Los ¨²ltimos asesinatos tocan, pero no hunden a Ham¨¢s
Los analistas dudan de que la liquidaci¨®n en Teher¨¢n de Haniya y el anuncio de la muerte del jefe militar cambien el curso de la guerra. En la organizaci¨®n islamista, importan m¨¢s las ideas que los nombres
8 de diciembre de 2023. Despu¨¦s de dos meses de guerra, el ministro israel¨ª de Defensa, Yoav Gallant, asegura frente a las tropas: ¡°Veo signos de que Ham¨¢s est¨¢ empezando a desmoronarse en Gaza¡±. Ocho meses m¨¢s tarde, y tras regar la Franja de cad¨¢veres (casi 40.000, en su mayor¨ªa menores y mujeres, seg¨²n el Ministerio de Sanidad del Gobierno islamista), los signos siguen sin materializarse en victoria. O, al menos, en la ¡°victoria total¡± que el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu, prometi¨® al principio de la guerra, ve¨ªa en febrero ¡°al alcance de la mano¡± y espera m¨¢s cerca que nunca al final de esta semana, tras propinar a Ham¨¢s su golpe m¨¢s severo y simb¨®lico desde el inicio del conflicto. Ha sido por partida doble: el asesinato de su m¨¢ximo l¨ªder pol¨ªtico, Ismail Haniya (Israel no reconoce la autor¨ªa, pero casi nadie tiene dudas), y el anuncio (sobre el que los islamistas callan) de que mat¨® en julio al jefe del brazo armado, Mohamed Deif, en un bombardeo que se llev¨® por delante a otras 90 personas. Son sus dos bajas m¨¢s importantes, aunque Ham¨¢s es mucho m¨¢s que un asunto de nombres.
Ambos asesinatos son una voluntaria exhibici¨®n de poder¨ªo. El de Deif, por ¡°eliminar¡± (en la jerga militar israel¨ª) a un l¨ªder con fama de escurridizo al que hab¨ªa intentado matar unas 10 veces desde 2001 y lleg¨® a dar por cad¨¢ver antes de tiempo. No es su apellido, sino un apodo en ¨¢rabe, ¡°invitado¡±, por moverse siempre de sitio en sitio. Era el n¨²mero dos, solo por debajo del hombre que m¨¢s decide en Ham¨¢s, Yahia Sinwar, al que Israel sigue sin capturar o matar, pese a sus sat¨¦lites, esp¨ªas sobre el terreno e informaci¨®n obtenida con torturas. Israel ya acab¨® en marzo con el n¨²mero tres en la Franja, Marwan Issa.
Haniya, en cambio, no viv¨ªa escondido, sino en Qatar, sobre todo. Como m¨¢ximo l¨ªder pol¨ªtico y encargado de relaciones exteriores, participaba en actos p¨²blicos y en la negociaci¨®n de un alto el fuego. Israel pod¨ªa haberlo matado hace meses en Qatar, pero es uno de los tres pa¨ªses mediadores en el acuerdo, as¨ª que opt¨® por Teher¨¢n para mandar un triple mensaje: nadie est¨¢ a salvo, porque los servicios secretos en el exterior, el Mosad, mantienen intacta su capacidad de llegar a cualquier rinc¨®n; no tememos humillar en casa al archienemigo, aunque genere una guerra regional; e Ir¨¢n es incapaz de proteger a un invitado a la jura presidencial.
El director de programas de Oriente Pr¨®ximo y Norte de ?frica del centro de an¨¢lisis International Crisis Group, Joost Hiltermann, considera que ¨Dm¨¢s all¨¢ del golpe moral, la exhibici¨®n de capacidades a miles de kil¨®metros y el regusto de venganza¨D, los dos ¨²ltimos asesinatos ¡°no cambian nada estrat¨¦gicamente¡±.
¡°Ham¨¢s est¨¢ debilitado como grupo armado, pero todav¨ªa es capaz de causar da?o. Y, como movimiento pol¨ªtico, es m¨¢s popular que nunca, lo que le da m¨¢s posibilidades de obtener una mayor cuota de poder en el movimiento nacional palestino¡±, asegura en un intercambio de mensajes. Hiltermann considera que los diez meses de aguante contra el ej¨¦rcito m¨¢s poderoso de Oriente Pr¨®ximo, regado de armamento por Estados Unidos, es ¡°una sorpresa para los l¨ªderes israel¨ªes¡±, pero tambi¨¦n el resultado de ¡°decirle al p¨²blico israel¨ª que es un problema que pueden solucionar¡± por la fuerza. ¡°Los servicios de inteligencia israel¨ªes ven a los grupos palestinos estrictamente a trav¨¦s de un prisma de seguridad. Y as¨ª se pierde mucho¡±, agrega.
Las Fuerzas Armadas de Israel calcularon hace dos semanas haber matado o herido a unos 14.000 miembros del brazo armado de Ham¨¢s, entre ellos, la mitad de sus l¨ªderes, y hablaban de baja motivaci¨®n para combatir entre el resto. Antes de la guerra se calculaban entre 20.000 y 30.000 hombres.
Incluso si el dato, que Ham¨¢s desmiente, es correcto, significa que la guerra se acerca al a?o con miles de milicianos para t¨¢cticas de guerrilla urbana: francotiradores, emboscadas con lanzagranadas, minas adosadas a tanques... Las tropas israel¨ªes han acabado regresando hasta dos veces a partes de Gaza (Jan Yunis, Shuyaiya, Yabalia¡) que hab¨ªan dado por despachadas en los primeros meses de invasi¨®n, ante los intentos de Ham¨¢s de ¡°reorganizarse¡±.
Adem¨¢s, la intensificaci¨®n y regionalizaci¨®n de la guerra que se perfila tras el doble asesinato esta semana de Haniya y del n¨²mero dos de Hezbol¨¢ en Beirut, Fuad Shukr, (ese s¨ª reivindicado por Israel) le beneficia a priori. Es algo que lleva esperando desde el 7 de octubre, pero ni Ir¨¢n ni la milicia libanesa han salido desde entonces del apoyo calculado en defensa de su aliado palestino.
Avi Issajarof, comentarista de asuntos militares en el diario israel¨ª Yediot Aharonot, interpreta la casi inexistente respuesta de Ham¨¢s como ¡°un claro testimonio de su gran debilidad militar¡±. Apenas un ramillete de cohetes (interceptados por el escudo antimisiles o ca¨ªdos en espacios deshabitados), frente a los m¨¢s de 3.000 que logr¨® lanzar en pocas horas el 7 de octubre de 2023, como se?uelo para la infiltraci¨®n masiva de milicianos. ¡°?Es esto la ¡®victoria total¡¯ sobre Ham¨¢s? La respuesta es no. Una victoria as¨ª solo existe en las campa?as de algunos medios de comunicaci¨®n. Sin embargo, en la pr¨¢ctica, Ham¨¢s est¨¢ perdiendo la batalla por Gaza¡±, escrib¨ªa este viernes.
¡°Una t¨¢ctica del siglo XX¡±
Mohammad Abu Hawash, asistente s¨¦nior de investigaci¨®n en el Consejo de Asuntos Globales para Oriente Pr¨®ximo, think tank con sede en Doha (Qatar), ve en los ¨²ltimos asesinatos de l¨ªderes ¡°una t¨¢ctica del siglo XX¡± que no sirve en el XXI. El analista los compara con la operaci¨®n ¡°C¨®lera de Dios¡±, la caza del Mosad por distintas partes del planeta no solo de los autores (Septiembre Negro) del famoso atentado contra los atletas israel¨ªes en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨²nich de 1972, sino tambi¨¦n de l¨ªderes de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina. Funcion¨®, argumenta, porque el liderazgo palestino de la ¨¦poca depend¨ªa de figuras carism¨¢ticas (Abu Iyad, Abu Yihad, Ali Hassan Salame... todos asesinados por Israel) para sumar adhesiones y apoyos diplom¨¢ticos.
Esa misma t¨¢ctica, sin embargo, ¡°fracasa repetidamente contra organizaciones consolidadas¡± como Ham¨¢s o Hezbol¨¢, en las que ¡°la marca supera al culto a la personalidad¡± y las estructuras descentralizadas garantizan que nadie ¡°tenga una influencia desproporcionada¡±.
Los magnicidios, adem¨¢s, ¡°suelen ir seguidos de un incremento tanto del reclutamiento como de la interacci¨®n diplom¨¢tica¡±, recuerda Abu Hawash. Cualquier l¨ªder de Ham¨¢s sabe, de hecho, que la muerte va con el cargo. Desde el n¨²mero dos pol¨ªtico, Saleh el Aruri, el pasado enero en Beirut, al jeque Ahmed Yasin (con 67 a?os y en silla de ruedas) y su sucesor Abdelaziz Rantisi, en apenas un mes de 2004; o a otros dos jefes del brazo armado, como Salah Shehade (2002) o Ahmed Yabari (2012).
Es parte tambi¨¦n de una manera de mirar al mundo, en tanto que palestinos y que islamistas: los l¨ªderes pasan, pero las ideas permanecen; todo est¨¢ en manos de Dios; abandonar este mundo como m¨¢rtir es un honor y ¨Den una concepci¨®n del tiempo diferente¨D lo importante no es ver con los propios ojos la ¡°liberaci¨®n de Palestina¡±, sino contribuir a que acabe sucediendo. Uno de los ejemplos que suelen poner en las conversaciones es la expulsi¨®n de los cruzados, hace un milenio.
Mientras que Israel habla de Ham¨¢s como una lista de la compra que ir tachando y sin papel alguno en la Gaza de posguerra, los palestinos ven un impulso in¨¦dito hacia la reconciliaci¨®n entre facciones. Dalal Iriqat, profesora asistente palestina de resoluci¨®n de conflictos y diplomacia en la Universidad ?rabe Americana (con sede en la ciudad cisjordana de Yen¨ªn), visualiza un Ham¨¢s ¡°m¨¢s pragm¨¢tico¡±.
Hace dos semanas, y con todo el escepticismo que provocan casi dos d¨¦cadas de pomposos anuncios incumplidos, firmaron en Pek¨ªn un pacto de unidad nacional. ¡°Ham¨¢s es una realidad, un poder que existe. M¨¢s exclusi¨®n siempre genera m¨¢s radicalizaci¨®n, y solo nos llevar¨ªa a otro 7 de octubre¡±, el ataque sorpresa (casi 1.200 muertos y 251 rehenes) que desencaden¨® la guerra.
¡°Ham¨¢s tiene dos opciones. O reconocer el derecho de Israel a existir o seguir sin hacerlo, pero a¨²n as¨ª adoptando un enfoque m¨¢s pragm¨¢tico. No hace falta que est¨¦n representados en un Gobierno de unidad nacional para que sus posturas lo est¨¦n¡±, apunta por tel¨¦fono tras recordar que el movimiento islamista ¡°ya reconoci¨® en cierto modo¡± en la pr¨¢ctica la existencia de Israel cuando decidi¨® participar (y ganar) las elecciones de 2006 y modific¨® su carta fundacional, en 2017. Incluso con los bombardeos en Gaza, Haniya reiter¨® su disposici¨®n a un Estado palestino en las fronteras de 1967, en vez de en ¡°toda Palestina¡±, la denominaci¨®n que incluye a Israel.
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