El resultado electoral en Portugal sit¨²a a los populares europeos frente al dilema de su relaci¨®n con la ultraderecha
Las elecciones europeas de junio pondr¨¢n a prueba a los conservadores y democristianos sobre si giran hacia las fuerzas m¨¢s ultras o mantienen la gran coalici¨®n con socialdem¨®cratas y liberales hasta ahora vigente
Las elecciones europeas de junio y los encajes pol¨ªticos previos a esa cita pondr¨¢n a los conservadores y democristianos europeos frente al espejo. De la imagen resultante depender¨¢ la supervivencia de la gran coalici¨®n entre populares y socialdem¨®cratas que ha imperado durante cinco d¨¦cadas en el Parlamento Europeo y que cada vez est¨¢ m¨¢s da?ada. Tras el resultado electoral en Portugal, donde la alianza de centroderecha ha ganado por la m¨ªnima mientras la ultraderecha populista ha subido notablemente, la familia de los populares se sit¨²a de nuevo ante el dilema de su relaci¨®n y las posibles alianzas con la ultraderecha. M¨¢s all¨¢ del caso portugu¨¦s, en el que las fuerzas conservadoras rechazan de entrada un Gobierno con los ultras, el foco m¨¢s amplio est¨¢ en los comicios a la Euroc¨¢mara de junio, cruciales para la UE en un momento complejo y que actuar¨¢n de term¨®metro decisivo en varios de los grandes Estados miembros. Las encuestas apuntan tambi¨¦n ah¨ª a un aumento del voto para el caleidoscopio de partidos ultraconservadores y populistas. Y eso, como sucedi¨® en Italia en 2022, donde los conservadores bendijeron a la ultra Giorgia Meloni y la llevaron al Gobierno, est¨¢ empujando al Partido Popular Europeo (PPE) a dilucidar qu¨¦ tipo de ultras son aceptables y qu¨¦ alianzas ser¨ªan posibles.
Ese esquema mental se ha ido haciendo m¨¢s el¨¢stico. El PPE ¨Dcomo demostr¨® su manifiesto aprobado la semana pasada en un congreso en Bucarest, dur¨ªsimo en el tema migratorio e incluso con ciertos tintes euroesc¨¦pticos¨D ha ratificado su deriva m¨¢s a la derecha y su cord¨®n sanitario parece ahora m¨¢s laxo. Las constelaciones pol¨ªticas nacionales marcan mucho, as¨ª que, aunque los sondeos siguen dando como primer partido al PPE, los ultras empujan y la formaci¨®n que aglutina a las principales fuerzas de derecha quiere conservar la pujanza.
Los conservadores portugueses de Alianza Democr¨¢tica (AD) han asegurado que gobernar¨¢n en minor¨ªa y no pactar¨¢n con los ultras populistas de Chega, que se han integrado en la familia europea de extrema derecha de Identidad y Democracia (ID), en la que est¨¢n otros como Alternativa para Alemania (AfD). Lo sucedido en Portugal, donde hace solo dos a?os el Partido Socialista obtuvo mayor¨ªa absoluta, pero un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n hizo saltar por los aires al Gobierno de Ant¨®nio Costa, ha puesto de manifiesto que el proceso de normalizaci¨®n de la derecha radical parece muy extendido, asevera Ignacio Molina, investigador principal del Real Instituto Elcano. El caso de Lisboa tambi¨¦n deja al Consejo Europeo, que representa a los l¨ªderes de los Estados, con una voz socialista menos, la de Costa.
Partidos de corte ultraderechista o populista est¨¢n ya en gobiernos nacionales, regionales o locales en toda Europa ¡ªsalvo excepciones como Irlanda o Grecia, donde gobiernan en solitario¡ª con un suelo de un 10% y un techo de m¨¢s de un 40%, si se considera al Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen o a la coalici¨®n de las derechas que lider¨® Hermanos de Italia, la formaci¨®n ultra de Meloni. ¡°El PP no va a desconocer esa realidad y m¨¢s en las elecciones al Parlamento Europeo, que pueden verse como de segundo orden y en las que es m¨¢s f¨¢cil canalizar el descontento¡±, vaticina Molina.
Los populares europeos se han puesto ciertas l¨ªneas rojas. Pero no demasiado r¨ªgidas. La semana pasada, la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, que aspira a repetir mandato por otros cinco a?os, clam¨® contra los ¡°amigos de Putin¡±, los populismos y la extrema derecha y extrema izquierda. Y mencion¨® al partido de Le Pen, al que los sondeos dan un enorme n¨²mero de votos en Francia, o a los ultras de Alternativa para Alemania; de la familia europea de ID, como Chega. ¡°Quieren destruir Europa¡±, advirti¨®. Sin embargo, su discurso dej¨® un amplio margen para otras formaciones ultras, aunque menos vociferantes. Al fin y al cabo, este PPE m¨¢s derechizado comparte muchos elementos con esos partidos.
Alianzas deseables e inc¨®modas
El presidente de los populares europeos, el alem¨¢n Manfred Weber, es abiertamente af¨ªn a esas alianzas con socios m¨¢s radicales, incluso para poder formar gobiernos. Aunque siempre que sean ¡°pro-UE, pro-Estado de derecho, pro-Ucrania y pro-OTAN¡±, ha apuntado en numerosas ocasiones. No obstante, los partidos nacionales de la familia pol¨ªtica conservadora han hecho la vista gorda en ocasiones en alguno de los puntos de esa premisa. Es el caso del PP espa?ol, asociado con los ultras eur¨®fobos de Vox, con quienes gobiernan en comunidades y ayuntamientos y con los que, si hubieran sumado mayor¨ªa, no hubiera tenido problemas para formar Gobierno tras las elecciones generales de julio. Los radicales espa?oles claman en muchas ocasiones contra los ¡°bur¨®cratas de Bruselas¡± y han cargado, por ejemplo, contra el Estado de las autonom¨ªas recogido en la Constituci¨®n espa?ola, con lo que tampoco cumplir¨ªan el punto de pro-Estado de derecho.
El laboratorio para el modelo que promueve Weber ha sido Italia, con el Gobierno de Meloni. Su partido, Hermanos de Italia, forma parte de la familia pol¨ªtica de Europeos Reformistas y Conservadores (ECR), compuesto en su mayor¨ªa por formaciones antifederalistas ¡ªy que en algunos casos se definen como ¡°eurorrealistas¡±¡ª, en el que tambi¨¦n est¨¢n Vox, los ultras polacos de Ley y Justicia, pero tambi¨¦n el m¨¢s moderado partido del primer ministro checo Petr Fiala. De hecho, el PPE corteja desde hace tiempo a Fiala y a Meloni y algunos populares querr¨ªan que dejaran la familia ultraconservadora europea para sumarse a la suya, reconoce un eurodiputado conservador. O que los populares ahondaran su relaci¨®n con esa familia. ¡°ECR est¨¢ siempre entre las fuerzas que desempe?an un papel en el Parlamento Europeo. Espero que podamos trabajar con ellos¡±, apunt¨® el jueves en Bucarest Antonio Tajani, de Forza Italia (dentro del PPE), el partido que fund¨® Silvio Berlusconi.
El dilema de los conservadores de la UE sobre su identidad pone tambi¨¦n sobre la mesa el interrogante de qu¨¦ suceder¨¢ con la gran coalici¨®n entre el PPE y los Socialistas y Dem¨®cratas (S&D) que ha gobernado las instituciones de la UE durante d¨¦cadas, ¨²ltimamente con los liberales como bisagra. ?Se romper¨¢ esa gran coalici¨®n? Von der Leyen, por ejemplo, aunque es la favorita para repetir al frente del Ejecutivo comunitario, se mueve en un equilibrio muy complicado porque necesita que los gobiernos de los Estados miembros de todos los colores la propongan y que despu¨¦s ese nuevo Parlamento Europeo caleidosc¨®pico que salga de las urnas la confirme. De ah¨ª la elasticidad de su cord¨®n sanitario.
Los socialistas ya han advertido a la conservadora alemana que las alianzas con la ultraderecha son una l¨ªnea roja. ¡°Tenemos que garantizar el futuro de la UE y mantener alianzas con fuerzas pol¨ªticas pro-europeas¡±, apunta Iratxe Garc¨ªa, presidenta del grupo de S&D en la Euroc¨¢mara. ¡°Nos preocupa la deriva del PPE¡±, zanja Garc¨ªa, que ha acusado al l¨ªder de los conservadores europeos de ¡°blanquear y normalizar¡± a la ultraderecha, dejando rendijas para los pactos con partidos ultras.
Ignacio Molina cree que lo que va a hacer el PPE es precisamente evitar ese dilema acerca de sus relaciones. ¡°Pueden navegar con la idea de la gran coalici¨®n, o al menos aparentar que no la rompen. No tienen casi otra opci¨®n, ya que los primeros ministros de cinco relevantes Estados miembros [Alemania, Francia, Espa?a, Dinamarca y B¨¦lgica] no son del PPE y no apoyar¨ªan a una Von der Leyen que pacte con la ultraderecha. Sin embargo, despu¨¦s pueden construir una coalici¨®n legislativa para pol¨ªticas concretas en las que podr¨ªa pactar m¨¢s hacia la derecha¡±, dice el experto. Y a?ade: ¡°Si se rompiera definitivamente esa gran coalici¨®n [entre el PPE y el S&D], la UE y su legitimidad sufrir¨ªan¡±.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.