La manipulaci¨®n de la foto de Kate Middleton desata una crisis de credibilidad en la monarqu¨ªa brit¨¢nica
Las disculpas de la princesa de Gales por retocar la imagen con la que trat¨® de acallar los rumores por su ausencia refleja el descontrol en la comunicaci¨®n de la familia real
La frase se incorpor¨® para siempre al lenguaje popular de los brit¨¢nicos: Warts and all (Con verrugas y todo), orden¨® Oliver Cromwell, el pol¨ªtico que impuso durante 11 breves a?os una rep¨²blica en la mon¨¢rquica Inglaterra, al pintor encargado de su retrato. Samuel Cooper no evit¨® en su trabajo ninguna de las imperfecciones del rostro del tirano. Desde entonces, la expresi¨®n es sin¨®nimo de una actitud honesta, de ir con la verdad por delante. La princesa de Gales, Kate Middleton, quiso ¡°retocar¡± la foto con la que pretend¨ªa acallar los rumores y especulaciones sobre su salud, y ha acabado hundiendo a la familia real inglesa en una crisis de credibilidad de dif¨ªcil remontada.
¡°No se trata de una pr¨¢ctica nueva¡±, se?ala al diario METRO el cronista de la realeza brit¨¢nica Richard Fitzwilliams, que recuerda la costumbre hist¨®rica de mejorar el f¨ªsico de reyes y pr¨ªncipes en sus retratos oficiales. ¡°Pero si te vas a enredar en estos¡ llam¨¦moslos¡ comportamientos ambiguos, mejor que no te pillen. No ayuda nada a tu imagen p¨²blica [¡] Estoy seguro de que este tipo de manipulaci¨®n o retoques no volver¨¢n a ocurrir en el futuro, porque suponen un da?o considerable de la credibilidad¡±, avisa el experto.
Los medios brit¨¢nicos hab¨ªan dado una tregua considerable a los pr¨ªncipes de Gales en los ¨²ltimos meses. En parte por el escarmiento colectivo que supusieron los excesos de la prensa amarilla con Lady Di; en parte por los castigos legales sufridos por algunos tabloides en su batalla jur¨ªdica contra el pr¨ªncipe Enrique; y en parte, finalmente, por la popularidad entre los brit¨¢nicos de la propia Kate Middleton, todos los peri¨®dicos respetaron la petici¨®n expresa de privacidad del palacio de Kensington, cuando anunci¨® a mediados de enero que la princesa hab¨ªa sido sometida a una ¡°cirug¨ªa abdominal¡± ¡ªsin dar m¨¢s detalles¡ª y que no volver¨ªa a la vida p¨²blica hasta despu¨¦s de Pascua (a mediados de abril).
Incluso cuando la p¨¢gina web estadounidense de cotilleos TMZ lanz¨®, a principios de la semana pasada, una foto robada de Middleton en el asiento de copiloto de un Audi 4x4 que conduc¨ªa su madre por los alrededores de Windsor, ning¨²n medio brit¨¢nico quiso publicarla. Algo inaudito en un pa¨ªs que hab¨ªa mostrado incluso al amante de la duquesa de York, Sarah Ferguson, lami¨¦ndole el dedo gordo del pie en la piscina de un hotel de Saint-Tropez o el famoso beso entre Lady Di y Dodi Al Fayed a bordo de un yate en el Mediterr¨¢neo.
¡°Es una lecci¨®n de primera mano sobre c¨®mo convertir un ¨¦xito en un fracaso inmediato. Es algo muy grave, que compromete la verdad, y con ello la credibilidad¡±, se apresuraba a denunciar en la cadena GB News, notablemente escorada a la derecha, Michael Cole, el antiguo experto en la realeza de la BBC que acab¨® en su d¨ªa gestionando las relaciones p¨²blicas de Mohamed al Fayed, el due?o de los grandes almacenes Harrods. ¡°Las agencias de comunicaci¨®n est¨¢n obligadas desde hace tiempo a detectar las fotos editadas o falsas. Lo podemos ver hoy con los conflictos de Ucrania o el de Gaza, en los que los distintos contendientes distribuyen im¨¢genes de propaganda. Es una locura. Y ha minado completamente la credibilidad de la familia real. No se trata de exagerar la importancia que tiene¡±, denuncia Cole.
La princesa de Gales lleva a?os distribuyendo fotos de sus hijos o de sus eventos familiares a los medios. Es una aficionada a la fotograf¨ªa que descubri¨® un modo simple y eficaz de controlar a los paparazis y su propia privacidad. Sus hijos no han tenido que sufrir el acoso al que se vieron sometidos su esposo, Guillermo de Inglaterra, o el hermano de este, el pr¨ªncipe Enrique.
El pacto, hasta ahora, hab¨ªa funcionado. Las principales agencias de comunicaci¨®n ¡ªlas mismas que este fin de semana, al un¨ªsono, denunciaron la manipulaci¨®n de la foto y la retiraron de sus servidores¡ª distribu¨ªan las fotos suministradas por el palacio de Kensington ¡ªcomo se conoce oficialmente al aparato administrativo y de comunicaci¨®n que rodea a los pr¨ªncipes de Gales¡ª sin ning¨²n tipo de problema. Eran fotos inocentes, que serv¨ªan para conmemorar fechas relevantes o felicitar las fiestas. Aunque ya surgieron se?ales de alerta, como la imagen en blanco y negro de la familia, las pasadas Navidades, en la que desapareci¨® misteriosamente un dedo del peque?o pr¨ªncipe Louis, y surgi¨® una tercera pierna detr¨¢s de la silla en la que estaba sentada la princesa Charlotte.
Las redes sociales se inundaron de bromas e iron¨ªas. Pero con la foto del pasado fin de semana, que para muchos era casi una ¡°prueba de vida¡± despu¨¦s de semanas de lun¨¢ticas teor¨ªas sobre el paradero o la salud de Kate Middleton, el problema se agigant¨® hasta escapar del control del palacio de Kensington. La princesa de Gales tuvo que pedir disculpas, horas despu¨¦s, y reconocer la manipulaci¨®n. Isabel II asegur¨® en cierta ocasi¨®n, para justificar sus numerosos actos p¨²blicos, que la ¡°gente deb¨ªa verla para creer en ella¡±. Middleton ha aprendido, del modo m¨¢s duro posible, que en la era de la inteligencia artificial y los filtros de edici¨®n ya no basta con ser vista. La gente tiene que creer que lo que ve es verdad.
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