El c¨¢ncer de Carlos III altera el reparto de funciones de la monarqu¨ªa brit¨¢nica
El experto constitucional Robert Hazell habla de una ¡°regencia suave¡± en la que el pr¨ªncipe Guillermo ha pasado a asumir m¨¢s responsabilidades
¡°Su Majestad ha preferido compartir el diagn¨®stico para evitar especulaciones¡±, dec¨ªa este lunes el texto del palacio de Buckingham en el que se anunciaba el c¨¢ncer de Carlos III. Es una regla b¨¢sica de la comunicaci¨®n p¨²blica, tan necesaria como ingenua: anticipar, como si fuera la consecuencia m¨¢s l¨®gica, cu¨¢l debe ser la respuesta a la noticia, por muy sorprendente que sea. El rey ha compartido con los ciudadanos su situaci¨®n m¨¦dica, el rey ha sido transparente, todo est¨¢ controlado y los asuntos de Estado seguir¨¢n despach¨¢ndose con absoluta normalidad. ?O no?
A medida que han pasado las horas, el mensaje de estabilidad y calma que Buckingham ha pretendido transmitir se ha visto alterado por hechos y decisiones que reflejaban una aceleraci¨®n en la estrategia. El pr¨ªncipe Guillermo, heredero al trono, anunciaba el mismo lunes el adelanto de su regreso a la actividad p¨²blica, en contra de su voluntad previa de permanecer un tiempo apartado de los focos. Su esposa, Kate Middleton, fue sometida el 17 de enero a una operaci¨®n de ¡°cirug¨ªa abdominal¡± ¡ªtampoco en este caso los servicios de comunicaci¨®n quisieron dar m¨¢s detalles¡ª que le mantuvo hospitalizada 15 d¨ªas. Guillermo pretend¨ªa dedicarse durante una breve temporada a atender a su familia.
El mi¨¦rcoles reaparec¨ªa en un doble acto: entrega de condecoraciones por la ma?ana, en el castillo de Windsor, y discurso en una cena de gala en Londres para recaudar fondos destinados al servicio de Ambulancia A¨¦rea.
¡°?Debe dar un paso adelante el pr¨ªncipe Guillermo? ?Hay que desempolvar la Ley de Regencia de 1937? ?Es necesario incluso revisar la Ley de Atenci¨®n Debida al Monarca Enfermo de 1811? ?Qu¨¦ lugar ocupa, por cierto, el pr¨ªncipe Enrique en la l¨ªnea de sucesi¨®n? ?Servir¨¢ este asunto para reconciliar a los hermanos?¡±. El escritor y periodista Andrew Marr, una de las voces m¨¢s escuchadas por los brit¨¢nicos, que aprecian su inteligencia y mesura, ironizaba en la revista The New Statesman con una catarata de preguntas, como met¨¢fora del torbellino de incertidumbre creado por el c¨¢ncer del rey. ¡°Las respuestas, probablemente, son: s¨ª; no; no digas tonter¨ªas; quinto; y quiz¨¢s¡±, remataba Marr, para intentar bajar la tensi¨®n y aportar dosis de realismo a la situaci¨®n.
Porque ha resultado evidente estos d¨ªas la necesidad de que Guillermo acelere la asunci¨®n de obligaciones y responsabilidades como primero en la l¨ªnea de sucesi¨®n. De hecho, dos diarios, The Daily Telegraph y The Times, han coincidido en anunciar la noticia de que el pr¨ªncipe de Gales ha escogido, para la que le ayude con su carga de trabajo, al exdiplom¨¢tico Ian Patrick, secretario privado durante cuatro a?os del Alto Representante para Bosnia y Herzegovina, Paddy Ashdown, y en la actualidad consultor de una asesor¨ªa para cuestiones geopol¨ªticas.
La incorporaci¨®n de Patrick al equipo del pr¨ªncipe de Gales indica que la actividad p¨²blica exterior del heredero va a verse incrementada. Muchos de sus viajes, como ocurri¨® con Carlos de Inglaterra durante los ¨²ltimos a?os de Isabel II, los har¨¢ en representaci¨®n del monarca.
Datos, especulaciones y soluciones
La informaci¨®n p¨²blica existente respecto al estado de Carlos III se reduce a un pu?ado de datos. Padece ¡°una forma de c¨¢ncer¡± detectada durante la intervenci¨®n para tratar su hipertrofia de pr¨®stata. El pasado lunes comenz¨® un ¡°programa de tratamientos regulares¡± en la London Clinic, el mismo centro donde se realiz¨® el diagn¨®stico. Los m¨¦dicos le han sugerido que evite durante ese tiempo su presencia en actos p¨²blicos. El primer ministro brit¨¢nico, Rishi Sunak, desvel¨® en la BBC que el c¨¢ncer hab¨ªa sido detectado en una ¡°fase muy temprana¡±. El rey permanece retirado en su residencia de Sandringham, en el condado ingl¨¦s de Norfolk.
A partir de ah¨ª, las especulaciones y las suposiciones se acumulan. ?Qu¨¦ tipo de c¨¢ncer? ?Quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia? ?Ser¨¢ necesario operar? ?Cu¨¢nto se va a prolongar la recuperaci¨®n? Las respuestas operativas del palacio de Buckingham pretenden ser resolutivas, pero no cierran la puerta a las dudas.
Carlos III, han dicho, seguir¨¢ despachando los asuntos de Estado: los informes o leyes pendientes de sanci¨®n que recibe de modo regular en la famosa red box, la caja forrada de piel roja con el monograma del monarca. Continuar¨¢ sus encuentros semanales con el primer ministro, aunque no se ha aclarado si ser¨¢n cara a cara o telem¨¢ticos. Y, en principio, no ser¨¢ necesario activar el mecanismo constitucional de los ¡°consejeros de Estado¡±, los miembros de la familia real con capacidad de sustituir al monarca en caso de enfermedad grave, discapacidad sobrevenida o ausencia por viaje al extranjero. Son la reina consorte, Camilla; el pr¨ªncipe de Gales, Guillermo, y los pr¨ªncipes Ana y Eduardo, hermanos del rey. Una ley aprobada por el Parlamento excluy¨® de la lista al pr¨ªncipe Enrique, exiliado en Estados Unidos con su esposa, Meghan Markle, y sus dos hijos, y al pr¨ªncipe Andr¨¦s, condenado al ostracismo retirado de sus funciones p¨²blicas por su relaci¨®n con el millonario estadounidense ped¨®filo, Jeffrey Epstein.
¡°Algunas funciones centrales pueden quedar en manos del monarca, y que delegue el resto. Puede refrendar leyes o nombramientos, y traspasar el resto de obligaciones a otros miembros de la familia real, especialmente al pr¨ªncipe Guillermo, que pasar¨ªa a ser un regente de facto¡±, explica Robert Hazell, profesor de Gobernanza y Constituci¨®n en la Unidad Constitucional del University College London.
Sugiere Hazell el t¨¦rmino ¡°regencia suave¡± para la situaci¨®n hipot¨¦tica en la que la enfermedad debilitara a Carlos III lo suficiente como para tener que realizar un reparto de funciones.
No es a¨²n el caso, pero la edad del monarca y la incertidumbre de su diagn¨®stico, han propiciado ya todo tipo de c¨¢balas, y de expresiones de solidaridad con un hombre que, despu¨¦s de esperar medio siglo para poner en pr¨¢ctica el estilo de monarqu¨ªa que hab¨ªa imaginado, se ve obligado a improvisar nuevas soluciones. ¡°Ser¨ªa realmente triste que ocupara tan poco tiempo el centro del escenario, en el caso que el diagn¨®stico sea grave. Tiene tantas cosas que hacer, tantas cosas que quiere hacer¡±, se lamentaba esta semana el actor y amigo personal de Carlos III, Stephen Fry.
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