El error que desvela la vulnerabilidad de la familia real brit¨¢nica
Las decisiones de Kate Middleton sobre la comunicaci¨®n de su enfermedad ponen a prueba las costuras de la instituci¨®n. Es la primera vez que la princesa de Gales, uno de los miembros m¨¢s populares de la monarqu¨ªa, se convierte en un problema
El traje nuevo del emperador, la f¨¢bula decimon¨®nica de Hans Christian Andersen, encierra una moraleja que no pierde su vigencia: ¡°No tiene por qu¨¦ ser verdad lo que todo el mundo piensa que es verdad¡±. Tambi¨¦n nos ense?a que no hay preguntas est¨²pidas. Las advertencias del cuento infantil de Andersen resuenan m¨¢s que nunca en el palacio de Buckingham, residencia oficial del rey del Reino Unido y templo espiritual de la monarqu¨ªa brit¨¢nica. En septiembre de 2022, cuando Carlos Mountbatten-Windsor fue proclamado Carlos III, la opini¨®n p¨²blica de ese pa¨ªs celebr¨® un¨¢nimemente la llegada al trono de un hombre de 74 a?os que llevaba m¨¢s de medio siglo esperando su momento. Hoy, un a?o y medio despu¨¦s, el pueblo se pregunta si su rey no va desnudo.
Carlos III se ha retirado de la vida p¨²blica para tratarse un c¨¢ncer; su esposa, la reina Camila, se ha tenido que tomar una semana de vacaciones por agotamiento; la princesa Catalina est¨¢ de baja m¨¦dica tras una misteriosa cirug¨ªa de abdomen; el pr¨ªncipe Guillermo, heredero al trono, ha reducido sus compromisos oficiales para acompa?ar a su esposa convaleciente; el pr¨ªncipe Andr¨¦s ha desaparecido de la agenda institucional tras el esc¨¢ndalo del caso Epstein; el pr¨ªncipe Enrique est¨¢ fuera de la familia real y vive en California. La gente se pregunta: ?qui¨¦n est¨¢ al mando de la instituci¨®n, uno de los pilares del Reino Unido?
Nunca antes los brit¨¢nicos hab¨ªan visto a su monarqu¨ªa tan desvestida y vulnerable. La pol¨¦mica que rodea a la enfermedad de Kate, princesa de Gales, es probablemente la que m¨¢s est¨¢ poniendo a prueba las costuras del traje invisible que viste a la instituci¨®n. El martes 16 de enero, la princesa se someti¨® a una cirug¨ªa abdominal planificada, pas¨® dos semanas de convalecencia en el hospital, y ha desaparecido de la escena p¨²blica, al menos hasta despu¨¦s de Pascua. Su larga ausencia sugiere que el diagn¨®stico es serio, pero nadie ha aclarado qu¨¦ le ocurre. ¡°La princesa conf¨ªa en que los ciudadanos entiendan su deseo de que su informaci¨®n m¨¦dica personal permanezca privada¡±, explicaba Palacio en un comunicado. Pero los ciudadanos no lo han comprendido.
La opini¨®n p¨²blica lleva semanas especulando sobre la salud de Catalina y eso ha forzado a la princesa a hacer una serie de apariciones a modo de prueba de vida. La primera fue hace una semana, cuando se dej¨® fotografiar en el asiento de copiloto de un coche que conduc¨ªa su madre, en los alrededores del castillo de Windsor. La segunda fue este fin de semana, cuando public¨® en sus redes sociales una foto rodeada de sus tres hijos. La manipulaci¨®n de la imagen no hizo m¨¢s que alimentar bulos y teor¨ªas conspirativas sobre la gravedad de su dolencia. La princesa de Gales se ha visto obligada a pedir disculpas. ¡°Como muchos fot¨®grafos aficionados, a veces experimento con la edici¨®n. Quiero expresar mis disculpas por cualquier confusi¨®n que haya provocado la foto familiar que compartimos¡±, dijo. Este lunes, pocas horas despu¨¦s de disculparse, se dej¨® ver saliendo de Windsor en otro coche, acompa?ada por su marido.
Las decisiones de la princesa de Gales sobre la gesti¨®n de su convalecencia han sumido a la monarqu¨ªa brit¨¢nica en una crisis de comunicaci¨®n, imagen y credibilidad. Fue ella quien decidi¨® que su informaci¨®n m¨¦dica se mantuviera privada, lo que ha generado, a su vez, mayor especulaci¨®n sobre su estado. Y ella tambi¨¦n decidi¨® difundir a la prensa ¡ªal menos la versi¨®n oficial le atribuye la responsabilidad en exclusiva¡ª una imagen manipulada que ha sembrado m¨¢s dudas sobre su salud. El caso ha dejado al descubierto los problemas de comunicaci¨®n de la Casa Real y ha reabierto el eterno debate entre privacidad y transparencia, un dilema recurrente de la familia real brit¨¢nica. A los Windsor les toca reinar en un pa¨ªs donde los tabloides tienen enorme poder e influencia y en el pasado han abierto verdaderas crisis constitucionales y pol¨ªticas, haciendo tambalear a la instituci¨®n con fotos comprometedoras de Lady Di o Sarah Ferguson y grabaciones ¨ªntimas de los ahora reyes Carlos y Camila.
Esta es la primera vez que Kate Middleton, apodada por la prensa de su pa¨ªs como ¡°la joya de la Corona¡±, se convierte en un problema real para la monarqu¨ªa brit¨¢nica. Una encuesta realizada por el canal de televisi¨®n brit¨¢nico Sky News en mayo de 2023 la colocaba como el segundo miembro de la familia real m¨¢s popular y m¨¢s apreciado, solo por detr¨¢s del pr¨ªncipe Guillermo. Un 59% de los encuestados la valoraban con un ¡°muy favorable¡± o ¡°principalmente favorable¡±, muy por delante del rey Carlos y la reina Camila. Hoy, un a?o despu¨¦s de la encuesta, se ha convertido en un tal¨®n de Aquiles para la Corona.
Pero la futura reina del Reino Unido lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas lidiando con la presi¨®n medi¨¢tica, el escrutinio p¨²blico y las cr¨ªticas. Middleton dej¨® de ser una desconocida el 26 de marzo de 2002, cuando particip¨® en un desfile de la Universidad de St. Andrews a beneficio de las v¨ªctimas del atentado terrorista de las Torres Gemelas. ¡°?Wow!¡±, exclam¨® el pr¨ªncipe Guillermo a su amigo Fergus Boyd cuando la vio desfilar. Ese d¨ªa, Kate perdi¨® su anonimato.
Los c¨ªrculos aristocr¨¢ticos y de clase alta en los que se mov¨ªa el pr¨ªncipe consideraron que Middleton, proveniente de una familia de clase media-alta, no era lo suficientemente buena para el futuro heredero al trono. Algunos amigos del hijo de Diana de Gales la llamaban ¡°Kate Middle Class¡± (Kate clase media), bromeaban sobre el hecho de que su madre, Carole Middleton, hubiera trabajado como azafata de British Airways, y se re¨ªan de su forma de hablar. En 2007, Kate us¨® la palabra ¡°toilet¡± en vez de ¡°loo¡±, la forma que suelen emplear los arist¨®cratas para referirse al ba?o. Los toffs, los ricos de clase alta inglesa, filtraron la an¨¦cdota a la prensa, que titul¨® el asunto como el Toiletgate.
Dicen que Middleton nunca dej¨® que eso le afectara. Tambi¨¦n aguant¨® estoicamente la presi¨®n medi¨¢tica. En 2004, cuando el noviazgo con el pr¨ªncipe ya era oficial, los periodistas preguntaban incesantemente a un Guillermo de 22 a?os si ten¨ªa planes de boda. El joven contestaba horrorizado que no quer¨ªa casarse hasta que no tuviera 28 o 30. Entonces los medios apodaron a su novia como ¡°Waity Katie¡± (Katie la que espera o Katie la paciente). Luego, cuando renunci¨® a su trabajo en la joyer¨ªa Jigsaw para prepararse para su vida en la familia real, la llamaron ¡°Lazy Katie¡± (Katie la vaga).
A diferencia de su cu?ada, Meghan Markle, Middleton ha soportado en silencio las vejaciones de los tabloides y la prensa amarillista de su pa¨ªs. Tras ocho a?os de noviazgo, en 2010 se comprometi¨® con el pr¨ªncipe y en 2011 se cas¨® con ¨¦l. Desde entonces, se ha ganado a pulso su popularidad, convirti¨¦ndose en una pieza clave de la monarqu¨ªa brit¨¢nica. La inc¨®gnita ahora es si saldr¨¢ airosa de esta controversia que ha acrecentado la sensaci¨®n de turbulencias en la Corona.
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