El regreso de David Cameron al Gobierno divide a los conservadores del Reino Unido
Los diputados moderados celebran la decisi¨®n de Sunak, pero el ala derecha del partido se revuelve. La cesada ministra del Interior, Suella Braverman, acusa al primero de ser ¡°indeciso, d¨¦bil y falto de liderazgo¡± en una demoledora carta de dimisi¨®n
El rito se repite en muchas democracias. Consumada una remodelaci¨®n de Gobierno, se permite el acceso a las c¨¢maras para mostrar a la opini¨®n p¨²blica los rostros del nuevo Consejo de Ministros. Sonrisas nerviosas entre los nuevos miembros del Gabinete; gestos de seguridad impostada de los que repiten e incluso mejoran de rango. En el centro de la larga mesa ovalada del Cabinet Room, en Downing Street, Rishi Sunak presid¨ªa este martes la primera reuni¨®n de su nuevo Ejecutivo. ¡°Nuestro prop¨®sito no es nada menos que impulsar las decisiones a largo plazo que van a cambiar a mejor este pa¨ªs. S¨¦ que este es un equipo fuerte y unido, que ser¨¢ capaz de lograr ese cambio para todos los ciudadanos¡±, afirmaba euf¨®rico al presentar un grupo compacto de pol¨ªticos elegido por ¨¦l mismo, y no heredados del marasmo que se encontr¨® hace un a?o al acceder a la jefatura de Gobierno.
La paradoja era evidente. Frente a ¨¦l estaba sentado, como nuevo ministro de Exteriores, el ex primer ministro David Cameron. Para afirmar su autonom¨ªa e identidad propia, Sunak hab¨ªa decidido rescatar al pol¨ªtico que inaugur¨® la actual d¨¦cada ¡ªcasi 13 a?os, en realidad¡ª de poder tory en el Reino Unido. Para reforzar su promesa de cambio, recuperaba al s¨ªmbolo por excelencia del statu quo conservador y, en Europa, el rostro que impuls¨® el refer¨¦ndum del Brexit.
¡°Es un regreso al pasado. A un mundo en el que el Brexit puede haber ocurrido legalmente, pero sigue fuera del marco mental de aquellos que nos gobiernan¡±, ha escrito en las p¨¢ginas del Daily Telegraph, el peri¨®dico basti¨®n del ala dura del partido, David Frost, guardi¨¢n de las esencias euroesc¨¦pticas. ¡°Es un mundo de social-liberalismo, de pol¨ªtica econ¨®mica de crecimiento bajo y escasa ambici¨®n, y de pleites¨ªa hacia la clase permanente de personas que dirigen instituciones como la BBC o la Polic¨ªa Metropolitana [Scotland Yard]. Justo tal y como era durante los tiempos de David Cameron y como volver¨¢ a serlo ahora¡±, se lamentaba Frost.
El pol¨ªtico renegado expresaba de manera muy gr¨¢fica la tragedia interna que divide hoy al Partido Conservador. Es dif¨ªcil volver a embridar al monstruo populista que desat¨® el Brexit, y que alimentaron personajes como Boris Johnson. El apoyo logrado por los conservadores en la llamada muralla roja, la zona del norte de Inglaterra donde el voto tradicional era laborista hasta las elecciones generales de 2019, fue una desautorizaci¨®n al conservadurismo centrado, elitista, condescendiente y neoliberal que practicaron el propio Cameron y su n¨²mero dos, el ministro de Econom¨ªa, George Osborne.
Los afiliados del partido que dieron su respaldo a la fallida Liz Truss frente a Sunak, en las primarias celebradas hace un a?o para suceder a Johnson, no tienen particular entusiasmo por recuperar la figura de un ex primer ministro que provoc¨® el Brexit sin desearlo ¡ªal impulsar el refer¨¦ndum de 2016¡ª y fue el responsable de a?os de austeridad econ¨®mica despu¨¦s de la crisis financiera de 2008.
El ataque de la exministra Braverman
Y, sobre todo, no entienden la destituci¨®n de la ya exministra del Interior, Suella Braverman, que halagaba los o¨ªdos de muchos de ellos con su discurso de mano dura contra la inmigraci¨®n irregular, la delincuencia y el sesgo izquierdista, seg¨²n ella, del establishment brit¨¢nico, como dej¨® claro en la tribuna que escribi¨® contra la Polic¨ªa Metropolitana, a la que acus¨® de favoritismo con las manifestaciones propalestinas.
Braverman no oculta su pretensi¨®n de disputar el liderazgo de los conservadores cuando llegue el momento y mide sus tiempos. Por eso ha tardado m¨¢s de 24 horas en presentar su carta de dimisi¨®n, y el texto ha sido demoledor. Acusa a Sunak de incumplir las promesas que le hizo hace un a?o a cambio de aceptar el puesto de ministra del Interior. Asegura que el dignatario se comprometi¨® a endurecer a¨²n m¨¢s su ley de inmigraci¨®n; blindar frente a la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos ¡ªes decir, no cumplirla¡ª la estrategia desplegada para frenar la llegada de inmigrantes irregulares por el canal de la Mancha; aplicar el Protocolo de Irlanda del Norte tal y como reclamaban los euroesc¨¦pticos, aunque supusiese un conflicto con Bruselas; y asegurar por ley que los colegios hablaran solo de sexo biol¨®gico, frente a las opciones de autodeterminaci¨®n de g¨¦nero.
La exministra asegura que Sunak y su equipo no hicieron m¨¢s que darle largas cada vez que insist¨ªa sobre estas supuestas promesas, que suponen b¨¢sicamente el programa de Gobierno y el coraz¨®n ideol¨®gico de la derecha tory que respalda a Braverman. ¡°Siempre me enfrent¨¦ a evasivas, ignorancia o falta de inter¨¦s¡±, asegura en la carta.
Braverman se ha aferrado a la causa israel¨ª hasta el punto de acusar a Sunak, al no secundarla en su enfrentamiento con la Polic¨ªa Metropolitana, de ¡°ser indeciso, d¨¦bil y falto de liderazgo¡± frente al grave antisemitismo y racismo que ella detecta en las calles. Su movimiento ha entusiasmado al ala dura del partido, que ha comenzado a agitar la revuelta contra Sunak.
¡°Ya basta. Si no era suficiente con tener un l¨ªder del partido al que las bases rechazaron, las encuestas nos dicen ahora que tampoco le quieren los votantes. Ha llegado la hora de que Rishi Sunak dimita¡±, dec¨ªa la diputada Andrea Jenkyns, ex secretaria de Estado de Educaci¨®n con Johnson, en la carta de retirada de confianza que envi¨® este mismo lunes a la direcci¨®n del grupo parlamentario conservador. Jenkyns acusaba al primer ministro de purgar al centroderecha de su Gabinete, y de echar a ¡°la ¨²nica persona [Braverman] con un par de pelotas para decir la verdad sobre el escandaloso estado de nuestras calles y el doble rasero de la polic¨ªa¡±.
El legado diplom¨¢tico de Cameron
Los diputados m¨¢s moderados del Partido Conservador se aferran al recuerdo del Cameron que logr¨® recomponer la imagen antip¨¢tica de los tories, forjada durante el largo mandato del laborista Tony Blair, y devolverles al poder. Recuerdan sus extensos contactos diplom¨¢ticos, su ¨¦xito en forjar una coalici¨®n casi imposible con los liberales dem¨®cratas durante su primer Gobierno o su mayor¨ªa absoluta del segundo mandato. Celebran, en definitiva, la decisi¨®n de Sunak de rodearse de pol¨ªticos templados y adultos.
Pero ya lo dej¨® dicho Enoch Powell, aquel diputado conservador racista y xen¨®fobo que incendi¨® las calles de Inglaterra en la d¨¦cada de los sesenta, y con el que muchos cr¨ªticos comparan estos d¨ªas a Braverman: ¡°Toda carrera pol¨ªtica concluye inevitablemente en fracaso¡±. La de Cameron acab¨® en medio de un inmenso desprestigio y con una rendici¨®n vergonzosa. Despu¨¦s de abrir la puerta al laberinto del Brexit, con un refer¨¦ndum que no supo gestionar, quedar¨¢ para la historia la imagen de un primer ministro que tiraba la toalla, pasaba el entuerto a otros y abandonaba el cargo con la frivolidad y ligereza con la que se le vio dar media vuelta e irse silbando despu¨¦s de anunciar su dimisi¨®n.
No solo fue el fiasco del Brexit. Sus flirteos con el Gobierno chino, en contra de Washington, y a la vez sus flirteos con el Dalai Lama, para irritaci¨®n de Pek¨ªn; su aventura b¨¦lica en Libia, puesta en cuesti¨®n posteriormente por el propio Parlamento brit¨¢nico; o sus contradicciones al describir Gaza como una ¡°c¨¢rcel humana¡± y declararse luego el primer ministro m¨¢s ¡°proisrael¨ª¡± de la historia, son para muchos de sus cr¨ªticos la prueba evidente de un pol¨ªtico con mucha pose pero poca sustancia.
¡°Yo soy uno de los siete diputados sancionados por el Gobierno chino despu¨¦s de denunciar el genocidio de Xinjiang, donde se practicaba esclavitud laboral. Y ahora reaparece David Cameron, al que hasta hace nada le pagaba el Gobierno chino para hacer ciertas cosas en su nombre¡±, ha denunciado el diputado conservador Ian Duncan Smith. Cameron quiso poner en marcha un fondo de inversi¨®n multimillonario para fomentar las relaciones comerciales entre Pek¨ªn y Londres, alimentado por el Ejecutivo chino, y desisti¨® de la idea a medida que Downing Street fue enfriando sus relaciones con la potencia asi¨¢tica.
Arrastra, adem¨¢s, el esc¨¢ndalo de Greensill, el fondo quebrado al que Cameron asesoraba y para el que intent¨® obtener ayuda financiera del Gobierno brit¨¢nico durante la pandemia. Sunak ha jugado una ¨²ltima carta desesperada, ante un panorama electoral desolador para los conservadores ¡ªlas elecciones generales deben celebrarse a m¨¢s tardar dentro de un a?o¡ª, pero no est¨¢ nada claro que la sorpresa del regreso de Cameron le ayude a trasladar al electorado una imagen de cambio que le convenza para dar una en¨¦sima oportunidad a los tories.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.