Yehuda Shaul, activista israel¨ª: ¡°Estamos sembrando las semillas del odio en las generaciones venideras de Gaza¡±
Este pacifista considera que solo la presi¨®n internacional puede impulsar un alto el fuego en la Franja y cree que la sociedad israel¨ª es ahora m¨¢s cr¨ªtica con sus dirigentes
Yehuda Shaul ha recorrido un largo y complicado camino hasta llegar a ser la persona que este diario entrevista en un caf¨¦ del centro de Madrid. Nacido en Jerusal¨¦n hace 41 a?os, en una familia jud¨ªa muy religiosa, este hombre decidi¨® de joven que no quer¨ªa estudiar en un asentamiento israel¨ª. Durante su servicio militar en la ciudad palestina de Hebr¨®n sinti¨® un abismo entre sus creencias y sus actos y fue uno de los fundadores de la ONG Breaking The Silence, en la que soldados israel¨ªes denuncian los abusos que el ej¨¦rcito comete en los territorios palestinos.
Hoy, es uno de los codirectores del centro de reflexi¨®n Ofek (horizonte, en hebreo), que aborda las causas fundamentales de la violencia y aspira a trazar un marco para un futuro de respeto y dignidad. En tiempos en los que pensar diferente, humanizar a los palestinos y hablar de paz son actos de valent¨ªa en Israel, la voz de Shaul, que se escucha con atenci¨®n en los despachos oficiales de Estados Unidos y Europa, encarna una poco conocida zona de grises en este conflicto, en el cual todo parece ser blanco o negro. ¡°No siento que vivo en una ilusi¨®n. Creo que quienes piensan que la soluci¨®n es bombardear a los palestinos, someterlos, desplazarlos o privarles de derechos viven en un mundo irreal. Ellos, no yo¡±, asegura.
Pregunta. ?C¨®mo es ser activista y pacifista en Israel despu¨¦s de los cruentos ataques de Ham¨¢s del 7 de octubre?
Respuesta. Es un territorio inexplorado. Cuando una sociedad pasa un trauma como el que vivimos el 7 de octubre, con masacres de familias y de comunidades, siente que le perforan el est¨®mago y el alma. Pero luego tienes que elegir si te quedas en esa rabia y en ese deseo de venganza u optas por la humanidad, la compasi¨®n y el anhelo de paz. Lamentablemente, la mayor¨ªa de la sociedad israel¨ª ha optado por lo primero y estamos haciendo cosas impensables.
P. Escuchando a algunas autoridades israel¨ªes, pareciera que todo esto comenz¨® ese fat¨ªdico 7 de octubre.
R. El 7 de octubre es una nueva fase de este conflicto, mucho m¨¢s agresiva y tr¨¢gica. Pero la deshumanizaci¨®n de los palestinos no empez¨® ah¨ª. Nosotros ven¨ªamos advirti¨¦ndolo, tem¨ªamos que algo as¨ª se produjera, aunque nunca pensamos que fuera de estas dimensiones. Lo que estall¨® el 7 de octubre fue toda la estrategia de Israel frente a los palestinos. No se puede apretar las tuercas y empujar a una demograf¨ªa creciente, es decir, a los palestinos, hacia un espacio geogr¨¢fico cada vez m¨¢s reducido, mientras expandimos paralelamente nuestro proyecto colonial y creer que nuestra superioridad tecnol¨®gica o militar nos permitir¨¢ la permanencia y dominaci¨®n. Nunca un pueblo ha logrado la estabilidad y la seguridad pasando por encima de millones de personas.
P. ?Ve en el ataque de Ham¨¢s una evidencia de su razonamiento?
R. Cuando basas tu seguridad nacional solo en la fuerza, necesitas estar y ganar 24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas por semana. Entonces, basta que una ma?ana las cosas no funcionen bien para que pase lo que pas¨®. Nada justifica la carnicer¨ªa que vivimos en Israel aquel d¨ªa. Nada. Pero no se puede gestionar el conflicto, hay que buscar el fin del conflicto. De lo contrario, volveremos a vivir otro 7 de octubre.
P. Se cumplen nueve meses de ese d¨ªa y los israel¨ªes no han logrado sus objetivos en Gaza.
R. Exactamente. Hay una frustraci¨®n extrema que se acumula y se manifiesta de dos maneras opuestas: Una parte del pa¨ªs, el centro y la izquierda, culpa al Gobierno por no buscar una salida negociada, sobre todo para los rehenes, y la derecha y extrema derecha culpan a los militares, a los que acusan de no ir tan lejos como es necesario, porque para ellos, la violencia es la ¨²nica respuesta.
P. Tras los ataques de Ham¨¢s, en Israel parec¨ªa haber un discurso ¨²nico y un enemigo com¨²n. Era dif¨ªcil tolerar opiniones como la suya. ?Eso ha cambiado?
R. Bueno, mis opiniones siguen siendo marginales, pero creo que la sociedad israel¨ª no est¨¢ en el mismo punto que hace cuatro o cinco meses. Por tres razones. Primero, est¨¢ claro que los rehenes no van a volver gracias a una operaci¨®n militar. Segundo, esto se ha convertido en una guerra pol¨ªtica. El Gobierno est¨¢ esperando las elecciones estadounidenses con la esperanza de que Joe Biden pierda. ?Alguien cree que cuando los responsables israel¨ªes dicen que la guerra va a durar varios meses m¨¢s lo dicen porque est¨¢n estudiando la situaci¨®n militar? Es un calendario pol¨ªtico. Y tercero, las encuestas dicen que el 50% de los israel¨ªes opina que la opci¨®n militar no va a terminar con Ham¨¢s y hace falta un movimiento diplom¨¢tico.
No estamos tratando de lograr una soluci¨®n pac¨ªfica en la que tratemos de separar al terrorista del resto de la sociedad palestina. Estamos intentando mantener nuestro dominio sobre ellos.
P. Mientras tanto, la guerra prosigue.
R. S¨ª. La estrategia se ha llamado cortar el c¨¦sped. Es una imagen reveladora: Israel corta el c¨¦sped. Algo que si quieres mantener a raya tienes que hacer todo el rato. Y cuando se corta el c¨¦sped, se corta todo, malas hierbas, flores... Eso es exactamente lo que estamos haciendo. No estamos tratando de lograr una soluci¨®n pac¨ªfica en la que tratemos de separar al terrorista del resto de la sociedad palestina. Estamos intentando mantener nuestro dominio sobre ellos. Por eso tenemos que seguir cortando el c¨¦sped, aunque no sea el camino hacia la estabilidad, la seguridad y la paz.
P. ?Atisba una soluci¨®n diplom¨¢tica, un alto el fuego?
R. Est¨¢ claro que Benjamin Netanyahu no quiere un alto el fuego, porque romper¨¢ el Gobierno e impulsar¨¢ m¨¢s las protestas contra ¨¦l. Pero no podemos guiarnos por los intereses de Netanyahu y necesitamos que esto pare ya. Solo la intervenci¨®n y presi¨®n internacionales pueden conducirnos al alto el fuego. La pregunta es si existe esa voluntad pol¨ªtica. No lo s¨¦. ?Quiere que le diga la verdad? Estamos metidos en un buen l¨ªo.
P. ?Qu¨¦ significa para usted el reconocimiento de Espa?a del Estado palestino?
R. La gente como yo est¨¢ muy animada por el tipo de medidas que ha tomado Espa?a y otros pa¨ªses europeos como Eslovenia, Irlanda y Noruega. Es algo que deber¨ªa haberse hecho hace mucho tiempo. Cualquiera que defienda la soluci¨®n de dos Estados, tiene que reconocer al segundo Estado, es decir, a Palestina. Porque esto ya no se trata de ser proisrael¨ª o propalestino. Esto va m¨¢s all¨¢. Cualquier que se preocupe por la regi¨®n y por proteger las vidas humanas tiene que ir en esa direcci¨®n.
P. Cuesta pensar en el d¨ªa despu¨¦s de un alto el fuego en Gaza.
R. Con esta cantidad de v¨ªctimas civiles, con este uso desproporcionado de la fuerza, estamos sembrando las semillas del odio en las generaciones venideras de Gaza. Ya hab¨ªa grupos salafistas en la Franja, a la derecha del islamismo de Ham¨¢s, y ahora tenemos 17.000 ni?os que han perdido a sus padres en esta guerra. Israel est¨¢ impulsando un nivel de radicalizaci¨®n nunca visto en Gaza.
P. Y Ham¨¢s sigue existiendo.
R. El desaf¨ªo es mostrar al palestino de a pie que el camino hacia la liberaci¨®n tambi¨¦n puede pasar por la diplomacia y la no violencia. Los j¨®venes han visto que la Autoridad Palestina abandon¨® el terrorismo y la violencia hace 30 a?os, pero lo ¨²nico que se ha obtenido es triplicar el n¨²mero de colonos en Cisjordania. Hay que mostrarles que puede haber otro camino, otro patr¨®n. En ese contexto, actitudes como la de Espa?a son alentadoras. Ojal¨¢ m¨¢s gobiernos europeos sigan su ejemplo.
Solo la intervenci¨®n y presi¨®n internacionales pueden conducirnos al alto el fuego. La pregunta es si existe esa voluntad pol¨ªtica.
P. Se han cruzado muchas l¨ªneas en esta guerra.
R. Muchas. No todas, pero muchas. Ya hay testimonios de soldados que est¨¢n saliendo e informaciones terribles sobre las torturas y abusos en los centros de detenci¨®n. En 2002, Israel mat¨® a Salah Shehadeh, jefe del aparato militar de Ham¨¢s. Murieron 14 inocentes en ese bombardeo. Hubo indignaci¨®n en Israel, una investigaci¨®n, una revisi¨®n interna en el ej¨¦rcito. Ahora estamos hablando de da?os colaterales de tres d¨ªgitos.
P. En la web de su organizaci¨®n se lee que su objetivo es la autodeterminaci¨®n de israel¨ªes y palestinos. Suena ingenuo en este contexto.
R. Yo no siento que vivo en una ilusi¨®n. Creo que quienes piensan que la soluci¨®n es bombardear a los palestinos, someterlos, desplazarlos o privarles de derechos viven en un mundo irreal. Ellos, no yo. Las dos partes necesitan derechos y dignidad y la sostenibilidad de la autodeterminaci¨®n israel¨ª est¨¢ directamente interrelacionada y entrelazada con el logro de la autodeterminaci¨®n palestina.
P. Mientras miramos a Gaza, en Cisjordania se est¨¢n tomando decisiones que aceleran la apropiaci¨®n de tierras por parte de Israel.
R. S¨ª. A la sombra de Gaza, tenemos una anexi¨®n que se acelera en Cisjordania. Desde que asumi¨® este Gobierno israel¨ª ha habido un aumento de la aprobaci¨®n de construcci¨®n de casas en los asentamientos. Adem¨¢s, en las ¨²ltimas semanas, se tomaron decisiones que traer¨¢n consecuencias, como declarar como tierras del Estado un volumen importante de tierras palestinas, concepto que es un eufemismo para decir robar. Adem¨¢s, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ha adquirido nuevas atribuciones y tiene, por ejemplo, la potestad de reclamar propiedades jud¨ªas previas a 1948 en Cisjordania. Es decir, ma?ana puede empezar a echar familias del centro hist¨®rico de la ciudad de Hebr¨®n. Esto ya no es una prerrogativa del ej¨¦rcito, como ocurr¨ªa antes, y puede haber mucha sangre.
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