El conflicto entre Israel y Ham¨¢s atiza la crispaci¨®n en las universidades de Estados Unidos
La guerra en Oriente Pr¨®ximo provoca tensiones entre los estudiantes en los campus y presiones econ¨®micas a los rectores por la amenaza de los mecenas de retirar recursos
En las universidades de Estados Unidos se ha desatado algo m¨¢s que una guerra de ideas. En respuesta al conflicto entre Israel y Ham¨¢s, los campus bullen de protestas y proclamas, manifiestos y acusaciones magnificadas por las redes sociales. La crispaci¨®n deriva en amenazas y, en algunos casos, ataques. Y ante esta imprevista conflagraci¨®n ¡ªin¨¦dita desde la movilizaci¨®n de estudiantes contra las guerras de Vietnam o Irak¡ª, las juntas de patronos y donantes amenazan con cortar la financiaci¨®n en los campus si se contrar¨ªan sus intereses.
El campus como instituci¨®n, como universo vital e intelectual, es una imagen arraigada en el imaginario social y cultural estadounidense. La guerra en Gaza ha convertido a varias universidades en un campo de batalla y a las ideas en armas arrojadizas en medio de una inquisici¨®n creciente: las instituciones se plantean c¨®mo responder por miedo a enfadar a estudiantes, profesores, antiguos alumnos y donantes.
El conflicto est¨¢ ¡°sacando a la luz esas l¨ªneas divisorias¡± en los centros universitarios, lugares donde ¡°se puede y debe discrepar, disentir, conversar¡±, afirma Kristen Shahverdian, que dirige el programa sobre libertad de expresi¨®n de PEN America. ¡°Este trabajo nunca termina, pero ahora se trata, en primer lugar, de garantizar un espacio seguro para la discrepancia, tambi¨¦n en el seno de las redes sociales, que son positivas muchas veces, pero tambi¨¦n instrumentos de gran desinformaci¨®n¡±, explica por tel¨¦fono. En tiempos de crisis, las escuelas ¡°no pueden utilizar un lenguaje evasivo o poco claro¡±, aunque la complejidad de este conflicto lo dificulta todo, subraya.
Los comunicados oficiales han sufrido sucesivas correcciones en la Ivy League, el grupo de universidades de ¨¦lite del pa¨ªs. La presidenta de la Universidad de Indiana, Pamela Whitten, tuvo que matizar su mensaje inicial tras referirse a la violencia generalizada, sin adscripci¨®n y sin bandos, en Oriente Pr¨®ximo. La junta de Gobierno de Harvard tambi¨¦n modific¨® un comunicado sobre ¡°la muerte y la destrucci¨®n desatada por el ataque de Ham¨¢s contra ciudadanos de Israel¡±. Carol Folt, la presidenta de la Universidad del Sur de California, que tiene 3.000 estudiantes jud¨ªos, fue duramente atacada por no condenar el terrorismo de Ham¨¢s en su primer mensaje.
En la costa oeste, un nutrido grupo de integrantes de Stanford, incluidos tres ganadores del Nobel de Qu¨ªmica y Econom¨ªa, criticaron el tibio mensaje inicial de las autoridades universitarias. Estas usaron el t¨¦rmino ¡°conflicto en Oriente Medio¡± para evitar referirse en un primer mensaje al millar de v¨ªctimas y los m¨¢s de 200 secuestrados por los milicianos islamistas el 7 de octubre. La escuela de Derecho de esta universidad cancel¨® las clases el 20 de octubre y pidi¨® a sus alumnos conectarse de forma telem¨¢tica por temor a disturbios.
En Nueva York, una ciudad que tiene entre 1,1 y 1,5 millones de jud¨ªos, la mayor poblaci¨®n fuera de Israel, se palpa la tensi¨®n. Columbia ha cancelado un acto anual de recaudaci¨®n de fondos previsto para este mi¨¦rcoles, por la creciente divisi¨®n en el campus. La convocatoria del a?o pasado recaud¨® 30 millones de d¨®lares [28,4 millones de euros]. La rectora, Minouche Shafik, de origen egipcio, se ve contra las cuerdas por permitir protestas de signo contrario, para ¡°un debate moral e intelectual¡±. Los administradores han condenado mediante sendos comunicados los ¡°inquietantes actos antisemitas e islam¨®fobos, que incluyen la intimidaci¨®n y la violencia descarada¡± registrados en el campus en los ¨²ltimos d¨ªas, pero no han tomado medidas espec¨ªficas contra ning¨²n grupo de estudiantes o profesores por expresar sus opiniones.
Shai Davidai, profesor asistente de la Escuela de Negocios de Columbia, denuncia la tibieza de la direcci¨®n. ¡°Esto no es una cuesti¨®n pol¨ªtica, sino de condenar el terror. Soy muy cr¨ªtico con Israel, apoyo la causa palestina y la soluci¨®n de dos Estados, pero tambi¨¦n pido que las universidades tracen una l¨ªnea clara contra organizaciones cuya narrativa ha sido secuestrada por unos pocos cientos de radicales¡±, dice sobre una protesta de un grupo propalestino que no ha contestado a la solicitud de comentarios de este diario.
¡°Lo que estamos viendo no es un problema de Israel, sino del mundo, de la civilizaci¨®n: nunca permitir¨ªamos una marcha del ISIS [Estados Isl¨¢mico] en nuestro campus. Hemos visto el terror del 11-S, el terror de los trenes en Madrid¡ No es una cuesti¨®n pol¨ªtica, sino moral, de humanidad contra el terror. Si no somos capaces de trazar esa l¨ªnea, ya no podremos decir lo que est¨¢ bien y lo que est¨¢ mal¡±, subraya Davidai. Un v¨ªdeo de un discurso suyo improvisado durante una protesta en favor de Israel recibi¨® en unas horas un mill¨®n de visitas en las redes sociales. Asume que se arriesga a perder su empleo por criticar abiertamente a Columbia, pues tilda de cobarde a Shafik, pero no le importa. ¡°Lo hemos visto en la historia, en Alemania [en los a?os treinta], ahora en Rusia, en Ir¨¢n o Corea del Norte: si guardamos silencio, seremos c¨®mplices¡±, apunta.
Este tipo de exigencias a posiciones m¨¢s comprometidas se han escuchado en los campus de todo el pa¨ªs. ¡°La lucha de los palestinos no est¨¢ aislada, est¨¢ conectada a la de todas las personas de color¡±, afirma Anahit Kirakosian, una estudiante estadounidense con ra¨ªces armenias y mexicanas de la Universidad Estatal de Arizona, una de las m¨¢s grandes del pa¨ªs con m¨¢s de 40.000 estudiantes. Los simpatizantes con la causa ¨¢rabe de ese centro cancelaron una manifestaci¨®n convocada para el 13 de octubre por la tensi¨®n en el ambiente. Esta se llev¨® a cabo finalmente el pasado s¨¢bado. En la protesta, los j¨®venes criticaron la ¡°pol¨ªtica colonial¡± de Israel, uno de los elementos que m¨¢s ha resonado entre los estudiantes estadounidenses cr¨ªticos con el Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu.
Campus liberales, fondos millonarios
Los campus del pa¨ªs son m¨¢s favorables a los liberales que a los conservadores en lo que respecta a la libertad de expresi¨®n, de acuerdo a un sondeo de AP-NORC publicado el 2 de octubre. El conflicto armado ha tensado relaciones que ya estaban al l¨ªmite. En la Universidad de California Berkeley, por ejemplo, el grupo de estudiantes de Derecho Justicia para Palestina ide¨® a finales del a?o pasado un estatuto que impide a simpatizantes del sionismo tomar la palabra en sus eventos. La guerra en Gaza a?ade una nueva conclusi¨®n: la mayor¨ªa de patronos de las universidades se inclinan mayoritariamente en favor de Israel.
La crispaci¨®n ideol¨®gica ha alcanzado al mecenazgo. Los grandes donantes que financian programas o departamentos han interpelado a las universidades por sus posturas respecto del ataque de Ham¨¢s y ante las acusaciones de antisemitismo. Marc Rowan, director ejecutivo de una banca de inversi¨®n y uno de los principales contribuyentes a la reputada escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania, ha pedido a otros donantes cerrar el grifo de los recursos. Exige la dimisi¨®n de las autoridades universitarias por permitir en septiembre la organizaci¨®n de un festival literario palestino que, en su opini¨®n, incluy¨® ret¨®rica de odio contra los jud¨ªos. Ron Lauder, heredero del imperio cosm¨¦tico Est¨¦e Lauder, dijo estar ¡°reexaminando¡± su apoyo financiero.
Los donantes acusan a Penn, como se conoce a la universidad, de aplicar la libertad de expresi¨®n de forma incoherente. ¡°Este no es un asunto de ser woke o antiwoke, es estar bien o mal. Ham¨¢s es un grupo que cree que todos los jud¨ªos deben morir¡±, dijo Rowan en una entrevista a la cadena CNBC. Otro mecenas, el financiero Clifford Asness, escribi¨® esta semana en una carta a Wharton que llevaba ¡°mucho tiempo consternado por el alejamiento de la verdadera libertad de pensamiento¡± y que no se plantear¨ªa hacer donaciones hasta que ¡°un cambio significativo fuera evidente¡±. El profesor Davidai considera que cualquier medida, incluida la presi¨®n econ¨®mica, es v¨¢lida para despertar a las autoridades universitarias.
Algunos se resisten a dejarse arrastrar por las amenazas. El claustro de profesores de Penn argument¨® en una carta p¨²blica que los donantes que presionaron para que el presidente y el rector dimitieran fueron demasiado lejos. ¡°La libertad acad¨¦mica est¨¢ en el coraz¨®n de nuestras misiones educativas y de investigaci¨®n¡±, escriben los acad¨¦micos. ¡°Y exigimos que siga estando libre de presiones o coacciones internas o externas¡±.
En Harvard, el multimillonario israel¨ª Idan Ofer y el fundador de Victoria¡¯s Secret, Leslie Wexner, han cortado lazos con la escuela despu¨¦s de que grupos de estudiantes firmaran un comunicado culpando a Israel del ataque de Ham¨¢s. La fuga de fondos, a¨²n no cuantificada, ser¨¢ en cualquier caso significativa, porque la dotaci¨®n de las universidades de ¨¦lite es enorme: Pensilvania tiene un presupuesto de 21.000 millones de d¨®lares y Harvard, de 50.000 millones.
Ya no se trata de esperar un trato especial para que sus hijos o nietos sean admitidos en la instituci¨®n: los grandes donantes intentan ahora modular valores esenciales de las universidades y llegado el caso, destituir a sus dirigentes como si fuera el consejo de administraci¨®n de una empresa. La relativa independencia del rectorado para garantizar la funci¨®n acad¨¦mica se ve comprometida por un debate pol¨ªtico, esgrimido en forma de amenaza econ¨®mica.
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