La paz, una palabra en decadencia en Rusia
Los dirigentes rusos no quieren el fin del conflicto, en tanto que compromiso, sino la victoria en Ucrania como imposici¨®n de su propia agenda
La palabra paz era un elemento clave en el discurso oficial de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y respond¨ªa a un sentimiento sincero entre los habitantes de aquel pa¨ªs, que hab¨ªa perdido decenas de millones de vidas tras ser invadido por Hitler en 1941. La palabra paz estaba en la vida privada y en la vida p¨²blica de los ciudadanos sovi¨¦ticos que, en las fiestas, brindaban por ella en sus casas con sus familiares y amigos y que, con ocasi¨®n del D¨ªa Internacional del Trabajo, el Primero de Mayo, sal¨ªan a la calle tras la consigna de ¡°Paz, Trabajo, Mayo¡± (por ese orden).
Incluso despu¨¦s de la desintegraci¨®n de la URSS en 1991, al comentar acontecimientos negativos con un ruso, un ucranio o un bielorruso, era probable que aquellos eslavos portadores del recuerdo o el relato de la guerra cortaran a su interlocutor con la exclamaci¨®n: ¡°?Con tal de que no haya guerra!¡±, indicando as¨ª que esto era lo peor que pod¨ªa pasarle a alguien, mucho peor que cualquier desgracia.
En el uso sovi¨¦tico de la palabra paz ciertamente hab¨ªa matices y los representantes oficiales a?ad¨ªan una dosis de oportunismo al rechazo del horror legado por la guerra. Oficializada en instituciones como el Comit¨¦ de la Paz ¡ªen consignas y en la ret¨®rica¡ª, serv¨ªa para justificar la participaci¨®n de la URSS en la carrera de armamentos con EE UU, que se presentaba como un instrumento para alcanzar el estado de paz, entendido como meta indiscutible. El desarme que impulsaron los presidentes de Rusia, Mija¨ªl Gorbachov, y de EE UU, Ronald Reagan, en los a?os ochenta, fue precedido de multitudinarias manifestaciones pacifistas internacionales en contra de la instalaci¨®n de misiles en Europa y los acuerdos logrados por aquellos l¨ªderes fueron pasos hacia la paz.
Hoy la situaci¨®n es otra. La palabra paz y su contenido se han devaluado en un proceso de degradaci¨®n global que no solo afecta a Rusia, un pa¨ªs donde el fen¨®meno tiene sus caracter¨ªsticas particulares relacionadas con la guerra en Ucrania. Los dirigentes rusos no quieren la paz, en tanto que compromiso, sino la victoria, en tanto que imposici¨®n de su propia agenda. Desde 2022, los rusos pueden ser detenidos y condenados a penas de hasta siete a?os por ¡°desacreditar al ej¨¦rcito¡±, un delito de ambigua interpretaci¨®n en el que pueden incurrir quienes se declaran a favor de la paz. Por este concepto fueron multadas 4.440 personas en 2022 y otras 2.361 en 2023, seg¨²n estad¨ªsticas judiciales. En ese segundo a?o de guerra, 50 fueron juzgadas por lo penal y nueve de ellas condenadas a dos a?os de prisi¨®n.
El miedo a la paz llega a lo absurdo. El activista Konstant¨ªn Goldman fue detenido en abril de 2022 por permanecer en los jardines adjuntos al Kremlin con un tomo de Guerra y Paz, de Le¨®n Tolst¨®i, y en diciembre de 2023 la polic¨ªa pidi¨® a una librer¨ªa de San Petersburgo que eliminara una inscripci¨®n con la palabra paz pegada en el escaparate desde hac¨ªa m¨¢s de un a?o. As¨ª que no es sorprendente que tras la concienciaci¨®n sobre los riesgos de la palabra paz, en las marchas populares con ocasi¨®n del Primero de Mayo de este a?o en Rusia, el t¨¦rmino hubiera desaparecido de la consigna cl¨¢sica, ¡°Paz, Trabajo, Mayo¡±, que qued¨® reducida a ¡°Trabajo, Mayo¡±. En diferentes lugares, en vez de paz apareci¨® la palabra krut (traducible en ese contexto como guay, s¨²per o mola), seg¨²n periodistas y espectadores que siguieron la jornada o divulgaron fotograf¨ªas de unos eventos en decadencia. Desde 2022, los funcionarios rusos se muestran evasivos al recibir mensajes con deseos de paz, por ejemplo, para el A?o Nuevo. Cuenta un amigo ruso que cuando un funcionario con el que ten¨ªa relaci¨®n le felicit¨® por su cumplea?os, ¨¦l respondi¨®: ¡°Mejor que me desee la paz¡±. Tras un silencio, el funcionario apostill¨® cortante: ¡°?La paz, solo despu¨¦s de la victoria!¡±.
Hasta en las iglesias ortodoxas de Rusia se reza hoy por la victoria, que figura en una nueva oraci¨®n difundida por el patriarca Kiril en honor de la Santa Rusia. Y los sacerdotes que se atrevieron a sustituir la palabra victoria por paz sufren represalias y son apartados de los oficios religiosos. Poco despu¨¦s de la invasi¨®n de Ucrania, el presidente Vlad¨ªmir Putin dej¨® claro que no quiere la paz ni siquiera como consejo. Lo experimentaron as¨ª cuatro altos cargos de varios institutos de pol¨ªtica internacional de la Academia de Ciencias de Rusia, que figuraban entre los 126 expertos nacionales y extranjeros firmantes de una carta p¨²blica a favor de un cese de las hostilidades, es decir, a favor de la paz. Por su firma, Alexei Gromiko, director del Instituto de Europa; Alexandr Panov, ex viceministro de Exteriores de Rusia; Sergu¨¦i R¨®gov, director acad¨¦mico del Instituto de EE UU y Canad¨¢; y Alexandr Nikitin, director del centro de Seguridad Euroatl¨¢ntica del MGIMO [Instituto Estatal de Relaciones Internacionales], fueron excluidos de un ¨®rgano asesor Consejo de Seguridad de Rusia por decreto de Putin.
Los cuatro respetados expertos no eran disidentes, pero su instinto natural era buscar una soluci¨®n de paz al conflicto de Ucrania; es decir, actuaban en el esp¨ªritu surgido de la II Guerra Mundial. Mientras tanto, el Kremlin permanece impasible ante la atroz agresividad verbal de gentes como el empresario Konstant¨ªn Malof¨¦ev y el fil¨®sofo Alexandr Duguin, o ante la incendiaria ret¨®rica de los propagandistas televisivos que exigen aniquilar al enemigo. La guerra en Ucrania sigue gozando de un amplio apoyo social en Rusia. En enero de este a?o, un 77% de los rusos apoyaban (del todo o parcialmente) la acci¨®n de sus Fuerzas Armadas y solo un 16% estaba en contra, seg¨²n una encuesta del centro Levada. Un 52% estaba por las conversaciones de paz y un 40% por continuar la acci¨®n militar. Datos anteriores indicaban que, en su inmensa mayor¨ªa, los partidarios de la paz, la quer¨ªan sin renunciar a las conquistas territoriales.
Ahora que se conmemora el 79? aniversario del fin de la II Guerra Mundial, ser¨ªa deseable volver a las lecciones de aquella contienda sin esperar nuevos horrores y que la paz no fuera sin¨®nimo de victoria a cualquier precio, como escenifican los dirigentes rusos tras deformar y privatizar el dolor y los sacrificios que Rusia comparti¨® con Ucrania y otras rep¨²blicas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
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