Los ¡®tories¡¯ brit¨¢nicos afrontan el miedo al hundimiento del partido
La pronosticada victoria del Partido Laborista y la irrupci¨®n del candidato populista Nigel Farage han puesto contra las cuerdas al primer ministro Rishi Sunak y empujado a los ¡®tories¡¯ a una crisis existencial
Los mentideros del Partido Conservador del Reino Unido evocan con temor, desde hace varias semanas, un fantasma al que llaman ¡°Canad¨¢ 93¡å. En aquel pa¨ªs, con un sistema parlamentario muy similar al brit¨¢nico, el Partido Conservador Progresista sufri¨® ese a?o una derrota a manos del Partido Liberal que le llev¨® casi a desaparecer del mapa pol¨ªtico. Pas¨® de 167 esca?os a retener apenas dos. Aparte de una d¨¦cada de desgaste en el poder y una candidata, Kim Campbell, tan insustancial para sus cr¨ªticos como el primer ministro brit¨¢nico, Rishi Sunak, lo es para los suyos, fue la aparici¨®n de un partido a su derecha, el Partido Reformista, lo que hundi¨® definitivamente a los tories canadienses. Las comparaciones nunca son perfectas, pero esta mantiene aterrada a la derecha brit¨¢nica.
La aparici¨®n a ¨²ltima hora en la escena electoral de Nigel Farage, el pol¨ªtico que impuls¨® el Brexit, con una popularidad similar a la de Boris Johnson, al frente del partido Reform UK, supone para muchos analistas y para bastantes diputados conservadores el ¨²ltimo clavo en el ata¨²d de un partido que padece una grave crisis existencial.
¡°Necesitamos acabar con el modelo actual y traer al Reino Unido una nueva forma de hacer pol¨ªtica. Estamos, quiz¨¢, a punto de lograr un verdadero cambio. Queremos poner en marcha una revoluci¨®n que favorezca a los ciudadanos brit¨¢nicos¡±, proclamaba de nuevo este viernes por la noche en el debate de siete partidos organizado por la BBC ¡ªignorado por los dos principales candidatos¡ª Farage, que no desaprovecha ninguna oportunidad de ocupar espacio de pantalla. Su batalla, como ha dejado claro, es por los restos del naufragio de la derecha, que ya da por descontado.
¡°El Partido Conservador sufre un problema fundamental de identidad. La mayor parte de su historia ha logrado ser dos partidos en uno¡±, explicaba recientemente el exministro David Gauke, que abandon¨® la formaci¨®n por su oposici¨®n al Brexit, en la revista The New Statesman. ¡°Pudo ser una organizaci¨®n de centroderecha capaz de defender los intereses de los empresarios y de la clase media, y a la vez un partido populista y patriota que recababa el apoyo de las clases trabajadoras con un profundo sentimiento nacionalista¡±, distingu¨ªa. Admite Gauke que muchos votantes conservadores ya no perciben ninguna de esas opciones en la oferta electoral de su partido.
Sunak de las mil caras
Sunak ha ensayado sin ¨¦xito todas las personalidades tories, y cada una de ellas le ha acabado estallando en la cara. Ha querido presentarse como el estadista capaz de hacer frente a los retos de seguridad y defensa del siglo XXI, y su espantada el pasado jueves de los actos conmemorativos del 80? aniversario del desembarco de Normand¨ªa para hacer campa?a ha logrado irritar al estamento militar brit¨¢nico, a los veteranos y a la clase media conservadora.
Ha querido ser el tecn¨®crata riguroso y responsable que enderezaba la econom¨ªa y no ha contentado a nadie: el Reino Unido sigue inmerso en una profunda crisis del coste de la vida, con unos servicios p¨²blicos en estado ag¨®nico. Y las reglas presupuestarias impiden al primer ministro complacer a los diputados de sus filas que reclaman una mayor bajada de impuestos. A cambio, un amplio grupo de empresarios ha decidido respaldar a la oposici¨®n laborista y a su l¨ªder, Keir Starmer.
Finalmente, el primer ministro ha presentado su cara m¨¢s populista con un plan de deportaciones de inmigrantes a Ruanda que se ha desinflado como un sufl¨¦: ni un solo vuelo ha despegado a¨²n hacia ese pa¨ªs africano y el n¨²mero de personas que han llegado a suelo brit¨¢nico despu¨¦s de cruzar el canal de la Mancha vuelve a estar este a?o en niveles r¨¦cord (m¨¢s de 11.000, un 46% por encima de la cifra de 2023 por estas fechas). El partido de Farage ha hecho bandera de este asunto, y del fracaso de los conservadores en atajarlo.
La amenaza de un tercer puesto
La ¨²ltima encuesta de la empresa YouGov, que emplea datos de casi 60.000 encuestados y permite asignar esca?os a los partidos, anticipa para las elecciones del 4 de julio una victoria laborista arrolladora, superior incluso a la de Tony Blair en 1997. El partido de Starmer obtendr¨ªa hasta 422 diputados, frente a 140 de los conservadores (las cifras en los comicios de hace cinco a?os fueron de 202 y 365, respectivamente). Aunque el sondeo no atribuye ning¨²n representante a Reform UK, el partido de Farage, le sit¨²a como segunda fuerza en decenas de circunscripciones. Frente a un 19% de apoyo a los tories que atribuye la media de las encuestas, la nueva formaci¨®n, apenas conocida la decisi¨®n del pol¨ªtico populista de volver a ser candidato, se acerca ya a un 16%.
Durante los dos ¨²ltimos siglos se ha definido al Partido Conservador brit¨¢nico como la ¡°m¨¢quina electoral perfecta¡±, y sus primeros ministros han ocupado Downing Street la mayor parte de ese periodo. En un sistema bipartidista pr¨¢cticamente blindado, hasta en la ¨¦poca m¨¢s aciaga para los tories ¨Del largo periodo de Gobierno del Nuevo Laborismo de Blair¨D era simplemente cuesti¨®n de paciencia y de esperar que cambiaran las tornas.
El Brexit, sin embargo, fue un indicador adelantado que demostraba que el Reino Unido no era inmune al auge de populismos de extrema derecha que se acabar¨ªa extendiendo por toda Europa. Boris Johnson logr¨® camuflar la amenaza en 2019, al apropiarse del discurso de Farage, levantar la bandera del antieurope¨ªsmo ¨D¡°Get Brexit Done¡± (¡°Hagamos que el Brexit sea realidad¡±) fue su lema de campa?a¨D y alimentarse de la frustraci¨®n y angustia del llamado muro rojo, el norte de Inglaterra que tradicionalmente votaba laborismo.
Sunak no tiene el carisma, la popularidad o el cinismo de Johnson.
¡°No puedes razonar con un tigre cuando tienes tu cabeza dentro de su boca. El ¨²nico modo que tienen los conservadores de no acabar a merced de Farage despu¨¦s del 4 de julio es conseguir el mayor n¨²mero posible de esca?os. Si quedan terceros ¨Dporque obtengan menor n¨²mero de votos que Reform UK, aunque lo superen en esca?os¨D se abrir¨¢n todas las puertas de la locura¡±, anticipa William Atkinson, n¨²mero dos de la p¨¢gina web ConservativeHome, el foro obligatorio para entender el ¨¢nimo de los tories en cada momento.
En Canad¨¢, conservadores y reformistas necesitaron sufrir varias derrotas m¨¢s, a lo largo de una d¨¦cada, para entender que deb¨ªan fusionarse para sobrevivir, como finalmente hicieron. Son muchos los que sostienen estos d¨ªas que los tories brit¨¢nicos tendr¨¢n que abrazar a Farage y sus huestes para poder resurgir de sus cenizas. A fin de cuentas, el pol¨ªtico ya inici¨® su andadura, hace 30 a?os, en el Partido Conservador. Si acabara regresando, sin embargo, ser¨ªa a una formaci¨®n muy distinta a la que abandon¨® a finales del pasado siglo.
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