Apoyo a Putin y flirteo con las teor¨ªas conspiranoicas: el pasado de Nigel Farage le persigue
Los conservadores intentan reaccionar a ¨²ltima hora contra el candidato de Reform UK, su principal amenaza en las elecciones del 4 de julio
El Partido Conservador brit¨¢nico ha comenzado a entender que al populista Nigel Farage y a su partido Reform UK, una amenaza casi existencial para el futuro inmediato de los tories, ni se le abraza, ni se le corteja, ni mucho menos se le ignora. A 10 d¨ªas de unas elecciones que pueden suponer una debacle para Rishi Sunak y la derecha hist¨®rica del Reino Unido, quiz¨¢ la decisi¨®n de atacar a Farage ya no sirva para nada, pero han comenzado a airearse p¨²blicamente con rabia sus errores del pasado, su devaneo con las teor¨ªas conspirativas de la derecha estadounidense m¨¢s salvaje y su apolog¨ªa de Vlad¨ªmir Putin y la invasi¨®n de Ucrania.
Tiene algo de iron¨ªa del destino que el ataque m¨¢s demoledor contra el personaje haya venido del ¨²nico que en los ¨²ltimos a?os ha estado a su nivel en histrionismo y popularidad: Boris Johnson.
¡°Esto es una chorrada vomitiva y completamente contraria a la historia. Nadie provoc¨® a Putin. Nadie ha agitado al oso con un palo¡±, escrib¨ªa este domingo el ex primer ministro conservador en su cuenta de X (antes Twitter). ¡°Resulta extravagante que el autor del texto [en referencia a Farage] sugiera que lo que debemos hacer ahora es reducir nuestra a ayuda a Ucrania¡±, a?ad¨ªa.
Respond¨ªa de este modo a las declaraciones del pol¨ªtico populista a la BBC, refrendadas luego en una tribuna publicada en el diario The Daily Telegraph ¡ªsiempre dispuesto a jalear al ala dura de los tories y al propio Farage¡ª en las que justificaba la invasi¨®n de Ucrania por la expansi¨®n hacia el este de la OTAN y de la UE. ¡°Nunca he sido un apologista o un defensor de Putin¡±, dec¨ªa, ¡°pero si provocas con un palo al oso ruso, no te sorprendas luego si responde¡±.
El respaldo firme, temprano y continuado a Ucrania ha sido una de las decisiones m¨¢s populares de los ¨²ltimos gobiernos conservadores. Fue, de hecho, el ¨²ltimo aliento de Johnson, y le permiti¨® recuperar brevemente su maltrecha popularidad.
Tanto Sunak como el candidato del Partido Laborista, Keir Starmer, han cargado duramente contra Farage, al que han tachado de ¡°apaciguador¡± [una referencia a la acusaci¨®n de Churchill contra Chamberlain cuando intent¨® negociar con Hitler]; han definido sus palabras como una ¡°verg¨¹enza¡± y le han se?alado por hacer el juego a Putin.
Est¨¢ por ver cu¨¢l ser¨¢ la eficacia de estos ataques una vez que, seg¨²n todas las encuestas, muchos votantes conservadores ¡ªcasi la mitad de ellos¡ª han elegido utilizar a Farage como la bota perfecta para golpear el trasero al Partido Conservador. No parece importarles mucho ni el pasado ni las extravagancias del pol¨ªtico, como no les importaron en su momento las de Johnson, al que algunos han recordado en las ¨²ltimas horas que tambi¨¦n ¨¦l, durante la campa?a del refer¨¦ndum del Brexit de 2016 y mucho antes de convertirse en un estadista defensor de Ucrania, acus¨® a Bruselas de provocar a Rusia con su pol¨ªtica de expansi¨®n.
Flirteos con las teor¨ªas de la conspiraci¨®n
El populista Farage fue de joven un admirador del infame Enoch Powell, un diputado conservador que a finales de los sesenta del siglo pasado agit¨® al partido tory y lo empuj¨® a¨²n m¨¢s a la derecha con un mensaje racista y xen¨®fobo. Su discurso de 1968 en Birmingham, bautizado por los medios como ¡°r¨ªos de sangre¡± (Rivers of Blood), tension¨® al Reino Unido tanto como Farage lo tensiona estos d¨ªas. Casualmente, con el mismo grado de inquina hacia los llegados de fuera. Powell pasar¨¢ tambi¨¦n a la historia por una frase tan demoledora como acertada: ¡°Toda carrera pol¨ªtica conduce inevitablemente al fracaso¡±.
La de Farage, es previsible, tambi¨¦n tendr¨¢ esa conclusi¨®n. Pero si el 4 de julio logra un esca?o y se introduce en el Parlamento brit¨¢nico, el da?o que puede hacer a quien sea nuevo l¨ªder de los tories, con el robo de tiempo y de focos, es demoledor.
Por eso, en las ¨²ltimas horas han surgido algunas de las historias m¨¢s extravagantes de su ya larga trayectoria pol¨ªtica. Como la conversaci¨®n que mantuvo en 2018 con el presentador estadounidense Alex Jones, un defensor de Trump, de la derecha alternativa y de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n m¨¢s salvajes que han circulado en los ¨²ltimos tiempos. Por ejemplo, la tesis defendida por Jones de que la matanza de Sandy Hook de 2012, cuando 26 personas fallecieron en una escuela estadounidense en otra masacre con armas de fuego, fue un montaje falso elaborado por los defensores de un mayor control de las armas en el pa¨ªs.
Jones usaba la misma cantinela que otros al presentar el aluvi¨®n de demandas puestas contra ¨¦l por los familiares de las v¨ªctimas como un ataque a la libertad de expresi¨®n. ¡°As¨ª es, los liberales [el t¨¦rmino gen¨¦rico con que los estadounidenses llaman a las personas de izquierdas] son realmente muy poco liberales. Se han convertido en los mismos fascistas que ellos pretenden atacar con sus cr¨ªticas y su ret¨®rica¡±, respondi¨® entonces Farage, en un claro intento de complicidad con el presentador, que le estaba entrevistando. ¡°Odian al cristianismo, quieren que desaparezca el Estado-naci¨®n y reemplazarlo con un proyecto globalista. La UE es el prototipo de ese nuevo orden mundial¡± aseguraba Farage para deleite de su entrevistador, con un tufo conspiranoico y antisemita muy de su agrado.
El pol¨ªtico ha arremetido contra la prensa por recuperar aquellas palabras y ha acusado al Partido Conservador de intentar crear una cortina de humo para tapar su reciente esc¨¢ndalo de las apuestas, en el que ya hay al menos cuatro personas investigadas.
Y los tories, hasta el momento, parecen incapaces de frenar a un monstruo al que han dejado crecer durante 10 a?os a su costa y que amenaza ahora con destruirlos.
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