El ala dura de los conservadores entra en p¨¢nico y sofoca su rebeli¨®n contra Sunak
La mayor¨ªa de los rebeldes vota a favor de la ley que endurece las deportaciones a Ruanda de inmigrantes, para evitar una derrota que habr¨ªa provocado una crisis de Gobierno
Rishi Sunak ha utilizado a su favor el factor miedo para salvar este mi¨¦rcoles su ley de deportaci¨®n de inmigrantes a Ruanda, que el ala dura del partido amenazaba con tumbar por no considerarla suficientemente dura. El texto ha salido adelante en segunda lectura, con 320 votos a favor y 276 en contra. Al final, las papeletas en contra o las abstenciones han sido poco m¨¢s de veinte.
Muchos diputados conservadores brit¨¢nicos son conscientes de que es altamente posible que antes de que termine el a?o hayan perdido su esca?o. Las encuestas pronostican una debacle electoral de la derecha, y las ganas de enredar internamente, como llevan haciendo muchos en los ¨²ltimos a?os, o de organizar un nuevo mot¨ªn contra el inquilino de Downing Street, ya no son tan urgentes.
Poco m¨¢s de 60 diputados del grupo parlamentario, los m¨¢s escorados a la derecha ¡ªy tambi¨¦n los m¨¢s conscientes de las obsesiones y miedos de sus votantes con los inmigrantes ¡ª hab¨ªan defendido durante el debate de la ley una serie de enmiendas que colocaban al Gobierno en una posici¨®n inc¨®moda, tanto ante la parte mayoritaria y moderada del partido, que consideraba que el texto ya iba todo lo lejos que se pod¨ªa ir para forzar las deportaciones y evitar su freno judicial, como por su propio prestigio internacional. Las enmiendas prohib¨ªan pr¨¢cticamente que los inmigrantes pudieran recurrir su expulsi¨®n, salvo en el caso de que su condici¨®n f¨ªsica les impidiera volar, y obligaban al Gobierno de Sunak a ignorar de modo autom¨¢tico cualquier intento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo de frenar los vuelos al pa¨ªs africano.
¡°Nos comprometimos con los ciudadanos brit¨¢nicos a frenar la llegada de los botes [con inmigrantes irregulares que cruzan el canal de la Mancha]. Una promesa solemne que yo me tomo muy en serio, y que supone, pr¨¢cticamente, aquello por lo que una mayor¨ªa vot¨® en 2016 en el refer¨¦ndum del Brexit¡±, argumentaba Suella Braverman, la exministra del Interior que ha decidido encabezar la rebeli¨®n contra Sunak a cuenta de la inmigraci¨®n irregular y la sempiterna man¨ªa de los euroesc¨¦pticos hacia todo lo que llegue del continente. Aunque en este caso el Tribunal de Estrasburgo no tenga nada que ver con la UE, ni muchos menos con el Brexit, sino con la supervisi¨®n judicial de una Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos de la que el Reino Unido fue uno de los primeros signatarios. ¡°Me niego a que este asunto est¨¦ en manos de un tribunal extranjero, o de un juez lejano y sin identificar, que nunca tendr¨¢ la misma ambici¨®n o aspiraci¨®n que tiene el Gobierno brit¨¢nico de poner freno a la llegada de estas embarcaciones¡±, proclamaba desafiante Braverman.
El intento de compromiso y apaciguamiento del Gobierno de Sunak ha ayudado a frenar la rebeli¨®n. Su secretario de Estado de Inmigraci¨®n, Michael Tomlinson, aseguraba a los rebeldes que, con la ley en la mano, quedar¨ªa a voluntad del ministro del Interior la decisi¨®n de ignorar o no cualquier orden del TEDH, al margen de lo que dijeran los altos funcionarios del Gobierno.
Pero ha sido sobre todo la sensaci¨®n, extendida entre los diputados m¨¢s partidarios de endurecer la ley, de que su rebeld¨ªa ser¨ªa interpretada como una moci¨®n de confianza contra Sunak que pondr¨ªa en peligro su permanencia en Downing Street, la que ha frenado la revuelta.
La paradoja de todo este conflicto, en el que el primer ministro y los rebeldes han salvado respectivamente sus cuellos, es que ha dejado a los altos funcionarios la sensaci¨®n de que son ellos los que han sido colocados en el disparadero, con una ley que les forzar¨¢ a mirar para otro lado cuando el Gobierno haga caso omiso de la legalidad internacional, en su empe?o de comenzar a enviar a toda costa a Ruanda a los primeros inmigrantes irregulares. Y en que el propio presidente de Ruanda, Paul Kagame, presente este mi¨¦rcoles en el Foro Econ¨®mico Mundial de Davos, mostraba su hartazgo con el asunto: ¡°Existe un l¨ªmite respecto a cu¨¢nto tiempo puede arrastrarse este asunto¡±, dec¨ªa.
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