®n, Netanyahu llev¨® consigo un cartel con dos mapas de Oriente Pr¨®ximo, uno en cada cara. El primero, titulado Israel en 1948, mostraba su pa¨ªs solo y pintado de azul ocupando todo el territorio de la Palestina hist¨®rica. Por el otro lado, en cambio, aparec¨ªan tambi¨¦n en verde los pa¨ªses de la regi¨®n con los que desde entonces han establecido relaciones o ...
A finales de septiembre, el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, subi¨® al estrado de la Asamblea General de la ONU con la intenci¨®n de pronunciar ante los asistentes otro de sus singulares discursos en Nueva York. En esta ocasi¨®n, Netanyahu llev¨® consigo un cartel con dos mapas de Oriente Pr¨®ximo, uno en cada cara. El primero, titulado Israel en 1948, mostraba su pa¨ªs solo y pintado de azul ocupando todo el territorio de la Palestina hist¨®rica. Por el otro lado, en cambio, aparec¨ªan tambi¨¦n en verde los pa¨ªses de la regi¨®n con los que desde entonces han establecido relaciones o se hallaban en proceso de hacerlo. Este segundo mapa estaba coronado con el sucinto t¨ªtulo de El nuevo Oriente Pr¨®ximo.
Solo un mes despu¨¦s de aquel discurso, la realidad pintada por Netanyahu en la regi¨®n se presenta mucho m¨¢s desdibujada y fluida. Desde el sorprendente ataque de Ham¨¢s en territorio israel¨ª el d¨ªa 7, y sobre todo a ra¨ªz de la campa?a militar y el asedio de Israel sobre la Franja de Gaza, el tablero se ha sacudido con fuerza. Y la crisis amenaza con tener importantes repercusiones a lo largo y ancho de Oriente Pr¨®ximo.
Nuevas reglas del juego
Aunque las autoridades iran¨ªes han adoptado una ret¨®rica particularmente beligerante y muy contundente con la ofensiva de Israel sobre Gaza, en la pr¨¢ctica se han mostrado m¨¢s cautos, lo que muchos atribuyen a su crisis de legitimidad pol¨ªtica interna, sus problemas econ¨®micos y su aversi¨®n a un enfrentamiento directo con Estados Unidos. A mediados de septiembre, de hecho, Teher¨¢n y Washington acordaron un intercambio de prisioneros y la liberaci¨®n de unos 6.000 millones de d¨®lares iran¨ªes congelados en Corea del Sur en una muestra de diplomacia inusual, aunque la segunda parte del trato est¨¢ ahora en pausa tras lo ocurrido en Israel.
A pesar de esta relativa prudencia, Ir¨¢n e Israel llevan a?os envueltos en una guerra en la sombra que ambos consideran que pueden gestionar sin que llegue a escapar de su control. Pero la actual espiral de violencia y la volatilidad que la rodea incrementan el riesgo de cometer un error de c¨¢lculo y dar un paso en falso, como ha sucedido en Gaza, sobre todo si Teher¨¢n opta por aprovechar la vulnerabilidad de Israel para intentar redefinir las reglas del juego, debilitarlo a¨²n m¨¢s y seguir erosionando su imagen y capacidad de disuasi¨®n.
En este sentido, el ej¨¦rcito de Israel y la milicia libanesa Hezbol¨¢ llevan varios d¨ªas testeando sus respectivas l¨ªneas rojas con un toma y daca de ataques limitados de relativa baja intensidad que ha ido aumentando de forma mesurada en la frontera entre ambos pa¨ªses. Por ahora, Hezbol¨¢ no parece querer entrar abiertamente en batalla, pero el error garrafal de Israel al evaluar las intenciones de Ham¨¢s antes de su inesperado ataque del d¨ªa 7, que les sorprendi¨® por completo, aumenta sus dudas.
En los ¨²ltimos d¨ªas, fuerzas estadounidenses han sido tambi¨¦n atacadas con drones en al menos dos puntos de Siria y en dos bases militares que alojan efectivos y personal del pa¨ªs en Irak. El jueves, la Marina de Estados Unidos dijo que hab¨ªa interceptado una r¨¢faga de misiles y drones lanzada por el movimiento hut¨ª de Yemen y dirigida hacia Israel. El v¨ªnculo entre estos ataques y la crisis en Gaza, sin embargo, no es del todo claro.
¡°Este conflicto solo permanecer¨¢ contenido si todas las partes tienen inter¨¦s en evitar una guerra regional. Por ahora esa condici¨®n parece mantenerse. Pero no hay garant¨ªas de que lo haga en el futuro¡±, escrib¨ªa Dalia Dassa, investigadora en relaciones internacionales en la Universidad de California, en un reciente an¨¢lisis para la revista Foreign Policy. ¡°La situaci¨®n sobre el terreno es fluida, y los cambios en el c¨¢lculo estrat¨¦gico de Israel, Ir¨¢n o ambos pa¨ªses pueden llevar a sus dirigentes a creer que evitar un conflicto m¨¢s amplio supone un peligro mayor para su supervivencia que enfrentarse en una guerra¡±, conclu¨ªa.
Normalizaciones enturbiadas
La intensa campa?a militar sobre Gaza y el aumento de la inestabilidad regional tambi¨¦n representan un importante rev¨¦s para las potencias ¨¢rabes del Golfo que en los ¨²ltimos a?os han optado por normalizar relaciones con Israel. La apuesta de estos pa¨ªses pasaba por trabajar para rebajar las tensiones en la regi¨®n, priorizar la v¨ªa diplom¨¢tica y arrinconar la causa palestina con el objetivo de poder centrarse en su desarrollo econ¨®mico interno.
El movimiento m¨¢s destacado en este frente diplom¨¢tico lo protagonizaron Emiratos ?rabes Unidos, Bar¨¦in y Marruecos con la normalizaci¨®n de las relaciones con Israel iniciada en 2020. A pesar de ello, los Acuerdos de Abraham fueron un pacto elitista que nunca cont¨® con un respaldo popular significativo en los pa¨ªses firmantes ¨¢rabes, lo que ha llevado a sus gobiernos a adoptar un perfil m¨¢s bien bajo en la crisis actual. En Marruecos y en Bar¨¦in se han producido adem¨¢s protestas de solidaridad con el pueblo palestino y de denuncia de la ofensiva israel¨ª en Gaza que tambi¨¦n han llamado a terminar con la normalizaci¨®n.
¡°Los pa¨ªses de los Acuerdos de Abraham est¨¢n muy preocupados y desconcertados¡±, nota Hussein Ibish, investigador del Instituto de los Estados ?rabes del Golfo en Washington, que se?ala que ¡°no soportan a Ham¨¢s¡±, pero tampoco son ¡°especialmente partidarios del Gobierno de Netanyahu¡±. ¡°El conflicto ciertamente los pone en una situaci¨®n dif¨ªcil; es el tipo de cosa que esperaban evitar por completo¡±, a?ade.
Ibish cree que, si Israel no comete ¡°cr¨ªmenes verdaderamente genocidas o una limpieza ¨¦tnica total o ultrajes extremos¡± y la violencia se extiende a Cisjordania y Jerusal¨¦n Este, ocupados, los acuerdos ¡°probablemente puedan sobrevivir¡±. Pero alerta: ¡°Si Israel va demasiado lejos, entonces podr¨ªan dar marcha atr¨¢s, congelar la cooperaci¨®n, cerrar embajadas o algo por el estilo. Pero no quieren dar a Ham¨¢s, de entre todos los grupos, un veto sobre su pol¨ªtica exterior y su toma de decisiones independiente¡±.
La guinda a esta ofensiva diplom¨¢tica de Israel en el mundo ¨¢rabe, impulsada por Estados Unidos, ten¨ªa que ser Arabia Saud¨ª, la principal potencia de la regi¨®n. En las semanas previas al ataque de Ham¨¢s a Israel, el pr¨ªncipe heredero saud¨ª y hombre fuerte del reino, Mohamed bin Salm¨¢n, lleg¨® a declarar que estaban ¡°cada d¨ªa m¨¢s cerca¡± de un acuerdo, pero desde entonces el mensaje emitido por Riad es de que la normalizaci¨®n se ha frenado. Algunos consideran que el escenario actual beneficia no obstante a Arabia Saud¨ª, porque la coloca en una posici¨®n de m¨¢s fuerza desde la que retomar negociaciones en el futuro.
Umer Karim, experto en pol¨ªtica saud¨ª del Centro Rey Faisal de Investigaci¨®n y Estudios Isl¨¢micos, se?ala que ¡°mientras el entorno regional siga en la fase actual, los saud¨ªes mantendr¨¢n su ret¨®rica, condenar¨¢n a Israel, e insistir¨¢n en la necesidad de un alto el fuego y el respeto a las leyes internacionales para ser vistos en el lado correcto de la historia¡±.
¡°Pero una vez que este episodio haya terminado, estar¨¢n dispuestos a reiniciar el proceso, aunque sus condiciones para la normalizaci¨®n con Israel ser¨¢n mucho m¨¢s estrictas e incluir¨¢n sin duda m¨¢s disposiciones relacionadas con el asunto palestino, porque ahora entienden que un estallido de esta cuesti¨®n en el futuro tambi¨¦n puede ponerlos en el punto de mira, como a sus otros vecinos del Golfo que forman parte de los Acuerdos de Abraham,¡± agrega Karim, que nota que Riad tampoco ¡°quiere enemistarse m¨¢s con Ir¨¢n¡±.
Antiguos aliados
La conflagraci¨®n en Gaza es especialmente preocupante, y representa un desaf¨ªo pol¨ªtico importante para Egipto y Jordania, vecinos de Palestina e Israel y los Estados de la regi¨®n con las relaciones m¨¢s antiguas con el Estado jud¨ªo. Desde un primer momento, ambas naciones han tratado de frenar la espiral de violencia, conscientes de que la ofensiva sobre Gaza los coloca en una posici¨®n comprometida y los obliga a mantener un equilibrio cada vez m¨¢s dif¨ªcil entre sus relaciones con Israel y Estados Unidos y el apoyo social a Palestina. El deterioro de la situaci¨®n en sus patios traseros, adem¨¢s, llega cuando ambos pa¨ªses atraviesan delicadas crisis internas, sobre todo econ¨®micas, por lo que existe el temor a que se produzca un contagio interno de la rabia colectiva generada por la crisis en Gaza.
En Jordania, donde alrededor de la mitad de la poblaci¨®n es de origen palestino, han tenido lugar grandes manifestaciones por Palestina, particularmente concurridas los viernes despu¨¦s de la oraci¨®n del mediod¨ªa. Estas han obligado a las fuerzas de seguridad del pa¨ªs a tener que intervenir para proteger puntos sensibles como las embajadas de Estados Unidos e Israel, as¨ª como la zona fronteriza con la Cisjordania ocupada.
Tuqa Nusairat, experta en Jordania del centro de investigaci¨®n Atlantic Council, explica: ¡°Las protestas generalizadas exigen que el Gobierno jordano adopte una postura firme de apoyo a los palestinos, que hasta ahora se ha materializado en en¨¦rgicas condenas desde las m¨¢s altas instancias a trav¨¦s de las declaraciones del rey Abdal¨¢ y en la cancelaci¨®n de la cumbre de la semana pasada que iba a acoger al presidente [Joe] Biden y a dirigentes egipcios y palestinos [en Amm¨¢n]¡±. Y a?ade que ¡°las autoridades jordanas presionar¨¢n a sus hom¨®logos estadounidenses sobre las amenazas a su seguridad interna, y a la estabilidad regional en general, si Estados Unidos sigue apoyando los ataques de Israel contra Gaza y evita abordar las causas profundas del conflicto¡±.
En Egipto, donde las manifestaciones llevan una d¨¦cada casi prohibidas, tambi¨¦n han estallado protestas en las ¨²ltimas dos semanas. Ante esta tesitura, las autoridades parecen por ahora inclinadas a tratar de canalizar esta indignaci¨®n popular de forma controlada, con muchas protestas promovidas por sectores oficialistas que eleven la figura del presidente, Abdelfat¨¢ al Sisi. Pero se trata de una apuesta arriesgada porque algunas de estas marchas han escapado ya de su control, y se han organizado otras independientes. El viernes, cientos de manifestantes lograron llegar, pese a un fuerte despliegue policial, a la ic¨®nica plaza Tahrir de El Cairo, coraz¨®n de la revoluci¨®n de 2011 en el pa¨ªs.
El analista egipcio Maged Mandour apunta que ¡°[Al Sisi] est¨¢ intentando enderezar el rumbo de la ira colectiva para usarla para legitimar el r¨¦gimen y presentarse como defensor de la seguridad nacional egipcia y m¨¢s de la causa palestina¡±. Pero se trata, a?ade, de un ¡°acto de equilibrio muy dif¨ªcil y delicado, porque est¨¢ intentando movilizar a la calle cuando se ha pasado 10 a?os intentando reprimirla, por lo que puede descontrolarse f¨¢cilmente¡±.
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